Espiando a una amiga

¿ te gustaría ver coger a tu amiga de la infancia?

ESPIANDO A UNA AMIGA.

Este es el primer episodio de una serie sobre tres amigas de cuarenta y pocos. Las historias son independientes. Te pueden pasar a vos.

Amigas 1.

Silvia quiere que el hombre acabe, está empalada por el falo masculino, le cabalga con rapidez, mientras se acaricia el clítoris para acompañarlo en la explosión del sexo. Empieza a irse y las contracciones de la vagina hacen que la leche del macho salga como un geiser.

Quedan acostados tomados de la mano. Son amantes hace muchos años, ella se separó a poco de conocerle. Él la mira con una sonrisa : " ¿Querés saber lo que está haciendo Natalia con Pedro?"

Asiente con la cabeza, quiere ver cómo coge su amiga, la más elegante de todas, entre rubia y pelirroja , con un cuerpo de modelo a pesar de los años. Siempre la admiró, Silvia se sabía atractiva, pero había sido la "negra", la morochita", su piel declaraba su ascendencia india. Sus padres, tucumanos, ricos, pero con ese color de bronce que tienen muchas personas del interior. También la apodaban la "melones", por el tamaño de las lolas desde su adolescencia. Al cumplir los cuarenta se había operado para reducirlos y dejarlos más erguidos.

Sin hacer ruido se acercan al salón. La puerta está abierta. Desde que se ha divorciado, Natalia ha cambiado, no habla más que de coger. Así que Silvia ha preparado una cena en su apartamento, para ella, su novio Sergio y un amigo de este: Pedro. Han comido, bebido ( mucho) y bailado. Se ha ido a su alcoba con Sergio, dejando a la otra pareja besando y acariciándose. Ahora vuelven a ver qué están haciendo.

Se queda impresionada. Natalia de rodillas, apoyada en el respaldo del sofá, disfruta las embestidas del hombre. La oye gemir como gata en celo. Cuando Pedro comienza a darle azotes en las nalgas, sube el tono, perdiendo la vergüenza, y sus "más duro", "métela hasta el fondo", "así, así" se confunden con los "puta", "guarra", "yegua" que casi grita el hombre.

Le enciende la escena y cuando agarra el pene de Sergio, se da cuenta que le está ocurriendo lo mismo. El coito es largo, parece no acabar, y cada vez los movimientos y los gritos se hacen más fuertes.

Pedro saca la verga, está enorme y dura. El látex del forro brilla por la humedad femenina.

Natalia se vuelve, queda mirando la pija y saca la el preservativo. Se lleva el glande a la boca. Lo lame, cuando nota que va a estallar, lo pone en la mano, lo menea hasta que un chorro de semen le inunda los pechos.

Silvia está empapada, y el arma que tiene agarrada parece querer volver a entrar en guerra. Marchan al dormitorio, se coloca como su amiga para recibir las embestidas del hombre.

Los cuatro están sentados alrededor de la mesa, toman el último gin- tonic, Silvia susurra a Natalia:

" Te he visto coger. Nunca pensé que te gustara tanto"

" Yo, tampoco. Mi marido no me hacía gozar así. He salido ganando"

Se sonríen, es bueno tener amigas