Ese tierno culito...

...pero me había marcado unos límites y se lo puse en la respuesta, esperando que aceptara. Le dije, solo acepto que me folle con condón, y que no se corra en mi boca.

La versión de Julio

Tengo 18 años, llevo dos años en el paro, y la verdad, cuando hace una semana puse un anuncio en Internet ofreciendo mis servicios sexuales, ya no sabía qué hacer para conseguir algún dinero. Mis padres están los dos en el paro y sobrevivimos los cuatro, ellos dos, yo mismo y mi hermana de trece años, con un subsidio de 426 euros al mes.

La situación era desesperada, así que hice de tripas corazón y, sabiendo como sabía que hay tíos que pagan dinero a chicos como yo, jovencitos y guapos, puse el anuncio en una página de contactos: “Jovencito complaciente para caballeros adinerados”. El texto lo compuse viendo algunos anuncios de otros chicos.

Lo cierto es que cuando recibí la primera respuesta estaba muerto de miedo. Era un hombre de cuarenta años que me decía que podía recibirme en su casa aquella noche, porque su mujer estaba de viaje. Me ofrecía 100 euros por toda la noche, una cantidad que a mí me pareció estupenda y que, desde luego, no iba a desaprovechar. Pero me había marcado unos límites y se lo puse en la respuesta, esperando que aceptara. Le dije, solo acepto que me folle con condón, y que no se corra en mi boca. El hombre me dijo que sí, y aquella noche, casi temblando, ya estaba en la puerta de su casa.

Vivía en un barrio señorial de mi ciudad, donde yo no pasaba ni por casualidad: no era mi territorio. El hombre me recibió con un batín puesto, las piernas desnudas; imaginé que estaría desnudo bajo aquella prenda, y me puse aún más nervioso. Era de aspecto agradable, incluso diría que guapo. Tenía el pelo negro con algunas canas, pero el conjunto era atractivo. Aunque a mí no me gustaban los hombres (sólo había tenido algunos escarceos con algunas chicas, poca cosa), lo cierto es que, al menos, me felicité porque no fuera un tipo feo.

Me invitó a pasar con una sonrisa, me ofreció una bebida y se sentó a mi lado. Al hacerlo el batín se le entreabrió y pude ver parte de su tranca, que estaba morcillona. Aquello tenía pinta de ser bastante grande, y por primera vez en la noche, aparte del miedo por lo que estaba a punto de hacer, sentí que me invadía el terror al pensar que aquel cipote me podía abrir en canal… Tragué saliva, dispuesto a seguir adelante. 100 euros no se ganan todos los días…

El hombre me preguntó si había hecho aquello antes, pero casi me adivinó, por mi turbación, que era la primera vez. Se sonrió, y yo le recordé lo que le había dicho: follar solo con condón y nada de correrse en la boca… Él asintió, de nuevo con una sonrisa ciertamente desarmante, y me dijo que era hora de empezar. Se abrió un poco más el batín y la polla se le empezó a empinar, quizá pensando que aquel jovencito de 18 años, que apenas aparentaba 15, iba a chupar su primera polla.

--Desvístete totalmente, Julio.

Yo me lo esperaba, así que me quité la camiseta que llevaba, los vaqueros y zapatillas, y me quedé con los boxers; por cierto que, quizá por la excitación del momento, noté que mi propia polla estaba morcillona y en trance de ponerse bien dura.

--Parece que te estás poniendo a tono, Julio… --me dijo con una sonrisa pícara. –Ven aquí…

Me acerqué y me puse entre sus piernas, como me indicaba el hombre. La polla ya estaba casi erecta.

--Métetela en la boca, ya verás como te gusta.

Cerré los ojos para no ver lo que hacía y abrí la boca. Casi enseguida noté algo duro y blando a la vez, caliente, y empecé a chupar mecánicamente. Conforme lo fui haciendo creo que le fui cogiendo el tranquillo. Me acordé de cómo había visto a las tías de los videos porno chupar pollas, y procuré hacerlo igual.

--Vaya, Julio, para no haber chupado nunca un nabo, no lo haces nada mal…

Así estuve un rato, hasta que el hombre me dijo.

--Bueno, ahora vamos a ver ese culito.

Me hizo dar la vuelta y me puso a cuatro patas sobre la moqueta.

--El condón –alcancé a decir.

--Sí, no te preocupes.

Me enseñó uno, y se lo enfundó.

Me metió un dedo en el culo.

--Vaya, sí que es verdad que eres virgen, que culito tan apretado, qué tierno…

Pero el hombre, con paciencia, fue metiendo un dedo ensalivado primero, después dos, y consiguió incluso meter un tercero.

--Bueno, vamos allá, Julio.

Noté algo caliente en la entrada de mi agujero anal, y poco después, con una embestida, me metió por lo menos la mitad del nabo. Yo creí morir de dolor. Menos mal que el hombre, previéndolo, me había tapado la boca, porque el grito que estuve a punto de dar era tremendo. Otra embestida y la polla me entró entera. Sentía las lágrimas afluyendo a mis ojos, pero aguanté pensando en los 100 euros.

El tío empezó un fuerte metisaca, y yo estuve ahí, aguantando como un hombre. En una de estas se le salió la porra de mi culo.

--Ay, perdona, ahora la meto de nuevo.

La verdad es que tardó un poco, no sé por qué, pero finalmente me la volvió a meter. Ahora, curiosamente, parecía que entraba con más facilidad, se ve que ya tenía el culo más engrasado. Así estuvo un buen rato, hasta que me dijo:

--Ahora quiero que me la chupes de nuevo…

Me la sacó del culo y cuando me giré vi como tenía el condón en la mano, qué rápido se lo había quitado.

--Mira, ponte tumbado en la moqueta, yo me pondré sobre ti.

Así lo hice, y el hombre se sentó a horcajadas sobre mi cara y me metió la polla en la boca.

Aquellos 18 cm. no cabían enteros, pero el hombre insistía en meter la polla completa en mi boca. Así que no me quedó más remedio que intentar ahuecar la garganta, y así por fin, conseguí que aquel pollón enorme me entrara completo. Cuando llegamos a ese momento, el hombre dejó de bombear.

--Me gusta estar así, con mi polla entera en tu boca…

Noté que el hombre hacia algo raro, como si tuviera un espasmo. A la vez, la polla parecía estremecerse en mi boca… Qué raro…

El caso es que cuando pasó unos instantes, finalmente me sacó el nabo de la boca…

Noté entonces que estaba como viscoso

--¿Y esto? – le dije.

--Es el precum… --me dijo--. Sigue chupando.

Así lo hice. Ahora la polla sabía algo distinta a antes. El precum seguía saliendo y yo seguía chupándolo. Mientras no fuera semen…

Cosa curiosa, la polla del hombre parecía ir aflojándose.

Me la saqué y le pregunté:

--¿No le está gustando como lo hago?

El hombre me dijo:

--Sí, pero me gustaría que hicieras otras cosas. Ven.

Me hizo levantarme y se puso con el culo en pompa:

--Chúpamelo.

A mí, en principio, se me debió poner cara de asco.

--Venga, chico, no pensarás que te vas a llevar 100 euros por la cara… Además, tengo el culo recién lavado, ya verás.

Total, que pensando en los 100 euros, acerqué mi cara a su culo. Lo tenía depilado, así que realmente, al menos, no tendría pelos en la boca. Metí la lengua con cuidado, acercándola al agujero del culo, y empecé a lamer. La verdad es que no era en absoluto asqueroso, y vi que se podía hacer bien… Noté como el agujero se le abría y el hombre me dijo:

--Mete la lengua adentro, todo lo que puedas.

Así lo hice, y pronto me vi con lo menos cinco centímetros de lengua metidos en su culo, chupando.

Estuvimos así un ratillo, hasta que el hombre me dijo:

--Para ya, Julio, que ya estoy a tono otra vez.

Se dio la vuelta y, en efecto, ya tenía el pollón otra vez bien duro.

--Ahora te quiero follar de frente. Ábrete de piernas…

Así lo hice, aunque me acordé de decir:

--El condón, no se olvide del condón…

--No te preocupes… -- y lo vi coger otro condón y ponérselo.

--Levanta bien las piernas…

Lo hice, y me las puso sobre sus hombros.

En esta postura, en la que estaba totalmente expuesto a lo que él quisiera hacer, me metió el nabo. Ahora ya entraba con cierta facilidad, y empezó un fuerte metisaca. Pero al poco de nuevo se le salió el nabo, y otra vez me dijo:

--Perdona, es que me gustas mucho y te doy con mucha fuerza.

Tardó un poco en volver a entrar, y ahora, de nuevo, me entraba con mucha más facilidad que antes…

Empezó entonces un metisaca a toda caña. Yo, por qué no decirlo, empezaba a disfrutar de tener aquel vergajo en el culo, entrando y saliendo, y cuando me di cuenta estaba jadeando de placer.

Poco tardó él en llegar al orgasmo. Lo sentí como temblaba, como se arqueaba, como me follaba aun con más fuerza, hasta que por fin cayó sobre mí. Curiosamente, en ese momento yo, sin haberme tocado, también me corrí sobre mi vientre…

Cuando se recompuso, lo vi como se salía de mi culo y, cuando me incorporé un poco, lo vi ya con el condón en la mano. Realmente era rápido quitándoselo…

Total, que me dio mis 100 euros, que me parecieron de perlas, y me dijo si me quería duchar. Yo, la verdad sea dicha, lo que quería era irme a mi casa con mi dinero, así que le dije que no.

Lo curioso del caso es que cuando iba para casa tenia toda la impresión de que tenía el culo mojado. Cuando llegué a casa me quité el pantalón y el boxer y noté que éste estaba manchado. ¡Qué raro…!

La versión de Juan

Cuando leí aquel anuncio en Internet, supe que aquel muchachito era virgen. Fue un sexto sentido, y no me equivoqué. Soy casado, tengo buena posición, y cuando mi mujer no está en casa me gusta follarme algún culito tierno, y el de aquel chico prometía. Cuando llegó a casa no pude más que felicitarme; decía que tenía 18 años, pero no aparentaba más de 15.

Como buen virgen tenía sus reticencias, como ser follado con condón y que no me corriera en su boca. Claro que yo tenía otra idea, justamente la contraria de él, y sin que se enterara…

Así que, después de ponerlo a que me mamara un rato, decidí engañarlo por primera vez. Me puse un condón y empecé a follarlo; el crío chillaba como una rata, debía ser verdad que era virgen, tenía un agujerito de lo más cerrado que yo estaba abriendo con mi pollón. En una de las embestidas, a propósito, hice que se me saliera el nabo de su culo, y con un rápido movimiento me quité el condón. Se la metí de nuevo, y el chaval ni se enteró de que ahora me lo estaba follando a pelo…

Estuve así un rato, gozando de aquel culito que no sabía que me lo estaba follando sin protección alguna, cuando me entraron ganas de correrme en su boca. Claro que eso tampoco quería hacerlo él, así que había que engañarlo de nuevo…

Le saqué el nabo del culo, hice el paripé de que me quitaba el condón, que tenía al lado, y puse tumbado al chico en el suelo, para que me la mamara. Quería metérsela hasta adentro, y aunque al principio le costó, finalmente consiguió meterse mis 18 cm. en aquella boquita de piñón. Era lo que yo esperaba. Ya estaba muy excitado y en ese momento, con mi vergajo enterrado en su boca, me vino el orgasmo. Aguanté como pude para que no se diera cuenta, y le largué en la garganta toda la leche que venía aguantando desde hacía varios días. Sin saberlo se tragó todo mi semen. Cuando ya no salía más, la saqué, y los restos que quedaban le dije que eran precum, y el crío se lo creyó, y siguió chupándola.

Claro que se me aflojó, así que lo puse a chuparme el culo; no lo hacía mal el chico, para no haberlo hecho nunca, y cuando ya me tenía a tono de nuevo, lo volví a follar y repetí la jugada del condón, y esta vez me corrí en su culo con todas mis ganas.

Al final, cuando se iba para su casa, me dio un poco de pena. Allí iba él, pensando que había conseguido aquellos 100 euros sin que mi semen entrara en su cuerpo, como él quería… Y no sabía que llevaba doble ración de mi lefa…