Esclavo de los colectiveros (2)

Los colectiveros que conocí la otra noche me llevan a la parada de colectivos para seguir humillandome. Pero no están sólos. Son cinco colectiveros contra mi solo que me usan, me humillan y me ratifican como el putito de la linea ...

Era viernes por la mañana y tenía que ir a la facultad a rendir una materia. Era la primera vez que me iba a subir nuevamente al colectivo después de la gran cogida que me dieron los dos colectiveros apenas unos días atrás. Si bien estaba nervioso por el examen, más nervioso estaba por lo que podría llegar a pasar si me lo encontraba a alguno de los dos choferes de la otra noche. Pero de alguna manera tenía que llegar a la facultad y tuve que tomarme el cole. Grande fue mi sorpresa cuando al subir me encuentro con Marcelo, uno de los que me había hecho la cola el otro día.

M: Hey papi! Que haces tan temprano dando vuelta por la ciudad?

Y: Tengo que rendir un final, voy a la facultad. Me marcas el boleto?

M: Naaaa, vos no pagas, pasas gratis. – Me dijo mientras me guiñaba el ojo - Che! Como andas? Todo bien?

Y: Sí, solo un poco nervioso por el examen.

M: No bolu! Te pregunto por lo del otro día.

Y: Ehhhhmmmm ... – Atiné a responder ...

En eso sube más gente y se cortó la conversación. No pude quedarme hablando con Marcelo, pero podía verlo por los espejos que tiene por todos lados el colectivo. También podía verlo de atrás, ver como sus piernas hacían fuerza al pisar el acelerador. Cuando hacía eso se le marcaba la pantorrilla en el pantalón, eso me encantaba. El me miraba también por los espejitos y cuando se dio cuenta que lo estaba viendo me guiñó el ojo. Yo no aguanté mucho y me fui nuevamente al lado de él para hablar.

M: Sabía que ibas a volver – Me dijo, agarrándose el bulto y sobándoselo un ratito – Esto lo hacías mejor vos che! Ahora lo tengo que hacer solo. ¿Cuando volvés a visitarnos?

Y: Yo que se, cuando quieran. Bah, no se, yo con el que tengo confianza es con Quique.

M: Ah! Bueno, Quique tiene el turno de la madrugada de nuevo, visitalo a él entonces. Por tu casa pasa a eso de la una de la noche camino a la parada. Está en el coche 1. No te podés confundir.

Y: Buenísimo! Voy a ver que hago.

M: No seas así. El loco tiene a la mujer embarazada. – Acercándose a mí y en voz baja me dijo – Seguro tiene unas ganas locas de ponerla. Además te extraña.

Y: Bueno, no se que decirte.

M: No digas nada. Bueno ... la que sigue es tu parada papi. Un gustazo volver a verte. – y me extiende la mano para saludarme.

Y: Bueno, nos vemos.

Cuando baje me quede pensando. Me lo habrá dicho en joda o habrá sido enserio. Llegue a la facu y durante todo el parcial me quedé tildado pensando en como me había cogido Marcelo y las dos veces que me había cogido Quique. Tons no dudé más y me decidí a hacerle una visita a Quique nuevamente.

Eran las cero horas y cincuenta minutos y yo estaba esperando en la esquina de casa a ver si pasaba. Me puse un poco nervioso porque volví a dudar de si era o no cierto todo lo que me había dicho Marcelo. Pero todas las dudas se me aclararon cuando a lo lejos logre ver al colectivo de Quique. Ahí me empezaron a temblar las piernas y acelerar el corazón. Hice seña para que pare y me toca bocina. Era Quique.

Q: Hey papi! Tanto tiempo, ya te extrañaba. Que andas haciendo por acá?

Y: Nada, me lo encontré a Marcelo hoy a la mañana y me dijo que ibas a pasar a esta hora por casa. Entonces te espere.

Q: Y para que me esperaste? – me dijo seriamente.

Y: Bueno ... yo ... – me puse un poco nervioso por la situación.

Q: Jajajaja ... Te estoy jodiendo boludón. Sentate tranquilo.

Me senté en el asiento que está a la par del asiento del conductor. En eso le suena el teléfono celular a Quique.

Q: Hola ... Que haces loco? ... Sí ... Sí claro.

Justo tocan el timbre de la puerta trasera del colectivo, se estaba por bajar la última persona que quedaba. Quique corta la comunicación y deja al último pasajero en su parada. Ahora estábamos solos en el colectivo.

Y: Quién era?

Q: Marcelo, quería saber si estabas conmigo.

Y: Porque?

Q: Ya te vas a enterar, ahora concéntrate en esto putito. – y empieza a bajarse el cierre del pantalón lentamente. Mete su mano adentro y saca su verga – Uhhh ... ya necesitaba respirar un poco ... hace un tiempo que esta guardada.

Y: La tenés re parada.

Q: Sí, te escuchó a vos y se emocionó. Eso si, está un poquitito tensa, ¿no le harías unos masajitos?

Yo ni lerdo ni perezoso me acerqué a Quique, me arrodille de costado a él y comencé a tocársela. Volver a tener ese espécimen de macho entre mis manos me calentó mucho y quise darle unos besos a la cabeza de su pija pero no pude porque tenía el volante muy cerca.

Q: No seas vicioso che! Seguime pajeando que después vamos a tener tiempo.

No pude disfrutar mucho de tener su verga en mi mano porque en unos minutos ya estábamos en la parada. Cuando llegamos Quique no dijo nada, me sacó la mano, se metió la pija, se levantó el cierre, se paró y salió del colectivo. "Acompañame" fue la orden que recibí de mi amo. Yo lo seguí como perrito faldero hasta el edificio de la parada, estaba la puerta entreabierta.

Q: Primero pasas vos.

Cuando paso veo que el lugar no estaba vacío, había muchos hombres, conté cuatro, entre ellos logré distinguir a Marcelo. Al darme cuenta de lo que querían atiné a salir pero Quique me frenó, me agarró y me tiró al piso. Cuando intento levantarme me doy cuenta que quedé de rodillas frente a uno de ellos, era Marcelo.

M: Así me gusta. Empezaste bien putito! ... de rodillas. Tu lugar por el resto de la noche va a ser el suelo mariconazo. Vengan muchachos, vengan a conocer a quien le vamos a dejar el orto como una flor.

Marcelo terminó de decir eso y todos rieron. Empecé a escuchar entre las risas algunos de los comentarios. "Así que este es el putito petero?" Se acercaban tocándose la entrepierna, muchos ya tenían el bulto bien armado y se lo recorrían con la punta de sus dedos. Me rodearon y quede arrodillado frente a ellos, a la altura de sus bultos. Quique quedó atrás mío y apoyó su bulto en mi nuca.

Q: Los chicos ya te conocen, les hablamos muy bien de vos, no nos cagués, hacenos quedar bien. Te vas a portar como una puta reventada con cada uno de nosotros y sin quejarte. – Me dijo Quique acariciándome la cabeza.

Yo preferí responderle con acciones y no con palabras. Aproveché que lo tenía tan cerca y le baje el cierre de su pantalón, hice a un lado su calzoncillo y saque su pija; que recién había estado pajeando, por lo que estaba un poco dura; y se la empecé a chupar un poquito. Quique dejó que se la chupara un rato, pero por la posición solo podía albergar dentro de mi boca solo la cabeza de su pija y jugar con mi lengua por debajo de su prepucio. Cuando el resto vió lo que estaba haciendo empezaron a gritarme: PUUUUTO!!! ... como te gusta! Y, después de que Quique se alejó de mi, todos se acercaron a manosearme y a humillarme acercando sus bultos a mi cara. Cuando se cansaron se alejaron y me dejaron solo con Marcelo, yo siempre de rodillas. Mientras me acariciaba la cabeza y bajando hasta mis orejas con sus manos me dijo:

M: Hoy a la mañana en el cole me dejaste con la pija parada. Me quedé con una leche. Así que ahora me la vas a tener que sacar. Prepará la boquita que tengo ganas de que me la chupes un rato.

Marcelo se acomodó en una silla que estaba junto a una mesa y yo, siempre arrodillado, me acerqué a él mientras se bajaba el cierre y dejaba a la vista su pija. Cuando estaba agarrando su pija para llevármela a la boca Marcelo se prende un cigarrillo y comienza a fumarlo, eso me calentó mucho y comencé a chuparle la pija con desesperación. El me felicito:

M: Así me gusta, que le pongas entusiasmo a la mamada, putito.

A nuestro alrededor los demás chóferes estaban acomodando sillas, para que todos pudieran sentarse a la mesa, y trajeron vasos y varias botellas de cerveza. Comenzaron lo que parecía una reunión; sin molestarse por lo que pasaba en una de las puntas de las mesas, el hecho que yo estaba haciendole un pete a uno de sus compañeros. Mientras yo hacía mi trabajo podía escuchar la conversación entre los muchachos.

M: Este puto la chupa como los dioses loco. Pasame la birra Javi. – Javier le paso un vaso de cerveza a Marcelo y se tiro un chorro sobre su pija – Tomá mariconazo! Ponete en pedo que te queremos bien loca y sedienta de verga. Jajajaja – Se rieron todos.

J: El que se va a tener que poner bien en pedo para tocar a este puto soy yo, porque sino no me lo cojo ni a palo – Decía Javier. – Sí, no lo tocó ni con un palo pero hoy tengo muchas ganas de coger ... tengo que ponerla!

Q: Vas a ver que el putito se porta como una verdadera perra. Le gusta tanto la pija que ni te vas a dar cuenta que es un vago, es más puta que cualquier puta que te hallas cogido.

Javier era uno de los chóferes que conocí ese día; 27 años, rubio, ojos celestes, pancita seductora y piernas bien formadas; era el más lindo de todos pero también era el más hétero de los cinco. Le costaba un poco la idea de cojerme, por eso primero se tuvo que poner en pedo con varias cervezas encima. Y cuando se puso bien en pedo le pidió a Marcelo que me dejara libre para que se la chupara a él.

J: Hey Marce, afloja un poco y compartí con el resto. Pasame al puto que ya la tengo bien parada.

M: Esperá que estoy a punto de acabar! – Marcelo me agarró de la nuca y me obligó a apurarme con el pete – Dale papi ... chupamela más fuerte que ya viene la lechita.

Q: No! No le acabes en la boca – Interrumpe Quique – Tomá este vaso, acabá acá. Si queres después hace que te limpie la pija, pero deja tu leche en el vaso.

M: Bueno, dame el vacito. Vos seguí chupando papi, nadie dijo que pares.

Seguí chupandole la verga hasta que Marcelo acabó en el vaso como le indicó Enrique. El vaso era de vidrio así que pude ver como se acumulaba la leche de Marcelo en el fondo. Acabó bastante. Cuando termino de largar leche le dio una pitada a su cigarrillo y, mirándome, me largo todo el humo.

M: Ahora límpiamela con la lengua.

Yo le comence a recorrer la pija con mi lengua saboreándole los restos de leche que le quedaron. Ya con Marcelo satisfecho, era el turno de Javier. Como hacía calor Javi llevaba puesta unas bermudas de vestir color azul oscuro (las del uniforme de chofer) lo que me dejaba ver sus piernas rubias y peludas. Me gustaron tanto que comencé a acariciarlas y cuando vi sus pies me vinieron unas ganas irremediables de besarlos. Me incline un poco y le besé los pies. En ese momento Javier pegó una carcajada.

J: Jajaja, si que sos puto sumiso vos! Me gusta, pero ahora quiero que me chupes la chota. Abrí bien la bocota así te la meto de una.

Javier se bajo el cierre de sus bermudas y saco de entre sus calzoncillos su pija, perfecta. Venosa, cabezona y sedienta, le chorreaban jugos de la punta de la pija. Lo primero que hice fue lamerle con la punta de mi lengua sus jugos, a lo que Javier respondía con caricias en mi cabeza. Cuando se acabaron los jugos me tragué su pija entera, de una me la metí hasta el fondo.

J: Que buena tragadera tenes papi! ... chupala que es toda para vos.

Mientras se la chupaba, me entretenía recorriendo sus piernas con mis manos. Metía toda mi cara en su ingle, para poder tragarme toda su pija, y podía sentir su olor a hombre que me excitaba cada vez más. Los demás me pateaban el trasero bajo la mesa lo que despertó a mi colita. Mientras tanto ellos seguían hablando a pesar de que yo le estaba haciendo un pete a Javier.

Q: Viste Javi que no es tan difícil. Es una droga este puto, te la chupa la primera vez y no queres que te suelte la verga.

J: Sí, ya se. Pero a pesar de que me esta haciendo un buen pete, este flaco me da un poco de asco.

Q: Y si es un puto! – Dijo Quique acercándose a mi y escupiéndome.

J: Sabés que voy a hacer? Le voy a tapar la cara con este trapo. – Javier agarró un trapo que estaba cerca y lo puso sobre mi cabeza, dejándome tapado completamente.

Todos: Jajajaja ... no seas pelotudo, lo vas a asfixiar

Realmente se me estaba acabando un poco el aire pero me encantaba esa situación. Bajo el trapo que me tapaba, los olores de Javier aumentaron y yo con su pija en mi boca me deleitaba. Aunque no lo podía ver, sentía como Javier me dirigía el pete apoyando sus manos, las dos, sobre mi cabeza. Cuando llegó la hora de acabar, Javier derramo su leche en el vaso donde había acabado Marcelo.

J: Uuuuh, que bueno estuvo esto loco. Toma Fer, es tu turno, hace que el puto te chupe los huevos como a vos tanto te gusta.

F: A ver papi, vení. Vení y chupame un huevo. Jajajaja – Todos se rieron – Mira que tengo los huevos bien peludos, no te vayas a atragantar.

Le empecé a recorrer con mi lengua los huevos. Algunos pelos se desprendían y terminaban en mi boca. Eso me excitaba tanto a mí como a Fernando; quien, mientras le chupaba los huevos, se pajeaba mirándome directo a los ojos diciéndome:

F: Puto, puto petero. Como te gusta chuparme los huevos. Puto y goloso, que buena mezcla, te vamos a culiar todos los días a vos. Rojo te vamos a dejar el orto. – Yo no pude con mi calentura e intente chuparle la pija. En ese momento recibí una cachetada bien fuerte. – Chupame los huevos puto! No entendes?!

Para no hacerlo enojar le seguí chupando los huevos como me pidió, mientras el se pajeaba. No tardó mucho en acabar en seco en el vaso donde habían acabado Marcelo y Javier. La leche dentro del vasito había empezado a toma altura. El siguiente en la ronda de los petes era Luis, un chofer con el que ya hacía bastante tiempo tenía confianza. Hablábamos de muchas cosas cada vez que me subía a su coche.

L: No sabía que eras putito papi. De haberlo sabido antes te hubiese puesto a chuparme la pija todos los días y te hubiese hecho el orto cuando se me diera la gana. Aunque tendría que haber sospechado que eras puto porque sos tatengue.

Tatengue se le dice a los hinchas de Unión, un club de mi ciudad. Luis era raza, como se le dice a los hinchas de Colón, el otro equipo de mi ciudad, rival de mi equipo.

L: Bueno, ahora como buen tatengue ponete a chuparme la pija.

Q: Acá todos somos raza Luis, el único tatengue es el puto que nos está chupando la pija.

L: Yo te dije que los tatengues son todos putos! Mira como me la está chupando, este es vicioso, le gusta la pija.

Yo le recorría desde la base hasta la punta de la pija con mi lengua. Mientras él decía estas cosas yo lo miraba a los ojos como reafirmándole todas las cosas que me decía. Luis también tenía puestas unas bermudas de vestir que me dejaban ver sus piernas peludas bien masculinas. Sus piernas me calentaron mucho así que también se la chupe con todas mis fuerzas mientras se las acariciaba. El hecho de tenerme a mi, un fanático de unión, arrodillado frente a él, fanático de colón, y encima chupandole la pija lo puso a mil. Agarró el vasito y después de las últimas chupadas que le di a su pija acabó ahí, junto a la leche de Marcelo, Javier y Fernando.

Ahora era el turno de mi amo, Quique. La pija de Quique estaba por explotar de tanta calentura que tenía encima. Al igual que Marcelo también estaba fumando y cuando me asomé por debajo de la mesa buscando su entrepierna me recibió con una ola de humo. Ni bien llegué a la altura de su pija me agarró de la cabeza y me la refregó por su entrepierna. Estuve un rato en esa posición, hasta que se decidió a saca su pija de entre sus ropas y ofrecérmela para que me la comiera un buen rato.

Q: Tomá, chupamela lento porque toy tan caliente que exploto en cualquier momento.

Se la chupe un buen rato pero no aguantó mucho. Terminó acabando también en el vasito donde habían acabado los demás. Era bastante la leche que se había acumulado en ese vaso, era la suma de la acabada de cinco tipos calientes.

Q: Uh ... que bueno que estuvo! ... que ganas de echarme un meo que tengo ahora.

Pero Quique no era el único. Los muchachos, luego de tomar tantas cervezas, tenían la vejiga a punto de reventar. Justo cuando se iban a parar para ir al baño Quique, que era el mas morboso de todos, los frenó y les propuso un juego.

Q: Esperen muchachos ... les propongo una competencia. Che putito! ... vení ... arrodillate allá y sostené el vaso que nosotros vamos a jugar a ver quien tiene más puntería ... a ver quien puede manejar mejor su chorro de meo.

Todos se rieron y aceptaron la propuesta. Yo agarré un vaso cualquiera, de los que ellos habían usado para tomar cerveza, pero la idea de Quique era otra.

Q: VOS SOS PELOTUDO O TE HACES? ... PUTO DE MIERDA! – me gritó Quique propinándome un golpe en la cabeza. – Para que te llenamos todo un vaso con lechita calentita? ... usá ese vaso queres!

Nuevamente me encontraba arrodillado frente a ellos, a sus pies. Ellos se encontraban frente a mi, parados, orgullosos, con sus pijas apuntándome. Como me calentaba verlos, acomodándose sus bultos. Las pijas que hacía dos minutos había estado chupando, que habían entrado en mi boca con pedante violencia me apuntaban amenazantes. Justo cuando subí la mirada para mirarlos a la cara, el juego comenzó. Fue Quique el primero en largar su chorro de meo hacia el vaso, pero le erró, me empezó a mear la cara.

M: No boludo! ... el que lo mea al puto pierde puntos! – Dijo Marcelo mientras se cagaba de la risa. Justo cuando decía eso desvió su chorro hacia mi ojo izquierdo. – JUA ... que cagada che! ... perdí un punto, pero le pegue en el ojo ... que puntería que tengo. – Se rieron todos y se retaron entre ellos a hacer lo mismo.

J: Yo también puedo pegarle en el ojo con mi chorro de meo ... mirá!. – Javier desvió su chorro y me pegó en el ojo derecho. Todos se reían a carcajadas.

Yo abrí la boca, como invitándolos a que jueguen apuntándome a mi boca.

F: Miren! ... tenemos otro agujerito para jugar. Yo voy a hacer que me trague el meo! – Dijo Fernando mientras desviaba su meada hacia mi boca y le acertaba.

Todos jugaron conmigo, me humillaron y se divertían haciéndolo. Yo estaba muy caliente. El vaso que estaba lleno de leche, ahora era una mezcla rara de acabadas y meadas de cinco colectiveros super masculinos y morbosos como ellos solos, que en ningún momento repararon en mi bienestar. Yo estaba re entregado, por lo que una vez terminado el juego decidí cobrar mi premio. Agarré el vaso, lo acerqué a mi nariz y sentí el aroma. Tenía un olor muy penetrante que llamaba a la degustación. En ese momento todos los muchachos gritaron - ¡¡¡FONDO BLANCO!!! – yo como buen putito sumiso que soy ... amante de los colectiveros desde siempre ... no perdí la oportunidad de hacerles nuevamente caso y demostrarles lo entregado que estaba. Agarré el vaso, lo apoyé en mis labios, abrí bien la boca y comencé a tomar ante la sorpresa de los choferes.

J: Que hijo de puta este trolazo!!! ... Mirá como se traga todo!!! ... Este si que es PUTO!!!.

Q: Le gusta, le gusta mucho. Es amante de la pija y nosotros tenemos pija para darle y darle.

L: TATENGUE PUTO!!! TRAGATE TODA LA LECHITA!!!

F: Siiii ... jajaja ... Licor de huevo!!!

M: Hey puto!!! ... te vas a arrepentir de habernos conocido porque te vamos a desfigurar el orto de todo lo que te vamos a coger.

Q: Uh ... que ganas de darle por el orto que tengo. Ustedes muchachos ... ¿Se quedaron con ganas de seguir la fiesta?

J: Si ... hay que darle! ... prepará la colita papi.

Yo estaba exhausto pero con ganas de que mi colita disfrutara de esos especimenes de machos y que esos machos se divirtieran haciendome la cola. Pero eso es parte de otra historia.

CONTINUARA ...