ESPECIAL Noche Buena
Mi hermana quiso meterse la polla de su primo y a cuatro como estaba le ayudé a introducirla. Agarré por la cintura a Samu y acompasé los movimientos para que aprendiera el meneo.
Especial Noche Buena
por Román Fons
Otra vez la Navidad. Nunca me han gustado las festividades religiosas. Entiendo que son días de reencuentros. En nuestro caso nos reunimos con los abuelos (padres de mi madre), mis tíos y mis dos primos.
Eso sí, los dulces y las botellas de licor que cada año secuestro valen las navidades.
En ésta ocasión como en todas ellas los aperitivos de la cena de Noche Buena eran exagerados. Como el escote de mi tía que descubría el mayor canalillo jamás visto. Mi abuela cuando le ayudó a quitarse el abrigo le llamó de todo.
-Es Noche Buena, mamá
-Lo será para los hombres que lo vas a tener calientes toda la noche. Guarra
De aquí no pasaron.
Yo me fijé más en lo corto que era el vestido, rojo sangre a un palmo y, sobre la rodilla. Sentados ya en la mesa con la escusa que recoger la servilleta que dejé caer al suelo con intención de sumergirme bajo la mesa. Descubrí un interesante mundo multicolor. Mamá las llevaba blancas, la abuela rosas, mi hermana color carne y mi tía negras contrastando con el rojo del vestido.
-Donde está el niño?
-Le ha caído algo abuela. Ahora subirá – dijo mi hermana con la voz entre cortada a causa de mis dedos que jugaban con sus labios. En segundos aproveché para meterle unos dedos.
Mis primos, Samu y Alex tenían 18 años.
La cena continuó como cada año. Los mayores con sus cosas y los jóvenes en un extremo de la mesa tratando de incordiar buscando el... -Porqué no subís a la habitación a charlar de vuestras cosas que los nosotros tenemos que hablar de cosas de mayores?
En la planta superior se encuentran las cinco habitaciones. La de mis padres, la de mis abuelos que esta montada sólo para ellos, una doble de invitados, la de mi hermana y la mía cada una con dos camas. La de mis padres y la de los abuelos son suite. Un baño completo da servicio al resto de la planta. A la guardilla se accede por una empinada escalera de caracol. Casi nunca subimos. Está llena de trastos y muebles de la tienda de antigüedades que tenían los abuelos. Los subió una grúa antes de cerrar los dos grandes tragaluces.
-Donde tienes el vino dulce – preguntó mi hermana
Hice cuatro vasos con sendos folios de papel y brindamos por la Noche Buena.
Alex y Samu desde que mi hermana experimentó el paso de niña a mujer cambiaron su forma de mirarla e incluso de hablarle. Habían perdido le espontaneidad de cuando eramos niños. Lo comenté con ellos – Es que se ha puesto muy buenorra – respondían los hermanos. La pubertad nos cambia a todos.
Mi hermana hacía ya un rato que estaba tramando alguna guarrada. Sirvió otra ronda y acercó la bandeja de dulces.
Recuerdo el día en que fuimos a la playa y se comían a mi hermana con la mirada cuando con un colchoneta se dirigió al agua contoneando las caderas. Los bultos en los bañadores delataban el deseo por su prima mientras murmuraban entre ellos -Mira que tetas, si no fuera mi prima se las tocaba – oí decir a Samu.
-Pues yo le tocaba el culo y le besaba en los labios – dijo Alex.
Dejé de hacerme el dormido y mientras me ponía en pié les dije
-Pues yo no tengo manías y le voy a tocar las tetas y el culo. Luego le besaré con lengua. Si fuera vosotros vendría a probar. Igual se deja.
Nadé unos metros hasta llegar a ella. Casi salía del espigón. En aquella zona no habían bañístas sólo un par de pescadores aguantando las cañas.
Mi hermana tomaba el sol boca arriba sin el sujetador desabrochado. Me oyó llegar.
-Tienes a los primos con la polla a punto de estallar.
-jajaja como a esos pescadores. Me preguntan si se la quiero chupar.
-Los primos te quieren tocar el culo y las tetas.
-jajaja y tu que les has dicho.
-Que yo lo iba a hacer ahora.
-A qué esperas.
Subí al colchón quedando ella debajo y yo sentado en su barriga con una pierna a cada lado y las rodillas en el agua.
Le agarré las dos tetas buscando con la mirada a mis primos. Estaban en el borde del agua mojándose los pies haciendo turnos con los prismáticos. Samu levantó el brazo en señal de aquí estamos.
Me incliné hasta llegar a un pezón que relamí y remordí hasta que mi hermana suspiró. Luego le besé los labios.
Me dejé caer al agua para que mi hermana se diera la vuelta y pusiera el culo al sol. Situé la colchoneta en paralelo a la arena para que los primos vieran como le bajaba la braga del bikini para tocarle mejor el culo a su prima. Mi hermana con la mano que tenía en el agua me masturbaba de tal forma que me corrí. Fue divertido ver mi semen nadando con la corriente hacia no se quién.
Nadé a la orilla dejando a mi hermana tomando el sol sobre la colchoneta.
Los pescadores se tocaban con descaro viendo a mi hermana varada en las rocas del espigón ya completamente desnuda con el culo hacia a ellos y separando cada vez más las piernas. El más joven se despojó de la ropa quedando en clips y saltó en su busca. Cogido a la colchoneta pateó el agua hasta doblar la punta del espigón.
-Que pasada, Román. Cómo haces eso con tu hermana?
-Ya os gustaría a vosotros. Eh? Quien diga una palabra de lo que habéis visto, lo mato.
Nos reunimos con nuestros padres que estaban más cerca del chiringuito.
-Y tu hermana donde se ha metido? – Preguntó mi madre.
-Se ha encontrado una amiga del colegio. Ya vendrá.
Volviendo a la Noche Buena, oímos la tan esperada frase de -Porqué no subís a la habitación a jugar que los mayores tenemos que hablar de cosas de mayores? Tú espera que faltan regalos por abrir – le dijeron a mi hermana.
Nosotros fuimos a mi habitación a enseñarnos los regalos y charlar de cosas de chicos.
Pasaron unos minutos y la puerta se abrió. Entró mi hermana cargada de prendas.
-Os molesta si me pruebo los regalos? Tu armario tiene doble espejo.
No obtuvo respuesta alguna. Abrió las dos puertas de mi armario que por el interior eran de espejo. Despegó el póster tamaño natural de Raquel Welch en hace un millón de años. Del otro espejo el de Jane Fonda en Barbarella.
Nosotros tres estábamos sentados en una cama, callados, esperando a no sabíamos qué.
De repente y de espaldas a nosotros comenzó a desnudarse de cintura para arriba. Primero se sacó el jersey por la cabeza. Lo dejó caer al suelo y de un puntapié lo lazó sobre Alex.
Desabotonó la camisa, descubrió un brazo y luego el otro. Quería calentarnos, estaba convencido.
-Te importa a pongo música para hacerlo más sexy?
-Porqué no
Dejó caer la camisa y se tapó la parte de los pechos con un vestido de los que se venía a probar, se volvió a nosotros diciendo – Me voy a cambiar de ropa. Espero que os comportéis como adultos – volvió a darnos la espalda y se puso el vestido sin quitarse la falda.
Dio varios pasos al frente, a un lado, atrás, al otro lado. - Vaya mierda de vestido, es de abuela – dijo con cierto desprecio.
-Podrías darle un poco de morbo al tema -dije. Samu pidió un balanceo de caderas.
Al subir el vestido para sacarlo por la cabeza, la falda de debajo también subió enseñándonos las bragas color carne. Ella lo sabía y preguntó – No se ha visto nada verdad -
-Noooooo nooooo noooooo – se oyó a tres voces.
Mi hermana con la espalda desnuda tapándose los pechos con los brazos entre lazados le pidió a Samu que le desabrochara la cremallera de la falda.
Samu tragó saliva y se acercó a ella. Mientras él buscaba la cremallera ella bajó los brazos para dar un giro a la falda. Samu quedó inmóvil con los ojos clavados en los pechos de su prima.
-Samu, nunca has visto una tetas?
-Como estas no -respondió segundos después.
Consiguió bajar la cremallera sin dejar de admirar el par de tetas.
Ya sólo en bragas moviéndose como una serpiente con amniótico balanceo se enfundó otro vestido. Era corto con estampado de flores.
Deslizó el vestido con idéntico movimiento y volvió quedar en bragas. Ya no escondía los pechos. Bailaban al moverse de un lado a otro. Alex fue el primero en taparse el bulto de la erección.
Mi hermana lo vio. De una caja sacó un conjunto de corsetería. Lo alzó para mirarlo y para que lo viéramos. Reclamó a Alex para que le abrochara el sujetador. El chico no se lo creía. Tenía vergüenza de levantarse de la cama con aquella erección. Su prima se dio cuenta y fue ella quien se acercó a él. Se sentó a su lado. El chico no sabía como funcionaba semejante instrumento. Lo abrochó ella misma.
-Pero sacar y poner bragas si sabrás, no? - le dijo levantándose y poniendo el ombligo en su nariz.
Ahora la erección era general. Alex no se atrevía y su prima con delicadeza le puso los dos dedos de cada mano en los lados de la prenda.
-Tú solo aguanta y mira.
Comenzó con un contoneo que me puso a mil. Yo quería estar en el lugar de mi primo para bajárselas con la lengua. El contoneo lo acompañaba subiendo y bajando las careras. Ahora levantaba los brazos. Era un espectáculo ver aquel cuerpo reptando con las bragas cada vez más abajo. Mi primo le pilló el truco y les subía y bajaba descompasando a su prima.
Por fin llegó el momento de descubrir el pubis. Negro. Potente pero cuidado.
Mi hermana acercó el cuerpo a la cara de Alex. El chico no sabía que hacer. Los nervios le podían. Sudaba. Me acerqué a mi hermana por detrás. Le desabroché el sujetador, agarré los dos pechos y mirando a Alex dije – En la playa qué dijiste que querías tocarle?
Mi hermana se dio la vuelta poniéndole las nalgas delante de los ojos.
-Me gustaría que me las tocaras ahora Alex.
No se atrevía. Cogí sus manos y las puse sobre las nalgas de mi hermana. Ayudé en los primeros movimientos hasta que las acarició él solo.
-En la playa Samu dijo que le gustaría tocarte las tetas. Como lo ves?
No necesitó asistencia. Supo como tocarle y chuparle las tetas. Se le notaba cierta experiencia.
-Quiero tus besos Román. Me besé con mi hermana un buen rato y pensé que sería buena idea dejarlos solos para ver como reaccionaban.
Bajé a comprobar como estaban de entonados los mayores. Bastante bien.. Ya jugaban a cartas
Volví a la habitación.
Paré en la puerta viendo como mi primo mayor se morreaba con su prima y el primo pequeño se enzarzaba a chupetearle las tetas. Aquello tenía buena pinta. Me gustaba.
Me puse junto a ellos. Saqué mi polla morcillona y me hice un hueco entre la boca de mi primo y la de mi hermana.
-Mira como lo hago y tu lo haces también – le dijo mi hermana al primo.
En segundos tenía una erección de caballo. Me la estaban chupando los dos. Me bajé los pantalones para que me comieran los huevos. Comenzó mi hermana y le enseñó a mi primo. El pequeño seguía haciendo de bebé mamando de su prima.
Miré hacia abajo y vi la mano de mi hermana hurgando la bragueta de Samu. Le sacó la polla y bajó a chuparla. Él quedó lamiéndome los huevos y chupándomela.
Puse a mi hermana a cuatro patas y seguía comiéndole la polla a su primo del que me separé para meterle la polla por el coño a mi hermana. Le dije a Alex que dejara las tetas y que viniera tocarle el culo a su prima. Le puse los dedos de una mano sobre el clítoris y le indiqué que la moviera de abajo arriba.
Mi hermana quiso meterse la polla de su primo y a cuatro como estaba le ayudé a introducirla. Agarré por la cintura a Samu y acompasé los movimientos para que aprendiera el meneo. Su hermano siguió estimulando el clítoris de su prima. Luego quiso meterle los dedos y mi hermana le dijo a Samu que sacara la polla y le dejara meterlos que mientras se la chuparía.
Me asomé a la escalera. No había peligro.
Samu se corrió en la boca de su prima. Creí que le daba un infarto. Tardó un rato en sobreponerse. Le dí tanto vino dulce para reanimarlo que casi lo ahogo. Se tumbó en la cama y quedó dormido.
Les hicimos jurar, so pena de no repetirlo en otra ocasión, que no contarían a nadie lo ocurrido. Juraron.
Mi hermana fue a lavarse. Samu volvió a quedarse dormido y el pequeño gran hombre dijo – esa si que ha sido una noche buena - y me dio las gracias.
Oí el timbre de la puerta. Eran más de las doce de la noche. Quién podría ser a aquellas horas. Bajé y... sorpresa
Me saludó el último. Un beso en la mejilla y el otro en la comisura de los labios con un apretón de tetas de infarto.
-Ha venido Raquel - grité a pié de escalera.
Mi hermana bajó a saludar a Raquel y a su marido.
-Estamos en la habitación
-Luego subo – advirtió Raquel.
Al juramento incluimos que nunca dirían que nos ayudaron a follarnos a Raquel.
Al despedirse en la puerta de la habitación, Raquel nos dijo en primicia
– La Noche Vieja la haremos en mi casa.