Especial sedientos de odio: odio a ser violado
Verrat secuestró a Bitterkeit al final de la primera temporada, ¿qué hará ahora con él? No se lo pierdan... Relato con sexo.
¡Hola a todos! ¿Os acordáis de mí? ¡Así es, soy Batdark, el murciélago mejor amigo de Kilian en Sedientos de sangre! Como siempre, yo presentaré el relato. Este es un especial sobre el tipo que intentó matar a Kilian y su amigo de la infancia… ¿Amigo? Algo así, no conozco los detalles. Espero que el que le hizo daño a Kilian sea torturado en este relato… En fin, el autor quiere decir algo:
Os traigo el especial que prometí hace mucho tiempo que haría sobre sedientos de sangre, seguramente ya ni os acordéis de algunas promesas que os hice, pero no os preocupéis que a mi no se me olvidan. Cumpliré todos mis compromisos en su debido momento, o eso espero…
Cumple sus compromisos, sí, ¡pero muy tarde! Anunciamos este especial cuando terminó la primera temporada, y la vamos a emitir un poco antes de la segunda… En fin, aquí tenéis el episodio.
Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo:
latumbadelenterrador@gmail.com
Sedientos de odio
_______________
Un relato del Enterrador
Era de noche en la capital prusiana, estaban en pleno invierno y todo estaba nevado. La gente estaba en sus casas deleitándose con el calor que desprendía la chimenea junto con sus familias, contando cuentos o charlando sobre cómo les había ido el día. Eso era lo que mejor venía en un frío día de invierno, el calor de la familia, el calor del hogar…
Sin embargo, había dos jóvenes que no gozaban de esa comodidad. Verrat y el pequeño Lieveboll caminaban entre la nieve helados de frío buscando un sitio donde calentarse. Verrat tenía agarrado a Lieveboll de la mano, no quería que éste se perdiera o le pasara algo, sin embargo, no había de qué preocuparse, el otro joven jamás se separaría de quien consideraba su hermano.
-¿A dónde vamos, hermanito?-dijo Lieveboll temblando de frío.
-¿Cuántas veces tengo que decírtelo? No me llames hermanito, no soy tu hermano…-suspiró el otro chico.
-L-lo siento…-dijo Lieveboll algo triste.
Verrat suspiró de nuevo y miró a Lieveboll, que tenía una expresión triste.
-Está bien… Llámame como te dé la gana-dijo cansado-Aunque he de decirte que eres demasiado infantil para alguien que ya tiene 9 años…
-No es que soy infantil… Es que tú eres muy maduro…-dijo Lieveboll entre dientes-¿Cuántos años tienes?
-10 años-dijo el otro chico sin darle importancia.
-¡¿Solo uno más que yo?!-se sorprendió Lieveboll.
-Esta cháchara sin sentido me aburre, si no vas a decir nada interesante, no digas nada…-dijo Verrat de mal humor.
Lieveboll se quedó en silencio para no molestar a Verrat, aunque había muchas cosas que quería preguntarle. Hacía sólo una semana que Verrat le había recogido de la calle, pero aún no sabía el por qué. Simplemente le llevó a donde vivía y le estuvo alimentando con cosas que robaba, pero… ¿Por qué esa obsesión? ¿Por qué le ayudaba?
-Ya hemos llegado, Lieveboll-dijo Verrat señalando una posada.
-¡¿U-una p-posada?! ¡P-pero si no tenemos dinero!-dijo Lieveboll sorprendido.
-No te preocupes, la dueña es amiga mía. Nos dejará pasar la noche aquí-sonrió Verrat.
-O-oh… ¿Entonces por qué hemos estado durmiendo en la calle hasta ahora?-dijo Lieveboll confuso.
Verrat no respondió, ni siquiera miró al otro chico, simplemente le guió hasta la entrada de la posada y entraron juntos. Dentro, una señora mayor bastante horrible les recibió con sorpresa.
-¡Verrat! ¡¿Qué haces aquí?!-gritó la anciana sorprendida-Creía que no querías f…
-¡Calla!-gritó Verrat-He decidido aceptar tu oferta para que podamos pasar aquí la noche…
-Oh…-dijo la anciana con una sonrisa-¿Y ese es…?
-Soy huér…
-¡Mi hermano! ¡Jaja!-dijo Verrat nervioso-Es que mi madre se ha ido de viaje y nos hemos dejado la llave dentro de casa… Así que tenemos que dormir aquí…
-¿Eh?-dijo Lieveboll extrañado.
-Podéis quedaros en la habitación P-dijo la anciana desganada-Pero ya sabes cuál es el precio, ¿no?
-Lo sé perfectamente-dijo serio Verrat.
-¿Por qué se llama habitación P?-preguntó Lieveboll inocentemente.
-P… De pocilga-dijo la vieja-Venga, Verrat. No tengo todo el día.
-Espérame en el despacho, voy a dejar a mi hermano en la habitación-dijo Verrat cogiendo a Lieveboll de la mano.
Llevó al chico a la peor habitación de toda la posada. Estaba sucia y llena de cucarachas y alguna que otra rata, pero siempre era mejor que dormir en la calle. Al menos tenía un techo y no temían que alguien les fuera a atacar en mitad de la noche. Sentó a Lieveboll en la cama y le miró.
-Escúchame, Lieveboll… Voy a bajar un rato a pagar a esa señora, quédate aquí y no le abras a nadie bajo ningún concepto, ¿vale?-dijo serio Verrat.
-No tenemos dinero, ¿cómo vas a pagar?-dijo Lieveboll nervioso.
-No te preocupes, tu hermano sabe cómo apañárselas-sonrió Verrat.
-T-tengo miedo… No quiero quedarme solo…-dijo Lieveboll temblando.
Verrat se sentó un momento junto al otro chico y lo abrazó de repente, Lieveboll se sorprendió, pero al sentir el calor del otro chico se dejó llevar.
-Yo siempre te voy a proteger… Pase lo que pase, ¿está claro? Jamás te va a pasar nada malo… Porque yo estoy aquí para evitar que eso pase-se separó de Lieveboll y le revolvió el pelo-¿Qué clase de hermano mayor sería si no pudiera hacer eso?
Lieveboll sonrió y se quedó más tranquilo. Verrat se levantó y fue hacia la puerta, y justo antes de salir se dirigió a su hermanito pequeño y le dijo:
-Tardaré lo menos posible, así que espérame, ¿vale?-sonrió Verrat.
Verrat salió por la puerta y cerró con llave. Lieveboll se quedó solo esperando a su hermano mientras aquella anciana violaba a Verrat como cobro por quedarse ahí esa noche. El chico ya había estado allí antes, pero no había aceptado la condición de que la señora le hiciese eso tan horrible. Sin embargo, ahora era diferente… Ahora tenía a alguien a quien cuidar… Alguien a quien proteger… Por eso, esa noche de invierno… Verrat se dejó violar por una anciana asquerosa, porque no quería que su hermanito muriera bajo la nieve… Fue duro, pero Verrat lo hizo… Porque él… Haría lo que fuera por Lieveboll...
__________________________________________________________________________
Especial sedientos de odio:
Odio a ser violado
Estaba totalmente a mi merced. Sentado en una silla atado de pies y manos con la cara roja, mirándome con furia mientras yo, sentado en su regazo acercaba mi cara a la suya. Esa pasión reflejada en sus ojos… Ese odio… Me encanta… Así es como debe mirarme, ¡a mí! ¡Solo a mí!
-Lie-ve-boll… Es hora de divertirnos un poco…-sonreí.
-¡Que no me llames así, cara-rábano!-dijo molesto.
-Voy a cumplir tu deseo… Lo que tanto has anhelado…-dije acercando mi casa a la suya y agarrándole de las mejillas.
-¡Suéltame, hijo de puta! ¡Yo jamás he deseado nada de ti! ¡Eres solo un traidor! ¡Un puto traidor!-gritaba él revolviéndose.
-Shhh… Tranquilo, no montes un escándalo… Te voy a hacer sentir bien…-dije besándole.
En ese momento fundí mis labios con los suyos, al principio opuso resistencia, pero como ya me había hecho la otra vez, se acabó rindiendo y metió su lengua también. Él no podía huir de mí… No podía renegar de mí… Era mío… Siempre será mío. Y de nadie más. De repente, empezó a llorar.
-¿Ya vas a empezar a llorar como una damisela en apuros? Llorica-dije sonriendo.
-¿Por qué…?-dijo serio llorando-¿Por qué nos traicionaste?
-Otra vez la misma pregunta…-suspiré-¿A quién dices que traicioné?
-¡No te hagas el loco, cabrón!-gritó llorando-¡Tú nos traicionaste! ¡A los vampiros, a Rufus, que te acogió… Y… A mí! ¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ, HERMANITO?!
Mis ojos se abrieron como platos, y los suyos también… Ninguno de los dos esperaba que me llamara así… En ese momento agachó la cabeza.
-Hazlo…-dijo sin mirarme.
-¿Cómo dices?-dije confuso.
-Fóllame… Es lo que quieres, ¿no? Me da igual…-dijo serio aún sin mantenerme la mirada.
-¿Qué estás diciendo, Lieveboll?-dije molesto.
-Supongo que si alguien tiene que follarme sin compasión, es mejor que sea mi hermano… La persona en la que más confiaba… ¿No crees?-dijo de nuevo sin mirarme.
No, no, no ¡y no! Así no es como debía ser. ¡Debía mirarme! ¡Debía mirarme sólo a mí! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué ahora?!
-¡No actúes como un llorica!-grité enfadado.
-Es lo que soy, hermanito… Soy un llorica…-dijo sin expresión.
-Tsk-chisté.
Molesto, molesto, molesto, molesto, molesto, molesto, molesto. ¡Molesto! ¡Molestoooooooooooooooooooooooooo!
-¿Si te digo por qué te abandoné dejarás esa estúpida actitud?-dije frunciendo el ceño.
-Sí…-dijo directo-Quiero saberlo… Necesito saberlo…
-¿Recuerdas el día que me fui del castillo de Rufus?-dije suspirando visiblemente molesto.
__________________________________________________________________________
Era un día lluvioso, muy lluvioso… Puede que para ti fuera un día horrible… Pero para mí fue un día genial… Siempre me ha gustado la lluvia… Sabe cómo crear dramatismo. Sabe cómo hacer una situación más dramática, y aquella vez… Lo merecía la ocasión… En fin, salía yo del castillo bajo la lluvia y adivina quién vino corriendo desde el interior con un paraguas.
-¡Verrat! ¡Verraaaaaat!-gritaste desde la distancia.
Yo seguí andando como si nada, mojándome bajo la lluvia con una sonrisa en la cara.
-¡Verrat! ¡Espera! ¡Espera! ¡Tenemos que hablar!-gritabas llamándome.
¿Sabes? Qué divertida es la mente humana… En aquel momento yo pensaba “Hacía tanto que no me llamaba por mi nombre… Hacía tanto que no lo decía… Quiero que lo diga más… Quiero que me llame”. Yo no iba rápido, así que, evidentemente hubo un momento en el que me alcanzaste.
-¡Verrat!-me agarraste del brazo-¡¿Qué es eso de qué te vas?!
En el momento en el que pusiste el paraguas a mi lado dejé de sentir la fría agua de lluvia sobre mi piel, sin embargo, tú no podías salvarme del pecado que iba a cometer…
-Qué rápido vuelan las noticias…-sonreí.
-¡¿E-es v-verdad?!-dijiste nervioso.
-Exactamente… Me han aceptado en el vaticano, “hermanito”... Es hora de que me vaya-te dije con una sonrisa.
-¡¿V-vaticano?! ¡P-pero ellos son nuestros enemigos!-gritaste mirándome con rabia.
-¿Mmmm? ¿Ah, sí? No lo había notado…-amplié la sonrisa.
En ese momento noté cómo la rabia invadía tu cuerpo, fue un momento muy divertido, querido Lieveboll… Tiraste el paraguas al suelo y agarrándome de la solapa de la camisa me estampaste contra uno de los árboles del bosque.
-¡Grandísimo hijo de puta! ¡¿Nos vas a traicionar?!-dijiste furioso.
-Coff…-tosí algo agobiado por el agarre-¿Eso es lo que crees?
-¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ HACES ESTO?! ¡RUFUS NOS RECOGIÓ DE LA CALLE! ¡LE DEBEMOS LA VIDA!-dijiste fuera de control.
-Tsk… -dije molesto quitándote la mano para que me soltaras-No tengo porqué darte ninguna explicación.
En ese momento me tiraste de la camisa para rompérmela y dejaste mi pecho al desnudo.
-Vaya… ¿Quiere mi novia una sesión de sexo ahora?-sonreí.
-La cruz…-dijiste serio.
-Oh, ¿te refieres a esto?-dije sorprendido.
La marca de mi pecho… La cruz invertida que indica que era un vampiro… Una marca que me hizo el mismísimo Rufus cuando me acogió… Estaba ahí.
-Lieveboll… Gracias por recordármelo… Igual los del Vaticano se cabrean si la llegan a ver-sonreí.
Con una sonrisa de oreja a oreja y delante de ti, saqué mi cruz de vampiro e hice un hechizo de fuego para quemarme el pecho por completo, de esa forma… La marca, y lo que ella representaba… Se fueron para siempre… Recuerdo tu mirada en aquel momento… Estabas en algún lugar entre la ira, el llanto… La desesperación…. Qué deliciosa mirada…
No reaccionaste, así que te dejé ahí, bajo la lluvia, y me fui. Sin mirar atrás… Pero antes de irme te dije una cosa, ¿cierto? Espero que no lo hayas olvidado, porque esa es la razón de por qué me uní a los del Vaticano.
-Recuérdalo siempre, hermanito… Tú eres mío…-dije mientras me alejaba del castillo… Y de ti…
__________________________________________________________________________
Le miré con la misma cara sin expresión que antes, él seguía sobre mí. No se había levantado de encima de mi en ningún momento mientras contaba la historia. Le había llamado hermano… No podía creerlo… Pero si así era ya todo daba igual. La persona en la que más confiaba, la que consideraba mi hermano… Me traicionó.
-Bueno, ¿contento? Ahora quita esa cara y vamos a follar…-me sonrió.
-No has aclarado nada… Solo me has recordado el peor día de mi vida…-dije serio.
-Yo creía que el peor día de tu vida fue el día en el que tus padres te abandonaron-me miró con una sonrisa arrogante.
-Gilipollas idiota… ¿Sabes? Hasta hace poco pensaba que ese fue el mejor día de mi vida…-dije frunciendo el ceño.
-¿El mejor?-dijo confundido.
-Porque fue el día que te conocí. Pero ya no tiene importancia… Tú me traicionaste… Igual que mis padres… Igual que todos… Ya no puedo confiar en nadie…-dije mirando al suelo.
-Lieveboll…-dijo mirándome.
-Adelante, hermano… Fóllame… Traicióname una vez más. Ya no tiene importancia-sonreí.
-Te he dicho la razón-dijo él molesto.
-¿Te uniste al Vaticano porque soy tuyo? Eso no tiene sentido-dije enfadado.
-Lieveboll… Eres como una mujer testaruda. ¡No hay manera de echarte un polvo!-gritó enfadado.
-¡¿Qué has dicho, maricón?!-grité enfadado.
-Bien, ya veo que mejora tu humor… Eso es bueno, así que me voy a divertir…-sonrió.
-¡Ya estoy harto! ¡Cuando no quiero que si lo deseo y cuando no quiero que si no quieres tú! ¡Aquí el único que es como una mujer eres tú, que no te aclaras y eres bipolar!-grité enfadado.
-Vaya… Te has pasado… Eres un poco misógino, ¿no?-dijo sonriendo.
-¡Mira quien fue a hablar!-grité molesto.
No me di cuenta de que había bajado la guardia hasta que fue demasiado tarde. Me estaba besando… ¿Por qué cada vez que me besaba acababa cediendo? ¿Por qué? Yo no le quiero… ¡Es un traidor! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tengo este puto dolor en el pechooooooooo?!
-¿Lieveboll?-dijo extrañado.
-¡ME CAGO EN LA PUTA!-dije echándome a llorar.
-¿Otra vez? ¡Así no hay manera de echar un polvo!-gritó enfadado.
-Desátame…-dije.
-¿Crees que estás en condiciones de exigir nada?-sonrió.
-Quiero que me folles bien…-dije serio-Desátame.
Se sorprendió mucho, y yo también por lo que acababa de decir, pero no pude evitarlo… Mi cuerpo le necesitaba… Necesitaba tenerlo… Necesito sentir que era suyo… Era un traidor… Pero le necesitaba…
Me desató con una sonrisa y se me quedó mirando.
-¿Q-qué?-dije nervioso.
-¿Quieres que te haga mío? Pues adelante… Agáchate…
-Estúpido cara-rábano…-dije entre dientes mientras me agachaba.
Le bajé los pantalones y los calzoncillos mientras él me miraba atentamente con una sonrisa. No veía su polla desde hacía años, cuando nos bañábamos juntos de niños donde podíamos… ¡Y había crecido un montón!
-¿Qué pasa? Es más grande de lo que recuerdas, ¿verdad?-me sonrió de forma arrogante.
Fruncí el ceño y me la metí en la boca. Su expresión era de lujuria absoluta, y de repente una descarga eléctrica me sacudió el cuerpo. No podía entenderlo… ¿Por qué me ponía así? ¿Por qué me sentía tan bien? Yo le odiaba… ¿Por qué lo anhelaba tanto?
-Lieveboll… Lo haces muy bien…-dijo mirándome.
-¡Que no me llames así!-grité sonrojado.
Cuando dijo mi nombre… Otra descarga recorrió mi cuerpo… En aquel momento ya empezaba a perder el control. ¡No penséis que me gusta que me violen o algo! ¡Eso no era una violación! Era… ¡No sé lo que era!
Comencé a chuparla una y otra vez mientras él gemía de placer. Cada vez que podía lamía aquel descomunal pollón. Ese sabor… Me volvía loco… Nunca había chupado una polla… Pero la de él tenía un sabor que no podía resistir… Todo mi cuerpo llamaba al suyo… Mi boca pedía su polla… Mi cuello pedía su boca… Mi culo pedía su polla… Lo necesitaba… Anhelaba a mi hermanito… A la persona que me traicionó.
Hubo un momento en el que me agarró la cabeza de repente. Me sorprendí cuando lo hizo, pero más me sorprendí cuando empezó a follarme la boca a velocidad frenética. No podía respirar bien, creía que me iba a ahogar, pero entonces dijo:
-Tranquilo… Respira por la nariz y disfruta…
Intenté hacer lo que dijo, aunque en mis pensamientos me cagaba en sus muertos… Al poco rato, comencé a disfrutarlo. En ese momento me sentía suyo, sentía que yo era lo único del mundo que le importaba en ese momento… Y eso me gustaba…
De repente, paró. Me ofreció la mano y yo, sin saber qué iba a hacer, se la cogí. Entonces me levantó y me besó de nuevo. Esta vez no pensaba ya en nada, así que disfruté el beso desde el primer momento. Después me dio la vuelta y me puso contra la pared, dejándome desnudo.
-Lieveboll…-dijo dándome besos en el cuello.
-¡Idiota! ¡No digas mi nombre! ¡¡¡¡Y MENOS EN UN MOMENTO ASÍ!!!!-dije cabreado.
Cuando decía mi nombre… Mi cuerpo se sentía raro…
-Di mi nombre, Lieveboll…-dijo dándome mordiscos en el cuello.
-A-aah… Aaagh…-dije muy cachondo ya-N-no p-pienso hacerlo… ¡Jamás!
-¿Quieres que entre dentro de ti?-dijo metiendo un dedo en mi interior mientras me lamía el cuello.
Mi cuello era mi zona más sensible, y él muy cerdo lo sabía… ¡Sí, sé que es irónico que sea un vampiro y tenga el cuello sensible!
-S-sí… V-vamos… Entra y-ya…-dije entre gemidos.
-Entonces di mi nombre…-dijo metiendo un segundo dedo.
¡HIJO DE LA GRANDÍSIMA PUTA! ¡JAMÁS LO DIRÍA! ¡ANTES MUERTO! ANTES MUERTO QUE DECIRLO.
-Hace tanto que no dices mi nombre, Lieveboll…-dijo en mi oído.
-N-no pienso decir e-el nombre d-de un traidor…-dije nervioso.
Entonces se agachó y empezó a lamerme el culo, mi cuerpo se retorcía de placer, y él empezó a follarme el culo con la lengua. El cabrón lo hacía a propósito para que le suplicase que me la metiera.
-Parece que tienes un culito muy hambriento, Lieveboll… ¿Será suficiente con mi lengua?-sonrió.
Notaba el ansia de más… Necesitaba que me la metiera… Necesitaba que me hiciera suyo… Pero no… ¡Mi orgullo no me permitía decir su nombre! ¡No lo diría jamás! ¡JAMÁAAAAAAAAS!
El cabrón no jugaba nada limpio, aumentó al placer cascándomela mientras me lamía el culo. MI cuerpo no podía más, pero yo no quería decirlo… NO quería… NO quería…. ¡NO queríaaaaaaaa!
-Lieveboll…-dijo sonriendo.
¡AAAAAAAAAAGH!
-V-v-v-v-v-v-v-v-verrat…-dije por lo bajo.
-¿Has dicho algo? No te he oído...-dijo con una sonrisa arrogante.
-¡HE DICHO QUE TE ODIO!-dije furioso.
-No, me parece que has dicho otra cosa…-sonrió.
-V-verrat…-dije sonrojado.
-Así me gusta, Lie-ve-boll-entonces me besó.
Nuestros labios se unieron mientras colocaba su polla en la entrada de mi culo, sentía como ese pedazo de pollón se deslizaba por mi interior. Fue muy doloroso, pero como era un vampiro entrenado y preparado, aquello no era nada para mí, ¡hum!
-¿Estás... Llorando?-dijo Verrat extrañado.
-¡¿Q-quién está llorando?! ¡Yo no he dicho que duela!-dije molesto.
-Idiota… Si te duele, dilo e iré más despacio…-dijo suspirando.
-¿Por qué harías eso? Tú eres mi enemigo…-dije frunciendo el ceño.
-Lieveboll… Yo no soy tu enemigo… Yo soy tu hermano…-dijo deslizándose suavemente en mi interior.
-A-aaaagh…-dije dolorido.
-Te quiero… Lieveboll…-dijo besándome el cuello.
En aquel momento me perdí en una espiral de placer y de dolor, en la que poco a poco el primero le ganaba terreno al último, hasta que comencé a disfrutarlo plenamente. Él se abrazó a mí desde atrás y me echaba el aliento en la nuca. Podía sentirle… Por primera vez en mucho tiempo sentía que mi hermano mayor estaba ahí conmigo… Entonces comencé a llorar.
-Hoy estás llorón, ¿eh?-sonrió.
-¿Por qué cambiaste?-dije serio.
-Jamás he cambiado… Sigo igual que el día que te recogí, Lieveboll… El único que has cambiado eres tú…-dijo mientras me seguía penetrando.
-V-v-verrat…-dije entre gemidos.
-Lieveboll…-gimió él.
-Voy a correrme…-dije gimiendo.
-Yo también… Hágamoslo juntos… Hermanito…-gimió.
Me corrí en las paredes de esa asquerosa celda y él se corrió en mi interior. Se separó de mí y entonces, sin poder remediarlo, me abracé a él.
-Por favor… Vuelve a casa… Vuelve con nosotros… Te lo suplico…-dije llorando.
-Vamos, Lieveboll… No soy tu madre… No me necesitas encima de ti las 24 horas…-suspiró.
-T-te necesito… Hermanito... -dije llorando aún más.
-Vamos… No te pega ser tan llorón… Un poco sí, pero no este extremo-suspiró de nuevo.
-Por favor…-dije desesperado.
-Di que me quieres, Lieveboll…-me dijo serio.
-T-te quiero… V-verrat…-dije mirándole con los ojos llorosos.
En ese momento noté cómo me desmayaba… Lo último que vi antes de perder el conocimiento fue la cara de Verrat sonriendo…
__________________________________________________________________________
Me desperté en el bosque cercano al Vaticano. Estaba fuera… No recordaba qué había pa… Espera… ¡NO! ¡NOOOOOOO! ¡¿YO LE HABÍA SUPLICADO?! ¡¿YO ME HABÍA ACOSTADO CON ÉL?! ¡MENTIRA, MENTIRA! ¡YO LO ODIO! ¡HA SIDO UN ERROR! ¡NO LE QUIERO! ¡LE ODIO!
-Tsk… Seguro que me ha hipnotizado o algo… ¡¿Yo un llorón?! ¡Ja! De todas formas ha sido un error soltarme. Cara-rábano… ¡Te vas a enterar! ¡Me voy a unir a Rufus y a los demás y ganaremos esta batalla! ¡Te mataré! ¡Ya lo verás! ¡Porque no te amo, no te amo… NO TE AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-dije para mí mismo.
Me fui en dirección a Prusia para buscar a los demás, lo que no sabía es que en uno de esos árboles alguien me observaba…
-Je… Por eso no puedo volver, hermanito… Porque sigues siendo tan idiota como siempre…-dijo Verrat sonriendo en la copa de uno de los árboles.
CONTINUARÁ…
__________________________________________________________________________
Y eso es todo, el tipo que intentó matar a Kilian no ha recibido el suficiente castigo, pero algo es algo. Nuestra segunda temporada llegará pronto, aunque con los cambios de parecer que tiene este autor, a saber cuando la hace. Hablando del rey de Roma, su mensaje asoma:
Llevaba tiempo queriendo hacer este especial, pero no he tenido una idea concreta de cómo hacerlo, hasta ahora… Siempre me ha encantado esta pareja, y hacerles un especial me ha encantado, así que a lo mejor hago alguno más pronto, ya se verá.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR
Bueno, ya es hora de despedirnos, pero no sin antes dejaros con un adelante de lo próximo del autor, ¡gracias por leer y hasta pronto!
-¡Oye! ¡Oye! ¡Que no quiero vivir contigo!
-¿Por qué?
-¡Porque no te conozco de nada!
-Soy Sergio, me conoces.
-¡Solo sé tu nombre!
-Prepararé la cena.
-¡Aaaagh! ¡¿Tú estás escuchas cuando te hablan?!
-Si.
-¡ODIO A LA GENTE CONCISA!
Basket and rap! (spin-off de Videogames and rock and roll!)
PROXIMAMENTE