Ese sabor en la boca
Este mismo verano conocí a una chica en una de esas redes sociales de contactos que están tan de moda. Nos caímos bien y a lo largo de la noche acabó descubriendo nuevos sabores.
Este mismo verano conocí a una chica en una de esas redes sociales de contactos que están tan de moda; treintañera, con pelo largo castaño, unos ojos muy bonitos, cuerpo normal, delgada, con pequeños pechos, piel morena y guapa. Yo salía de una relación y ella al parecer también. Tras un par de días de cháchara por el chat, decidimos quedar para tomar unas cañas. De esta forma, acordamos vernos en una ciudad intermedia dado que cada uno vivíamos un poco lejos el uno del otro. Yo fui en coche y ella en autobús.
Cuando llegamos, la recogí en la estación, nos presentamos, y nos fuimos a buscar aparcamiento. Una vez solucionado el tema de aparcar, nos fuimos a dar una vuelta por el paseo marítimo de la ciudad para conocernos un poco mejor. Dado que había buen rollo, al final nos fuimos a unas terrazas y estuvimos tomando unas cañas y picando algo hasta la noche. Conversamos mucho y acabamos dándonos los primeros besos y toqueteos.
Así transcurrió la entrada de la noche hasta que nos fijamos en la hora que era. Su bus salia a eso de las diez, así que decidí acercarla en coche a la estación media hora antes. Aparcamos de nuevo en un sitio poco concurrido pero que nos permitía divisar cuando llegaba el autobús, y como llegamos aun pronto, nos quedamos dentro charlando y al final nos empezamos a enrollar y a meter mano. Mientras yo le comía la boca y le chupaba el cuello, mis manos iban buscando sus pequeños pechos. Ella solo se dejaba hacer.
Llegado el momento, mi polla estaba hinchándose y molestaba bastante dentro del pantalón, así que le dije que lo sentía mucho pero que me la tenía que sacar. Ella no dijo absolutamente nada. Simplemente se quedó mirando con media sonrisa en su cara. En cuanto me bajé la cremallera y me puse a sacar el rabo por la apertura, su cara le cambio y abrió los ojos como platos. Lo que antes era una media sonrisa, ahora era una boca abierta como de asombro. De repente le empezó a entrar la risa mientras se ponía a mirar hacia otro lado diciendo "joder, joder, joder..." . Le cogí la mano y le anime a que me la agarrase. No conseguía abarcarla con su mano, y mirando mi polla entre la poca luz de la noche y la intimidad del interior del coche, de nuevo empezó a reírse pero ahora con más nerviosismo. La verdad es que me la cogía hasta con miedo.
Le pedi que moviese su manita, y con el sube y baja que me iba haciendo despacio mi polla se iba poniéndose cada vez un poco más dura. Ella miraba como alucinada, y otra vez riéndose volvió a voltear la cara como intentando asimilar lo que veía y me dijo: "Joder tío, las tías deben alucinar cuando te la ven. Yo es que no me la esperaba así, la verdad" . Simplemente pude asentir y afirmar que ya estaba acostumbrado a estas reacciones en muchas mujeres. Le dije que si además se animaba a probarla, aun creía un poco más. A ella le empezó a entrar otra vez la risa mientras me preguntaba "¿En serio? No puede ser..." . Así que le volví a animar a probarla y ella solita, me bajó la piel del prepucio todo lo que pudo, agachó la cabeza, y empezó a metérsela en su pequeña boca. Para mi sorpresa la chica no lo hacía nada mal, y con mucho cuidado iba saboreando primero el capullo, y de vez en cuando pasando su lengua a lo largo del tronco. Como tenía la boca pequeña, a penas abarcaba más allá de la cabeza del tronco, pero vamos, que lo hacía muy bien y con mucha suavidad.
Cuando ya la notó dura y grande del todo, se la sacó de la boca y levanto la cabeza para contemplar con la luz tenue como de grande era realmente. La sujetaba con firmeza y la saliva que tenía en mi polla dejaba un morboso reflejo. Volviéndose a reír parece que se la imagino entre sus piernas y me dijo que ella no podía con "eso" (refiriéndose a mi polla), que si se la metía seguro que la iba a dejar sin poder sentarse un par de días; que "eso" la iba a destrozar el coño. Yo simplemente le tranquilizaba haciéndole ver que sabía perfectamente lo que tenía entre mis piernas, y que si un día se animaba, tendría muchísimo cuidado.
Ya quedaba poco para que llegase el bus y me dijo que por hoy ya valía, que no quería perderle. La verdad es que debían faltar poco más de cinco minutos para que hiciese aparición. Le dije que era una putada que me dejase así, y que no se preocupase, que si lo perdía, ya le acercaba yo en coche hasta su casa. Ella no quería llegar a ese extremo porque me decía que era abusar de mi, pero yo le resté importancia diciéndole que estaba de vacaciones y que total, tampoco tenia otra cosa que hacer.
No la convencí mucho, pero al menos conseguí que se animase a que siguiese con su mamada hasta que llegase el bus. Me la volvió a mirar con morbo y me dijo que vale, pero que en cuanto llegase el bus, se piraba. Así que con las mismas, la tía se puso de rodillas encima del asiento del copiloto, se anudo el pelo largo en una coleta y prosiguió donde lo había dejado.
Animada, o bien por las prisas o bien por no dejarme a medias, empezó a hacerme una mamada en toda regla ayudándose de su mano, subiendo y bajando a lo largo de mi polla. Parecía que la chica se lo tomó muy en serio y aceleró el movimiento. Yo además aprovechaba para agarrarla de la coleta y acompañarla en su movimiento. En una de esas la sujete bien y la hice un poco más de presión, para comprobar hasta donde podía llegar, pero lo único que conseguí fue que me diese un manotazo de desaprobación y que se la sacase de la boca diciéndome que no lo volviese a hacer, que la ahogaba. Le deje hacer a su gusto la mamada y en la posición que estaba, con el culo en pompa mirando hacia la ventana del copiloto, aproveche para meter mis manos por dentro de su pantalón y acariciarle el culo. Esto si que le debió de gustar, y aumento todavía mas la velocidad.
Quise ir un poco mas allá, y forzando, conseguí llegar hasta su coño, echar a un lado el tanga y acariciarle la rajita, que estaba empapada, por cierto. Aquí ya se desbocó, y comenzó a sacársela de la boca para jadear mientras no dejaba de meneármela. Justo en ese momento hace aparición el autobús, y se lo advierto, pero le insisto en que no pare que si le pierde ya le acerco yo a su casa. Pero ella vuelve a decir que no hace falta que lo haga, entre jadeos debido al movimiento de mi dedo; y cuando pensaba que aquí iba a acabar la función y se marcharía corriendo a por el autobús, cogió y se metió mi polla otra vez en la boca pero aun un ritmo muy rápido, que me hacía ver las estrellas.
Con esto y el morbo que me daba la situación, mi corrida era inminente y se lo hice saber. Pero ya no había marcha atrás y no conseguía aguantarme. Mi leche ya iba subiendo por mi polla y el primer disparo le dio de lleno dentro de la boca, para a continuación sacársela y dejar que los siguientes chorros impactasen en su cara mientras subía y bajaba su mano a lo largo de mi grueso aparato a mucha velocidad, y jadeando a la vez que mis dedos no dejaban de acariciar su coño.
Cuando dejé de tirar leche, como un resorte se levantó, movió el culo para que sacase mis dedos de su interior, y rápidamente comenzó a buscar en su bolso un pañuelo para limpiar los restos. Al fondo veía como la gente iba subiendo en el autobús, y sin mucho más, ya limpia, me dio un beso en la mejilla y se largo con un "nos vemos" corriendo para no perder el transporte.
A mi ahí me dejo todavía con el pantalón desabrochado y el rabo lleno de lefa mientras veía como se marchaba corriendo. Reaccioné y yo también me limpie con otro pañuelo, y en cuanto pude, inicié la marcha para casa.
A la media hora llegué a mi hogar y le escribí diciéndole que había estado muy bien y que haber si repetíamos otro día con más tranquilidad. La verdad es que lo teníamos muy complicado, sobre todo ella con el tema del trabajo y el vivir lejos, pero si; un día había que repetir.
Nos despedimos y en un ultimo mensaje me pone: "Por cierto, aun tengo el sabor de tu polla en mi boca" .