Espiando vuelven los recuerdos (fragmento)

Traducción de un fragmento de "Escándalo en venta" ("Scandal for Sale", de Lizbeth Dusseau) ofrecido libremente por PF

Escándalo en venta (fragmento)


Título original: Scandal For Sale (c) 2001

Autora: Lizbeth Dusseau

Traducido por GGG, diciembre de 2001

La última noche, observé desde la puerta abierta de la sala de costura como Eddie - un motero de seis pies y tres pulgadas (unos 1,90 m) con perilla recortada y cola de caballo - esposaba con cuero las muñecas de Jane. Me toco como lo hacía él - recordando. Recordando no los hombres que me esposaron sino la experiencia de humillarme por mi misma y descubrir mi sumisión. Después de colocarle una venda en los ojos, Eddie le quitó la ropa - como si fuera una danza erótica, haciendo volar los trozos hasta el suelo como si fueran velas, ondeando en la nada. Su cuerpo de piel oscura brillaba - se había empapado la piel con aceites. La había visto justo antes de que el Amo llegara. Desnuda, parecía como si se hubiera fundido en la cálida luz amarilla de sus dieciséis velas ardientes. Estaba hipnotizada, pensando que agradable sería poner mis manos sobre ella de la forma que Eddie lo hacía; o besar sus mejillas de la forma en que los labios de Eddie besuqueaban la tierna superficie.

Él tenía un rollo de cuerda, enrollándola alrededor de su cuello de modo que me estremecí - temía que ella pudiera estrangularse. Jane respiraba, fácilmente, mientras las cuerdas daban vueltas a su torso y sus senos, bajaban a sus saludables caderas y a sus vigorosos muslos. Él hizo valles en su piel, fisuras profundas, muescas que durarían días. Sus pechos sobresalían entre dos cuerdas que los aprisionaban y que modelaban extrañamente los orbes en conos antinaturales de carne dura. En sus puntas los pezones se erguían en pie, vueltos púrpura. Debían ser sensibles a sus toques. Cuando pellizcó los pequeños bultos, su cuerpo se agitó mientras un jadeo silencioso brotó de su boca.

Yo también jadeaba, mi coño estaba deseando ser acariciado.

Cuando Eddie terminó su intrincado trabajo de diseño, la forzó a echarse sobre la parte de atrás de una silla. Podía ver como su poder aumentaba teniéndola bajo su control, y como Jane se lo estaba cediendo. El simple trueque funcionaría durante la siguiente hora, supuse, pero probablemente no mucho más. Deslicé con ella el pasador de la rendición, deseando estar atada. Recordaba estar en un poste en la suciedad del suelo de una bodega y abandonada. ¿Podía ser ella tan débil, tan servil para encontrarse en la misma situación de privación?

Eddie se afanó de nuevo, atando el cuerpo de Jane a la silla de su sala de estar, dejándole poca libertad de movimientos, ni el menor resquicio, ni aún la más ligera contorsión, para escapar al dolor de sus látigos.

Cuando empezó a golpear su cuerpo - su espalda y culo - me tumbé en el catre de mi cuarto de costura y me manoseé la raja. Recordando, estando allí, poniéndome en el lugar de Jane, dejando que el torbellino repentino de energía trabajara sobre mi agujero hambriento. Se cerraba en vacío, pidiendo a gritos algo para llenarlo. Miré a mi alrededor, mis ojos se clavaron en una botella vacía de cerveza, de cuello largo, que se convirtió en la polla que necesitaba.

"Eso es, nena," animaba Eddie a la quejosa Jane mientras sus látigos y paletas y gato trenzado transformaban su espalda y su culo en una lámina carmesí hecha jirones. Imaginaba que era yo a quien estaba incitando, yo la azotada, flagelada y zurrada. Gemía para mí misma, la botella de cerveza haciendo el truco de llevarme adelante hacia el fin. Esperé, me contuve, dejé que la fantasía decayera y fluyera. Había tomado la decisión de correrme con ella, de escuchar el sonido de su aliento y el graznido de protesta que no significaba nada, sentir su cuerpo subir y caer, sentir el dolor, los espasmos de escozor, y la apremiante necesidad de dejarse ir.

¿Me sentía ella a mí, también?

Me agité sobre la cama contra el almohadón con la botella de cuello largo en la mano, avanzándola desconsideradamente en la cavidad, atacando con dureza.

El ritmo entre el Amo y la sumisa se hizo salvaje y errático. Jane luchaba contra las cuerdas, gritaba cuando el gato mordía su piel, y entonces, de repente, toda la representación cambió de estilo y forma... se estremecía profundamente, se corría, se corría en los dedos de Eddie, su agujero chorreando jugos. Mi propio coño saltó, cubriendo el cuello de la botella con un líquido espumoso y finalmente aplacándose - cuando Jane se calmó, mientras Eddie aflojaba y se retiraba.

Aflojados unos cuantos nudos la empujó contra el suelo donde se arrastró hasta el espacio entre las dos piernas separadas de Eddie y empezó a mamar su expuesta erección. Le adoró durante tres minutos de sexo a boca abierta - lamiéndole y besándole y dejando que penetrara en su garganta.

Cerré la puerta para darles intimidad, y terminé mi escena en el silencio del cuarto de costura, escuchando las risitas y carcajadas que ponían fin a la suya.

Mi fantasía ha estado tirando de mí desde entonces, extendiendo su mano huesuda, con un dedo curvado en mi dirección, implorándome que la siga. ¿A dónde? ¿Dónde iría una antigua esclava a encontrar satisfacción sexual si no quiere volver a entregarse? Hago la pregunta, pero no obtengo respuesta.

Me sentaré erguida y esperaré. En el pasado, las soluciones adecuadas han venido a mí - perdón, adecuado no es probablemente la palabra que deseo poner aquí. ¿Quién puede decir si algo de lo que he hecho ha sido adecuado para mí?