Esclavo de mi padre

Primera parte de la historia que vivirá nuestro protagonista un fin de semana

Cuando llego a casa entro y digo un simple “hola”. Al cerrar la puerta y darme cuenta que nadie me ha respondido vuelvo a insistir esta vez extrañado; “¿hola?”

  • Ven aquí.

Es la voz de mi padre la que me llama desde su despacho. Un escalofrío recorre mi espalda mientras subo las escaleras. Ya se lo que va a pasar. El olor a humo de cigarro habano ya inunda el pasillo. La única luz que se ve al final del pasillo es la del despacho. Al asomarme a la puerta veo una escena que hace que automáticamente se me empalme. Tiene la camisa desabrochada y la corbata desatada le cuelga a los lados de esta. El pecho totalmente musculado de gimnasio y cubierto de pelo está al descubierto. La cara angulosa a medio afeitar, con un poblado bigote, me mira con ojos serios. Su pelo negro, con canas sobre las orejas, perfectamente peinado con la ralla al medio. Con los dedos pulgar e índice de su mano derecha sujeta el puro que también tiene mordido por la punta. Con la mano izquierda se sujeta la polla. Menuda polla; 23 centímetros de carne dura que ya empiezan a babear.

  • ¿Dónde está mamá?- pregunto mientras dejo caer en el suelo la bolsa del gimnasio empiezo a bajarme los pantalones.
  • Su vuelo salió hace dos horas.- dijo mientra da una calada a su cigarro. Tras unos segundos éxhala el humo mientras dice poco a poco.- Esa puta seguro que ya se ha follado a todo el avión.

Cada palabra le llena la boca de rencor y odio; puedo notarlo. Me acerco a él mientras me voy quitando la camiseta y cuando me pongo a cuatro patas en el suelo delante suyo ya estoy totalmente desnudo. Hasta mi nariz llega el olor a semen. Al semen de la polla de mi padre que está a escasos centímetros de mi cara.

  • No te enfades.- le digo ya casi susurrando.- No le das lo que ella quiere y lo busca en otro lado.

No me da tiempo a ver venir el bofetón que no tengo muy claro si me duele o me excita.

  • Cállate y chupa.- me dice mientras me agarra la nuca y me acerca hasta su sexo.- En realidad eres tan puta como ella.

Casi no me da tiempo a abrir la boca y ya la tengo casi en la garganta. Siento una arcada pero mi padre no me da tregua. Me sujeta la cabeza con fuerza y no me deja retroceder. Espera unos segundos y yo toso. Le miro a los ojos y el sonríe con una mueca muy muy leve, casi inapreciable. Eso me excita más. La luz de la habitación está bastante baja pero veo el reflejo de sus ojos grises mirando fijamente a los míos.

Da igual lo que diga o haga, porque ya estoy a cien, tengo la polla dura y ya me gotea. Ahora mismo soy totalmente suyo, soy su esclavo.

Libera la presión de la mano pero yo, como un perro obediente no me separo de repente. Lo voy haciendo poco a poco hasta que casi toda su polla está fuera de mi boca, salvo el capullo que aún sujeto con los labios. Hago un poco de presión y poco a poco empiezo a meterla otra vez. Puedo notar las venas marcadas y cuando la polla está dentro totalmente los pelos del pubis rozándome la nariz. Huele muy bien, demasiado bien. Mi padre gime y tiene un pequeño espasmo; señal inequívoca de que lo estoy haciendo bien. Sin dejar de mamársela le empiezo a masajear los huevos que son enormes y casi no me caben en la mano. Mi padre marca los movimientos con la mano. Sus manos son tan grandes que solo con una me sujeta prácticamente la cabeza entera. Le miro a los ojos mientras le sigo haciendo la mejor mamada que puedo pero él los tiene cerrados. Con los dientes sujeta su puro y con la otra se toca el torso. Sentir la polla de mi padre en la boca es lo más excitante que he hecho nunca. Cuando le comí la polla a aquel tío en el instituto estaba tan empalmado que podría haberme corrido sin tocarme, pero eso fue solo la primera y la segunda vez. La tercera ya no tenía gracia. Tarde poco en darme cuenta que lo que realmente me excitaba no era un hombre, si no lo prohibido. Comerle la polla a mi padre es lo más excitante que he hecho nunca.

El bombeo de mi padre con la cadera cada vez es mas rápido, se pone de pie y le bajo los pantalones hasta los tobillos. Con las dos manos le sujeto el culo y el con sus manos agarra mi cabeza. Miro nuevamente hacia arriba y esta vez me está mirando. Se saca el puro de la boca y yo ya se lo que tengo que hacer. Dejo de chupar, abro la boca y saco la lengua. El lapo de mi padre cae perfecto encima de mi lengua y yo saboreo su regalo como el mejor de los manjares. Sigo con la mamada.

Poco a poco noto como el culo de mi padre se endurece, las musculosas y peludas piernas se tensan y el movimiento pélvico y sus jadeos aumentan. No se cuanto tiempo lleva sin correrse, porque una vez me confesó que ya no se hacía pajas, que lo guardaba todo para mi. No se si es verdad porque a veces cojo sus calzoncillos usados de la cesta de la ropa sucia y tienen manchas de semen, pero si no miente entonces hace mas de dos semanas que no le hago correrse. Él es mi padre, es quién me creo y es mi amo, tengo que complacerle. Me esfuerzo en el final de la mamada.

Me sujeta la cabeza con las dos manos, mete la polla hasta atrás y deja de moverse, se queda muy quieto y durante unas décimas de segundo no se mueve, entonces llega el primer chorro que me cae directamente en la garganta, luego el segundo y después el tercero. Tiene tanta fuerza que no me deja moverme ni un milímetro, pero yo me resisto, quiero saborear bien ese líquido y la mejor forma es con la lengua, así que me separo unos centímetros y consigo que los siguientes chorros me caigan en la boca. Le chupo bien el capullo mientras saboreo bien su néctar, tengo la boca llena de semen pero no dejo que nada se salga. Mi padre se aparta y se agacha , me coge la cabeza con la nuca y se acerca a mi. Nos damos un beso lleno de semen. Siento los pelillos del bigote rozándome los labios y su lengua juega con la mia saboreando su propia lefa. El aliento le sabe a tabaco. Es delicioso.

Cuando se cansa se levanta y sale del despacho dejándome a cuatro patas. Se aleja por el pasillo diciendo:

  • Dúchate y preparame la cena; después de cenar te follaré el culo.