Esperando en un callejón
Esperando en un callejón a un amigo que tenía tiempo de no ver, pasó lo inesperado
Era una noche lluviosa, no lograba verse a más de un metro, pero la cita estaba hecha, nos veríamos en el mismo callejón de siempre para definir de ahí a donde ir. Llegue antes que Armando me sentía nerviosa, tenía mucho tiempo que no lo veía, aún lo recordaba como si hubiera sido ayer el último día que nos vimos, sus ojos verdes, sus brazos fuertes, su altura indiscutiblemente atractiva y ese cuerpo de jugador de americano que lo hacía irresistible a todas.
Vi por el retrovisor que había llegado un auto gris, tenía tanto de no verlo que incluso no sabía si seguía siendo su auto, de pronto vi como la persona bajo y se acercó a lado del copiloto, inmediatamente supuse que era el, abrí la puerta e inmediatamente entro un hombre, traía una chamarra enorme empapada, y una gorra que no permitía que viera claramente su cara. No tuve mucho tiempo para recapacitar en la situación, cuando me jaló del asiento, me tomó en sus brazos, y me comenzó a besar fuertemente, respondí a los besos apasionados, nos mordíamos, sus labios carnosos eran un aperitivo delicado y hermoso para mí, su calor se sentí a través de cada beso.
Traía yo un vestido que sabía siempre le había encantado, era negro de licra, pegado al cuerpo, con sandalias altas que dejaban ver mis piernas torneadas, y él podía verlas, sentí de repente un jalón que me hizo pasar al asiento del pasajero y me puse sobre sus piernas, me agacho lentamente y sentí su paquete enorme, abrí el cierre y lo saque rápidamente, comencé a chupárselo de arriba abajo, con mi mano saque sus amigos y comencé a jugar con ellos, el no paraba de gemir, pronto me levantó del piso del auto donde estaba hincada y me puso sobre sus piernas yo con las piernas abiertas, y como el vestido era corto, mientras me besaba pude sentir su mano que empezaba a subirlo más, hizo la tanga a un lado, busco lentamente mi clítoris, la toco suavemente, pasó de él, posteriormente sentí como buscó mi vagina la toco y sin darme cuenta metió su dedo suavemente. Yo no podía más, el me besaba el cuello, me metía el dedo, y con la otra mano subía el vestido, no me di cuenta, pero tenía ya el vestido fuera y el con su mano tocaba mis pezones. Yo gemía de placer.
De repente me dijo que me pasara la asiento de atrás, obedecí sin titubear, el pasó también se bajó el pantalón y metió su enorme paquete en mí, haciendo solo de lado la tanga, yo no podía más le pedía me dejará terminar pero el me chupaba los pezones mientras me la metía y sacaba hasta el fondo, no mentiré era doloroso tener tremendo animal dentro, pero era delicioso cada momento de él dentro.
Así siguió unos momentos hasta que lo sacó y bruscamente me volteo de espaldas, me indico que me pusiera como perra, así lo hice y el me pidió lo acomodara y me lo dejó ir todo, mientras el con las dos manos tomaba mi cadera y me lo metí así empinada, no pude más el tocaba los pezones, los pellizcaba, me empujaba, gritaba y me pegaba nalgadas como una puta que era, me vine como nunca y el cuándo notó que había tenido el orgasmo más grande, la sacó, me volteó y me echo su leche caliente en la cara, en los senos y el abdomen, era impresionante verlo.
Ya que terminó se levantó el pantalón y salió sin más del auto, no pude decir nada, estaba agotada, me vestía cuando de repente alguien toco a la ventana, asustada baje un poco el vidrio cuando vi que era Armando preguntándome que pasaba porque tenía esa cara.
Caramba no supe que decirle, ese extraño me había dejado sin habla.