Espiando a mi vecino de 19 años
Por las noches de verano me dedico a espiar a mi vecino David en su habitación. El chaval es bastante fogoso y un gran pajero.
Hola, soy Andres, tengo 25 años y vivo en un pueblo de la sierra de Madrid. Os dejo la primera parte de la historia que comparto con mi vecino David. Además, está publicada con su consentimiento.
En la parte superior de mi casa tenemos una terraza grande que limita con la terraza de los vecinos de la casa de al lado. Mis vecinos son unos señores mayores a los que cada verano visita uno de sus nietos. El chaval en cuestión se llama David, tiene 19 años, moreno de piel, tanto que parece gitano. Tiene un cuerpo marcado, pero sin pasarse. Casi siempre suele llevar pantalones vaqueros cortos o de chándal y camisetas de tirantes que realzan sus músculos definidos. El chaval es un macarra que siempre está metido en problemas en el instituto, es consumidor de marihuana y siempre está de botellón. El típico machito que llega al pueblo y lleva a las tías locas detrás de él.
Es un crio que siempre me ha llamado la atención porque está muy bien, pero siempre lo he considerado un crio. El verano pasado me daba mucho morbo ver sus calzoncillos tendidos en la terraza de su abuela, bóxers y algún slips. Algunas noches de calentura salté el muro de la terraza y pillaba sus gayumbos que utilice para ponérmelos y hacerme unas buenas pajas. Después los lavaba y los volvía a dejar en su sitio.
Mi sorpresa llegó cuando su abuela le comentó a mi madre que su nieto tenía previsto venir como todos los veranos y que este año se instalaría en el último piso, en la habitación de la terraza para estar más independiente. El corazón me dio un vuelvo pensando en la oportunidad que tenia para observar a ese chico que tanto morbo me daba. David llegó y se notaba bastante que había pasado un año desde la última vez que lo vi. Ya no era tan crio y estaba para echarse encima de el. La primera noche estuve acechando desde mi terraza y no pillé nada porque la persiana de la habitación estaba bajada. Pero la noche siguiente, cuando volví de tomar una copa con mis colegas lo primero que hice fue asomarme a la terraza y ¡bien!. Estaba tumbado en su cama con un bóxer de calvin klain negro marcando paquete. Tenía la luz de la mesita encendida y podía ver perfectamente su cuerpo marcado. El muy cabrón se estaba fumando un porro y se estaba rascando la polla con la mano metida por los gayumbos. Poco a poco el bulto se le iba agrandando hasta que alcanzó un tamaño considerable. Entonces se sacó el rabo y comenzó lentamente a hacerse un pajote. Con una mano le daba al porro y con la otra se pajeaba. En ese punto yo tenia la polla dura y echando baba por la punta. Yo también comencé a meneármela mientras que el corazón me latía a mil por hora. De repente el chaval apagó la luz y no pude ver nada más. A los pocos minutos oí como se corrió con un fuerte jadeo. A esas horas de la noche y en el último piso de la casa, nadie oiría nada excepto yo. Cuando termino de correrse y sin apenas tocarme, un chorro de semen salió de mi polla y se estampó en el pequeño muro que dividía las terrazas.
Al día siguiente me lo tropecé en la calle y nos saludamos. Cuando me dio la mano pensé en la paja que se hizo la noche anterior y la imagine llena de lefa escurriéndole por entre los dedos y mi polla comenzó a despertarse. El iba un poco colocado, seguro que había estado fumando porros, además olía un poco a alcohol.
¿Qué pasa David, como vas tío?.
Nada, de vacaciones con los abuelos. Ya ves
Me alegro tío, si necesitas algo, ya sabes.
Oye Oscar, he visto que tienes señal wiifi en tu casa, ¿me puedes dar la clave conectarme a internet?. Es que me aburro mucho en casa de mis abuelos.
Claro tio, no pasa nada.
Le di la clave para el wifi y lo primero que me imagine fue a David delante del portátil viendo pelis guarras y meneándose la polla. Cuando se fue me di cuenta de que yo estaba todo burro, con un gran paquete marcado en los pantalones de mi chándal.
Después de cenar me subí a mi habitación y salí a la terraza y justo como pensé, allí estaba David, sentado frente al ordenador. Llevaba puesta una camiseta de tirantes negros que marcaba su tórax y un pantalón de chándal. Desde el muro de la terraza no podía ver con claridad la pantalla del ordenador, entré a mi habitación y pille unos prismáticos. El tío estaba chateando en el tuenti y escuchando música. Así estuvo casi dos horas, yo estaba desesperado y aburrido y entraba y salía de mi habitación. De repente miré y vi como se estaba sobando la polla, miré por los prismáticos y tenia fotos de tías guarras en la pantalla. Se quitó la camiseta de tirantes. Madre mía, la luz de la pantalla iluminaba su abdomen sudado, ¡que morbo!, también se bajó los pantalones del chándal hasta los tobillos. Levaba un slip rojo oscuro y se sobaba el paquete por encima. Dejaba de sobarse para poder utilizar el ratón y cambiar las imágenes de las tías guarras. Allí estaba yo, en bóxers, a 5 metros escasos de David, con una mano tocándome el rabo y con la otra sujetando los prismáticos. Impulsado por la fiebre que te produce el morbo, dejé los prismáticos y salté el pequeño muro y lentamente me fui acercando a la ventana abierta de la habitación de David. En la ventana había colgadas unas macetas de su abuela que me servían de escondite. Los dos estábamos a tres metros de distancia. Yo tenía miedo de que David saliera a la terraza y me pillara, pero siempre me daría tiempo a saltar el muro. Aquello era alucinante. David se sacó la polla de slip. Joder que pedazo de rabo, le debía medir unos 18 centímetros. Su mano no paraba de bajar y subir por su polla. Podía ver como por la punta del capullo le comenzaba a salir liquido que el se restregaba por su abdomen. Entonces paró y busco un video porno. Con una mano se hacia la paja y con la otra se tocaba el pecho y se pellizcaba los pezones, cerraba los ojos y echaba la cabeza para atrás del gusto que le daba. Yo estaba arrodillado frente a la ventana, con una mano agarrado a la reja y la otra haciendo una de las mejores pajas de mi vida. Estaba tan excitado que me daba igual ser visto. De repente David comenzó a mirar alrededor, se levantó y me quedé helado, falsa alarma. Se acercó a la puerta de su habitación y se aseguró que estaba bien cerrada. Volvió al ordenador y continuó meneándose la polla mientras iba cambiando de videos porno. Se metió la polla en el slip y se puso a liarse un porro para completar la situación. Mientras que se liaba el porro, recordé que la puerta de mi habitación estaba abierta y corriendo fui a cerrarla por dentro, no quería que mi madre o alguien de mi casa entrara en mi cuarto y me pillaran en la terraza espiando al vecino y con la rabo en la mano. Cuando regresé, David se había quitado el slip y estaba meneándose la polla con gran rapidez con la cabeza hacia atrás. ¡Me daban ganas de entrar por la puerta de la terraza y comerle bien ese pedazo de nabo jugoso que tenia entre las manos y beberme hasta la última gota de su lefa o sentarme encima de él para que pudiera penétrame por el culo. A esas alturas yo tenía toda la delantera de mi bóxer mojada por la excitación que me producía la situación. De pronto oí como empezaba a jadear mirando a la pantalla.
- Ahhhh, siiii, me corro, me corro, ahhhh, ahhhhh.
Vi como estiró las piernas y todo su cuerpo se puso en tensión a la vez que movía rítmicamente las caderas. Seis o siete chorros de semen salieron por la punta de su capullo y cayeron en su abdomen. Él sin parar de menarse la polla, echó la cabeza hacia atrás mientras se corría, hasta que paró y se reincorporó. Cogió los calzoncillos y se limpió con ellos la leche y también la polla. Se acercó a la ventana y yo me asusté mucho por que no me dio tiempo a reaccionar. Le dio una última calada al porro y lo tiró a la terraza. El corazón se me salía del cuerpo, sobre todo al darme cuenta que dejó el slips todo lleno de lefa en la ventana. ¡Tenia que conseguir esos calzoncillos como fuera!. Entonces David, en pelotas salió de la habitación para ir a baño. Aproveché la situación, alargué ligeramente la mano por entre las macetas y pude coger el slip. Con él en la mano salté el muro de las terrazas y me encerré en mi habitación, como si fuera un depredador con su presa en la boca. En la seguridad de mi guarida, baje la persiana y que quité toda la ropa. Cogí en slip y podía ver perfectamente las manchas todavía calientes del semen de Davis. Lo acerqué a la nariz y aspiré ese olor a mancho en celo. Todo el semen huele igual. Pero saber que era de mi vecino, me ponía a mil.
Sin pensármelo, me puse el slip y sentí en mi polla la humedad de la leche de David. Con la mano derecha me sobaba el paquete mientras me miraba en el espejo. Tengo un cuerpo también definido y unas piernas bastante trabajadas por que hago bici. Con los ojos cerrados imaginaba que el paquete que estaba tocando era el de David. Me acosté en la cama y comencé a menearme la polla pensando en lo que había visto, no tardé en correrme, no podía aguantar mucho más. Di tres o cuatro embestidas y me corrí dentro de los cayumbos. Mi semen y el de David juntos, por algo se empezaba.
En breve CONTINUARÁ.