Esos días de aeropuerto (4).

Confidencias entre amigos y pedidos para una “fiestecita”… Noche de amor y ternura con quien me venía “moviendo el piso” y realidades que duelen

El rato largo pasado con Graciela había sido agradable, excitante y morboso porque abría una serie de posibilidades que ella, de seguro aceptaría, el tema era ver como lo llevaba yo, ya que siempre había sido muy “yo” para esas cosas.  La atención del vuelo presidencial fue óptima y aunque me había saludado y felicitado delante de todos, los periodistas que cubrían el trajinar diario del Aeropuerto, ni se me acercaron, sabían que no haría declaraciones y algo deben haber avisado a sus compañeros de otros medios porque nadie se arrimó, tampoco era importante pero, ellos, cubrían espacio con las preguntas tontas: “Jefe, ¿qué le dijo el Presidente? o ¿cómo se hace el control de explosivos? o cualquier pavada que se les ocurriera preguntar.

Casi al terminar la guardia y sin otras novedades, apareció Lalo…

--  ¿Qué andás haciendo por acá?...  ¿Viniste a hacerme el relevo?

--No, andaba al pedo y vine a invitarte a cenar.  Conocí un lugar que hacen los mejores “fetuchini” mezclándolos con distintas salsas y cada plato es un manjar.

--  Dale, aguantá que venga el relevo y nos vamos pero, ¡ojo!, sin mujeres porque vengo de una semana mortal.

--Non problems, las chicas que yo puedo invitar no comen pastas, están todas con el “boludeo” de la línea, la figura y otras pavadas por el estilo”.  Hablando de chicas, la otra vez casi le mando el “verso” a la nueva Supervisora de las de limpieza pero saliste vos en la conversación, “que sos muy agradable”, “que la atendiste muy bien” y medio la dejé “pagando”.  ¿Hay “onda” con ella?

--  Algo hay, hoy estuvo al mediodía en la “oficina”.

--¡Qué hijo de … ¡…  No me contés, no me contés, ya me lo imagino.  Igual, para mí, ya tiene bigotes y barba.  ¿No le preguntaste si tiene una amiga?

--  ¿Te cabe una hermana casada mal atendida o una soltera un tanto liberal?

Mi amigo “se subió a la moto” , quería que la llamara, que las fuéramos a buscar, que las invitáramos a cenar.  Parecía mentira, tenía un montón de “amigas” , a cual mejor y se “embarcaba” rápido en la que asomara.  Me lancé a reír con ganas.

--  Para un poco “fiera”, parecés un viejo desesperado, ni que te hiciera falta un “tajo”.

--No, no pero, no hay que dejar pasar las oportunidades.  Aparte si una coge bien y son hermanas deben coger muy bien las dos.

--  ¡Mirá vos! y decime, ¿cómo sabés vos que Graciela coge bien?, si, ¿no te lo dijo?, se llama Graciela.

--Por vos boludo, me dijiste que estuvo al mediodía con vos en la oficina y no me contaste nada más, si no hubiera pasado nada me hubieras contado alguna otra cosa”.  “Te conozco mascarita”, vos “las matás callando.

--  La verdad, estuvo bien, muy bien y ahora sé que para la próxima te tengo que “inventar” alguna boludez porque me conocés demasiado.

--No lo digas ni en joda, ya sabés que soy una “tumba” para tus cosas, yo soy distinto y ya que estamos te voy a contar que ando atrás de una, de acá del Aeropuerto que, si me da “bola”, me caso.

--  “Guarda la torta” con las chicas del Aeropuerto, no vaya a ser cosa que “patines” y te metas en “quintita” ajena.

--Eso a menos que sea “tu quintita”, las demás las conozco a todas.  ¿Es del Aeropuerto también?, aparte de la “gallega” que al único que le da “bola” es a vos, ya todo el mundo sabe que está “muerta” con el “macho-man”, ¿cuál otra hay?  Contame boludo, no vaya a ser cosa que “meta la pata”.

--  Después te digo, ya vino el relevo, aguantá que le entrego todo y nos vamos.

Entregué la guardia sin novedades y nos fuimos a cenar al centro.  Lo seguí con mi auto hasta la zona de Palermo Chico en una zona “chic” y bastante cara.  No me gustaba la comida que servían en esos restaurantes “selectos” , mucha propaganda y te servían unos platos enormes con una cucharada o dos de comida en el medio, todo muy lindo, siempre te quedabas con hambre y “llorando” cuando tenías que sacar la cartera.

De todos modos, mi amigo había invitado y no lo despreciaría.  Me equivoqué de medio a medio, comimos como “chanchos” y bebimos un buen vino, el local era chico, íntimo, agradable, los dueños eran una pareja de mediana edad, argentinos descendientes directos de italianos (Gino y Andresa) y te servían los platos como se acostumbraban a comer “en casa” .

Para el momento del café, continuó el “interrogatorio”

--Aparte de esa Graciela y seguramente, la “gallega”, ¿a cuál más le tengo que poner bigote y barba?

-Las carcajadas de los dos resonaron en todo el local-.

--  Lo de Graciela es para conversar, después lo vemos porque podríamos ver de salir los cuatro y hacemos “la cambiadita” de habitación como aquella vez en el Albergue de Hurligham.

--¿Te acordás?, que desparramo fue esa noche.  Aunque, pensándolo, si lo hacemos en un hotel del centro, vamos todos presos.

--  No calienta, lo podemos hacer en mi casa o en la casa de ella o en la tuya.  La otra es Judith y…

--Nooooo, ¡hijo de tu madre!, no podés, la “embocaste” a Judith, ¿cómo hiciste para que te diera “pelota”.  ¿La llevaste a un hotel, ¿cómo la “arrancaste”?  La “veterana” está para “romper las paredes”  ¡Hey, Gino, mi amigo es un “grosso”! El dueño del restaurant le sonrió desde el mostrador sin entender nada.

Luego de pedirle a mi amigo que se dejara de joder con las manifestaciones, seguí con las explicaciones respecto a las mujeres a las que no tenía que dirigirse en tren de conquista y, a la vez, rogando para que no fuera ninguna de ellas por la que él estuviera interesado.  De todos modos, sabía que jamás diría ni daría a entender nada pero, si él estaba tratando de salir con alguna, habiendo sentimientos de por medio, era mejor que no fuera “conocida” mía.

--  La otra es Alejandrina, la cajera de la Confitería del Internacional… -Noté que no acusó ningún “impacto” y respiré más tranquilo-… Ahora me tenés que contar vos a quien estás “persiguiendo”.

--Si, si, ya te cuento.  La “pendeja” de la confitería es un bombón a la que le anda atrás el “pelado” Aguirre, el segundo del Jefe de Inteligencia, ahí, te vas a ganar un enemigo, te lo digo, por “si las moscas”, aunque el boludo anda medio “cagado” y no le dice nada porque es hija de un Teniente Coronel del Ejército y no quiere meter la pata.  Primero decime, ¿qué pasó con la “gallega”.

--  Nada, hace tres o cuatro noches fuimos a cenar y luego pasamos una buena noche en mi departamento. No preguntó más, tenía claro que no le contaría intimidades.

Luego de esto último que dije, no hablé más y me quedé mirándolo.  Mi mirada impactó y me dijo que la chica que le gustaba y a la que ya le había “tirado los perros” era a Alicia, la compañera de base de la “gallega” en RR.PP.  Yo la conocía, era una hermosa mujer, ya no tan chica porque rondaba los “treinta y ocho” , era viuda desde hacía ya un tiempo y tenía dos hijos adolescentes de ese único matrimonio.  No le conocía “aventuras” en el Aeropuerto y se manejaba siempre con muchísima discreción.  Bella, elegante, simpática, responsable, no daba que hablar, era perfecta para mi amigo.

--  Alicia es un “minón” pero si te da “bola” se te acaba la joda en el Aeropuerto.  No creo que sea alguien para joder.

--Eso espero, está en el “ni” y espero que se defina pronto.  Por eso te digo que si me da “bola” me caso, ya estoy “podrido” de andar solo saltando de cama en cama y los años no te perdonan.

--  Siendo así, espero que decida para bien y me alegro por vos, es excelente.

--Se agradece, yo también lo espero, aunque, mientras tanto, hasta que no “cierre el trato” un par de “revolcones” no vienen mal.  Contame de las hermanas de la Supervisora rubia.  ¿Cómo o qué pensás hacer?

En realidad no pensaba hacer nada hasta conocerlas, aunque más no sea de vista.  Lalo era capaz de de “agarrar viaje” con cualquier mujer, yo no, no me “prendía” ni loco en una cita “a ciegas” , ya me había pasado una vez eso de “tragarme un sapo” y tuve que cumplir como un “señorito francés” para no dejar “pagando” a mi amigo y a la amiga de él que la había traído.  Fue un “polvo” que me costó sudor y lágrimas, con un dolor en la ingle que me duró varios días porque la “flaca” anoréxica sólo tenía huesos para agarrarse, verdaderamente, para el olvido, desde esa vez, si se podía dar “algo” , yo elegía.

Lalo me miraba esperando mi respuesta…

--  Dame tiempo, voy a hablar con ella para ver si puede traer a la hermana casada hasta el Aeropuerto, primero que me la presente y yo la “tanteo” para ver si vale la pena una salida.

--Por mí no te hagas problemas, yo le “entro” a lo que sea”, mucho más si le quiere meter los cuernos al marido, me encantan las “mal atendidas”.

--  Si claro, pelotudo y si se da la posibilidad de un “cambio de monta” yo me tengo que “comer” un “pescado”.  Ni en pedo. -Lalo se puso a reír sin poder contenerse y llamó a Gino para que nos trajera la cuenta-.

El día de descanso no fue diferente a otros.  La vida de un soltero de treinta años se puede convertir en algo monótono y rutinario, es más, aún obligándote a no pensar así, el subconsciente te suele traicionar y el “bichito” de la falta de “la Otra Parte” para compartir, hablar, dialogar y escuchar se te suele meter como un “Packman” en una casa vacía y silenciosa o al transponer una puerta que no tiene a “alguien” que te espere del otro lado.

Te podés entretener con miles de cosas, trabajo, funciones de cine o teatro, salidas a boliches a “ganar” o “perder” , gimnasio, charla con amigos o conocidos pero… el costado frío al lado de tu cama o el techo blanco de tu habitación terminan siempre por “jugarte en contra” .

Algunos compañeros casados decían envidiar la vida que yo llevaba, que “ojalá ellos pudieran” y/o que se habían equivocado al elegir.  Sólo los menos o los “nuevos” en el metiers estaban bien, de resultas de lo que uno vive y de lo que escucha, comienza a discernir que todo se convierte en una constante cercana al masoquismo, a la larga o a la corta, el que está adentro quiere salir y el que está afuera quiere entrar.  Estaba aún en esas de pensar para mis adentros y sonó el timbre del portero eléctrico, por inercia miré la hora, me acusaban las 22,25 y mañana había que madrugar…

¿Quién sería a esta hora?... Era la “gallega” que quería hablar conmigo.  Me quedé intrigado pero le abrí sin pensarlo, sentí algo “especial” por el hecho de que viniera a verme y justo en el momento en que necesitaba estar con alguien afín.  No bien traspuso la puerta, dejó sobre la mesa un paquete que traía en la mano, se arrojó a mis brazos y me besó con ganas, entremezclando dulzura y pasión, me sonreí pensando en que: “me había ganado de mano” yo también sentí esas ganas de besarla cuando la vi aparecer.

--  No sabés como me alegra verte, ¿qué te anda pasando? pero, pará, pará, dejame ver lo hermosa que estás.

Tacos altos y finos, piernas perfectas, una minifalda negra, bastante mini, cinturón ancho, blusa blanca con volados, escote excitante de donde parecían escapar un par de tetas que me tenía un tanto obnubilado, apenas un poco de maquillaje en todo la belleza de su rostro enmarcado en una cabellera lacia renegrida.

--Pues que tengo algo para contarte y como nos estamos llevando tan bien, se me ocurrió venir a dezírtelo personalmente y a tomar algo contigo y a, si ze podía… bueno tú ya sabes…

--  Dale decime, no debe ser tan malo porque tenés una buena cara.

Nos sentamos ambos en el sofá…

--No, no ez malo pero, tampoco ez bueno para los dos.  Bueno, que joder, que lo voy a decir…  Siento algo por voz y esto nos puede separar por un largo rato.¡Mierda!, me dejó con la boca abierta, mirándola y sin articular palabras. ¿Qué, no vas a opinar nada por lo que te acabo de decir?

--  Calma, mujer, calma, en definitiva no me has dicho nada, salvo eso de que “sentís algo por mí” y si te vale, sólo puedo decir que estamos en sintonía, yo también siento algo “especial” por toda vos, por lo otro, todavía estoy esperando.

Se le iluminaron los ojos y me volvió a besar aferrando mi cara con sus dos manos…

--Que te quiero, mi Willy, como te quiero.  El problema es que mañana a media mañana tengo que viajar a España, me han zitado de la casa zentral para realizar un Curso de Especializazión y no puedo negarme a ello, además es un empujón importante para mi carrera en la empresa”.

--  ¿Cómo sería eso?...  ¿Por cuánto tiempo te irías?...  ¿Vas sola?

--“Zi voy sola.  Alicia también estaba nominada pero ha quedado relegada por los hijos.  Al margen, pareze que se conformó pues me ha dicho que posiblemente ze ponga de novia con Lalo que hoy también anduvo por el Aeropuerto.  ¿No lo zabías?

--  ¡Qué maldito!, no me contó nada pero me alegro por los dos.

Mentirita piadosa, no lo iba a “mandar al frente” a mi amigo, ¿no? ...

--  Bueno mi cielo, en definitiva, el Curzo es de 60 días mínimo, si lo apruebo y… después veremos…

-Había algo que no me decía pero no quise insistir-.

--  Me parece fantástico, eso te va a ayudar muchísimo, nos podemos comunicar por teléfono y… después veremos cómo vos decís.

--Sos lo mejor y ahora, calienta la comida que traje, cenemos y… a la cama que esta noche la paso contigo.

Cenamos, nos reímos, nos mimamos, hasta que, tomándome de la mano, me llevó a la habitación.  Salvo un par de besos ardientes y un “jugueteo” impetuoso de manos entre nuestros respectivos genitales y apresurados movimientos para desnudarnos uno al otro, fue todo amoroso y calmado, no exento de una dulzura que emanaba de los dos, lo que no implicó dejar de incursionar, para regocijo de ambos, en uno u otro de sus “agujeritos” de placer y/o en tratar de “borrarle” los pezones con lamidas y chupones provocando gritos, gemidos y orgasmos o que tratara de “alisarme” el miembro con lametones y chupadas profundas hasta arrancarme una eyaculación que ni siquiera vi venir.

--Es lo que estaba esperando de ti, -me dijo mientras nos “hacíamos el amor”- .

La mañana nos sorprendió con el tiempo justo para bañarnos, arreglarnos y salir hacia el Aeropuerto.  Ella había previsto mandar el equipaje por medio de la Aerolínea, así que viajaba con lo puesto y, “por las dudas” , con un abrigo provisto por la propia empresa.  Me hice un tiempo para estar con ella al momento de viajar.  Se fundió en un abrazo enorme con Alicia que le dijo que no se olvidara de nosotros, María Eugenia negó con la cabeza y corrieron las lágrimas por sus mejillas.  Nosotros dos nos despedimos en la puerta del avión con un abrazo, un beso apasionado y un “te quiero” que generó sonrisas y suspicacias entre todos sus compañeros.  Lo que no sabía era que…  sería la última vez en que vería personalmente a María Eugenia.

Cuando el avión se aprestaba a encarar la pista, Alicia me tomó del brazo, apoyó su cabeza en mi hombro y me dijo:

--  ¿No te dijo nada, no?  Al final no se animó.  Yo sabía que iba a pasar la noche con vos, sos “el hombre de su vida” pero entre vos y su familia(el padre era uno de los Directivos más importantes de la Compañía Aérea Española) , tuvo que ceder ante la presión del padre y su futuro.  Ya lo sabía desde hace un mes, el Curso lo va a aprobar y tiene destino fijado en Inglaterra, Alemania o Estados Unidos, es muy difícil que regrese a Buenos Aires.**

La congoja me ganó y me sentí traicionado porque me había ilusionado con ella, “de frente” y sin mentiras, pequeñas o grandes, todo era conversable, le faltó confiar y ahora yo, regresara o no, jamás podría confiar.  Los ojos se me llenaron de lágrimas en una mezcla de desilusión y rabia y haciéndome el duro contesté una pelotudez que ni Alicia ni yo nos creímos…

  • Mala suerte, me gustaba pero no sabía hablar muy bien.

Después me marché a trabajar cabizbajo notando que me miraban…

Continuará…

Por favor, si les gustó, valoren y comenten…

Gracias…  GUILLEOS1.