Espiándola

Cuando Luna me dijo que iba a quedar con Lady tuve que seguirla y ver lo que hacían.

No podía evitarlo, solo pensar en que había quedado con su Lady, con su "amiga sexy y provocativa", no dejaba de pensar en eso. Nunca la había visto, pero siempre me la describía como una mujer voluptuosa, con un pecho enorme y bonito, le decía que no podía ponerse menos de una 120 y de copa grande porque le hacía daño la presión sobre sus senos. Nunca le había mandado ninguna foto desnuda, pero todo lo que sabía y había visto de ella me lo explicaba con tal lujo de detalles que me ponía a mí también a mil al oírla.

  • Tiene una piel muy blanca y seguro que es muy suave, más que la mía - relataba Luna lo que pasaba por su imaginación -. Que al pasar mis manos rodeando sus curvas, empezando desde sus hombros, sobre sus senos, seguro que se erguirían todos los pelos de mi cuerpo y del suyo.

Hacía unas pausas en su relato que me hacían imaginármelo con todo lujo de detalle. La piel tersa, erizada de excitación y con esas curvas, esas montañas que no hay quien las abarque, pero si quien las disfrute al acariciarlas.

  • Bajando con mis uñas desde debajo de sus pechos hacia su vientre.  Que seguro que ella se estiraría por el roce de mis uñas, al sentir las yemas de mis dedos rodeando su ombligo. Hinchando sus pechos, endureciendo sus pezones, levantando sus caderas y curvando su espalda.

Se erguía igualmente mi miembro viril mientras ella me lo contaba y ella se sonreía y seguía. A veces hasta podía oler su sexo mientras me lo contaba. Seguro que lo hacía para provocarme. Bueno, a mí y a ella. Porque le gustaba verme excitado a mil a su lado.

Imaginándome aquella situación, imaginándome los sonidos de placer que saldrían de la garganta de Lady mientras Luna tocaba su vientre. Mientras le excitaba con sus dedos y le observaba detenidamente como se mojaban sus labios con las caricias. Mientras daba suaves paseos con sus uñas y sus yemas entre sus caderas y su ombligo. Haciéndole separar sus piernas deseando más.

  • Su pelo es más fino que el mio y seguro que su pubis me hace cosquillas por la lengua mientras la recorro. Seguro que el roce suave de mi lengua le hace producir mucho flujo que llena mi lengua y mi boca de sabor. Con un sabor dulce, agradable y que un olor seductor y morboso.

Yo a veces hasta cerraba los ojos centrándome en todas sus descripciones. Para sentir ese olor y sabor que ella tan claramente me explicaba. Ese sabor y olor a sexo, placer, morbo, que al sentirlo te hacen excitarte más aún y desear más aún. Explorar más a fondo cada recoveco de su sexo con la lengua extrayendo todo su jugo, oliendo su aroma y escuchando como sus gemidos se hacen más audibles, como sus gemidos se hacen más apasionados a cada pasada de la lengua por su sexo abierto y húmedo. Masturbando su clítoris con la lengua durante dos minutos escuchándola gemir hasta casi gritar.

Imaginando y sintiendo todo eso mi verga apuntaba al cielo, enarbolaba todo tu tronco firme y recio, tieso y terso y Luna la agarraba fuertemente y la acariciaba suavemente.

  • Su culo también es grande, hermoso y redondo. Seguro que también tiene la piel suave como el culito de un bebe. Que lo puedo acariciar durante horas y no me canso. Separándole los glúteos y oliéndole. Pasando mi lengua por los glúteos y luego por en medio. Escuchándola estremecerse y ver dilatarse su esfínter con mi lengua.

Veía como lamía y mordisqueaba sus glúteos, grandes y hermosos. Sentía como su piel suave se podía deslizar por mis manos y aquella carne se apartaba mientras su lengua bajaba poco a poco, dejando saliva y sintiendo el sudor frío de Lady. Olía ese cuerpo pidiendo ser poseído, pidiendo ser saciado de placer por la lengua de Luna.

Según lo iba contando me agarraba más fuerte y movía mi verga arriba y abajo sin parar. Hacía que mi cuerpo vibrara con sus caricias y mi respiración se entrecortara de excitación.

  • Lamer su ano dilatado con el suave toce de sus glúteos en mis mejillas y meter mi mano por su rajita húmeda y empapada, llenando mis dedos con la humedad de su sexo dulce y ardiente.

Oía como sus manos recorrían su sexo, sacaban su dulce jugo gota a gota por sus manos, mientras Lady gritaba de placer. Su lengua se metía dentro de su culo y sus dedos dentro de su vulva. Y podía oírla gritar de placer.

Pero lo que oía eran las manos de Luna, que mientras me lo contaba se había metía dos dedos por su coño y los movía sin cesar. Así su voz se había silenciado casi un minuto mientras imaginaba el culo de Lady pidiendo más placer.

Luego me lo paso Luna su mano por la nariz para que la oliera y por la boca. Metiendo su mano en mi boca para que saborease sus jugos como si fueran los de Lady.

  • Poder saborear su flujo humedeciendo mis dedos con el calor de mi saliva y su líquido lubricante natural. Que luego metería en su ano para que sintiera su otro interior.

Agarró mi verga con su mano caliente y empapada con su flujo y me empezó a masturbar con las dos manos, recorriendo me toda la verga como si estuviera penetrándola.

  • Sintiendo todo su interior apretándome; agarrándome; poseyéndome; sin dejarme salir de dentro de ella mientras gritaba, y me pedía cada vez más. con casi toda mi mano follando la, tocándole el fondo de su ardiente sexo.

Luna me masturbaba con fuerza y apretando con sus manos toda mi verga, echando saliva en mi glande y haciendo del roce de sus manos sobre el capullo un sin fin de orgasmos en mi cuerpo.

  • Sacar uno de mis dedos empapados de mi coño y sin dejar de masturbar la por toda su vulva, meterse lo suavemente por el ano.

Así lo hizo conmigo. Metió su dedo índice por mi ano, apretando en la base de mis testículos. Colocó mi glande entre su lengua y su paladar. Y agitó salvajemente mi verga, mientras yo gritaba de placer, vibraba todo mi cuerpo, temblando con su boca y sus dedos. Empujando en mi próstata, golpeando sus manos con mis testículos.

Fuerte y sin parar.

  • Moverme fuertemente dentro de Lady hasta oír la correrse.

Hasta que con uno de mis gemidos más profundos, saltó un chorro de semen de mi polla. Que saciaron la sed de placer de Luna.

Así conseguía que me corriera imaginándome lo que ella le haría a Lady. A su dulce y adorada Lady. A su deseada amante Lady.

No podía evitarlo. Pensar en la lujuria que tenía Luna. No podía dejar de pensar en las ganas que tenía de conocerla y en darle un beso con sus labios apasionados.

Así que tuve que seguirla, que espiarla para verla sexy, feliz y excitada.

Salió de casa con una camiseta escotada, con una suave tela negra fina que le transparentaba el sujetador. No le hacía falta, pero a ella le avergonzaba ir sin sujetador, porque decía que sus enormes pechos estaban un poco caídos, pero no era cierto, la realidad es que hay cosas que ni con cirugía, ni con un milagro. Aquellos preciosos pechos, grandes y hermosos no pueden flotar más de lo que lo hacen. Ya intento masajeárselos todos los días para que estén así, en forma, preciosos y suaves.

La aureola grande y redonda protege sus pezones, duros y hermosos. Unos pezones que al endurecerse tenían la forma perfecta para sorber de ellos el calor y la pasión de su cuerpo. Solo un leve roce de su pecho por el mío ya provocaba una excitación salvaje. Y se notaba que estaba excitada por su primera cita. Se marcaban sus hermosos pezones en la camiseta como si no llevara sujetador.

Abajo llevaba las mayas negras, que tanto se le ceñían al cuerpo, le marcaba todo su cuerpo como si fuera desnuda, se le podía ver cada una de las curvas de sus muslos y de sus glúteos. Y encima se había puesto el tanga, al verla de espaldas se le notaba la ausencia de marca. Así que conociéndola seguro que llevaba el tanguita rojo, que tapan poco más que su Monte de Venus.

Estaba claro, estaba dispuesta a todo, estaba dispuesta a comprobar si el deseo de Lady era tan fuerte como decía, si el calor que le provocaban sus palabras a distancia era tan fuerte como el verla cara a cara y respirar su aroma y sentir su piel y besar sus labios. Estaba dispuesta a hacerle sentir a Lady que era virgen y que por primera vez disfrutaba del sexo con alguien, con ella. Porque eso sí que sabe hacer.

Cuando llegó a la terraza donde había quedado con Lady le mostró su enorme sonrisa. Prácticamente al unísono se repasaron la una a la otra mientras se acercaban. No cabía duda, Lady deseaba también conocerla mucho mejor.

Un poco más bajita pero con el pecho algo más generoso como decía, también llevaba un escote muy pronunciado y provocativo. Un pelín rellenita, lo justo para que sus curvas llamaran la atención a cualquier persona. Tenía un cuerpo hermoso y con curvas que incitaban a pecar, a ser lujurioso. No había pecado capital que no se pudiera hacer realidad en su cuerpo. La envidia por tener ese cuerpo, la lujuria de poseer lo, la gula de comérselo todo, desde los labios hasta los pies, desde la vulva hasta el esfínter, comer de ella cada centímetro perverso de su cuerpo.

Abajo llevaba una falta negra larga con flecos desnivelados, hasta los pies y no creo que llevara nada debajo, con sus sensuales movimientos parecía que deseara darle el primer beso con los labios de su sexo. Con los movimientos de su cadera la falda se balanceaba llamando a que la levantaras y miraras el regalo que tenía dentro.

Cuando las dos se juntaron por fin, Luna el arreó un beso en los labios que Lady no se esperaba, la rodeó con sus brazos mientras Lady dudaba que hacer y donde posar sus manos. Cuando reaccionó cerró los ojos y pasó sus manos por la cintura hasta poner las manos por debajo de las caderas.

Apretadas una contra la otra, sus pechos estaban unidos y sus labios enlazados con el calor.

Yo no podía evitarlo, tuve mi primera erección tan solo de verlas saludarse.

Por fin se separaron y se saludaron con una preciosa sonrisa de placer y de felicidad. El sujetador de Lady era también fino y no pudo evitar que no se le marcaran los pezones. Ella estaba más excitada que yo. Pero es normal entre que es un poco vergonzosa y el haber probado esos labios, es normal que estuviera roja y super-excitada.

Como es normal al volver en sí, se dieron cuenta de que las estaban mirando todo el mundo que pasaba. Lady agachó ligeramente la cabeza. Pero Luna no pudo más que decir:

  • Joder, me vuelves loca.

Se sentaron y no paraban de mirarse la una a la otra, de proceder un elogio con otro, un latido de corazón con un latido del pecho, un cosquilleo en el estomago con unas gotas de humedad en los labios. Se pasaron rato hablando y piropeándose mutuamente:

  • Estás increíble Lady, no esperaba que me gustaras más en persona que las fotos de tu correo. Me dan ganas en todo momento de besarte y acariciarte.

No parecía que se les escuchara mucho, porque la distancia a las demás mesas era la suficiente como para tener que pegar el oído sin disimular, y nadie parecía hacerlo. Aún y así Lady seguía un poco avergonzada como si les pudieran escuchar, como si pudieran saber lo que pasaba por su cabeza, como si pudieran oler la excitación que le provocaba entre las piernas los piropos y las caricias de Luna.

No dejaba de pasarle las yemas de los dedos por el brazo, desde la muñeca hasta los hombros.

  • Me encanta tu sujetador, así puedo ver si te excita lo que te hago. Lo que te provoca las caricias a dedos y las costillas de mis uñas.

  • Ya, pero como no pares, voy a terminar manchando la falda. Me encantan tus manos y como me acaricias, como me haces sentirme deseada. Pero como no pares, voy a tener que ir a limpiarme.

  • ¡¡¡Vamos!!!

Luna se levantó y tiró de su mano. Se la llevó al  baño, la metió cerrando la puerta tras de sí, las dos en el mismo, le besó de nuevo y fue levantándole la falda poco a poco, hasta llegar a tocar su piel. Apretada contra la pared fría, sentía los calientes labios de Luna que la follaban viva. Era una forma de besar que no le dejaba más que respirar de ella misma y alimentarse de su propia saliva. Subió su mano por los muslos hasta tocar su rajita empapada. Al sentir que no llevaba bragas y que estaba tan mojada con aquel beso a Luna le dio un subidón de excitación. Le recorrió todo el cuerpo una corriente que le hizo vibrar más y puso sus pezones completamente tiesos. Su sexo empezó a moverse, caliente y cachondo. Le levantó la falda y le pidió que se sentara. Se colocó en el borde del wáter y Luna se arrodilló entre sus piernas. Miró los labios de Lady y los separó ligeramente con sus dedos. Incrustó su lengua dentro, hasta el fondo dejándola allí durante varios segundo, saboreando los jugos sexuales y amorosos de Lady. Sacó la lengua lentamente y empezó a moverla de arriba a abajo, con largos lametones que recorrían toda su raja, toda su vulva, acabando siempre con la punta de le lengua levantando en el aire el clítoris y dejándolo caer. Provocando unos dulces gemidos a Lady que le hacían quebrar la voz.

  • Sigue mi vida - le rogaba Lady complacida.

  • Que hermosura - susurró para sus adentros y clavó su lengua entre sus labios mojados y los separó mojando sus suaves mejillas.

Lady levantó del todo su camiseta y la metió en su boca para no empezar a llamar la atención con sus gemidos. Sentía como la lengua de Luna la recorría entera y le hacía vibrar. Metía tu clítoris en la boca y sorbía hacía dentro. Abría su clítoris con la lengua lamiendo todos sus recovecos. Lady se estiraba, se removía en el asiento mientras Luna la agarraba con fuerza para que no se alejara de sus labios y pudiera recorrer su clítoris una y otra vez.

Levantó la mirada y vio los enormes senos de Lady que casi se salían del sujetador con todos aquellos movimientos. Metió las manos por debajo, levantando el sujetador hasta dejarlos libres. Enormes, grandiosos, cayeron apuntando con sus duros pezones a Luna. Luna los agarró con sus manos, sin poder abarcarlos enteros y los apretó hacía su cuerpo, levantándolos y agarrando con el pulgar y el índice sus pezones, estirando de ellos hacía fuera. Se alzó ligeramente y lamió uno de esos pechos, sorbiendo y metiéndose en la boca el seno y bajando esa mano para meterla en la vulva gloriosa de Lady. Metiéndole dos dedos dentro de su coño y masturbando su clítoris con el pulgar.

Un orgasmo tras otro, durante cinco minutos largos y salvajes en los que dejó en la camiseta la marca de los dientes y la saliva del placer.

Luna paró, sonriente y complacida porque sabía lo que había disfrutado su amiga, porque sabía lo que suponía que le devoraran así.

  • Mejor nos salimos, que si no vamos a llamar la atención. ¿No crees?

  • ¿Qué? ¿Quién? - Lady no sabía ni donde estaba - Si, mejor.

Durante unos minutos su cabeza había entado en muchos sitios, en mil paraísos. Pero nunca en la cuarto de baño de un bar. Cuando volvió en sí se quedó cabreada y con ganas de seguir Lady.

Le dijo que salieran a desganas, porque nunca le había hecho disfrutar tan rápido ningún hombre. Sabía que quería probar esa lujuria, pero no esperaba que disfrutara tanto.

Al salir se fue Lady directamente a la barra a pagar.

  • ¿Qué haces? - le preguntó Luna - No quiero que me invites.

  • No esto no es una invitación, es que quiero que nos vayamos porque ahora ya no puedo parar. Deseo más de ti, deseo darte tanto como tú me has dado.

Luna se hinchó, se subió su autoestima por las nubes. Era lo que más le gustaba, saber que había hecho disfrutar a su compañera de juegos, que había hecho llenar a su amiga de placer. La sonrisa de Luna era la misma que le veía cada vez que mi semen saltaba del pene.

Y era una de las cosas que me hacían más feliz, casi tanto como verla correrse, me gustaba correrme yo para verla así de feliz. Para ver aquella sonrisa que iluminaba todo su rostro.

Se fueron a casa y no les duró nada la ropa, ya en el ascensor habían estado besándose. Así que el calentón que tenían por dentro era tan fuerte que una a la otra fueron casi rompiéndose la ropa.

Ya en la habitación Lady hecho a Luna contra la cama y le puso una venda en los ojos. La había dejado adrede en el borde de la cama porque es el juguete que más le gusta. Luna, se dejó hacer. Tumbada en la cama, Lady se arrodilló a su lado y la besó de nuevo, no paraba de levantar los labios hacía arriba, separaba su lengua de sus labios y Luna subía, deseosa de más.

Se estremecía de un lado para otro, disfrutaba y sufría. Quería más, sin parar.

Lady, acercó su cuerpo hasta dejar que uno de sus pechos se posara encima de los senos de Luna, lo cogió con su mano y fue pasando aquella aureola hermosa y dura por el pecho y lo fue subiendo por el cuello, rozando la barbilla de una Luna ansiosa de probarlo, y con la boca abierta sintió como lo posaba en sus labios. Sacó la lengua y empezó a jugar con él, cerró los labios y lo chupó como una niña y sorbió hacía dentro. Lady la sacó de su boca, subió un poco más para poder posar su otro pecho en los labios y Luna volvió a jugar con él.

La mano de Luna se posó sobre los muslos de Lady y empezó a recorrerlos, pasó la mano subiendo poco a poco hasta los glúteos, eran suaves y le excitaban más. Seguía lamiendo del pecho de Lady y su piel mostraba su excitación. Bajó por las caderas, recorriendo la ingle y encontrando por fin sus labios. Metió dos dedos y acarició su clítoris, escuchando un leve gemido de Lady que inmediatamente se retiró para atrás.

La había perdido de su alcance, no sabía dónde estaba, y a los pocos segundos sintió como volvía a subirse en la cama. Se colocó encima de ella colocando sus pechos encima de los de Luna, jugueteando unos contra los otros. Le agarró de las muñecas con sus manos y las dejó arriba, para que Luna no pudiera tocarla. Deseando agarrar a Lady por las caderas, pero frenando ese deseo porque ella quería jugar. La besó profundamente durante unos minutos. con un beso limpio y dulce, pasional y enamorado.

Bajó su cuerpo pasando su pecho por el vientre y las caderas. Separándole las piernas y dejándole que tuviera sus labios abiertos, esperando su primer beso. Volvió a subir dejándola así y colocándose sobre su cuerpo. Besándola en los labios excitada y caliente. Bajó por el cuello con la lengua y Luna tuvo que agarrarse con las dos manos al cabecero de la cama. Lady pasó sus labios por su cuello y le mordió como un vampiro sediento de sangre. Luna no pudo más y lanzó un gemido de deseo. Lady bajó su lengua para lamerle los pechos, jugueteó con la lengua en ellos unos segundos y siguió bajando. Pasó por su ombligo dándole escalofríos y por fin sintió como la lengua llegaba a su clítoris, ardiendo de placer, hasta casi llegar a los 80 grados de temperatura, pasó su lengua por dentro de los labios y casi le hizo gritar. Empezó a masturbarla con sus dedos y su lengua sobre el clítoris sin parar y Luna se soltó, agarró la almohada y la tuvo que morder para que los gritos no se oyeran.

Empapada y sudando de calor, lujuriosa y llena de deseo, se corrió en un orgasmo que le hizo cerrar las piernas y dejar enganchada a Lady dentro que no paraba de lamerle y provocarle más orgasmos.

Se quitó la venda de los ojos y le rogó que parara ya, porque sino la iba matar de placer... Le cogió de la cabeza y se miraron sonrientes...

  • Así que no querías parar eh!

Luna se echó encima de Lady y le dijo que ahora se vengaría ella. Se colocó entre sus piernas y empezó a comerle entera, girando de un lado para otro, pasándole la lengua por cada milímetro de su rajita sin parar, por el clítoris y su vulva, por el esfínter y más adentro. Haciéndole que cada pasada de su lengua se estremeciera y se dilatara, se abriera y cerrara sin parar, deseando cada vez más y más. Gimiendo e hirviendo toda su sangre.

Luna cogió su rabbit, su consolador con orejitas que tanto placer le daba, lo lamió y empezó a masturbarla a Lady con él. Primero masturbándole el clítoris y después penetrándola por la vagina recorriéndola milímetro a milímetro mientras lamía su lengua y le hacía correrse sin parar. Estremecerse y estirarse su cuerpo sin cesar y gimiendo por no tener los labios que antes la hacían callar a besos.

Lamía su clítoris con dulzura, dejando caer la saliva de su boca por la raja, hasta llegar al rabbit que estaba moviéndose lentamente por dentro de ella. Sacaba el juguete empapado y lo chupaba para disfrutar del sabor de Lady, lo saboreaba y lo volvía a meter de nuevo. Abrió su boca del todo, sacó la lengua y devoró el clítoris y el Monte de Venus. Con todo su sexo dentro de la boca, no dejó de mover la lengua por su clítoris mientras iba moviendo el consolador hasta el fondo de las paredes de Lady.

El jugo de Lady caía por el rabbit mientras se corría una y otra vez. Encontró el punto que Lady se saciaba de sexo, gemía y gritaba y Luna salió de entre sus piernas y fue a besarle.

Con las orejitas del rabbit le masturbaba el clítoris y se movía por dentro, intentaba besarle mientras gemía pero le costaba infinidad de esfuerzo. Le hacía que se corriera sin parar, que disfrutara de tantos orgasmos como siempre deseaba. Lo sentía dentro, como el glande iba poco a poco separando las paredes de tu cuerpo interior, como llegaban al fondo y le levantaba por dentro, sacándole un gemido mudo y saliendo nuevamente poco a poco, con el consolador empapado que se resbalaba por dentro de su coño empapado de placer. Hasta que no pudo más y le pidió que parara.

  • No, ahora es mi venganza - se sonreía Luna, mientras le oía correrse.

  • Aaaaaaaaa, aaaaaaaaa. Para por favor. Aaaaaaaaa, no puedo más, no puedo más.

  • Si que puedes, tu pecho que me pide que lo chupe dice que si puedes más.

  • Dios, joder, no pares, no pares, no pares. Aaaaaaaaaaaaaaaa. Para, para, para... Me corro, me corro,...

  • Entonces quieres quieres que pare ahora?

  • No, aaaaaaaaaaaaa, dame más dame más dame más....

Se colocó entre sus piernas se las levantó y enganchó el rabbit entre sus labios y sus muslos, en lugar de cogerlo con sus manos lo metió entre sus piernas, mientras seguía dentro de Lady. Colocó sus pies sobre sus senos y metió su pulgar en la boca. Empezó a comerle el dedo gordo del pie y apoyándose las manos junto a sus caderas, empezó a mover su cuerpo como si se le estuviera follando. Con las orejitas del rabbit le masturbaba el clítoris, moviéndoselo de un lado a otro, mientras le penetraba hasta el fondo.

  • No, por dios, los pies no.

Con los movimientos salvajes de su penetración el rabbit se movía por clítoris, provocándole a ella un placer caliente entre sus labios.

  • Para, por favor, no puedo más correrme, no puedo correrme más. Aaaaaaaaaa. Te quiero, pero por lo que más quieras para... Aaaaaaaaaa

Con ese último “Te quiero” Luna se corrió también en el rabbit. Las dos se quedaron allí en la cama tumbadas una al lado de la otra. Con sus vulvas latiendo para que la sangre volviera al resto de su cuerpo. Con sus rostros felices, sonrientes, complacidos y placenteros.

Se quedaron media hora descansando en la cama y susurrándole la una a la otra al oído lo feliz que le había hecho, el placer infinito que le había dado. El problema vino cuando se quedaron durmiendo las dos y al despertar Lady ya no podía coger el tren de vuelta para casa.