Esperando al autobús 2

-EN LOS BAÑOS DE LA ESTACIÓN- Al volver a la estación Manu no estaba, pero yo seguía tan caliente que quería más, así que me quedé en busca de caza, y encontré a un buen macho, Carlos... mi sorpresa fue al ver como Manu se nos unía...

  • CONTINUACIÓN DE “ESPERANDO AL AUTOBÚS” –

“EN LOS BAÑOS DE LA ESTACIÓN”

Cuando regresé a la ciudad, en autobús, eran las 18.45h lo primero que hice fue ir a los baños, seguramente Manu estuviera por allí, cada vez que recordaba cómo me folló la boca se me ponía la polla durísima, tanto que al llegar al servicio ya estaba empalmado. Me puse en uno de los urinales centrales, me saqué la polla y empecé a tocármela suavemente, meé y seguí con un par de caricias pero, para mi decepción, no había ni rastro de Manu, ni nadie que me pudiera bajar ese calentón. Decidí hacerme una paja allí mismo, me agarré la polla firmemente y empecé con unas sacudidas lentas pero intensas, fuertes. Me di cuenta de que el olor a pis y polla que había en el ambiente me excitaba sobremanera. De repente sonó la puerta, alguien entró. Disimulé como pude, era un hombre, aparentaba treinta y pocos años, delgadito, guapo y apuesto. Se metió en uno de los aseos de detrás, en los retretes. Yo seguí con lo mío, empecé a jugar con la puntita, sobándola, me ensalivé los dedos para lubricarla un poco… mi sorpresa llegó aquí, cuando descubro que el treintañero aquel estaba subido en el retrete, mirando cómo me tocaba la polla por encima de la puerta, con media cabeza asomada. A continuación, tomé las riendas, me di media vuelta, mostrándole mi polla entera, a él se le hizo la boca agua, entré en su cubículo, le obligué a agacharse y le metí toda mi carne en la boca. Mientras yo cerraba los ojos, imaginando que Manu era el que estaba ahí conmigo, pero este señor no era tan experto como Manu mamando, me dejaba que desear, aunque he de admitir que seguía siendo una delicia. Al volver la vista abajo lo vi, chupando como si le fuera la vida en ello, como si fuera a acabarse ese biberón del que tanto le gustaba disfrutar, mientras que él se masturbaba fuertemente, y me percaté de algo, de su enorme polla, aún más grande que la de Manuel, enorme, serían algo así como veinte o veintiún centímetros, y sentí un deseo de levantarle y empezar a mamar ese enorme cimbrel. Pero el hombre seguía chupando la mía sin descanso y con ganas. De nuevo, suena la puerta del baño, ya no nos encontrábamos solos. Pero mi nuevo colega siguió con su tarea silenciosamente y yo callándome mis gemidos. Alcé un poquito la cabeza para observar al recién llegado. Cuál fue mi sorpresa al ver ese culo, esa espalda y esa cabeza… era Manu, estaba ahí… Saqué mi polla de la boca de este señor.

-          ¿Qué pasa? – Me dijo algo sorprendido.

-          Nada, conozco a ese, vamos a juntarnos los tres, ¿no te parece?

-          Mientras más pollas para mí, mejor – Dijo bastante sonriente.

Le hice una seña a Manu, se giró, con toda su polla en la mano, y de nuevo, la boca se me hizo agua.

-          Vente aquí dentro, estoy con uno, y le gustaría chupar más de una polla, vamos.

Sin dudarlo, abrimos el pestillo y se metió en el cubículo que ya quedaba algo estrecho para los tres, volvimos a cerrar.

-          Por cierto, soy Manu

-          Bonita polla Manu, ahora vas a conocer a mi lengua, soy Carlos – Dijo mientras se acomodaba sentado en la tapa del retrete.

Carlos cogió cada polla con una mano, y fue turnándoselas chupando, ahora con más brío. Manu y yo intercambiamos miradas, hoy iba con una camisa y los mismos pantalones cortos que llevaba la primera vez que disfrute de su hermoso cuerpo. Le desabroché los botones, metí mi mano para tocar su pecho, sus pezones y pellizcarlos levemente. Él empezó a acariciarme el culo, al que le echaba unas miradas muy lascivas, y que me ponían a cien, volvimos a mirarnos a los ojos y nos besamos. Había mucha pasión en ese beso, pero como en la anterior ocasión, también podría notar la gran cantidad de lujuria que impregnaba con sus labios.

Mientras Carlos seguía a lo suyo, chupando y chupando, sin descanso…

-          Chicos, ¿qué os queda? Tenéis unas pollas muy ricas, y yo estoy a cien, voy a terminar dentro de poco

-          Pues a mí aún me queda bastante – Respondió Manuel

-          A mí también me falta mucho para llenarte la cara de lefa – Le dije algo decepcionado, pensando que terminaría su actuación pronto.

-          Pues yo tengo prisa, así q os la sigo chupando, me corro y ya vosotros dos os la apañáis, y otro día os corréis sobre la parte de mi cuerpo que queráis.

Asentimos, siguió con lo suyo, empezó un ritmo más rápido de masturbación y su polla estalló, lleno de leche caliente la puerta del servicio. Se subió el pantalón, salió y se fue. Quedamos Manu y yo, solos, como aquella vez primera con las pollas llenas de saliva de un extraño, con una mirada fija, nos besamos, acaricié su culo, y él apretó el mío…

-          Pronto va a ser sólo mío, sólo para mí, voy a ser el primero en entrar ahí, y lo sabes.

Seguí besándole, por una parte me molestaba que creyera que tenía todo ese poder sobre mí, pero por la otra me encantaba que me tratara así, como si fuera suyo, a veces percibía un ápice de cariño y todo.

Se agachó, me mamó la polla, había mucha diferencia en cómo él lo hacía y cómo Carlos lo hacía, sin duda Manu era mucho más experto, él me proporcionaba unas caricias húmedas con la lengua que me hacía exclamar a todo volumen lo bien que me hacía sentir. Y mis gemidos escaparon a mi control, y creo que alguno se podría haber escuchado incluso en las taquillas de los buses.

-          Córrete en mi boca, dame tu líquido, quiero beberte

Asentí, esa orden me excitó muchísimo, y siguió con su juego de lengua, hasta llevarme al éxtasis, empecé a convulsionarme y descargar todo mi líquido interior en su boca, vi como mi semen entraba y chocaba con su lengua, él lo saboreaba y lo tragaba sin esfuerzo, disfrutando del manjar que tenía. Cuando terminé de correrme, usó su lengua para limpiar hasta la última gotita de leche que había impregnada en mi polla. Se levantó, tenía la polla sacada a través de la bragueta, muy dura. Me dispuse a agacharme para intentar hacer lo mismo que él me había propiciado, pero no me dejó.

-          Ahora no es el momento, ahora te vas a abrochar el pantalón, vamos a salir cada uno por un lado, y nos vamos a reunir en el parque de fuera, junto la fuente.

-          Sí – Asentí como si de un general de la armada se tratara.

-          Nos vamos a ir a mi casa, y ahí voy a follarte de una vez por todas, vas a gozar conmigo, nos vamos a revolcar por todos los rincones de mi apartamento y todo eso lo vas a disfrutar como nunca antes has disfrutado en tu vida.

Asentí, salí fuera del baño, le di una vuelta la estación, salí por la puerta más alejada al parque, le di una vuelta a la manzana y llegué al parque. Llegué a la fuente, me agaché a beber algo de agua, al levantar la mirada vi que Manu apareció.

-          Por aquí – Dijo con un tono bastante autoritario.

Y nos fuimos hablando un poco de la vida por la calle, hacia su piso, donde me prometía el mejor rato de mi vida.

PájarosEnLaCabeza