Espiando a mis padres

Como gozo y disfruto viendolos follar.

Hola, soy un chico de 18 años. Mis madre tiene 46 y mi padre 45. Mi madre, a pesar de su edad es bastante guapa, tiene unos labios carnosos que me ponen a mil, unas tetas enormes, y un culo grande marcado por la celulitis. Tengo como afición escucharles a escondidas mientras follan y masturbarme mientras. A tal llegó mi obsesión que un día, gracias a un colega, me hice con una cámara secreta que logré poner en el dormitorio de mis padres sin que se dieran cuenta. El día de nochevieja me fui a casa de un amigo de fiesta, dejándo la cámara preparada para que grabara todo su espectáculo.

A los dos días, en cuanto pude y estuve en casa, conecte la cámara al ordenador dispuesto a verlo todo y darme la mejor paja de mi vida. Primero entró mi padre en la habitación, cogió una pequeña estufa que había y la enchufó, seguramente para poder follar desnudos y la mar de calentitos. Se quedó en calzoncillos y entró en la cama. Sacó una caja de condones del cajón y la dejó sobre la mesita. En el vídeo se escuchaba ruido de agua en el aseo de al lado. Seguramente sería mi madre lavándose bien sus genitales y la boca.

Por fin entró ella vestida con un camisón y se metió también en la cama. Entonces empezaron a darse besitos, muy suave y lentamente, que se escuchaban perfectamente. Tan caliente iba yo que aquí ya empezé a masturbarme lenta y suavemente, al ritmo de los besos. Mi madre era una mujer impresionante, daría lo que fuera por meter mi lengua en su cálida boca y sentir el tacto de sus labios carnosos. Los besos se fueron haciendo más rápidos y agresivos, y mi madre ya empezaba a emitir unos gemiditos de lo cachonda que estaba. Luego, mi padre fue bajando su boca por su cuello, hacia sus grandes pechos, amasando su culo y sus piernas, hasta llegar abajo. Ahí le levanto el camisón, y vio el tanguita de quinceañera que llevaba puesto, y que por supuesto no tapaba nada de nada. Lo hizo a un lado, y empezó a masajeale el coño, mientras la besava apasionadamente en la boca. Después empezo a lamerlo esmeradamente, era carnoso y bastante peludo, con un clítorix bastante grando, y pude ver a mi madre cerrando los ojos y emitiendo suspiros de placer. Aquí yo ya tenía la polla a reventar.

Después de esto, fue mi madre la que empezó a llevar la iniciativa, quitándole los calzoncillos a mi padre y empezando a acariciar suavemente los huevos y la polla. Bufff, que bien que sabía hacer una paja, era toda una experta. Cuando acabó el manoseo, le puso el condón a mi padre y ee tumbó y abrió las piernas en posición sugerente y de sumisión. Él no se lo pensó dos veces y se abalanzo sobre ella, bajándole las bragas rápidamente y tirándolas en medio de la habitación. Llevó la punta de su pene erecto a la boca de la vagina y lo metió poco a poco, mientras veía la cara de placer de mi madre. Era una faceta que yo y la mayoría de hijos desconocen de sus madres. No se imaginan a la mujer que les cuida y les quiera espatarrada y con un pene erecto metido en sus entrañas, gozando de placer. El camisón también fue fuera y ahí se encontraban, los dos completamente desnudos disfrutando del sexo, veía al culo de mi padre meter embestidas cada vez más fuertes que hacían temblar la cama, mientras mi madre empezaba a gemir de placer, se la veía fuera de si. Tras unos minutos de mete y saca, mi padre se corrió y quedó tendido encima de las tetas de su mujer, mientras esta le besaba la cabeza.

Pero ahí no acabó todo, esta vez ella se incorporó sobre él, quitándole el condón y limpiandole la polla suavemente con una toallita. Enonces empezó a mamarsela con esos labios deliciosos, chupándole los huevos, dando besos por todo el pene, una mamada como Dios manda, después cogió su miembro y lo llevó hacia sus enormes tetas, que estaban bastante sudorosas, lo puso entre las dos, en el canalillo, y empezó a hacerle una cubana que lo hizo gozar al máximo, dejándolo listo para otro polvazo. Ella se subió encima como una vaquera y buscó la verga de su caballo para introducirla en su coño. Después de esto empezó a cavalgar como una loca, gimiendo y chillando como una puta. yo veía su culo gordo y un poco deforme botar así y casi me corro del gusto, como se movía que contoneo, tenía el capullo apunto de reventar. Mi padre era un cabrón suertuda, que mujeraza. Después ed un rato ella se corrió a borbotones mientras casi chilaba como si la estuvieran torturando o algo, y se abalanzó sobre mi padre para comerle la boca en agradeciento por los orgasmos que le había dado. Después de esto se levantó, y estuvo un rato haciendo ooohh, gimiendo y suspirando suavemente de lo bien que lo había pasado. Fue un rato al aseo, volvió y se puso a dormir.

Fin.