Esclavo por una noche
Esclavo por una noche...
Que imperceptible es a veces esa línea divisoria entre la fantasía y la realidad, aunque parezca abismal, para dar ese paso que nos llevará al otro lado donde todo aquello que deseamos es tangible y no solo producto de nuestra imaginación.
A pesar que siempre lo deseó, jamás pudo sospechar lo que le depararía tras abrir la puerta; el departamento estaba iluminado tan solo por las tenues luces que desprendían las llamas de las velas que ella había encendido.
Aún permanecía de pie en el pasillo esperando que sus ojos se habituaran a la iluminación cuando siente que ella lo toma de los brazos, lo empuja contra la pared y lo besa apasionadamente.
Sin dejarlo mediar palabra, le quita la ropa abusivamente, ata sus manos con un pañuelo, venda sus ojos y abre sus piernas; comenzando a hurgar con su lengua en sus más recónditos rincones.
Se podía escuchar la respiración agitada de él, sus manos sudaban al igual que su frente, las manos de ellas deambulaban por su cuerpo provocándole una gran excitación.
Se arrodilla ante él, toma su verga erecta y se la mete en la boca, mama de ella como queriendo extraerle hasta la última gota de su néctar, él jadea, gime, grita de gozo y ella solo bebe hasta extasiarse.
Abre sus nalgas e introduce su lengua profundamente en su ano, dilatándolo lentamente hasta sentir que tres de sus dedos fueron acogidos por él.
El silencio se rompe con su grito, ella tapa su boca con un beso y lo penetra sin piedad, ahora no eran sus dedos los que se abrían camino, podía sentir el grosor del miembro y su textura.
Ella mueve sus caderas expertamente, provocándole dolor y placer combinación perfecta que lo excita y le hace experimentar sensaciones nuevas e inimaginables.
Su verga tiesa golpea contra la pared tras cada embestida, pide clemencia, pero ella no esta dispuesta a otorgarle dicho favor, al contrario introduce con mayor fuerza su apéndice, mientras con sus manos empieza a sobarle la pija.
Por primera vez desde que él había llegado ella le habla ...
DECILE A TU SEÑORA QUE SE SIENTE SER COGIDO POR TU AMA.
me gusta señora, pero duele.
CÁLLATE Y NO TE DIGAS NADA, SIENTE EL PLACER QUE TE ESTOY DANDO, NO ERA ESTO LO QUE QUERIAS O SOLO ERA TU FANTASIA?
no Señora, me gusta, pero duele, tenga piedad de mí era virgen..
TU BIEN LO DIJISTE, ERA VIRGEN, YA NO LO SOS MÁS. GOZA Y NO DIGAS NADA, PUES UN ESCLAVO COMO TU NO TIENE DERECHO A HABLAR.
esta bien Señora lo que usted ordene...
Su verga estaba inyectada en sangre, cada vez que ella sentía que él iba a acabarse dejaba de sobársela para que su deseo fuese mayor.
El solo jadea, grita y pide por favor que lo deje acabar, ella se ríe eufóricamente y se va dejándolo solo y atado.
Puede sentir como sus pasos se alejan, la llama, le pide por favor que vuelva que no lo deje así que no aguanta más...
Silencio y oscuridad eran lo único que lo acompañaban, además de la incertidumbre de lo que vendrá.
Mezcla de sensaciones sentía: miedo, inseguridad, confianza, excitación, inquietud, placer, dolor, deseo.
No sabe cuánto tiempo transcurrió, para él fue una eternidad hasta sentir el primer latigazo en sus nalgas.
Señora por favor!!!!!!!! nooooooooooooooo
CALLA PERRO, AQUÍ TIENES TU PREMIO POR SER UN MAL ESCLAVO.
No señora por favor, se lo suplico no me pegue.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco... hasta diez latigazos cayeron en esas nalgas enrojecidas por el cuero.
Lo hizo arrodillarse y su lengua recorrió cada una de las marcas que habían quedado en su piel.
Esa lengua suave y mojada le provocaba un gran alivio, su verga volvía a pararse; ella lo obliga a ponerse de pie nuevamente.
Lo toma de las manos y lo lleva hasta el dormitorio y lo tira sobre la cama.
Pudo sentir el sabor del cuero mezclado con el gusto de su concha mojada cuando se la puso en la boca, su lengua lamía sin parar ese manjar que ella le estaba ofreciendo.
Ella abre se abre sus labios vaginales para que él pudiese penetrarla más profundamente, mueve su cuerpo para sentir como esa lengua juega entre su concha y su culo.
Se levanta y se va.
La soledad una vez más le hace compañía al igual que la duda.
El frío del hielo hizo que su piel se erizara cuando los cubitos rozaron sus pezones, el agua gélida se deslizaba por su vientre hasta llegar a sus huevos y ella bebía como si fuese una fuente.
Frotaba el hielo por todo su cuerpo y lamía a la vez.
El se retorcía de gozo, ya no aguantaba más, pensaba que su verga iba a explotar en cualquier momento, esa mujer lo estaba volviendo loco, loco de placer.
Le quita la venda, desata sus manos; al abrir los ojos la ve parada sobre él, llevaba puesto un short negro de cuero muy corto que dejaba ver sus nalgas, un soutién del mismo material, medias negras con ligas y un antifaz.
Realmente parecía una Ama de verdad, al verla así su excitación aumento más.
Se quitó la ropa lentamente, se puso en cuatro sobre la cama y le suplicó como si fuese una gatita mimosa que la penetrara.
Los roles habían cambiado. El le pegó una nalgada, la tomó de los cabellos y la penetró por el culo sin piedad.
Ahora ella era la que gritaba de placer y dolor, él metía su verga más y más profundamente hasta sentir como sus huevos golpeaban sus nalgas al igual que sus manos.
Un torrente de leche inundó su culo, se hizo a un lado y la obligó a masturbarse.
Ella se metió dos dedos en su concha, él la miraba y su verga volvía a pararse.
Ella toma el consolador con el cual antes lo había penetrado a él y se lo introdujo hasta el fondo en su coño, al tiempo que él invadía nuevamente su culo.
Una doble penetración era lo que a ella más le fascinaba, sentirse completa, todos sus agujeros tapados.
Sus gritos de placer se mezclaron al igual que sus orgasmos.
Paula