¿Eso en qué te convierte?

Atenea es la prometida de un mafioso bastante temido y está a punto de recibir un castigo por su desobediencia...

La sangre que escurría del orificio de bala en la cabeza de aquellos dos hombres estaba manchando la costosa alfombra en el piso de aquella elegante sala, Symour estaba paseándose de un lado a otro por la habitación, tenía una pistola cargada y sin el seguro puesto en su mano derecha presumiéndose sin censurar de manera alguna como había acabado con la vida de aquellos hombres apenas un minuto antes, los susodichos solo tenían un encargo, vigilar a Atenea su prometida para que no volviera a escapar e irse a los clubs nocturnos a los que solía ir, mismo tipo de lugares donde lo  había conocido a él,  un hombre de sangre fría y despiadado con un apellido que era temido por toda la mafia americana , ¿Y qué habían hecho? Se habían dejado sobornar sexualmente por la mujer ganándose su pena de muerte y haciendo que tuviera que ir a buscarla por cada rincón de la ciudad.

Mientras Symour se encontraba en su auto último modelo manejando como un loco sin importarle un carajo la restricción de km/h Atenea estaba dando un espectáculo que se supone que solo Symour debería ver, ¿Por qué? Pues por que ella era de su propiedad, lo sabía y le encantaba pero incluso la mirada lujuriosa y hambrienta de su novio no le brindaba la excitación y la plenitud de tener tantas miradas y  atención  sobre ella y sus eróticos movimientos al bailar en el tubo, llevaba puesta lencería púrpura de encaje que resaltaba a la perfección con las luces neón y uv del lugar y tacones de aguja que disfrutaba de apoyar de vez en cuando en la entrepierna de algún hombre que estuviera sentado cerca  disfrutando el espectáculo, cualquier mujer tendría envidia de su habilidad para moverse en tacones y la manera en que los lucía,  la sensual vista de su rostro cubierto levemente de la parte de sus mejillas debido a su cabello sudado,  con los labios entreabiertos dejando que sus pequeños dientes delanteros se asomen por su boca dejaba a la audiencia estupefacta , cuando sacaba la lengua y miraba hacía arriba como solía hacerlo mientras le hacía un oral a Symour los presentes  sentían como si la pelinegra tirara de un gatillo para disparar contra ellos una corriente de  excitación, segundos después  un gatillo no metafórico se hizo sonar, Atenea supo de inmediato que Symour había llegado al lugar, los disparos comenzaron a escucharse incluso a pesar del estruendoso volumen de la música, había algunos gritos sumándose, una de las balas le había dado a la máquina de humo haciendo que hubiera una fuga y pronto el lugar entero se veía lleno de neblina, no pasó mucho tiempo antes de que ya no hubiera gente viva en el lugar, Atenea no había escuchado suficientes disparos para la cantidad aproximada de gente ahí, entonces supuso que la mayoría había escapado, buscó entre la neblina a Symour y finalmente este apareció caminando hacía ella, con el arma aún en una mano, decidió no moverse, no tenía idea de como Symour reaccionaría si se acercaba, cuando finalmente estuvieron frente a frente él la sujetó con fuerza  de la cintura y la atrajo con fuerza hacía sí mismo, mientras la veía fijamente acercó la mano con la pistola al rostro contrario y pasó esta por su mejilla provocándole escalofríos  por el frío del objeto y la función del mismo

-Symour...

-¡Cállate!

Atenea se sobresaltó en su lugar por el grito

-¿Eso querías? La atención de todos, ¿No es así? Saber que todo el mundo en este maldito lugar te quería coger

Mierda sí, todo era cierto, era vanidosa de pies a cabeza, amaba sentirse el centro de atención, tener las miradas sobre ella, pero pese a eso no hubiera dejado que nadie le pusiera una mano encima, él único con el derecho a tocarlo era su Symour, desde que estaba con él no había dejado que nadie la toque a menos de querer ver a ese alguien muerto, persona que la tocaba era persona que no viviría para contarlo, por qué Symour no perdona, todas las personas que yacían muertas en el piso no podrían vivir para contar los últimos minutos maravillosos de su vida y eso solamente por haber visto a Atenea

-¡No iba a dejar que nadie me tocara Symour! Sólo quería atención...

  • Y eso... ¿En qué te convierte? ¿Ah?

Atenea sintió una punzada de excitación en la entrepierna al escuchar al otro utilizar ese tono y hacer ese tipo de insinuaciones, adoraba sentirse reclamada y humillada sexualmente, a pesar de la emoción que estaba sintiendo no respondió, quería llevar al contrario al límite

-¡Responde!

Una pregunta tan interesante merecía algo más que una respuesta verbal, la pistola aún se encontraba cerca de su rostro, tomó la mano que la sostenía y la movió haciendo que el arma apuntara a su boca

-Podrías...Aclarármelo

Acto seguido sacó la lengua y dió una rápida lamida a la punta de la pistola haciendo temblar los adentros de Symour, fuego y pólvora, era la manera perfecta de definir la relación entre ambos, Symour era la pólvora y Atenea el fuego, haciéndolo detonar a su antojo, de manera inmediata ambas bocas estaban colisionando una contra la otra Symour había dejado caer el arma por ahí para poder sujetar con fuerza a Atenea por las  caderas haciéndola soltar un femenino gemido durante el beso, la pelinegra comenzó a desabrochar la desarreglada y manchada de sangre camisa ajena, el mayor tomó el trasero ajeno entre sus manos para elevar a la menor haciéndola rodear su cadera con las piernas, siguieron besándose mientras Symour caminaba a una mesa,al llegar a una subió a la mujer al borde de está y comenzó a chocar su pelvis con la contraria haciéndola  sentir la contenida erección, de tan solo imaginar aquella endurecida longitud en lo más profundo de su intimidad comenzó a gemir gozosa

-Symour...Symour...

Gemía el nombre ajeno con cierto toque de melosidad, como una niña mimada que quiere llamar la atención de sus padres, pero él hacía caso omiso siguiendo con las tortuosas acciones logrando desesperarla haciéndola llevar sus ansiosas manos al cinturón ajeno como si se tratara de un niño a punto de desenvolver un regalo de navidad, pero no le sería tan fácil, él la tomó con fuerza las muñecas contrarias deteniéndola

-Abajo

Dijo él.

De nuevo su cuerpo fué recorrido por un escalofrío al sentirse víctima del mando ajeno, asintió para después ponerse de rodillas frente a la entrepierna ajena como pensó que el otro quería que lo hiciera, aunque le sorprendía que la fuera a premiar dejando que le  chupe la polla después de su comportamiento, Symour rió soberbio  al ver la posición adoptada por su novia

-¿Bromeas? En cuatro

Atenea obedeció algo decepcionada, Symour mordió su labio inferior ante semejante escena frente a él, comenzó a repartir caricias leves por los pomposos glúteos ajenos, estaba siendo delicado hasta que se acordó de que todos en aquel lugar también habían visto a su nena y eso le hacía la sangre hervir, producto de la ira soltó una fuerte nalgada contra el trasero ajeno haciendo que la menor  soltara un agudo gemido, el no ver a Symour la ponía  ansiosa, y el sonido familiar de tintineo producido por el cinturón no la ayudaba a relajarse, iba a ser azotada, soltó un jadeo al sentir el cuero siendo paseado por su espalda y entonces...El primer azote

-¡Ah!

Oír gemir a Atenea era algo demasiado placentero y contemplar su culo rojo  era incomparable pero aún así había algo que no terminaba de llenarlo, realmente no era suficiente, observó a su alrededor buscando algo que pudiera ayudar y sonrió satisfecho cuando llegó a su mente la idea que buscaba, caminó hacía uno de los cadáveres y le quitó el cinturón, después caminó nuevamente hacía Atenea y puso el objeto frente a sus ojos

-Abre la boca primor

Abrió los ojos sorprendida, ese cinturón no era de Symour, abrió lento la boca, con cierta desconfianza, Symour colocó el cinturón en la boca del pelinegro y le indicó haciendo presión sobre su barbilla que la cerrara

-Muerde fuerte bebé

Symour reanudó los azotes, excitándose a la par que veía como el cuerpo ajeno se llenaba de marcas, de SUS marcas, cuando le fué suficiente se quitó los pantalones y la ropa interior , se colocó a la altura ajena y frotó la húmeda punta de su pene contra el coño necesitado  de Atenea, haciendo a esta pegar los pechos desnudos al suelo alzando el culo lo más posible

-Pero que ansiosa resultaste zorrita

Atenea gimió de tal forma que Symour pudo escucharlo a pesar de la mordaza

-Te posteaste como toda una putita mi cielo, ¿Así quieres que te trate?

Atenea sentía que alucinaba, ni ella misma podía dar crédito al incendio de excitación que sentía en su interior, asintió frenéticamente para responder la pregunta

-Así será tesoro...

Symour rompió las preciosas bragas de encaje que traía puestas  dejando aquel apetitoso trasero totalmente expuesto y a su merced, comenzó a frotar su miembro entre ambas nalgas tomando estás con las manos y apretándolas alrededor de la extensión, sin poder esperar más tomó ambas muñecas ajenas por detrás de la espalda de la mujer y las apretó con una sola mano recalcando su posición dominante y sin hacerse esperar más entró de a poco en su vagina haciéndola contraerse  sin siquiera poder evitarlo,dando así una bienvenida aún más apretada al mayor

-Coño... Atenea...

Soltó varios gruñidos dejando que los músculos que lo rodeaban se relajaran para entonces comenzar a embestir sin piedad tomando cada vez más fuerte a su novia de las muñecas, después de unos minutos cuando sintió que se correría soltó las muñecas de la pelinegra solamente para quitarle de la boca el cinturón, necesitaba oír a su mijer

-¡Ah! ¡Ah! ¡Papi!

Cómo si se tratara de una clave para ingresar a sus más bajos instintos esas palabra desató la energía que aún le quedaba penetrándola con tal fuerza que hacía que el cuerpo ajeno se hiciera hacía adelante involuntariamente

-¿Quién es tu papi?

Atenea estaba sonrojada, disfrutaba todo aquello pero mentiría si dijera que no estaba avergonzada

-¡Responde!

Symour  dió una nalgada ante la falta de respuesta tomándola de sorpresa

-¡Tú! ¡Tú lo eres! Soy tuya...De nadie más

Y eso fué suficiente para correrse tomando las cadera ajenas con fuerza acercándola todo lo posible a él quedando así totalmente enterrado en ella llenándola con su semen haciendo que Atenea  también acabara en un femenino y sensual grito de placer.

Él se dejó caer al lado contrario, aún sin salir de ella ambos con las respiraciones alteradas,haciendo ver a sus pechos como los de un par de ratones asustados, Symour comenzó a repartir pequeños besos por los hombros ajenos haciendo que ella se sintiera totalmente especial

-Symour ...Lo siento...

-Nena...

Antes de que pudiera responder sonidos de patrullas comenzaron a escucharse, alertando a ambos, Symour buscó la pistola que había dejado ahí unos minutos antes y le quitó el seguro, por el sonido no podían ser tantos , además había varios de sus hombres afuera

-¿Listo primor?

Atenea asintió con una sonrisa en el rostro , sabía lo que venía