Esos días de Aeropuerto (8) FINAL

Al final de cuentas,” no hay mal que por bien que no venga”.

El día de descanso fue sólo eso, un día más, ni siquiera llené mi apatía yendo a visitar a mi madre y después de estar un rato con ella, salí casi huyendo de su casa, mi vieja me preguntó por María Eugenia y fue como darme un sopapo, “se volvió a España” le contesté y no sé si por instinto de madre o porque se me notó en la cara pero no preguntó más nada.  No quise cenar con ella pero me tuve que traer el recipiente con la comida que me había preparado, me volví a mi casa para cenar y dormirme, ya vería que me deparaba un nuevo día en el Aeropuerto.

No fue una semana de lo mejor, en lo laboral no fue distinta a otras en que todo estaba tranquilo pero todos sabíamos que era una especie de calma chicha que anticipaba tormentas “lógicas” , la semana siguiente sería de vacaciones de invierno y el Aeropuerto se convulsionaba bastante, las empresas tenían más movimiento, había más pasajeros, más gente que los venía a despedir, más carteristas y descuidistas, más gente que pretendía viajar aún con impedimentos, en definitiva, más delitos dando vueltas lo que implicaba guardias y atenciones al público reforzadas.

En lo que respecta a lo personal y con las mujeres, Judith con una fiebre galopante que la mantuvo en la casa por toda una semana, Graciela con su período que, según ella la dejaba inactiva y dolorida por tres o cuatro días y además, con el agravante de que la hermana solía correr la misma suerte después de ella.  Lalo puteaba por la posibilidad perdida pero no tanto porque lo de Alicia y él se había solidificado bastante y ya no estaba tan “veleta” .  En mi caso estaba Alejandrina y me dediqué por entero a ella.

Fue una semana de “visitas” a hoteles por horas, en concreto a dos de ellos que nos quedaban de paso antes de llevarla a la casa.  Lograba de ella todo lo que quería pero parecía ser sólo yo el que cogía y cuando, al cuarto día de acostarnos todas las noches, se puso en cuatro pidiéndome que “le hiciera la cola” tuve que aplicar toda mi fuerza de voluntad y paciencia para penetrar ese culito casi como pidiendo permiso.  Empujar, penetrar en parte, retroceder, calmarla y volver a intentar para caer nuevamente en los lloriqueos colmó bastante mi paciencia.

No llegué a nada, se me fueron las ganas y me senté en la cama para conversar con ella.  Era evidente que en el día a día se le notaba una mejora sustancial en su modo de ser, en el vestir y en el moverse, lo notaba yo y lo notaban los demás, ya todos sabían en el Aeropuerto que ella y yo salíamos y verla bien, mucho mejor de lo que se demostró siempre, implicaba que “estaba bien cogida” , esto me generó algunas simpatías con mujeres que se me acercaron a “charlar” y no pasé de allí pero también generó antipatías que me esperaba aunque éstas siempre suelen ser ocultas o apañadas.

El caso es que simpatías o antipatías al margen, yo no me sentía nada bien en la cama con Alejandrina, era, sin ningún tipo de dudas, “un minón infernal” pero yo sólo sabía que era un “paquete” y en esa conversación, sentados en la cama, se lo dije, no tan directo pero le di a entender que tendríamos que dejar de salir porque no llegábamos a congeniar en la cama.  Hubo lágrimas y un enorme cachetazo al ego del “guacho pistola” …  Me sentí para la mierda cuando me dijo entre lágrimas:

--Mi abuela me dijo siempre que la mujer tiene que ser “una dama en la casa y una puta en la cama” , me encantaría demostrártelo pero no sé cómo hacerlo, vos sabías que no tenía experiencia y no supiste enseñarme.  No sé si lo que hago está bien o mal, espero que vos termines y te sientas bien y muchas veces me quedo con las ganas.

Es evidente que hay cosas que cuando te las dicen te revuelven las tripas, te mueven todos los esquemas pero también es cierto que algunas de esas cosas son irrefutables.  La “pendeja” me estaba dando una lección de las que no se olvidan y tuve que reconocerle que tenía razón, yo entraba al hotel a hacer lo que yo ya sabía y pretendía que ella, sin saber, me respondiera igual o mejor.  Haciendo acopio de hombría tuve que pedirle perdón y reconocer su verdad.  Salimos del hotel después de charlar un rato más, jugar luego en la ducha y darnos una nueva oportunidad ante nuevos intentos.

El hielo se rompió y de una manera genial, los cinco días siguientes en que nos encontramos para estar juntos fueron de salir a caminar, tomar café o ir a cenar con un final “cantado” .  Logré con muy poco que se “soltara la fiera” y quedábamos los dos de cama, se descubrió multiorgásmica y siempre parecía querer un poco más, algo que, por lógica, nos encantaba a los dos pero… siempre aparecen los peros y muchas veces te descompaginan todo.

Hay algo que yo no les conté, el Servicio de Seguridad Aeroportuaria dependía de los militares, yo siempre fui civil y la jefatura que nos fue otorgaba estaba dada porque mis compañeros y yo proveníamos de la rama de Inteligencia, teníamos, si se quiere, otro status, otro roce con los superiores y un mejor sueldo que muchos militares, algo que jamás puse de manifiesto con ninguno de ellos pero, mis compañeros y yo sabíamos que los que tienen el “culo sucio”, precisamente por esa suciedad implícita, siempre tienen para opinar al respecto y desparramar mierdas.

Cuando mejor estaba, una mañana me hice cargo de una guardia y no bien distribuí a la gente sonó el interno de mi oficina, era la secretaria del Comandante, ni siquiera me saludó…

--Willy, ¿qué cagada te mandaste?, el jefe está que trina y quiere verte.

--  Buen día negra hermosa, ni siquiera me saludás, ¿qué es lo que pasa?

--El saludo te lo debo y no sé qué pasa, no me quiso decir, sólo quiere que vengas a verlo con urgencia.

Le dije que ya salía para allí e hice una evaluación rápida de todas mis actuaciones, llegué a la conclusión que no había nada que me perjudicara y me fui para la Jefatura bastante tranquilo.  Ni siquiera pude hablar con la secretaria, el jefe me estaba esperando en la puerta y me hizo pasar urgente al despacho…

La bronca no era conmigo pero me afectaba y mucho, según me dijo, a él también pero no podía hacer nada al respecto.  Lo primero que me preguntó era si yo estaba saliendo con una menor de edad…

--  Mire Jefe, eso hace a mi vida personal pero para su tranquilidad, la jovencita con la que salgo es mayor de edad, además, me extraña que me pregunte eso, ella trabaja en el Aeropuerto y que yo sepa aquí menores de edad no trabajan.

--Eso ya lo sé, te lo pregunto por preguntar, ya sé quién es la chica, lo tuve que mandar a averiguar porque a TU Jefe directo le llegó una denuncia diciendo que era una menor, hasta tenía fotos de los dos tomando un café en la parte VIP de la confitería.

--  Tengo una idea de quién pudo ser el hijo de puta que hizo algo así pero, no cometí ningún delito.

--Ya lo sé Willy, no me compliques más la cosa, primero me tuve que ir al edificio central en la capital, después me tuve que comer una cagada a pedos de TU jefe hasta que me entendió como era la historia pero como también se metió en el medio el padre de la chica, TU jefe decidió unilateralmente que tenés que presentarte en otro destino, es en un Aeropuerto del interior del país, no me aceptó ningún tipo de defensa, tampoco le dio pelota a mi pedido para que lo reconsiderara.

--  Ya me imagino cual es la opción o acepto el nuevo destino laboral o renuncio, ¿no?  Ni siquiera le puedo ir a pegar un tiro en la cabeza a un hijo de puta que conocemos bien.

--No hagas boludeces, acá tenés la orden de traslado, si te sirve de consuelo a mí también me caga la vida pero estoy en tu misma tesitura o acepto o renuncio.

No había modo de discutir esto, sabía cuál era la mentalidad de estos “mierdas” burócratas de escritorio.  La orden debía efectivizarse en 72 horas y regresé al hall central rumiando todas las broncas que se me ocurrían, con Alejandrina no iría a hablar porque lo putearía al padre y ella no tenía nada que ver en esto.  Lo llamé a mi segundo y le dije que dejaba el puesto, que cualquier problema que surgiera se hiciera cargo él, lógicamente me preguntó el por qué y le conté lo que había pasado, “tengo ganas de matar a alguien y ya le dije al Jefe que dejaba la guardia, voy a aprovechar para tirar algunas líneas en las compañías aéreas y después me voy a mi casa” .

Me fui a mi “guarida” , recogí en un bolso ropa que tenía para cambiarme y algunos enseres personales, terminado esto, luego de ver que no quedaba nada, cerré con llaves y me alejé sin mirar para atrás.  Dejé el bolso en la guardia y me fui a ver a la novia de Lalo, estaba enloquecida con un vuelo y le pedí hablar con ella en cuanto se desocupara, le dije que era importante y que la esperaba en la confitería.  Ya en la confitería, luego del saludo a Alejandrina me senté en una mesa y lo llamé a Lalo por teléfono.  Me dijo entrecortadamente que estaba en viaje y mucho más no le entendí, recién estábamos con los primeros celulares y las comunicaciones dejaban bastante que desear.

Ale me hacía señas para que me acercara a la caja y me acerqué para decirle: “Ahora no puedo hablar, tengo que sentarme tranquilo con vos porque tengo novedades feas, si viene Alicia mostrale dónde estoy sentado, ya regreso” .  Fui al baño y cuando regresé a la mesa estaba Alicia esperándome.  No me dejó hablar, me dijo que había hablado con María Eugenia y estaba esperando para terminar el curso y que se buscaría el modo de pedir el traslado a Buenos Aires, que le había dicho que estaba convencida de pelear por mí.

--  No te voy a decir que no me alegra escuchar eso, en realidad estuve pensando mucho en ella pero no sé si ahora vale la pena.

--Si que vale la pena Willy, los dos se quieren, por lo menos dale la oportunidad de hablar con vos, yo pensé que te había llamado y por eso querías hablar conmigo.

--  No, no me llamó pero quería hablar con vos por otra cosa, una me dieron el traslado a un Aeropuerto que se encuentra a mil trescientos kilómetros de aquí y dos, necesito que me averigües qué posibilidades hay para el puesto de Jefe de Seguridad que alguna vez me habían ofrecido en tu empresa.  No quiero trabajar más para estos hijos de puta.

--¿Cómo que te dieron el traslado?, ¿qué pasó?

--  No tienen nada para reprocharme, sólo se le ocurrió a una mierda de escritorio y en 72 horas me tengo que presentar en Mendoza, es eso o el despido y no les voy a dar el gusto, antes me voy a un lado mejor.

En ese momento llegó Lalo y se sentó con nosotros diciendo que aprovechábamos que él no estaba para engañarlo, que empezaban con un café y luego seguían a más, la jarana y la risa que acompañó al comentario la frenó de golpe mi cara y la novia que le dijo. “No hables al pedo, tu amigo tiene un problema enorme encima” .

Allí cambió todo y ya se interesó por lo que me ocurría, no le contesté, sólo le di el mensaje del traslado, el golpe que pegó sobre la mesa y la puteada se escuchó en toda la confitería, “¿quién fue el hijo de puta que armó esto? y no me digas que no, esto está armado” , -dijo- y cuando le iba a contar, Alicia nos dejó solos y me dijo que se iba ya a averiguar lo que le había pedido, “te aclaro que para esto voy a llamar a la central” , -acabó diciendo antes de irse-.

Ya con Lalo la cosa fue más minuciosa, le expliqué como venía “la mano” y le di las llaves de la “guarida” para que él la aprovechara.

--Con lo del traslado no se puede hacer nada pero del hijo de puta me encargo yo, tengo montones de pruebas para mandarlo preso.

--  Hacé como quieras, lo único que te pido es que no te involucres, no vale la pena ensuciarse por ese idiota.

--Quedate tranquilo, hay más de uno de los nuestros que le tiene echado el ojo, sólo hay que exponer sus ingresos y queda “re-pegado” por varios años.  ¿Qué vas a hacer con la pendeja?

--  Nada, la voy a cortar acá, es una lástima porque venía bien pero que se arregle con el padre.

Luego de un rato Lalo me dejó solo y se acercó Alejandrina para hablar conmigo e interiorizarse de lo que pasaba, pidió un relevo en la caja y vino directamente a sentarse a mi lado…

--Me vas a contar que es lo que está pasando, ¿por qué estaba tan enojado Lalo?

--  Por dos o tres cosas que me pasan y que tienen que ver, directa o indirectamente, en gran parte contigo.

--¿Conmigo?, ¿qué tengo que ver con su enojo?

--Una porque el pelado de mierda ese que anda caliente con vos me denunció alegando que sos menor, dos porque mi jefe se dejó llevar y me dio el traslado inmediato a Mendoza, tres porque tu querido padre también habló con mi jefe pidiendo que me alejara de vos y cuatro porque a pesar de estar cada vez mejor, tenemos que dejar de vernos.

--¿Qué?, ¿qué me estás diciendo?, ¿qué es eso del traslado y que mi padre le pidió a tu Jefe?

--  Te lo dije así porque estoy muy caliente, me cagaron la vida y el trabajo y como tu padre tiene que ver en esto voy a terminar discutiendo con vos y no tengo ganas ni de discutir ni de que hagas alguna escena, este es el mensaje que me dieron hace un rato y ni siquiera el jefe de Aeropuerto pudo cambiar la decisión.

Leyó el mensaje y se puso a llorar sin hacer ningún tipo de aspaviento, era evidente que yo no mentía ni tampoco quería sacármela de encima…

--Willy, por favor, no tomes ningún tipo de decisión, esperá hasta mañana, dejá que hable con mi padre.

--  No tengo nada que esperar Ale, si ha sido tan pelotudo como para pedir una cosa así, sin siquiera conocerme y sin saber si soy buena o mala persona yo no puedo tenerle ningún tipo de simpatía, nunca dejará de ser tu padre y no quiero cargar con ese karma siempre.  Lo pasamos genial pero es mejor que dejemos las cosas así, además sabés que este tipo de decisiones no se cambian sino hasta que pasen unos meses en el nuevo destino y para ese entonces es probable que ya te haya conseguido marido.

No la dejé que me contestara, puse el dinero de la consumición arriba de la mesa y me fui, estaba que explotaba, bajé las escaleras de la confitería para ir a buscar mi bolso y me encontré con Lalo que venía a buscarme, me preguntó adónde iba a ir y le contesté que estaría en mi casa o en la casa de mi madre, “más tarde vamos a tu casa con Alicia, ella está hablando por teléfono para ver el tema tuyo y te cuento que ya le avisó a María Eugenia” , -me dijo-.

No le contesté nada, fui por mi bolso y tampoco quise hablar mucho con los efectivos de la guardia, ni siquiera volví a pasar por el hall central, me dirigí al estacionamiento por la zona de pista y desde el auto miré por última vez lo que había sido por mucho tiempo casi un segundo hogar.  Iba manejando y se me caían las lágrimas de la impotencia, no era por el traslado, la bronca tenía que ver con la hipocresía, con la falsedad, con el actuar solapado, aunque tampoco era tonto, tenía que reconocer que me gustaba tanto el lugar y el entorno que me confié, a pesar de llevar varios años en esto, no tuve en cuenta a los mediocres.

Me fui tranquilizando a medida que me acercaba a mi casa, lo de las mujeres no me afectaba tanto, yendo a un nuevo destino podría encontrar otras tan buenas o mejores, tampoco conocía a nadie cuando me trasladé a cumplir funciones al Aeropuerto del que ahora me tenía que ir pero… tuve que aceptar que los años y la comodidad hacen que uno se vaya asentando en lo logrado y pasan a no tener sentido las búsquedas de relaciones nuevas, las que surjan que surjan y las ya logradas que se mantengan, eso es lo que parecía primar y este traslado cambiaba todo.

Lo de la empresa aérea era una posibilidad pero sólo eso, una posibilidad, lo de mi trabajo, aún en otro destino laboral, era seguro y, me gustara o no, de eso comía y vivía, así que, tendría que hacerme a la idea de cambiar de aires, de todos modos, algunos me las iban a pagar.  No obstante, estando ya en casa, me senté en la máquina y confeccioné un curriculum haciendo hincapié en los trabajos de seguridad centrándome en los años pasados en la terminal aérea y en los conocimientos de las reglamentaciones de la O.A.C.I. (Organización de Aviación Civil Internacional) que regían a la mayoría de los Aeropuertos del Mundo.

Se había pasado un poco el mediodía y me dio hambre, en casa no cocinaba, a mi “vieja” no iba a caerle de sopetón y decidí salir a comer a una parrilla de un amigo.  Tenía la mano en el picaporte cuando sonó el teléfono de línea, sin identificador de llamada, lo primero que pensé es que sería María Eugenia y atendí con un cierto grado de esperanza, tenía ganas de escuchar su voz, aún cuando sabía que no la había tratado bien anteriormente.  No era la “gallega” pero igual me alegré…

--¿Dónde estás, qué hacés?...

--  Hola Judith, Buen día, ¿cómo estás?...  Estás llamando a mi casa, ¿dónde querés que esté?...

--Tenés razón Willy, disculpame, te llamé al celular y no entran las llamadas por eso intenté en tu casa, me llamó mi hija para avisarme, ¿cómo es eso que te vas del Aeropuerto?

--  Ya me fui, me dieron la noticia esta mañana y levanté campamento, parece que se enteraron todos.

--Sí, a nadie le agradó la noticia.  Yo estoy en mi casa porque no tuve ganas de ir a trabajar, vivo en la periferia del centro, ¿vos estás lejos de tal barrio?

--  No, me queda como a quince minutos, ¿qué querés, que vaya a tu casa?  Justo iba a salir a comer.

--Venite hasta casa, por favor Willy, comemos algo junto, necesito verte.

Ese “necesito verte” me activó todas las neuronas, lo primero que me vino a la mente fue la mirada pícara de Judith, sus tetas firmes y ese culito al que volvería a “hacer hablar” , anoté la dirección que me dijo y le contesté que me esperara.  Fue un poco más de quince minutos, a esa hora el tránsito era endemoniado y me lo tomé con calma, como fuere apenas estacioné frente a la casa, un chalet inmenso de dos plantas, con rejas altas por delante, luego un espacioso jardín y un estar techado con arcadas para dejar lugar luego a la puerta de entrada.

Estacioné frente a la casa, vi que ella miraba desde la ventana del costado de la puerta y me abrió las rejas con el portero automático.  No bien traspuse la puerta y la cerró, me quedé mirándola, vestía una remera ajustada que por los pezones duros se le notaba que no llevaba sostén, calzaba sandalias de taco medio y tenía puesto un shorcito de jeans que casi, casi parecía un slip.  La saludé con un beso en la mejilla y cuando giró para ir a la cocina diciendo que la mesa estaba servida, no me aguanté…

La abracé desde atrás y apoyándome en su espalda apreté sus pechos firmes mientras mis dedos se ocupaban de sus pezones, el gemido que esto ocasionó se estiró cuando le besé el cuello e hizo que su culito se apretara contra mí…

--  Si no hay nadie en la casa prefiero empezar con el postre, que, por lo que veo y siento, está delicioso y a punto de caramelo.

--Lo del comedor es comida fría, puede esperar y tu postre tiene ganas de que lo muerdas, lo beses y le hagas lo que quieras, ¡cómo me calienta cuando me hablás o tocás!, creo que después de hoy voy a llorar tu ausencia.

--  Hoy es hoy, mañana veremos…

Le hablaba al oído y seguía con mis besos en el cuello a la par que había dejado sus tetas y le sacaba la remera, la hice girar y nos comimos, casi “masticamos” la boca con besos apasionados, apresurados, desatados y luego hice lo mismo con sus tetas duras parecía que me las quería tragar.  Ella gemía entregada y se arqueaba como un junco, noté que el short estaba flojo porque lo había desabrochado y la levanté de la cintura para llevarla al sofá. “No, no al sofá no, vamos a la habitación, quiero estar en la cama, quiero que me rompas toda y gozarte en la cama”

Cualquier día le iba a decir que no y me fue guiando mientras me besaba con las piernas cruzadas en mi cintura.  Al llegar a su habitación lo único que recuerdo fue la cama y la deposité de forma suave para poder sacarme la ropa, ya desnudo y con el miembro en su máxima dureza la miré, Judith era una belleza de mujer, nada en ella desentonaba.  Entreabrió las piernas luego de sacarse el short y la tomé de los muslos para poder enterrar mi cara en su vagina anegada, todo su cuerpo dio un salto cuando sintió que mis labios y mi lengua tomaban posesión de su intimidad y el gemido fuerte y alto retumbó en el cuarto.

Me di un festín saboreándola y haciéndola gritar de desesperación por los orgasmos que se sucedían, conté tres y el último fue tremendo porque el pulgar de una de mis manos hurgando y totalmente introducido en su culito lo hizo parecer como una descarga eléctrica.  Quedó tirada con los brazos abiertos y le hice probar sus jugos con un beso que trasladó saliva con aroma a hembra caliente y no le hizo ascos prendiéndose con ganas a mis labios.  Se notaba sorprendida por las reacciones de su cuerpo y me pedía de esperar, que la edad no la ayudaba, que estaba molida…

Parecía que toda la tensión de ese mediodía la tenía incorporada en todo mi miembro y ni borracho le iba a llevar el apunte o a escucharla.  Como si fuera un trapito la hice poner en cuatro y sosteniéndola desde la cintura, busqué y encontré rápido el agujerito más lubricado, fue un verdadero placer introducirme en su vagina que parecía arder, lo hice bastante despacio, sintiendo y haciendo sentir la penetración y cuando llegué a su tope se prendió a colaborar empujando sus ancas y pidiendo más a los gritos.

--Dame más Willy, dame más, la puta madre, dame más, -me pedía tensionándose como para explotar en un orgasmo descomunal-.

--  No entra más Judith, no se estira, -le contesté riendo y moviéndome con ganas-.  Lo demás le salió del alma…

--Estoy para comerme tres metros de pija, rompeme el orto, dame por el culo, haceme la cola, reventala, ¡por Dios Willy!, estoy enloquecida .

Estaba verdaderamente desconocida, una cosa es contarlo, otra muy distinta era escuchar sus gritos destemplados pidiendo que le rompiera el culito y no la hice desear.  Daba pena ver el agujerito tan chiquito pero mi glande no se condolió, apunté y comencé a empujar cuando ella comenzaba con un orgasmo desaforado.  Aquí no hice ninguna parada, me fui directo a chocar con sus nalgas y el grito que dio me hizo parar los pelos de la nuca, el orgasmo se lo corté pero tardó poco en recuperarse y comenzó a moverse volviendo a pedir más penetración y más fuerza.  No me corté para nada y dejé el resto en una cogida que ni yo mismo esperaba.

Judith gritaba, lloraba, pedía por la madre, puteaba, se afirmaba con las manos y las rodillas para empujar como enfebrecida y el orgasmo la asaltó cuando gritaba, “es maravilloso Willy, quedate a vivir en mi culo, dame, dame, dame” , fue disminuyendo la intensidad de sus pedidos, a la par que yo le llenaba las tripas de leche hirviendo, después se derrumbó llevándome con ella, “no te muevas mi cielo, por favor no te muevas, quedate unos segundos así, si te movés me desarmo en mil pedazos” , -me repetía con un hilo de voz-.

Había sido un polvo “de aquellos” , me di cuenta que necesitaba a una mujer explosiva como ella y ella, por su parte, se sacó todas las ganas reprimidas.  Me quedé un rato sobre Judith mientras aguantaba mi peso aunque se notó que eso le encantaba, eso fue hasta que “mi muchacho” se retiró con todas sus energías vencidas, no se sentía humillado pero estaba definitivamente derrotado.  Me acosté boca arriba y con un brazo le rodeé la espalda para atraerla hacia mi pecho, “encima me mimás, no sabés cuanto lamento no haberte “apurado” antes y lo mal que me sienta el hecho de que te tengas que ir a otro lado” , -me deslizó en el oído y me besó en la mejilla-.

Nos tocó luego bañarnos y me alegró la felicidad de Judith recibiendo y devolviendo caricias juguetonas debajo de la ducha, luego comimos algo y me despedí prometiendo que cuando estuviera en Buenos Aires me comunicaría para vernos.  Regresé a casa como a las siete de la tarde pidiendo a gritos por una cama amistosa.

No bien entré noté que la luz del teléfono titilaba índice evidente de haber recibido llamadas con mensajes pero no quise escucharlos, me urgía un descanso y fue lo que hice, me desparramé vestido con la camisa, el pantalón y los zapatos puestos.  Me despertó la urgencia de un timbre pulsado insistentemente, el reloj de pared de la cocina acusaba la proximidad de las veintidós horas y abrí la puerta por inercia, todavía con los sentidos embotados.

Lalo entró como una tromba a las puteadas porque no lo atendía y decía: “Me jugaba la cabeza a que estabas durmiendo como un zombi, tenés el teléfono descargado y no atendiste el de línea, te dejé como veinte mensajes, andá a lavarte la cara que tenemos novedades” .  Alicia que entró detrás de él se reía a carcajadas, me fui a cambiar mientras Lalo le decía donde se encontraban los platos, los cubiertos y el horno microondas para calentar la comida que habían traído para cenar.  Cuando salí de la habitación ya estaba todo preparado en la mesa de la cocina.

Comenzamos a cenar y Lalo no se aguantó, entre bocado y bocado me contaba:

--En el Aeropuerto se armó un “tuco” de aquellos por tu traslado, fue una especie de “delegación” con gente de las líneas aéreas y comerciantes a solicitarle al jefe que no se efectivizara el traslado, se hizo un petitorio para que le presentaran a nuestro Jefe mañana a la mañana…

--  Sí, aunque ya sabés y tenés claro que ese tipo de cosas es un arma de doble filo, si el Jefe accede condicionado me van a buscar hasta el pelo en la sopa para sancionarme con la mínima pisada en falso, cumpla funciones acá o en el destino nuevo, -contesté-

--Ya lo sé pero no pude hacer nada, fueron “por la de ellos” y cuando me enteré ya estaban reunidos, la otra fue Alejandrina, “se le salió la cadena” y lo recontra reputeó al padre por teléfono desde el directo de la confitería, los gritos se escuchaban desde la pista pero eso no es todo, la mejor noticia la tiene Alicia.

Mientras Lalo me contaba había observado que Alicia no decía nada pero tenía una sonrisa enigmática y luego de que lo escuché decir eso a mi amigo, presté toda la atención a lo que me diría la novia que sacaba un papel de la cartera…

--Tenés que presentarte mañana a las tres de la tarde a una entrevista con el Director General de la empresa para La Argentina y llevar un curriculum “afiladito”.  Estoy segura que la entrevista es un formulismo porque el tema viene muy “palanqueado” desde la casa central.

--  ¿Creés que tuvo algo que ver María Eugenia y su padre en esto?

--No sólo lo creo, sé que es así, ya me dijo Lalo que a vos hay que hablarte de frente y te voy a contar toda la historia.

--  Soy todo oídos pero me parece que ya tengo las “esposas” puestas.

--El padre de María Eugenia no es sólo un accionista importante en la empresa, es el más importante y prácticamente el dueño de la misma.  Él, la madre de María Eugenia y ella tienen el 65 % de las acciones de la empresa.  La “nena” es la luz de los ojos del padre y toda la situación inconsulta de su vuelta a España y lo que ella “dejó” acá, generó un escándalo familiar de órdago.

--  Me estás dando sorpresas tras sorpresas.

--Y eso que no te cuento el “baile” que tuve en este mes con las llamadas telefónicas a cualquier hora del día, al trabajo y a mi casa, unas veces la “nena”, otras el padre y cuando no que la madre.

--  ¿Vos que tenías que ver en todo el lío?

--Jajajaja, casi nada, era el nexo de unión en todo el “despelote” familiar.  María Eugenia que acusaba al padre de haberle arruinado la vida sin consultarla e iba a renunciar a la empresa para venirse a Buenos Aires junto con la madre, las dos amenazaban con vender las acciones por fuera del entorno íntimo, ninguna quería hablar con el padre.  El hombre está o estaba desesperado, según me dijo, quiso hacer un bien para la hija y terminó arruinando toda a toda su familia.

--  Bien, de acuerdo pero yo que “pito” toco en todo ese lío.

--¡Willyyyy, parecés tonto!, que poco entienden ustedes a las mujeres…  María Eugenia ya eligió al hombre de su vida y te aseguro que no es un capricho de nena rica, incluso la madre la apoya y quiere dejar todo para tratar de reconquistarte, bastante mal la pasó con la cagada de no avisarte y la posibilidad de perderte para siempre, yo no le dije nada de Alejandrina pero le comenté que hay varias detrás de ti y cuando salió el tema de que te ibas del Aeropuerto, se la jugó y le dio un ultimátum al padre, bahh, le dieron porque la madre piensa igual… o solucionaba tu problema y accedía a la posibilidad de que ella te reconquistara o ninguna de las dos le hablaría o vería más a la cara.

Yo lo miraba a Lalo que no paraba de reír y le decía a la novia, “no le cuentes todo, hacelo sufrir un rato” , pregunté de qué se reía y que era lo que me ocultaban…

--Me río de tu cara de pelotudo, te enojaste a lo idiota con la “gallega” porque no se animó a contarte algo y la “pendeja”, no sólo te demuestra que te quiere sino que puso los ovarios arriba de la mesa por vos y por sus sentimientos, además me río porque de ésta no zafás, te va a perseguir hasta debajo del agua, aceptes o no lo que te ofrecen, algo que sería una tremenda pelotudez, te va a costar decirle que no, además, no podés engañar a nadie, siempre te hizo “tilín, tilín” por sobre cualquier otra.

--  A ustedes no puedo engañarlos, siempre la quise pero la decisión de irse me dejó “culo para arriba” y muy dolido.

--Acepto que le faltó cintura y actuó como “pendeja” dejándose presionar pero ahora no puedo menos que admirarla, te aseguro que no cualquiera se le “para de manos” a “ese” padre.  Ella sólo quiere una oportunidad y me dijo que te lo explicó hoy en un mensaje telefónico, -me dijo Alicia-.

De inmediato me puse a revisar los mensajes a los que no les había llevado el apunte y los tres escuchamos el de María Eugenia, en él me pedía la oportunidad de demostrarme cuanto me quería, que el padre estaba de acuerdo y me ofrecía una buena oportunidad de trabajo y progreso pero que, aceptara o no, ella se llegaría adónde yo estuviera para que pudiera comprobar que sus sentimientos eran auténticos.  Me senté en el sofá agarrándome la cabeza y me pasaron por la mente todos los momentos lindos pasados con una jovencita que ahora se demostraba como una verdadera mujer.

Ni se me ocurrió preguntar qué tipo de trabajo me ofrecían, todos mis pensamientos estaban enfocados a verla, escucharla, acariciarla, besarla y fue Lalo con una broma quien me sacó de esos pensamientos, “Y, ¿se ha formado una pareja o no?” , -preguntó riendo a carcajadas-...

--  Sinceramente, ahora no sé qué decirte Lalo, ante esto que me cuentan me siento un tanto avergonzado, actué con machismo y le debería haber dado un voto de confianza, tendría que ser yo quien viaje a España para tratar de que no se escape.

--Primero tendrías que ver qué tipo de trabajo te ofrecen en la empresa.

--  Tal como viene la historia tendré que agarrar lo que me ofrecen, en la Fuerza no creo que dure mucho, además, no quiero durar, me tienen las pelotas llenas con las órdenes dadas por un tipo que ni siquiera conoce lo que es caminar por un Aeropuerto.  Mañana voy a ir a esa entrevista.  ¡Heyyy, Alicia, ¿me escuchás?

La estaba mirando a Alicia que desde hacía un rato parecía estar jugando con el celular y no me gustó la actitud, primero vinieron todos entusiasmados y ahora parecían desentenderse de lo que hablaba…

--Disculpá Willy, te voy a ser sincera, nos estamos mensajeando con María Eugenia, le acabo de contestar que todavía no te dijimos cual era el trabajo y recién me manda otro diciendo que te lo quiere informar ella, además acabo de recordar que Lalo y yo nos tenemos que ir ya pero ya, Lalo, ¿entendiste amor?

--  Está bien, ahora te agarró el apuro de golpe y mi amigo te sigue como “perrito faldero”, jajaja, está bien, avisale que me llame.

--Eso sí que no, nosotros nos vamos, hacete cargo vos de tus “muertos”.

Se despidieron con un beso y cuando abrí la puerta para que salieran me encontré cara a cara con María Eugenia que portaba una maleta chica, “hola, ¿puedo pasar?” , fue lo único que dijo antes de recibir un abrazo, los grititos de alegría de Alicia y un beso de bienvenida de Lalo. ¿Yo? ... yo me quedé duro como si fuera el “monumento al boludo” , la boca entreabierta, el corazón parecía explotar en mi pecho y no me salían las palabras, lógicamente pasó y sólo escuché cuando Lalo cerraba la puerta mientras nos besábamos como desesperados.

Hacía un par de horas que había llegado su vuelo, hizo tiempo en la confitería y se puso de acuerdo con Alicia por medio de mensajes para venirse a mi casa, que, dicho sea de paso, era como si fuera de ella porque se movía con la comodidad de estar pisando territorio propio.  No bien nos pudimos despegar y, de paso, respirar, me dijo que había comido en el avión pero que necesitaba bañarse y a alguien que le enjabonara la espalda, “alguien, nada, sólo yo puedo tocar esa espalda” , -le contesté-… “De eso que no te quepa ninguna duda, amor de mi vida pero te estás tardando” , -me dijo sonriendo con picardía-.

Lo que pasó en el baño y continuó luego en la cama no lo voy a contar, me sería mucho más corto y más sencillo contar lo que no pasó, todo lo demás fue maravilloso, delicioso, agotador pero sublime y luego, tras unos momentos de descanso me contó que el padre me ofrecía el puesto de Director General de Seguridad de la empresa aunque con una condición, no para aplicar de inmediato pero quería que nos instaláramos en España lo más pronto posible.

Fui con ella a la entrevista y tal como dijo Alicia, fue un mero formulismo para dejar todos mis datos y convertirme en el Director de Seguridad de la empresa aérea española, algo que entraba en vigencia apenas renunciara a mi anterior trabajo, lo cual no tardé en legalizar esa misma tarde elevando un telegrama, en carácter de indeclinable, a las oficinas del edificio central de la Fuerza, que dijeran lo que quisieran, allí no volvería más.  Después, ya más tranquilos y con los pies sobre la tierra le pedí a la “gallega” ir a la casa de mi madre, aceptó con agrado y me di el gusto de ver la cara de asombro y notar la tartamudez de mi “vieja” cuando le presenté a mi novia española.

Congeniaron enseguida y tuve que quedarme tomando mate sólo con mi sobrino porque madre, nuera, hermana y sobrina nos ignoraron olímpicamente y debimos conformarnos con escuchar sus voces altisonantes y sus risas.  Apenas alcance a preguntar luego de que se reían y la respuesta fue unánime, “cosas de mujeres” dijeron y contra eso no hay interrogantes que valgan.  De regreso a casa a María Eugenia se la notaba feliz y no bien entramos, luego del consabido beso me dijo que ahora le tocaba a ella, para ello tomó el teléfono y llamó a España.

Habló con la madre por un rato largo contándole lo feliz que se sentía y, con una sonrisa extraña me tendió el teléfono diciendo: “Mi madre quiere conocerte” .  Me senté para contestar porque toda la seguridad se me había ido a la mierda y las rodillas me temblaban, con la suegra siempre es algo especial pero salió de maravilla, me felicitó, me agradeció que la hiciera feliz a la hija y pidió que volviéramos rápido, “no nos importa si están casados o no, les preparamos una casa para los dos y ni a mi marido ni a mí tampoco nos importa si María Euge vuelve con “regalo”” .  Tenía el altavoz puesto y la “gallega” no tardó en pegar un grito, “¿qué dices madre?, no me lo asustes”

Reaccioné enseguida porque se me dio que era lo que la madre quería oír… “Hacer que María Eugenia regrese con el “regalo” que usted pretende es una posibilidad que me encanta y si ella está de acuerdo, pues volveremos con “regalo””“¡Ay mi Dios, ay mi Dios, cuando mi marido se entere de esto que me dijo se me muere de un infarto, que no, que no se va a enojar, es su sueño dorado” …  Risas más risas menos nos despedimos y me encantó mi suegra.  Luego de colgar el teléfono me giré y la abracé a María Eugenia y notando sus tetas clavadas en mi pecho le dije: “Tendremos que llevarle un “regalo” a tus padres”.

“Después de lo de anoche, creo que tengo “regalos” para repartir pero vale seguir intentando” …  Nos fuimos para España a los veinte días, íbamos a habitar una casa espectacular en uno de los barrios más elegantes de Madrid y fui recibido muy bien por mis dos suegros, mi suegra era un calco de la hija, la misma estampa con veinticinco años más y, ¡gracias a Dios! , los mismos modos y carácter, el padre era más serio pero nunca tuvo una “agachada” conmigo, lógicamente que le cumplí y tampoco le fallé nunca en el trabajo.

Y sí, el viaje de regreso a Madrid nos dio anuncios por un par de vómitos y nauseas que tuvo María Eugenia durante el vuelo, se extrañó por esto debido a que estaba acostumbrada a volar y acercándose y abrazándome me dijo, luego de unas nauseas: “Me parece que llevamos “regalo”” …  Efectivamente pero no fue uno sólo, fueron dos y gemelos de distintos sexos.  No hubo forma de disimularlo, la madre se dio cuenta apenas le vio la cara al recibirnos en el VIP del Aeropuerto, nos saludaron con abrazos e hicieron planes inmediatos para ir al médico…

Se me ocurren muchas cosas más para contarles, que soy feliz, que tenemos dos hermosos gemelos idénticos que hoy tienen quince años, que no me olvidé de mis amigos, que tuve sexo cuanto quise y como quise aunque siempre con una sola y única mujer total y absolutamente amalgamados con sentimientos que se fortalecían siempre un poco más, que viajé por montones de Aeropuertos del Mundo entero pero… aún con toda esa felicidad familiar y laboral, de vez en cuando y esto es superior a mí, me surgen los recuerdos de “esos días de Aeropuerto” .

FIN.