Esmeralda

Uno de mis "Polvos pendientes"

Esmeralda apareció poco después que Paula;

aunque su caso era un poco más complicado. Estaba en la otra punta del país, por lo que no era posible un acercamiento. Sin embargo, en cuanto encuentro alguna que merece la pena, aunque sea por que me da conversación, rápido le propongo abandonar el chat y pasar al difunto Messenger.

Era una auténtica lástima la distancia; pues tenía una carita bien agradable. Aunque nuestras conversaciones nunca fueron por derroteros más calientes (a menos que me den pie, no suelo hacerlo para no joder el tema; prefiero que en algún momento lo dejen entrever. Si no es así, suelto alguna bromita subida de tono, y dependiendo de la respuesta, sigo adelante por ahí cargando más las tintas o no)

No teníamos tampoco un contacto muy constante. A lo mejor hablábamos 3 días seguidos, y luego me tiraba un mes sin saber de ella. En uno de esos contactos inconstantes, supe que su novio la había dejado embarazada (sí, el mismo día me enteré de que tenía novio, y que le había dejado un "regalito"). Para colmo de males, se tuvo que ir de casa (se trataba de una familia con valores muy pero que muy tradicionales, y sentó como un tiro su  embarazo), y al poquito, el malnacido del padre de la criatura la abandonó.

En esos contactos inconstantes que hemos ido teniendo, sí que empezó el cyber-roneo; y es que, ya sabéis que los tíos nos clasificamos en "De culos" o "De tetas"; yo soy de los segundos, y os puedo asegurar que Esmeralda tiene un par bien grande. Con la excusa de vernos porque hacía mucho que no sabíamos el uno del otro, logré que me pusiera la cam; y aunque tenía una camiseta holgada, ahí se adivinaba un par bien hermoso, de esos que te hacen perder la cabeza y querer morir asfixiado entre esos dos inmensos pechos. No me preguntéis cómo lo hice, pero al final acabé derivando a qué es lo que más nos gusta en el sexo opuesto; y ella me confesó que unos brazos enormes en los tíos la vuelven loca. Los míos lo son y, aprovechando que su actual pareja estaba en el salón viendo la tele, y que el retoño dormía, nos regalamos la vista el uno al otro. Sí, ella tenía pareja, pero la relación era muy frágil, y llevaba ya un tiempo sin querer nada con él en la cama (y si hacía algo, era un poco por cumplir), yo andaba caliente (y eso que era Enero; pero estaba en bolas y os puedo asegurar que se podrían freír tres docenas de huevos en mi piel, y tres bolsas de alimentos congelados en mi polla), así que (con mucho cuidado de que él no se diera cuenta) nos dimos un "Cyber-homenaje-rapidito" Ella estaba algo avergonzada, pues se había dejado un poco, y había cogido unos kilitos de más. A mi eso me da igual; es más, las gorditas me suelen poner bastante más bruto, y así se lo hice saber. ¡DIOSSSSS! Os puedo asegurar que esas tetas jamás se me irán de la cabeza. ¿Los brazos? No me resistí y le enseñé no sólo los brazos, si no también mi rabo en todo su esplendor: duro, lleno de venas a punto de estallar... quería que viera bien lo que quería meterle por todos los orificios de su cuerpo hasta dejárselos desgastados y escocidos. Ella bajó la cam; a pesar de la semi-oscuridad de la habitación, pude apreciar un coño peludito, mojado y ansioso por recibir mi duro rabo en lugar de sus dedos.

"Esme, Esme" Le dije "Allí tienes que guardar silencio, si estuvieras aquí, me encantaría hacerte chillar" La cámara volvió a subir arriba para que viera cómo se apretaba las tetas; yo me puse en pie y me alejé para que me viese de cuerpo completo, para que viera mis brazos agitarse y frotar mi rabo, ansioso de enterrarse entre esas dos enormes tetas, de taladrar ese peludito coño, ansioso de mi... El orgasmo no tardó en llegar: mi polla escupiendo con fuerza en todas direcciones (con tal fuerza, que una gota llegó hasta el objetivo de mi webcam, y eso que estaba a cinco pasos), y ella ahogando un grito de placer mordiéndose el puño; ese mismo puño que segundos antes estrujaba sus tetas como si quisiera exprimirlas.

"¿Decías en serio lo de hacerme chillar?" "Por supuesto", y de ahí empecé a urdir un plan para que se viniera a Madrid una noche: yo iba a correr con los gastos; ella sólo tenía que traer las ganas de follar, y unas bragas que no le importase perder, pues pensaba quedármelas de recuerdo. Para mi sorpresa, aceptó. Le había gustado la experiencia, mis brazos la habían puesto cachonda, y lo que quería hacerla la excitaba aún más. Iba a ser una noche de desenfreno y sin tabúes donde pensaba penetrarla por todos lados, no dejar un centímetro de piel sin repasar ni lamer, y regarla... regarla con mis fluidos por todos los sitios que ella estuviera dispuesta a ser impregnada por mi leche.

Me levantaba erecto todos los días, y totalmente expectante para esa noche; pero... esa misma semana mi jefe me dijo que al día siguiente me iba a tocar trabajar; y además entrando a las 6:00 am. No pasaba nada; pensaba pasar esa noche en vela follándome a Esmeralda para luego ir del tirón a trabajar; aunque tuviera que beberme un litro de Red Bull para mantenerme despierto. Esa iba a ser mi noche, Y NADIE me la iba a quitar... nadie, excepto la propia Esmeralda. Lo malo de que pase mucho tiempo desde que planeas algo hasta que sale, es que si ellas lo piensan con frialdad, les entran los temores y las dudas; y es lo que le sucedió a mi pequeña Esme. Era una locura pegarse ese viaje para pasar la noche con un tío al que jamás había visto cara a cara, y volverse; ¿y todo por qué? ¿Por un polvo? Se moría de ganas de hacerlo; pero el miedo y las dudas fueron más fuertes, y canceló el viaje. Se ofreció incluso a devolverme el dinero del billete de autobús, para que viera que era legal. Me negué en redondo a ello; afortunadamente no me hacía falta, y confiaba (y sigo confiando) en ella.

Tarde o temprano, querida Esmeralda, ese encuentro se producirá. Y si no es así, aún albergo la esperanza de volver a tener un encuentro a través de la webcam

Recibe un besito en cada una de esas hermosas e inmensas tetas, y un pequeño mordisquito en los pezones, que aún de vez en cuando te dedico alguna manuela de las que me hago.