Esclavo por accidente Capítulo 2: El planteamiento

Los jóvenes amos empiezan a hacer de las suyas a su nuevo y estrenado esclavo.

Hola de nuevo, aquí estoy para publicar el segundo capítulo de mi relato erótico llamado ESCLAVO POR ACCIDENTE. Quiero agradecer antes de nada todas las lecturas recibidas asi como los comentarios dejados en el relato y las valoraciones buenas y malas. Espero que sigáis la historia, comentando y valorando pues para mi sera de gran ayuda y alegría saber que estáis ahi para leer, y aceptar las críticas. En mi correo o bien en el apartado de comentarios podéis quejaros si no os ha gustado, lo contrario, e incluso aportar ideas si queréis, estoy abierto a escuchar propuestas. GRACIAS DE NUEVO DE ANTEMANO Y ESPERO QUE DISFRUTÉIS LEYENDO ESTE CAPÍTULO COMO LO HE HECHO YO ESCRIBIENDO.

CAPÍTULO 2: EL PLANTEAMIENTO

Me encontraba atado de manos y colgado de unas cadenas que bajaban de unas poleas y mis pies separados unos centímetros del suelo. Mientras mis amos hablaban sobre cual iba a ser el primer paso que iban a dar.

—Bien ¿qué podemos hacer con él? Preguntó Raúl.

En ese momento Andrés se dirigió a mí y me empezó a tocar la polla y los huevos.

—Y si ¿Lo castramos?

Se me encendieron los ojos como platos, aquello me parecía aterrador, tanto que nada más oírlo me empecé a remover como si estuviera fuera de mí.

—No, por favor no me castréis, haré lo que me pidáis pero no me los cortéis.

—Ya estás haciendo lo que queremos y vas a seguir—dijo Andrés mientras me retorcía la polla.

—Aaaaaaaaaahhhhh, si amo.

—¿Qué decís? ¿Se los cortamos y lo dejamos como un eunuco?

—Tengo una idea mejor—añadió Mario, cortarlos de momento no pero si podíamos jugar con ellos. ¿Qué os parece? Lo podríamos adiestrar, enseñarle.

—¿Jugar? No suena mal.

En ese momento Mario apartó a Andrés a un lado y después me empezó a tocar con fuerza la polla y los huevos.

—Por el momento lo que vamos a hacer es depilarlo, y con cera. Solo podrá tener pelo en la cabeza, lo demás todo fuera.

Al cabo de dos horas ya estaba completamente limpio de tener pelo en cualquier lado que no fuera la cabeza, tras eso los 3 cogieron los móviles y empezaron a hacerme fotos desde varios lados.

—Qué guapo vas a estar en las fotos que colgaremos en la web.

—Soltarme por favor.

Uno de ellos cogió un cinturón y me dio en toda la espalda.

—Aaaaaaaahhhhh

—Te hemos dicho que tienes prohibido hablar al menos que te lo ordenemos.

—Si amo lo siento.

—Chicos, tengo hambre—dijo Andrés que tal si os invito a comer os hace una de huevos escalfados.

Nada mas decir eso Andrés sacó un mechero del bolsillo de su pantalón y lo encendió debajo de mis huevos haciéndome que me retorciera de dolor.

—Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh me dueleeeeeeeee amo me dueleeeeeeeeee

Los tres se reían mientras Andrés mantenía el mechero encendido y yo seguía retorciéndome de dolor.

—Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh amooooooooooooo por favooooooooorrrrrrrrrrr

No conté el tiempo pero debió de estar un minuto o algo así, claro que a mi me parecieron siglos. El caso es que después de eso me dejaron un rato solo con mi dolor y con mis testículos rojos a mí suponer. ¿Qué mas tendrían preparado esos salvajes? ¿A que se referirían con mi adiestramiento?

Lo único de lo que estaba seguro es que esto no había hecho nada más que comenzar y no sabía cuando acabaría.

He de decir que llevaba un tiempo sin trabajar pero que aún podía permitirme el lujo de vivir solo, por eso una dos días después de quemarme los testículos me mandaron un nuevo mensaje en el que me citaban en unas urbanizaciones, me pedían varias cosas.

La 1ª que fuera puntual, la 2ª que llevará una bolsa vacía y la 3ª que fuera descalzo.

No entendía el porqué no podía llevar calzado, el caso es que sabiendo del palo que iban y muy a mi pesar de levantar miradas extrañas aquel día salí a la calle con la bolsa vacía en la mano y sin zapatos puestos.

Al llegar pude comprobar que el sitio era una zona de urbanizaciones desconocida para mí, la casa donde me dirigía era la más grande y con un espacio mas amplio que las otras. Nada más entrar en la casa me desnudé y metí la ropa en la bolsa para luego atarla y meterla en la chimenea a expensas de poder ser quemada.

—No te preocupes, que si te portas bien y haces todo lo que te pedimos no la quemaremos y podrás volver a tu casita como viniste.

Después de eso Raúl me dirigió a una sala donde me situó en el centro. Abrió un bail de donde empezó a sacar varios artilugios, entre ellos pude ver un cinturón de castidad, un collar de perro, muñequeras y tobilleras, y una bola con arnés.

—Estira los brazos y abre las piernas

Nada más pude ver como Raúl empezaba a ponerme un cinturón de castidad que limitaba mucho mi pene, si este crecía toparía de lleno con el borde del cinturón. Después me pusieron las muñequeras y las tobilleras de cuero que tenían un aro de hierro. Seguidamente me colocó un collar del mismo material y que también tenía una anilla de plata y para acabar me metieron dentro una bola con arnés que se ataba por detrás de la nuca que impediría que gritase.

—Con esto conseguiremos que no grites, vamos a hacer de ti lo que nosotros queremos recuerda que tus cojones están en juego así que te conviene ser un niño bueno—me dijo mientras me daba una pequeña bofetada en una mejilla.

Tras terminar de prepararme Raúl volvió a dirigirse al baúl para sacar de él una correa que enseguida enganchó a la anilla de la correa del cuello.

—Bien a cuatro patas, vamos.

Obedecí enseguida, tras esto empezamos a andar, bueno él a andar y yo a gatear. Mientras avanzábamos a no sé donde me preguntaba donde estarían Andrés y Mario y que estarían preparando. No sé a quién de los 3 temía mas, primero pensé que Andrés era el cabecilla y los otros dos sus secuaces, pero después de ver que Mario quemó mis huevos deduje que los tres estaban en el mismo nivel. El camino se me hizo eterno y Raúl me hizo subir al tercer piso de forma que se me hacía incómodo hacerlo a cuatro patas, al llegar preguntó si ya podíamos entrar. Me quedé asombrado con lo que vi, era una sala enorme donde habían diferentes elementos repartidos de forma pensada. En una esquina había una pequeña jaula diminuta donde no supuse que cabría, justo en el centro una mesa de madera marrón con muñequeras de cuero y aros de hierro en los costados y esquinas, a la derecha de esta un potro y delante de este un soporte de madera con tres agujeros, los dos del lado mas pequeños que el del medio que era más grande. También pude ver un armario donde supuse habría distinto tipo de material con el que supuse en algún momento me torturarían o me harían según qué cosas pensar.

—Bueno pues, esta va a ser tu sala de juegos. ¿Te gusta?

—Sí, si amo me gusta mucho—mentí

—Nos alegramos porque de todas formas te guste o no estoy completamente seguro de que pasaras muchas horas aquí. Es mas porque no los probamos para ver si funciona todo.

Me llevaron a la jaula, me quitaron la bola de la boca, me hicieron meterme para luego cerrar la puerta, estaba sentado con las piernas cruzadas y también como llevaba las muñequeras aprovecharon para esposarme una mano al barrote de la jaula de forma que tenía que apañarme como fuera para comer o beber, ya que me dijeron que para estar encerrado no necesitaba las manos. Luego me subieron a la mesa, me ataron las manos a las diferentes anillas para luego accionar el mecanismo, a medida que pulsaban un botón pude ver como mis piernas y mis brazos se separaban cada vez mas.

—Dinos esclavo, te gusta—

—Sí amo—Respondía con miedo

—Pues seguimos.

Llegué a un punto en el que empezaba a dolerme de separarse tanto mis extremidades.

—Ahhhhhh me duele, amo me duele.

—Te aguantas hay que probarlo hasta el final.

Volvieron a darle.

—Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah amooooooooooooooooooooo por favor, me duele muchoooooooooo amoooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.

—Si le damos una vez más te partimos todos los huesos, quieres que le demos.

—No, amo, no por favor no le deis mas.

—Vamos a darle.

—No, noooooooooooooooo por favor amo por favor.

—¿Estás cómodo?

—No amo, me duele mucho.

—Me alegro porque te vas a quedar así un rato. Nosotros nos vamos, pórtate bien y no te muevas de aquí.

Apenas podía moverme debido al dolor de estar tan estirado, a medida que avanzaba el tiempo intentaba saber cuánto llevaba así. No llegué a calcular si fue media hora o quizás dos horas. Al volver siguieron con las pruebas.

—Antes de seguir tienes sed.

—Si amo, mucha.

En ese momento Mario abrió una botella de agua pequeña lanzándome desde arriba un buen chorro del cual se perdió más de la mitad ya que solo un poco fue a parar a mi boca para solo mojarme los labios. Después me desataron y me llevaron al potro donde me tumbaron para luego esposarme las manos en las patas de adelante y las piernas a las de atrás. En ese momento sentí algo frío en mi culo, intenté moverme para evitarlo teniendo la suerte de que el potro cayera pero era demasiado pesado, al poco tiempo sentí algo entrando por mi culo.

—¿Sientes algo?—preguntó Andrés.

—Apenas nada amo.

—Me alegro

De repente y a lo bestia sentí como por mi culo entraba algo que me hizo retorcer de dolor.

—Aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh me duele amo, me duele.

Pude girar un poco la cara para comprobar que Raúl me estaba volviendo a hacer fotos en esa situación, esposado de pies y manos en el potro con no se que cosa metido en el culo. Pensé si esas fotos las vería alguien algún día.

Por último, me liberaron de mi aprisionamiento para probar el otro artilugio, si en el potro podía girar la cabeza, en este no habría posibilidad ya que habían tres agujeros dos para meter los manos y en medio el mas grande para meter la cabeza. Una vez con todo ya encajado, bajaron la otra mitad y echaron el cerrojo de forma que me dejaban nuevamente prisionero solo que esta vez las piernas las tenía libres.

Tras acabar con todas las pruebas y tras unas risas maliciosas entre ellos decidieron sacarme a pasear por la calle. Me consolaba que en ese lugar no me conocía nadie y por lo tanto el bochorno sería menor. Una vez salimos por la puerta me llevaron primero por una zona de campo donde a pasaba por todas clase de matorrales y piedras y para que yo pudiera hacer mis necesidades. Al ir a hacer pis fui a ponerme a dos patas lo que enseguida provocó que Andrés me diera una fuerte bofetada.

—¿Qué se supone que haces? En estos momentos haces el rol de perro con lo cual tienes que hacer las necesidades como ellos. Así que si quieres hacer pis, te pones a cuatro patas y levantas la patita. Vamos.

Así lo hice, después continuamos para que pudiera hacer lo otro. Una vez ya de vuelta me pasearon por la zona de calle para que la gente me viera y se quedaran con mi cara de perro o esclavo, ya no se lo que era en esos momentos.

—Adiós chicos, veo que tenéis mascota nueva—oí comentar a un chaval no mucho mas mayores que ellos.

Al llegar, me liberaron de mis ataduras, me dieron la bolsa con mi ropa y para que me vistiera.

—Puedes vestirte y marcharte por hoy ya ha sido suficiente, el cinturón no te lo quitamos para que así te vayas adaptando a él, nos quedamos la llave nosotros. Atento al móvil para saber cuándo será el próximo día y donde.

Me marché nuevamente a mi casa asumiendo que ya no había marcha atrás y que estaba en manos de esos tres chicos que eran mis amos, y que para colmo de males me habían hecho infinidad de fotos de toda índole que podían utilizar de cualquier manera y en el momento que ellos considerasen preciso.

CONTINUARÁ