Espere a la noche para vestirme

Primera salida de Mara a la calle. Visita a una amiga en su trabajo.

Quisiera contaros hoy mi primera salida a la calle. Fue una de las noches más bonitas que he disfrutado. Para evocarla, he recuperado del baúl aquella primera ropa de joven y alocada putilla

Espere a la noche para vestirme. Durante la tarde me había depilado dejando mis piernas sedosas y estilizadas. Tras una ducha revitalizante y contemplar mi cuerpo depilado en el espejo dispuse mi vestuario sobre la cama de mi pisito de soltera. Lo primero fue el placer de vestir mis piernas con unas preciosas medias negras con elástico. A continuación un conjunto de tanga negro con cadenilla de plata y sujetador de copa almohadillada con detalles a juego. Para ese día tan especial estrene unos postizos de silicona suaves y muy realistas en mis pechos. Me maquille completa, base máscara, colorete, sombra de ojos, rimel y un pintalabios rojo intenso. Terminé de vestirme. Una camisola de lentejuelas negra y una falda corta con un poquito de vuelo y encaje al filo. Stilettos con lazo en el tobillo y perfume channel nº 5. Al mirarme al espejo salude a Mara.

Mi preciosa niña que nació en mi confusa adolescencia. Ladronzuela y zorrilla que robaba las braguitas a sus vecinas, se había hecho mujer durante estos pocos años. Aun me excito recordando a la niño-ña que se avergonzó y excitó cuando alguna de sus vecinas, mujer de rotundas caderas y poderosos pechos la intuyó más hembra que mariquita humillándola en privado por sus sueños imposibles.

Cogí un bolsito negro y salí, baje las escaleras en una exhalación hasta la calle en busca de mi pequeño coche. Con los nervios se me cayeron las llaves bajo la puerta. Me agache a recogerlas y escuche a un solitario transeúnte

Maricona!!!

En mis adentros un sentimiento de orgullo salio a flote. "Maricona, puta y muy hembra". Nunca espere que a la primera humillación descubriese una fortaleza y un orgullo desconocidos en mí. Al introducirme en el habitáculo, me mire en el espejo. Me encontré realmente atractiva. Peluca de medía melena pelirroja, sombra de ojos acompañando mis ojos verdes, labios perfilados. Tras quitarme los stilettos, arranque el coche. Me esperaban 60 kms. de carretera hasta llegar a mi destino. En la ruta, música disco para una chica bailona.

Llegue a mi destino pasada la medianoche, el boulevard de la carne. En zonas delimitadas, putas y travestís se asomaban de entre los frondosos árboles del parque. Tras un par de rotondas, encontré mi cita, Luna. Travestí brasileña que supo encontrar la hermana que llevaba dentro. Esa noche llevaba un vestido de cuero sintético blanco con lazadas indias en los costados y unas botas blancas de tacones increíbles, tanga de cuero a juego.

Nena, que cambio. Chévere perra!

Aquí me tienes, aparco y me vengo contigo.

Al acercarme al puesto de Luna, bailando mis caderas me sentí poderosa, me sentí hembra. Dos coches cruzaron mi camino. Sentí el latigazo de los clientes

Putona, Maricona!!

Nena danos tu culo y sentirás tres pollas insaciables.

Al llegar a mi amiga, me asombro

Mara, eres una real hembra. Te mueves con gracia y te vistes al gusto.

Gracias –el frío y la excitación me hacía temblar-.

Retirémonos a un banco a platicar algo.

Me sentí totalmente húmeda cuando del brazo de Luna caminamos unos metros hacia el interior del parque. El ritmo acompasado de nuestros tacones y caderas. Nos sentamos las dos en un banco tenuemente iluminado. A nuestro lado paso una puta a curiosear la nueva amiga de Luna. Me valoro como una nueva mercancía y tras un mohín se marcho.

Luna me hablo claro y con la ternura que las "mariconas" solo sacamos entre nosotras. Nuestro mundo era duro, pero cuajado de momentos inolvidables. El primero ocurría esta noche, cuando "Mara" salía del capullo, el próximo… cuando comenzara a sentir el crecimiento de mis pechos. Tras un par de cigarros, nos miramos y nos besamos. Sentí su mano y su aliento. Su lengua entraba en mi boca recorriendo todo mi interior, sorbiendo, mordiendo mis labios, comiéndome el cuello.

Ay Mara puta, puta. Hazme gozar con morbo y vicio. Se esta noche mi perra hambrienta.

La mire viciosa, me senté a horcajadas. Sentí sus manos en mis nalgas, frotando mi falda y mi cuerpo de lentejuelas. Me mordía el cuello. Bese su boca y con mi lengua inicie un recorrido hasta sus impresionantes pechos. Unas tetas bien siliconadas, envidiables.

Luna se subió el vestido y yo me arrodille. Golpeo, su polla mulata mis labios blancos. Al tercer intento la atrape y devore hasta la base aquella masa de carne viva. La excitación al tragar y sacar el olor de aquella polla me excitaba humedeciendo mi esfínter. Mi ritmo era controlado con las manos y la voz de Luna.

Traga nena, traga. Comete la polla de tía Luna. Es leche para tus tetas. Sientes tus pezones creciendo.

En cuclillas recorría aquella verga y su muslamen sedoso, su olor a hembra machorra me estimulaba. Nos incorporamos y me apoye en un árbol. Abrí mis piernas. Luna cacheteo mi culo, separando las nalgas. Sentí el frío de la noche y su miembro húmedo merodeando mi cueva. Masajeaba mi culo con experiencia mientras yo me agitaba.

Despacio Luna. Despacio.

No mi niña. Las putas no eligen.

La embestida casi me desvanece. En mi aturdimiento, oía la voz de Luna, "muévete niña" "muévete niña". Mi cuerpo bailaba a su son y me recobre gimiendo como nunca en mi vida. "Ay la puta, Ay la puta"… Luna se calentaba por momentos. "Come nena, come". El ritmo lo marcaba Luna. Me sentía conducida hacia el máximo placer. Inclinada, el frio sobre mis medias y muslos, el tanga arrebujado en uno de los tobillos. MI cueva ardiendo con las embestidas de Luna. La falda abrazando mis tacones, Las manos de Luna, tirando de mis pezones, y su miembro bombeando placer. En un gesto rápido y preciso, Luna me cogió el miembro y sin poder controlar descargue en éxtasis y gemidos. Sin casi recuperar, Luna desacoplo, se quito la goma y penetro, toda ella, en mi garganta. Su lefa, reboso mi boca, saltando por la comisura de mis labios… Nos tumbamos sobre la hierba húmeda. No paso mucho, Luna se incorporo y mirándome con profesionalidad me dijo:

Mañana hablamos de tus pechos. En dos meses y medio podrías estar trabajando conmigo.