Ese abuelete folla como los angelespara un oscar
Paso por mi mente lujuriosa en segundos aquel cuerpo desnudo al que dote en imaginación de un enorme aparato, pues en una de mis perdidas miradas, vislumbre un rico bulto en sus pantalones, presagiando una, un arma de gran calibre debajo de estos.
Andaba de compras por el Corte Ingles viendo ropa interior para regalarle a Diego, pues era algo clásicos en la elección de estas prendas, cuando al girarme para darme la vuelta en un estand le clave el tacón en su pie a un señor que estaba tras de mí y del que no me había dado cuenta, pues una andaba absorta imaginando como quedarían las prendas que tenía en mano sobre el grueso miembro de Diego.
Perdón, perdón, perdóneme, repetí sin cesar al ver lo que una había hecho, pues a su pie semidescubierto por aquellas sandalias le había hecho una pequeña herida, y él se había quedado medio pálido por el dolor del momento.
Si no se llega apoyar en una, igual se cae sobre el estand que había tras de él, pues por segundos quedo aturdido.
Fue a soltar un grotesco taco pero se quedó a la mitad al ver mi reacción rápida y mis disculpas, pasando su cara en pocos segundos a esgrimir una pequeña sonrisa al aceptar mis repetidas disculpas, a la vez mi reacción fue inmediata y sacando del bolso una pequeña toallitas, me dispuse a limpiarle la herida rápidamente, agachándome con rapidez para evitar el pequeño desollón de su pie sangrara más.
Muchacha, no hace falta me dijo el rápidamente, déjalo no es nada se secara rápido, no te preocupes, me insistía, aunque ya una andaba en la faena de curarlo.
Sin darme cuenta para sujetarme ante la grotesca postura mía allí agachada a sus pies, una de mis manos estaba apoyada en uno de sus gemelos que lucían al aire libre al llevar un pantalón corto, sintiendo una en ese momento un pequeño escalofrió al tacto la dureza de aquella pierna y el vello que la recubría.
Insistió el en que lo dejara, pero mi persistencia fue mayor y acabe limpiando la herida, alargando su mano al final para ayudarme a levantarme tras finalizar una con aquella improvisada atención.
Fue cuando en ese momento quede impregnada del atractivo de aquel abuelo, pues la belleza y masculinidad de sus facciones acompañaban a un cuerpazo exquisito para su edad, a la que calibre en sesenta y algún año, ya que su pelo blanco sobre su cabeza y el que afloraba por su torso, me ayudaba a no equivocarme.
Tuve que hacerle también algo de tilín a él, pues no me soltó mi mano durante la presentación y segundas disculpas por parte de una, manteniendo el ahora una sonrisa cautivadora que me dejo anonadada, temiendo tartamudear ante mis respuestas pues, la impresión causada al momento me había dejado aturdida.
Paso por mi mente lujuriosa en segundos aquel cuerpo desnudo al que dote en imaginación de un enorme aparato, pues en una de mis perdidas miradas, vislumbre un rico bulto en sus pantalones, presagiando una, un arma de gran calibre debajo de estos.
Tras el atolondrado momento, siguió una conversación agradable donde Javier como él me dijo se llamaba, me conto andaba buscando slips para él, pues con la llegada del verano, los de pata que el tenia me contaba le daban calor..(“calor te iba a dar yo pensé para mi interior mientras volvía a recorrer su cuerpo con una discreta mirada”)… me ofrecí ayudarle contándole que yo andaba también buscando para un regalo y para alguien de su tamaño y edad, por lo que al final entre risas y algo de juego morboso entre ambos, elegimos varias prendas.
Sin tapujos y sin corte alguno, me solté el pelo a la hora de hablarle y que eligiera la mejor opción, insinuándole eligiera modelos con la tela muy elástica y suave pues parecía disponer de buena talla para rellenarlos,… el admitió el cumplido con una picarona sonrisa a la vez que dijo: también que ayude a esconder y disimularlo pues a veces parece uno va en una situación que no lo es, dando la nota, por lo que quiero algo que recoja y disimule .
Ya desmelenada ante la amistosa conversación, le dije, que lo que la naturaleza otorga es para lucirlo y no sentirse acomplejado de ello, y más si es en ciertas partes.
La conversación fue creciendo en erotismo cuando al final el lanzando el dardo definitivo me dijo que lo mejor para la elección era verlos puesto, y aunque son prendas que no se pueden cambiar una vez puestas, por lo menos sabía si llevarse una o varias.
Llamamos a una de las empleadas para pedir un probador, recalcando esta que una vez puestas estas no se podían cambiar, intuyendo ella que éramos pareja, nos llevo a un probador para que Javier se pusiera varios modelos que ya habíamos elegido.
Me quede en la puerta del este y el paso a su interior dejando apropósito la puerta entornada, para que una pudiera ver su reflejo en el espejo.
Mire no había nadie a mi alrededor, y me recree viendo como el picaronamente se quitó el pantalón y sus bóxer, dejando ver por primera vez entre el lago de la camisa aquel apéndice enorme que me dejo con la boca abierta.
Mi corazón se aceleró y mi sexo se mojó al instante viendo aquel enorme colgajo entre una rica maraña de pelo espeso negro y blanco con aquella punta enorme y gruesa toda recubierta de una fina capa de piel que la hacía enormemente atractiva y apetecible.
Abrió todos los botones de la camisa para dejarla completamente al descubierto, mientras tomaba uno del slip para ponérselos.
Subí la vista y observe que él me miraba picaronamente a través de este, recreándose en el ajuste de ese enorme paquete al ponerse los slips.
Entre descaradamente unos pasos para verlo sin el espejo, diciéndole casi atolondradamente que le quedaban esplendidos, pues resaltaba su paquete a la vez que se lo recogía perfectamente sin una ostentosidad descarada, aunque era difícil disimular aquel tamaño.
Perdida y descarada como si lo conociera toda la vida, se lo ajuste por la cintura pues un pliegue se le había quedado por atrás, observado que el trasero de aquel abuelo rozaba la perfección en mi gusto hacia un hombre, pude igualmente comprobar un frondoso pectoral a la altura de sus pezones, si bien el resto de su masculino torso lucia con un vello muy fino.
Me sentía excitada y a la vez privilegiada de estar allí delante de aquella belleza de abuelo al que hubiera devorado al instante si no estuviese una en aquel publico lugar.
Se puso el segundo y el tercero ya de forma descara delante de una, pasando a ajustárselos ya una sin tapujos, pues le teste el bulto para ver como quedaba este de comprimido con los slips, advirtiéndome el con una sonrisa picarona, que tuviese cuidado pues igual no podría ponerse los últimos si sentía el rico tacto de mi mano ajustando estos.
El juego finalizo pues note que aquello comenzaba a tomar forma y apremio el a este final cuando me dijo susurrando a mi oído mientras se vestía en mi presencia, que si lo invitaba a mi casa a tomar un café, pues no podía ser en la suya ya que su mujer estaba alli y como suponía no sería una situación muy agradable, además sabiendo lo celosa que es ella.
A todo esto rápidamente me dijo, intuyo no estás casada pues me comentaste estabas buscando slips para un amigo.
Hablamos en mi coche mientras nos dirigimos a mi casa rápidamente, pues quería dar cuenta de aquel semental, contándome el, que con su mujer últimamente el sexo escasea ante la pérdida de apetito de ella pues siempre alega lo pasa mal con el tamaño de su pene, y no es capaz ella de usar geles ni sexo oral para aliviar ese problema, pues ha sido siempre muy clásica hasta el punto de ser pocas veces la que ha llegado a comérsela.
No había ya trabas en nuestra fluida y caliente conversación alegando una, que si ella hubiese sido su mujer aquel enorme aparato necesitaría atención clínica para aliviar la rojez que tendría ante mi acoso diario, pues pocos hombres disponen de semejante armamento y además tan ricamente proporcionado.
Esperemos me lo destroces dijo riendo picaronamente mientras entrabamos a mi garaje, subiendo ambos ya de forma acelerada a mi cada.
Fue abrir la puerta y sus brazos comenzaron un rico acoso sobre mi cuerpo, despojándolo de toda ropa con una arte y una delicadeza que me tenía a punto de correrme sin apenas haber tocado aun mi sexo.
Le correspondí igualmente pero siendo una algo mas atolondrada pues busque desesperada su bulto, al que en segundo descapulle suavemente para ver su glande libre de aquel prepucio fino que lo recubría.
Que ricura, que placer, que cosa más linda, que belleza de polla tenia ante mis ojos y ahora ante mi boca cuando delicadamente acaricie con la punta de mi lengua aquella terminación suave y sedosa, pues la piel protegía y mantenía aquella punta tersa y fina como la de un joven.
Gemio el ahora con descaro y más cuando agarre con menos delicadeza sus enormes huevos peludos que parecían dos duras pelotas de golf, pasando rápidamente mis manos a su trasero para testa su dureza mientras la punta de su enorme pene ya andaba en su totalidad dentro de mi boca como si de un chupa Chus se tratase.
Me di cuenta andábamos en medio del salón con la ropa por allí desperdigada, estando una de rodilla ante aquel semental del que estaba dando cuenta con una grandiosa mamada, mientras el sujetaba mi cabeza con ambas manos, ayudándome a mantener su apéndice en parte dentro de mi boca, pues aquello había crecido con tanta intensidad que mis labios se abrieron casi al punto de explotar ante aquel tremendo grosor y dureza.
Tenía ante mí una de las mejores pollas que jamás había visto, y mira que últimamente había catada ya varias de tamaños consolables, pero las proporciones y belleza de aquella la hacían algo especial y muy apetecible, por lo que la recorrí lamiendo y absorbiendo por todo su grosor al ser imposible degustarla por completo en el interior de mi boca.
Me levanto y paso al ataque y de qué manera… pues mis pechos fueron pasto de una exquisitez y delicadeza que me hacía gemir y tensar mi cuerpo sin control.
Su mano a la vez paso a mi sexo que previamente había sido alabado por encontrarse totalmente rasurado, diciendo que era un sueño degustar algo asi, y más cuando rompí en un pequeño pero intenso orgasmo cuando sus dedos ya jugaban en mi interior y mi boca era pasto de la suya que sabiamente besaba con una maestría especial.
Mi mano entre tanta excitación busco desesperaba coger aquel grueso y enorme pollon que lucía ahora con una dureza increíble, mientras el sin prisa agasajaba mis pezones al son de sus dedos en mi clítoris, haciendo aquel momento algo difícil de describir ante la excitación que me provocaba aquel macho allí desnudo y con aquella clase y arte.
Me llevo al sofá, tomo un cojín para levantar mi cadera y otro para sus rodillas y se puso manos a la obra dándome una grandiosa comida de coño…. Explote nuevamente mientras el saboreo los jugos que por allí manaban sin dejar de degustar mi sexo con una maestría difícil de describir ante el placer que me producía.
Entre aquel rico orgasmos las lágrimas florecieron por mis ojos sin control, llorando una como una colegiala ante tanto placer y eso que estaba comenzando y aun no había sentido su armamento dentro de mí.
Se recreó en mi sexo hasta volver a ponerlo a punto de explotar nuevamente y ahí sabiamente comenzó el juego con su duro rabo.
Se subió al sofá no sin algo de problemas pues me puso abierta en el como una flor, dejando mi sexo todo mojado a su merced, cuando su dulce y enorme punta comenzó a frotarla suavemente por los labios de mi conejito.
Con su mano guiaba esta desde arriba hacia abajo, metiendo a veces la punta solo un poquito, provocando que mi cadera se moviera sin control ante el roce y caricias de esta.
Me miraba fijamente a mi ojos con mirada lujuriosa mientras con su apéndice seguía jugando en la entrada de mi conejo que ya pedía ser penetrado descaradamente, pues cuando su cabeza hacia ademan de entrar, mi cadera se echaba hacia delante invitándole a entrar ya descaradamente.
Tranquila tesoro me decía con un tono seguro y varonil, quiero que estés preparada para que disfrutes bien… pidiéndole una ya con ojos medios entornados por tanto placeres que me penetrara ya.
Puso una mano sobre el respaldo donde mi cabeza se apoyaba mientras la otra guio ya su rabo a mi cueva ya descaradamente y dejando esta insertada solo por la cabeza, apoyo la otra mano sobre el mismo cabezal para dejarse caer sobre mi cuerpo mientras me ensartaba en su totalidad con aquel grueso y duro pollon.
Fue una entrada apoteósica y llena de placer, pues mi ardiente y mojado sexo estaba ya desesperado esperando ese momento cumbre, quedándose el momentáneamente inmóvil a la vez que me beso dulcemente.
Mi sexo empleo ahora la técnica recientemente adquirida de agasajar aquel rico intruso sin mover mi cadera, notándolo el rápidamente mientras separo su boca para mirarme y ver como estaba una.
Mmmmmmm que bien sabe tratar tu conejito a un extraño, que arte tienes tesoro, me dijo con tono varonil mientras sufría los agasajos de las paredes de mi sexo contra su duro falo.
Ayudo con ricos pero suaves movimientos mientras ahora mi cuello era comido a besos por aquel macho ibérico que tenía encima.
Mire y pude ver nuestras figuras reflejada en el cristal del mueble del salón, observando como su blanco y terso culo subía y bajaba para introducirme sabiamente su grueso pene hasta el fondo de mis entrañas.
Fue uno de los momentos cumbres, pues el orgasmo que ahora le regale fue de una intensidad que me hizo casi perder la conciencia, arañándole delicadamente su espalda ante la explosividad de este, no cesando el en sus laboriosos cincineos con su apéndice dentro de una.
Mis manos ahora agarraron su cabeza mesando y sobando su pelo blanco mientras él me besaba con pasión, buscando su lengua la mía y arrinconándola en mi boca como hacia su pene dentro de mi sexo.
Paro un segundo y cambiándome de postura me puso boca abajo con dos cojines bajo mi vientre, quedando mi trasero y mi sexo a su merced de forma grotesca pero muy sexy.
Se arrodillo tras de mí y guiando nuevamente su grueso falo a mi conejo, lo volvió a penetrar ahora sin menos miramientos, luciendo una serie de ricas ensartadas que hacían bailar sus enormes pelotas provocando estas golpearan a veces con mi sexo y otras con los cojines.
Se me acercaba otro orgasmos y aquello era algo inaudito en una en tan poco tiempo, notando el mi excitación acelero un poco más mientras apoyo su cuerpo contra el mío a la vez que sus manos agarraron como garfios mis pechos para sobarlos y manosearlos descaradamente.
Supo medir los tiempos y cuando vio que una explotaba otra vez, acelero endiabladamente, follándome como un descosido sin control a la vez que derramaba dentro de mí su caliente y pastosa leche que rápidamente se mezcló con mis jugos.
Los gemidos fueron de tal virulencia que algún vecino tuvo que escuchar semejantes bramidos de placer de aquel macho mientras los finos pero poco sutiles gemidos míos eran medio ahogados por estos.
Quede totalmente aturdida por aquel rico polvo, quedando ambos un par de minutos recobrando aliento en aquella grotesca postura, sintiendo una aun aquel duro pero ya algo morcillón apéndice dentro de mi conejo.
No quería que la sacara, quería que la dejara allí dentro hasta la eternidad y que volviera a ponerse dura para volver a follarme de aquella manera, pero también comprendía que por su edad necesitaba un descanso y más aún una que sin apenas fuelle podía levantarme del sofá.
La saco y girándome con cuidado puso mis piernas sobre sus muslos para que las estirara, dejando mi sexo a su vista para ser ahora acariciado dulcemente sin importarle que este andaba supurando aun restos de su enorme corrida.
Extendió con sus dedos la leche que antes había depositado en su interior y ahora afloraba por la puerta de este como si de crema se tratase, agradeciendo una aquel rico y sabroso masaje, mirándonos ambos sin decir palabra mientras sus dedos hacia aquel rico trabajo.
Cerré los ojos un momento recreándome en aquellas caricias a las que complemento con su otra mano sobre uno de mis pezones, haciendo pasar un momento glorioso y relajante mientras me recuperaba de aquella sabrosa follada.
Paro tras un rato, dejándome me levantara para asearme un poco y hacer unos cafés para retomar fuerza.
Nos sentamos nuevamente en el sofá pero mi pasión impidió me tomara el mío a la vez que el, pues de forma descarada y tras poner un cojín en el suelo entre sus piernas, me arrodille sin mediar palabra y comencé a comerle su enorme y morcillón rabo.
El saboreando el café, miraba hacia abajo como yo devoraba su relajado y pero grueso apéndice, diciendo que veía difícil en tan poco tiempo se volviera a animar.
Una no pedio el ánimo en levantar aquello aunque el pensara lo contrario y tras degustar todo lo largo de aquel rabo al que volví a descapullar, pase a sobar y devorar aquellas sabrosa pelotas que recubiertas de pelo blanco las hacían muy sexy, pasando tras estas a bajar mi lengua por la base de estas buscando su ano, pues había leído que a muchos hombres las caricias en ese punto les provocan un buen empalme.
Me ayudo el, levantando un poco la cadera a la vez que estiraba las piernas para dejarme trabajar bien y pareció dar resultado pues comenzó lentamente a gemir suavemente ante el acoso de mi lengua en aquel sitio.
Me sentí igualmente excitada ante aquel paso que está dando, mientras mi mano sin tapujos pajeaba su rabo al que comenzaba a dar forma.
Fueron unos largos y jugosos minutos pero finalmente como se dice vulgarmente se la “puse dura”, a la vez que le dije me dejara disfrutar ahora agradeciéndole el momento que antes me había hecho pasar, respondiendo el entre una sonrisa picarona, que era toda mía y que hiciera con ella lo que quisiera.
Allí arrodillada pase unos diez o quince minutos fantásticos saboreando como nunca aquel rico y duro rabo al que no deje centímetro por pasar mi lengua y boca, recreándome la mayoría del tiempo en su brillante y tersa cabeza a la que saboree como si la vida me fuese en ello.
El creo que disfruto igual o más que una, pues sus manos abiertas a lo largo del sofá con su cabeza hacia atrás soltando incesantemente gemidos ante mis sabia acometida lo delataba, acelerando estos cuando mis manos agarraban ambas fuertemente el tronco de aquel rabo subiendo y bajando por él, mientras su glande era chupado con pasión por mi boca.
Comenzó a tensarse y sus piernas se pusieron rígidas cuando note los bruscos borbones de nata azotando mi garganta con una intensidad y virulencia más propia de un joven que de aquel abuelete, si bien no tenía dudas de que aquel hombre era un semental en toda regla.
Quedo mudo durante unos minutos en esa misma postura pero con los medio entornados, recobrando poco a poco su respiración y ritmo cardiaco, al que había hecho subir una fuertemente con aquella ansiosa comida.
Fantástica, ha sido fantástica, fueron las primeras palabras tras unos minutos por su boca, jamás me hicieron una mamada así, la mejor de mi vida sin lugar a ninguna duda, eres un cielo y algo especial Rosa, me dijo, te desee nada más verte, pero ahora ese deseo es pasión… eres un sol y un encanto… siguió agasajándome.
Me tome el café ahora tras volver a calentarlo pidiéndome el, una copa de alguna licor, fluyendo una rica conversación tras aquel apoteósico final en la cual quedamos repetirlo con frecuencia, ya que ahora debería irse a su casa pues su mujer ya estaría preocupada por su ausencia.
Se vistió tras un rápido aseo mientras me di una ducha, para despedirlo con un beso en la puerta mientras él entre una dulce sonrisa, echo mano a mi sexo diciendo “ cuídamelo que volveré pronto a darle lo que se merece”.