Esos camiones viejos

Este es un viaje que fuera de ser tedioso se convierte en placentero. Mi primera historia :S

Konnichiwa! (hola) Bueno, esta es la primera historia erótica que escribo, por lo que sé que no debe ser muy buena, tengo que confesar que yo más bien escribo fanfics (para los que no sepan son las historias de fanáticos en torno a alguna serie), así que este no es mi fuerte, pero mi amiga Chica Hentai me animó a escribir uno, acepto "terribles" (aunque me conformaría con algún "bueno")

Esos camiones viejos.

Odio los camiones viejos

Es lo que pensaba hasta hace unos pocos días, cuando salía de la escuela y me dirigía a mi casa. Que fastidio vivir ese tedio semanal de subirme a un sucio y viejo camión donde el calor se acumula y el olor de las personas satura mi nariz.

Respiré hondo y le pagué mi pasaje al ebrio (estoy segura) conductor que en el alto bebía su coca-cola tibia y eructaba sin decencia. Le miré con asco y me dirigí a mi asiento, escogí ahora uno de la fila de hasta atrás, por lo menos desde ahí tenía una buena vista, además que se encontraba la única ventana abierta. Había en el asiento escogido una bolsa de plástico con residuos de algún líquido, lo metí a mi bolsa (odio que tiren basura en la calle) y procedí a sentarme, tengo que reconocer que por lo menos los asientos de ese tipo de camión son cómodos.

Ese día había muy pocos usuarios por lo que me sentí un poco más libre y no me atacó la claustrofobia. Cerré los ojos decidida a reponer el sueño que me faltó en la mañana, estaba tan cansada… después de una frustrante sesión de sexo con mi novio, en la que por más que me esforcé no pude llegar al orgasmo, quedé exhausta y enojada. Nota: no fue para nada culpa de mi novio.

Poco a poco quedé arrullada por la vibración y el bamboleo del vehículo y entre sueños recuerdo que un hombre me decía que me iba a meter el pito en la boca para que se lo chupara, desperté y me di cuenta de tres cosas:

1.- que tenía la boca abierta ¬¬’,

2.- que no había sido un sueño, ya que un hombre que estaba a mi lado realmente me lo había dicho, aunque ya se estaba bajando del camión (cobarde), y

3.- que esas palabras me habían excitado.

Nunca me había pasado eso por lo que estaba asustada, sin embargo procuré quitarme el asunto de la mente y volver a dormir, pero realmente ya no pude… ni quise. El camión tomó una ruta que yo no conocía, en la que la calle no estaba empedrada, así que empezó a bambolearse más y el motor emitió vibraciones más fuertes. Como dije antes, estaba mojada y no pude evitar sentir todo el movimiento, pasamos debajo de un túnel donde las palabras de aquel hombre se tornaron en vividas imágenes.

Mientras sentía el potente motor debajo de mi, me imaginé como aquel hombre discretamente se bajaba la bragueta del pantalón para sacar un pene grande y erecto y que me decía que si era buena, después me lo metería enterito. Un gemido escapó de mis labios, me di cuenta de aquello y disimulé con una tosecilla. Ya no podía parar, realmente estaba excitada y las vibraciones no ayudaban en nada. Mientras tanto el hombre me metía el pene en la boca, era tan grande que me empezaba a atragantar, pero estaba tan sabroso que no paré, y lo chupé con todas mis ganas. Lo agarré con mis dos manos y lo masturbé mientras mis labios lamían y succionaban la cabeza. Qué ilusos los pasajeros de adelante que no se daban cuenta de lo que atrás acontecía, esperaba con ansia la hora en la que me penetrara.

El camión dio un brinco y yo pude disimular así otro gemido más grande que el anterior, abracé mi mochila muy fuerte y por detrás de ella acaricié mis grandes senos, tenía los pezones tan erectos que ni siquiera el suéter los podía disimular.

El hombre seguía metiéndome el pene y yo seguía lamiendo con avidez, hasta que por fin terminó y mi boca quedó llena completamente de su semen, sabía que ahora vendría lo más rico y ya no podía esperar más.

Inconscientemente acaricié mi entrepierna cobijada por la mochila.

El hombre se sentó en un asiento en el extremo de la fila, donde una lámina pegada al barandal de la puerta nos cubría un poco y el vidrio polarizado nos daba una inexistente intimidad.

Me removí en mi asiento, extasiada por las vibraciones y el movimiento que hacía que rozara mi clítoris, que estaba tan hinchado que estaba segura de poder verlo emerger de los labios si me quitara las pantaletas.

Mientras tanto el hombre me tomó de las caderas y me levantó sin miramientos, brusco, excitado. Me sentó en sus piernas y pude sentir en mis nalgas el bulto enorme que palpitaba exigiendo salir.

Gemí más alto por lo que opté agacharme sobre mi mochila.

Con aquellas manotas de obrero, levantó la pequeña falda de la parte trasera, solo la trasera, para dejar la parte de adelante cubriendo un poco lo que hacíamos. Con un movimiento ágil se sacó el pene dejándome sentir su dureza en mis nalgas que eran todavía cubiertas por las pantaletas, pero no por mucho tiempo por que disimuladamente las bajó, mientras debajo de la falda me acariciaba las piernas. Sus manos frías tocaron con violencia mi sexo, que contrastaba por que estaba hirviendo.

La tela de mi mochila mitigó un nuevo gemido.

"Métemelo" ordené entre suspiros, abriendo las piernas, mientras el hombre gruñía. No esperó más para obedecerme, gracias a dios por que estaba dispuesta a forzarlo. Aprovechando un gran salto en el camión y el oportuno túnel que nos cubrió. Me levantó y me penetró salvajemente, no me importó esta vez que me oyeran gritar. Estaba siendo cogida exquisitamente. Pronto sentí su semen invadir toda la cavidad de mi vagina y entonces me corrí con tanta fuerza que grité sin importarme llamar la atención.

Miré a todos lados después de recuperarme, afortunadamente en el camión sólo estábamos el conductor y yo, que me miró al principio con confusión y después, como comprendiendo lo que acababa de pasar, me miró lujuriosamente. Sonreí al ver esa mirada y él sonrió también, estaba parando el camión y yo, adivinando sus intenciones, me reí con fuerza, como diciéndole: JA, en tus sueños, idiota. Aproveché el paro del vehículo y me bajé en no sabía qué lugar, pero no importaba lo que pasara después, acababa de tener uno de los mejores orgasmos de mi vida y todo con la ayuda de ese viejo camión y mi imaginación a los cuales estoy muy agradecida.

Amo los camiones viejos.