Esperanzas

La vida es injusta...pero al final sabe recompansarte.

Antes que nada me gustaría decir que no es un relato de sexo, sino la vivencia de una mujer...

-Necesito una tila- murmura Isa mientras entra al bar de la esquina de su oficina.

Está nerviosa, sus manos tiemblan de miedo, su marido ha encontrado un número de teléfono y no sabe de quien es, ni siquiera pregunta sólo se dedica a reprocharle que tiene un amante y a gritarle como siempre...

Al fin llega esa ansiada tila y poco a poco va calmándose, pero algo la vuelve a sobresaltar, algo frío que le cae por la camisa de seda que lleva y una dulce voz se apresura a pedirle perdón...

-¡Oh! Lo siento de verdad, que torpe, lo siento, lo siento...

-No pasa nada-dice Isa- un tropiezo lo tiene cualquiera.

-No, no, deja que te limpie.

-No hace falta de verdad.

-Lo siento...-y sonríe con una sonrisa angelical- me llamo Saray.

-Isa, encantada.

-Igualmente...eh...

-Me tengo que ir de verdad.

-Deja que te invite a algo, por mi torpeza.

-En otro momento, ahora debo irme...

Y salió aprisa del bar, su marido era demasiado celoso y si tardaba un poco más de lo normal en llegar a casa se enfadaba mucho.

Saray la ve alejarse de aquel bar...algo le ha gustado de esa mujer, no sabe si es esa timidez, esa mirada melancólica o esos labios carnosos, pero sabe que le gusta, aunque no le gusta mucho esos ojos de tristeza con los que la miraba. Mañana volverá a ese mismo bar, a esa misma hora, para verla de nuevo.

-¡¡¿Dónde has estado?!!- grita su marido nada más entrar en casa...

-En la oficina, tenía trabajo atrasado.

-¡¡¿Trabajo atrasado, ahora lo llaman así?!!

-Te lo juro...

-No me jures nada...¡¡¿y este número?!!

-Es de una clienta, nada más...

Zasssssss, le suelta una bofetada...

-¡¡No me mientas!!, tu tienes una aventura, ¿quién es?

-Nooo, te lo juro, no me pegues-solloza Isa que no entiende la reacción de su marido.

Isa se casó con Juan, con tan solo 18 años por acallar las bocas de ese pequeñísimo pueblo en el que vivía...siempre le habían gustado las mujeres, pero en ese sitio era impensable una cosa así. Todo iba muy bien en los primeros años, hasta que se fueron a la ciudad, donde Juan se fue volviendo más y más celoso, desconfiaba de su mujer sin motivo alguno y esos celos se volvían cada vez más agresivos...Ahora tiene 25 y cada día se siente más infeliz.

El llanto de Isa no es consolado con nada...sólo puede llorar y llorar, su marido ha vuelto a irse al bar y teme su reacción a su vuelta...sólo quiere dormir y que amanezca un nuevo día, o que no amanezca más...

Saray vuelve puntual al bar donde vio a esa mujer el día anterior y cual es su grata sorpresa cuando mira al fondo de la sala. Ahí está ella tomándose de nuevo una tila. Sin más se acerca a ella decida a lo que sea.

-Hola, ¿hoy si puedo invitarte?- susurra Saray.

-Hola, que sorpresa, bueno me estaba acabando ya la tila y debo regresar al trabajo...

-Venga, sólo cinco minutos más, por favor, te lo debo por lo de ayer.

-No me debes nada, ya te dije que un tropiezo lo tiene cualquiera, pero vale no voy a hacerte el feo.

Estuvieron conversando durante un rato largo de sus respectivos trabajos; Isa trabajaba en una gestoría y Saray era la secretaria de un importante ejecutivo de la ciudad. Trabajaban cerca una de la otra y sin embargo ni se conocían de vista.

-Ya si me tengo que ir de verdad, mi turno empieza dentro de cinco minutos...-comentó Isa.

-Está bien, ¿puedo volver a invitarte a una tila otro día?

-Sí, quizás otro día, hasta luego.

De camino a la oficina, Isa no dejaba de pensar en esa chica, su corazón palpitaba de forma especial como hacía tiempo no lo hacía...esa mujer de ojos verdes tenía algo especial, algo que sin apenas conocerla de nada, pareciera que la conociera de toda la vida, le inspiraba confianza y a la vez intriga...

Como cada día desde hace varias semanas ambas chicas quedan en el mismo bar, a la misma hora para desayunar. Cada día están más compenetradas y cada día se tienen más cariño, cariño que sin saberlo una de la otra se ha convertido en amor... pero ninguna se atreve a dar el paso, ni tan siquiera una mirada más allá de lo normal para que la otra no sospeche nada. Hablan de cualquier cosa sin importancia, lo que importa es tan grata compañía, aunque un grito desde la puerta del bar rompa ese momento tan especial. Juan ha seguido a Isa y la ha visto entrar acompañada de Saray y no le hace gracia ver a su esposa con otras personas...

-Isa, ¿esta quién es?- levanta la voz Juan.

-Una compañera nueva Juan.

-¿Una compañera?, no necesitas compañía para desayunar, vámonos...

-¿Cómo me voy a ir, tengo que trabajar?

-Me da igual, te he dicho miles de veces que no quiero que trabajes, tienes que estar en casa.

Y la agarra fuertemente del brazo y la arrastra por todo el bar.

-¡¡Déjala!!-grita Saray

-¿Y tú quién coño eres para decirme lo que tengo que hacer?

-Que la dejes...no la trates así

Y Juan le da un empujón que hace que caiga contra una mesa...Isa agarrada fuertemente por Juan no puede hacer nada por ella y le dice desde lo lejos que lo deje estar.

Pasan los días y Saray no ha vuelto a saber nada de Isa, ni tan siquiera en su trabajo saben nada...está preocupada, la actitud de su marido no le gustó nada y teme por ella. Camina por las calles y pasa junto al supermercado de la calle de al lado y allí la ve, cargada de bolsas...

-¿Te puedo echar una mano?-oye Isa detrás suya.

-Hola, esto...mejor no, puedo sola gracias.

-Va si no me cuesta venga que se te ve cargada.

-Pero es mejor que no, mejor que no nos vean.

-¿Pero qué pasa? No entiendo

-Déjalo...

-No, explícame por favor, vamos a tomar un café.

-No puedo de verdad...

-No acepto un no, eh.

Y al final tuvo que aceptar, Saray no estaba dispuesta a perder otra oportunidad.

-En mi puedes confiar Isa, me tienes para lo que necesites.

-Gracias, pero es que es algo difícil de explicar...

-Tranquila yo te escucho.

-Pues...eh...mmm...mi marido es muy agresivo, le dan ataques de celos y alguna que otra vez me ha dado un guantazo...

-¿Qué?...¿te pega? No puedes permitir eso.

-Ya, pero es que tengo miedo...

-Te entiendo...yo voy a ayudarte ¿vale?, voy a estar contigo.

-¿Por qué haces esto? Apenas nos conocemos y no tienes porque hacerlo.

-Porque...- y quedó callada.

-Porque...dilo.

-Porque me gustas, desde el primer día que te vi, me gustas mucho y quizás no sea el momento adecuado para decírtelo, pero no puedo ocultártelo más.

-Tu a mi también me gustas, pero si se enterara mi marido nos mataría a las dos...es mejor que no nos veamos más, de verdad.

-No puedes pedirme eso...

Ringggggg

-Es mi marido tengo que irme.

-Espe....ra.

Y se marcho corriendo sin más.

Zassssssssss, zasssssssssss

-No me pegues más por favor...

-¿Qué no? Te lo mereces por puta, ¿dónde andabas? Hueles a tabaco, a bares, ¿con quién estabas?

-Con...con nadie...fui a...a comprar solamente...te lo juro...

Zassssssssssssss.

-¡¡¿Qué no me mientas?!! ...

Es de día y casi no puede levantarse, la paliza de anoche fue tan tremenda que apenas puede mover la mano...llora desconsoladamente, quisiera morir, pero un recuerdo viene a su mente...unos ojos verdes, los de Saray. Como puede se levanta de la cama y mientras se ducha piensa en su vida, en como sería si no hubiera conocido a Juan. En un arrebato entre rabia y coraje decide que no puede seguir así, tiene que dejarlo...pero ¿cómo? No tiene a donde ir, sus padres habían fallecido y desde que se caso con Juan no tiene amigas.

-¡Hola!- que sorpresa, ¿Qué haces aquí? Pasa pasa...-pregunta Saray sorprendida por ver a Isa en su puerta...y con las maletas.

-Perdona por presentarme así en tu casa, le pedí tu dirección a una compañera tuya del trabajo, espero que no te importe...Juan ayer me dio una gran paliza, no puedo volver a casa, ¿puedo pasar la noche aquí?

-Claro claro, tranquila, puedes pasar todo el tiempo que necesites.

-Gracias de verdad, no tengo a donde ir...

-No me las des, ya te dije que te ayudaría y eso haré, venga vamos a preparar una cama para que descanses, mañana será otro día.

Saray acariciaba el pelo de Isa tiernamente hasta que esta quedó completamente dormida. Saray le dio un beso en la frente y la dejó dormir.

-Bueno días Isa, ¿qué tal has dormido?, ¿quieres un café?

-Buenos días, sí gracias, he dormido muy bien, tienes una cama muy cómoda...jeje.

Era la primera vez que Saray la veía sonreír así, tenía una sonrisa preciosa y no pudo evitar quedarse embobada mirándola. Isa también la miraba, esa chica conseguía transmitirle tanta paz y serenidad...y sin saber cómo, sus labios estaban pegados; fue un beso corto pero suficiente para que las dos sintieran todo por dentro.

-Perdona Isa, quizás no debí hacerlo...

-Tranquila yo también lo hice...y me gustó mucho- y volvieron a besarse.

Decidieron pasar por casa de Isa las dos juntas para terminar de recoger sus cosas y así Saray la acompañaría a comisaría a poner la denuncia, después de mucho pensarlo por fin logró convencerla, tenía que sacar a ese hombre de su vida definitivamente.

Pasaban los días y la relación entre ambas se iba consolidando. Todo era perfecto, Juan tenía una orden de alejamiento y entre ellas no podía ir mejor, se compenetraban perfectamente y se amaban cada día más.

Se acercaba navidad y querían que fuera especial, serían las primeras navidades juntas así fueron al supermercado a comprar de todo, turrón, mazapanes, luces..., estaban muy ilusionadas...

Pero no todo era felicidad...Juan apareció como por arte de magia, desobedeciendo la orden de alejamiento, y pidiéndole de rodillas a Isa que volviera con él. Isa no quería ni mirarlo, negaba con la cabeza mientras agarraba del brazo a Saray con fuerzas. Juan se iba cabreando cada vez más.

-¿Así que estás con esta zorra no?, como puedes caer tan bajo...lo que necesitas es que te fo...

-¿Qué?- lo interrumpió Saray- déjala en paz, desaparece o llamo a la policía.

-Uyyy que miedo me da la bollera...

-No la llames así, se llama Saray y es mi pareja sí, no quiero volver a verte más, aléjate de mí de una vez- logró decir Isa en un arranque de valentía.

Y Juan no tuvo más remedio que irse...esta batalla la había perdido...

Fueron las navidades más felices para ambas, Isa después de muchos años volvía a sonreír, por fin se sentía querida, amada, como nunca antes lo había sentido...Saray la mimaba con dulzura...

Una buena cena a la luz de las velas, los respectivos regalos y el amor entre ambas...esa noche hicieron el amor por primera vez, Isa ya se encontraba segura de si misma después de todo el daño que había recibido y supo agradecerle la espera a Saray como mejor sabía hacerlo...amándola. Así comprendió que siempre hay una esperanza para todos...