Esoterismo y hierbas “medicinales”

Ten cuidado con "las hierbas", te pueden hacer perder el control

Antes de Navidad, paseábamos entre las casetas donde se venden productos navideños y productos naturales ecológicos. En una de ellas venden colgantes hechos de piedras semipreciosas, amatistas, malaquita y obsidiana.

A nuestra espalda se oye una voz que llama por su nombre a mi pareja. La reclama la mujer que regenta uno de los tenderetes que vende hierbas, amuletos, perfumes exóticos y cosas por el estilo.

Resulta ser una madre de un compañero de nuestra hija pequeña. Charlan sobre temas diversos, sobre los hijos, el trabajo, y eso temas habituales entre padres. Al rato, nos despedimos, ella me da dos sonoros besos y me llama la atención el modo de mirarme.

Semanas mas tarde, paseaba solo por el centro de la ciudad y me tropiezo de frente con ella y su pareja. Se le notan muchas ganas de charlar conmigo y me cuenta que se dedica además de vender hierbas a dar masajes… pero masajes muy especiales  “espirituales y llenos de sensualidad y cariño”.

-       ¿quieres disfrutar de una sesión para equilibrar la fuerza interior y eliminar los residuos del stress?, me propone. “Lo pruebas y luego ya me cuentas. Si así lo quieres, ahora mismo puedes empezar un nuevo ciclo vital que cambiará tu vida”.

Sus ojos están completamente abiertos y la expresión de su cara me transmite entusiasmo, alegría y una cierta dulzura. No lo he dudado y ya estamos los tres en camino. Su pareja apenas presta interés y parece distraído, supongo va pensando en otras cosas mas interesantes.

Llegamos a su casa. Al entrar un intenso aroma a hierbas aromáticas se instala en mi nariz. Ella me acomoda en una especie de sillón oriental con muchos cojines y me trae un vasito con una infusión que me invita a beber.

-       “Quítate la camisa y el pantalón. Te bebes esta bebida relajante y luego te pones cómodo tumbándote sobre estos cojines”, me dice con voz pausada y tranquila.

Ella va hacia la estancia contigua que está en penumbras.

Me tomo el licor que tiene un intenso aroma de frutas tropicales y un regusto entre acido y dulzón. Me acomodo y siento que el sillón se hace mas y mas suave, y muy, muyyyy blando. Parece que estoy sentado en un trono hecho de algodón. Me siento flotar.

El sonido agudo de una campanilla despierta mi atención, y vuelvo la vista hacia la entrada de la estancia. Allí está ella con indumentaria que a mí me parece hinduista o algo parecido. Se ha recogido el pelo y se ha maquillado en consonancia. Estoy gratamente sorprendido y tengo la impresión que una bella dama oriental se me acerca.

Trato de incorporarme para “presentarle mis respetos”, y aunque hago todo lo necesario ni un solo musculo me obedece. Estoy paralizado, es como si fuese una estatua de la que solo el cerebro y los ojos responden.

A mi derecha, a un par de metros, está Samuel, también tumbado y aparentemente “ido”.

Sihrta, que así se hace llamar, se acerca lentamente, y tras dibujar sobre mi pecho diversas figuras con sus dedos, me desprende del slip y toma mi miembro.

Me siento muy avergonzado mientras ella toma mi polla con estas ridículas dimensiones. No la tengo pequeña, pero en estas  condiciones de nula estimulación no son las más adecuadas para impresionar a nadie.

Para ella todo resulta perfectamente normal y empieza a acariciarlo como si fuese un objeto extremadamente delicado y precioso.

Se unta las manos con un aceite que saca de un frasco cerámico de extraña forma. A continuación reparte el líquido viscoso por igual sobre mi pene y mis testículos. Hace aparecer mi capullo deslizando el pellejo hacia atrás completamente y lo baña con este aceite misterioso.

La primera sensación que me produce es de un ligero frescor, pero enseguida se torna en un calor intenso, que casi me hace rozar el dolor. El efecto es casi fulminante, en cuestión de segundos el pene ha pasado de un aspecto flácido y desganado, a un pene erecto, desafiante con ganas de embestir y penetrar lo que sea.

Con mucha naturalidad ella me masajea lenta pero firmemente, arriba y abajo, arriba y abajo. Intercala apretoncitos al capullo y delicados juegos de sus dedos rodeando la corona del glande.

Sube y baja y vuelta a empezar. Se lo toma con mucha calma como si fuese a durar toda la noche. Yo sigo sin poder mover ni un musculo pero no me siento nada mal.

Solamente tengo que seguir contemplado ese majestoso masaje y disfrutar de esta maravilla. Tengo cierto miedo de que tenga una corrida temprana e incontrolable, pues los estímulos son muy intensos y no puedo ni dominarlos ni apaciguarlos.

Veo que ella sabe muy bien lo que hace y no le parecen importar mis miedos. Sigue y sigue masajeando sin descanso la polla mas gorda que he tenido en mi vida. Estoy sorprendido de lo gorda que se ha puesto, destacando claramente las venas que traen la sangre y el capullo que parece un champiñón gigante.

Ahora si que me siento orgullo. Recibo un aluvión de estímulos placenteros que me están volviendo loco. Cuando ya estoy al borde mismo del orgasmo, Sihrta lo adivina. Detiene el masaje, baja la mano hasta la base de mi polla estirando al máximo del pellejo, para a continuación apretar el puño varias veces haciendo que el capullo se hinche todavía más. Tengo la sensación que puede explotar en cualquier momento.

La otra mano se entretiene en juguetear con mis huevos. Uy! Mis huevos! Están inflados como nunca los había visto antes, y sobre todo muy sensibles a los tocamientos.

Sihrta los coge y aprieta uno a uno hasta llevarme al borde del dolor, pero esto consigue reducir mi excitación para poder continuar con su infernal masaje: arriba y abajo, arriba y abajo…y un masaje especial para el capullo…

Yo me la veo cada vez más grande y mas gorda, sintiéndome como una estrella del porno. Sihrta ya lleva un buen rato con sus maniobras pero persiste con su ritmo pausado y enérgico, sin mostrar apenas emoción ninguna en su cara. Me da la impresión que es una parte más de su “trabajo habitual”.

Después de unos instantes dándome apretoncitos en los huevos y de apretar el puño alrededor de la base de la polla, vuelvo a estar disponible para que me siga pajeando de esa manera tan rica que ella sabe hacer.

Sin embargo, en esta ocasión Sihrta se coloca a horcajadas sobre mi, se quita el vestido de motivos orientales que vestía y se presenta desnuda ante mis ojos. Sin perder su expresión comedida y aparentemente ausente, en su boca se dibuja una expresión de gula que la delata.

Después de frotarse con la mano la raja durante unos instantes, la otra mano toma mi polla y dirige  el capullo hacia su vagina. Hace frotar mi capullo, encendido como un carbón al rojo, sobre su clítoris varias veces, hasta que finalmente lo dirige hacia la entrada de su chocho.

Hace descender ligeramente su pubis y la cabezota  de mi polla encuentra su camino. La tengo tan gordota que le cuesta de entrar con lo que a Sihrta se le escapan algunos gemidos en la maniobra.

Después de varios movimientos arriba y abajo, mi polla termina por entrar totalmente y Sihrta se toma un respiro. A mi me gustaría cogerla por las caderas y hacerla ir y venir hacia mi, o sacar la lengua para lamerle los pezones de esas tetas tan bonitas en forma de pera que tiene.

Los movimientos de sus caderas capturan toda mi atención. Se mueven adelante y atrás, unas veces lentamente, otras de forma brusca y entrecortada, pero siempre provocando un roce intenso entre las paredes de su vagina y mi crecida polla.

En ocasiones su pelvis se eleva lentamente hasta conseguir que sus nalgas se eleven sobre mis muslos, para luego dejarse caer firmemente hasta que sus nalgas golpean sobre mis piernas y los huevos reciben el apretón correspondiente.

Estos movimientos los repite de forma continuada y de vez en cuando intercala los de adelante y atrás. La contemplo y me dejo hacer pues me hace disfrutar mucho y mis músculos todavía están completamente dormidos.

Sus tetitas se bambolean de un lado a otro y me hacen desear el chupetearle los pezones, mientras le cojo fuerte por las caderas.

Poco a poco su expresión va cambiando, la contemplo algo fatigada y sudorosa, pero cada empujón lo da con más ganas y disfrutando más.

Aparentemente, sin perder el control, Sihrta sigue cabalgado, unas veces al paso, otras muchas al trote y algunas pocas al galope. Después de un buen rato, noto como llegan las contracciones a su vagina.

Sihrta gime y se retuerce disfrutando de un gran orgasmo. Siento como su coño explota y sus flujos vaginales salen a chorro mojando mi polla y discurriendo por mi entrepierna.

Siento sus fluidos  calientes y que me mojan completamente.

Después de unos minutos de pausa reposando sobre mi pecho, Sihrta se retira lentamente y se sienta a mi costado. Con ambas manos coge mi polla completamente mojada y resbaladiza para volver a pajearme como antes.

Ahora la veo mas decidida a llevarme hasta el final y sus caricias se hacen mas y mas intensas. Apenas puedo describir mis sensaciones. Me gusta, pero la intensidad de sus meneos me llevan al borde del dolor.

Mi polla está tan manoseada que está super sensible y los huevos están tan inflados que parece que explotaran en cualquier momento. Durante un buen rato he estado disfrutando como nunca, pero ahora ya estoy deseando que llegue el final.

Siento una sacudida tremenda, como una descarga eléctrica. El espasmo va y viene desde la nuca hasta mis genitales rebotando una y otra vez.

Todo mi cuerpo se contrae y se libera una y otra vez provocándome una sensación de infinito placer. Cuando finalmente abro los ojos, y miro hacia mi polla veo como salen de forma incontrolada y espasmódica avenidas de leche que salen disparadas hacia arriba.

Nunca, nunca, nunca había tenido una corrida semejante, ni tampoco había sentido tanto gusto.

Después de unos instantes de pausa, Sihrta vuelve a pajearme y de forma inverosímil me vuelvo a correr, teniendo otro orgasmo.

Ha sido tan intenso, tan sublime que mi cuerpo requiere un descanso y me duermo profundamente.

Deverano