Esclavo de la Carne II, Bernardo 02
Por fin Bernardo prueba lo que es estar con un hombre y lo que es cogerse un culo de verdad... el mío.
Esclavo de la Carne II
Bernardo 02
Llevaba a Bernardo de la mano hacía su habitación, venía desnudo detrás de mi, con su cuerpo velludo y bien cuidado. Mi amigo era corpulento y fornido, con los músculos bien definidos gracias a que se cuidaba y hacía ejercicio. Me daba un morbo terrible saber que estaba a punto de cogerme, sentir esa soberbia verga suya hurgando mis entrañas me calentaba sobremanera.
Mientras avanzábamos no pude dejar de recordar como fue que nos conocimos, ni cómo fue que le dije que era bisexual. De eso a imaginarme que de verdad íbamos a coger había bastante trecho.
Entonces ¿has tenido relaciones tanto con hombres como con mujeres? me preguntó el día que se lo dije.
Así es se quedó callado y pensativo, su educación rígida y conservadora le enseñó que aquello era pecado.
¿Y lo saben en tu casa?
Si toda mi familia está al tanto de mis gustos.
¿No se oponen?
No, ellos saben que es mi vida y que yo soy el único responsable de ella. No me juzgan, están de acuerdo en casi todas las decisiones que he tomado.
Pero además sos una persona responsable. dijo el.
Pues si, siempre trato de serlo.
Me imagino que tampoco le gustó mi orientación porque, además, era el maestro de mate de su hijo, je, je. La verdad es que nunca me imaginé acabar como profesor, mi primer trabajo era como ejecutivo de ventas (léase vendedor) en una empresa de ferretería, nada que ver con mi actual ocupación. Lo que ocurre es que originalmente ingresé a estudiar ingeniería a la universidad, pero luego que el problema de alcoholismo de mi padre empeorara, me tuve que salir y hacerme cargo del negocio familiar, una ferretería. Más adelante, influido por mi madre y mis hermanas, decidí volver a estudiar algo, cualquier cosa, ingresando a la carrera de Profesorado en Educación Media de Matemáticas y Física. Ahí descubrí mi pasión y vocación.
Me encantó, sobre todo el trato con los alumnos. Me gradué y logré combinar mis 2 ocupaciones, en la ferretería de la familia y en un colegio donde conseguí mi primer trabajo como catedrático. En mi tercer año dando clases, a los 27, fue que conocí a Bernardo.
Como recordarán, lo conocí a raíz de los problemas que un grupo de alumnos estaba dando, entre ellos su hijo. Platicamos, no pude evitar sentir simpatía por el y pena por su caso. Averigüe (no solo en esa reunión, sino en reuniones posteriores) que su matrimonio no era feliz, su mujer no era más que una "dama de sociedad" superficial que no se ocupaba en lo más mínimo de sus hijos y de su hogar. Y aquel día en el puerto, que lo engañaba desde hacía años. Probablemente esa era la razón de la arrogante actitud pendenciera y siempre desafiante de su hijo.
Poco a poco nuestra relación cambió y comenzamos a tenernos más confianza. Él me compartió muchas de sus aficiones, por ejemplo al arte, a la buena música, a la buena comida. Tocaba el violín y el oboe, y de joven quiso dedicarse exclusivamente al arte, pero sus padre no lo aprobaron y lo obligaron a estudiar derecho, trabajando ahora como asesor legal de una empresa de prestigio.
A medida que lo conocía, me di cuenta que era un alma bohemia y muy sensible, atrapada en una vida que no era para él, una vida que no lo satisfacía y que lo hacía tremendamente infeliz. Pude darme cuenta de algunos rasgos de su personalidad, como por ejemplo, me saludaba de abrazo y muchas veces buscaba poderme rozar, aunque sea con el codo. Por ello me imaginé que sería gay. Y ahora lo estaba llevando desnudo a un cuarto, más que dispuesto a entregarle el culo y que lo usara como a el mejor le pareciera.
Nunca lo he hecho con un hombre me dijo con la voz temblorosa.
No importa, te voy a enseñar
Nunca lo he hecho con nadie más que con mi mujer
¿Con nadie más?
No ella fue mi primera novia no pude evitar sentir ternura.
No te preocupés, solo vamos a hacer lo que vos querrás.
Lo detuve al pié de la cama y me le acerqué, comencé a besarle el cuello, a lamérselo y chupárselo despacio, bajando cada vez. Me prendé de sus tetillas, un rato en cada una, se puso a gemir y respirar agitadamente, lo estaba disfrutando. Su pene se le paró de nuevo, poniéndosele más duro que una piedra.
Llegué a este y me lo metí en la boca, le di una nueva mamada, pero más breve y suave para no hacerlo acabar antes de tiempo. Estuve tentado a tocarle el ano, pero consideré que aun no estaba listo, su educación tan conservadora pondría muchos reparos.
Me separé de su miembro y procedí a desnudarme, no llevaba nada más de lo que el vestía, una playera y el traje de baño, que no era más que una bermuda. Quedé desnudo frente a el, me di cuenta que le gustó lo que vio, pues sin ánimos de presumir, siempre fui un buen bocado.
Me parece que en este punto sería conveniente que me describiera. En aquello días era delgado y atlético, medía 1.70 y más o menos marcaba músculo porque hacía ejercicio. Mi piel moreno hacía juego con mis ojos cafés claros, mi cabello negro lacio lo llevaba corto, fuera de eso era normal. Eso si, siempre fui guapo, con rasgos muy finos, además de tener un trasero redondo, grande y paradito.
¿Me querés coger Bernardo? le pregunté con voz sensual.
No sé cómo
No te preocupés, yo te guío.
¿No te irá a doler?
¡Qué lindo sos! No te preocupés, tu solo hacé lo que te diga
Me acosté boca arriba en la cama y lo jalé para que me metiera la verga entre la boca, no quería que perdiera su erección mientras me dilataba el ano. Primero empecé a pasarme los dedos sobre este hasta que me metí uno, no fue difícil, ya estaba muy acostumbrado. Luego me metí otro más, que ya me fue ligeramente más difícil, hasta que me metí el tercero, que me costó hacer que entrara. Siempre que lo hacia, usaba lubricante a base de agua, pero no llevé ni condones a ese lugar, de verdad que no me esperaba coger con el.
Ya estoy listo. le dije vení aquí.
Lo jalé de nuevo al mismo tiempo que me situaba en una esquina de la cama, con las caderas justo en la orilla y las piernas abiertas en alto. Lo puse en medio, con su pene parado y palpitante apuntándome al culo, ya listo para ser ejecutado.
Va pues Bernardo, poné la punta sobre mi ano y empujá si así Bernardo hizo lo que le dije, comenzó a empujar su pene contra mi culo no muy duro solo mantené la presión ¡¡¡AAAHHHH!!!
Bernardo hacía tal y como yo le indicaba, no empujaba mucho, pero si lo suficiente para que, manteniendo una presión constante, su largo pene se comenzara a deslizar dentro de mi. Reconozco que me dolía un poco, a pesar de mi larga experiencia, pero ser penetrado sin lubricante (y con una verga gruesa de 19 cm de largo como la de él) no es fácil.
Aun así logré encajármela toda sin mayor dolor y hasta gozándolo. ¡Es que qué sensación! Sentir esos 19 cm duros y venosos incrustándose dentro de mi cuerpo era una sensación increíble, sencillamente alucinante. Les juro que sentí cada vena, cada circunvalación.
Solo le pedí que se detuviera cuando percibí el calor de sus huevos, 2 bolas grandes peludas, pegadas en mis nalgas. Abrí los ojos y lo vi, estaba sudando, colorado, con un enorme gesto de placer. Respiraba agitadamente y me veía con los ojos encendidos de fuego, fuego de lujuria que jamás había experimentado antes. Esa mirada terminó de encenderme y de hacerme perder el control, le sonreí como una puta en celo que era y le dije: "Dame duro Bernardo, te estoy esperando estoy listo, haceme tu puta". Y mi amigo comenzó a cogerme
Levanté las piernas y las puse sobre sus hombros, inmediatamente el se las colocó y se me echó encima, dejando mis propias rodillas junto a mi rostro. Yo lo abracé y lo atraje más cerca, me fundí con el en un beso al principio tímido, pero rápidamente se convirtió en un intenso intercambio de pasión, en donde nuestras lenguas parecían danzar solas.
Bernardo, perdiendo todo control, se entregó enteramente a barrenarme las entrañas, penetrándome de una forma dura, violenta, imparable, casi salvaje. Era como si se quisiera desquitar de toda esa vida de soledad, privaciones y represión. Reconozco que me dolía, pero a lo largo de mi vida he aprendido a disfrutar de ser usado como un objeto, y hasta de ser abusado. Me limitaba a gemir y gritar, gozando de esa embriagante mezcla de dolor y de placer.
¡¡¡AAAAAAGGGGGHHHHH!!! ¡¡¡OOOOOOOOHHHHH!!! ¡¡¡ME ESTAS PARRTIENDOO, ME ESTAAAASSS PAAAARRRRTIEEEENNDDOOOOOOGGGHHHHH!!! yo gemía y berreaba mientras su ariete se abría paso casi por la fuerza a través de mis carnes.
¡¡AAAHH!! ¡¡UUUMMMFFF!! ¡¡¡OOOHHH!!! Bernardo, incapaz de decir nada claro, solo bufaba como un toro mientras continuaba apaleándome sin parar.
Mi amigo me cogió como por 10 minutos, sin descanso ni sosiego. Al final solo lo escuché pegar un poderoso rugido, y luego sentí su pene regando con abundancia mis intestinos.
¡¡¡¡¡AAAAAAOOOOOOOUUUUUGGGGGHHHHHHH!!!!!
Bernardo cayó agotado sobre mi cuerpo, los 2 cubiertos de sudor. Yo habría querido que aquello durase más y haber acabado yo también. Pero dado que fue su primera vez con un hombre, juzgué que había sido más que un éxito. Poco a poco nos arrastramos hacia arriba, quedando acostados uno al lado del otro. Solo le dije, antes de caer dormidos los 2 "Mañana me va a doler mucho el culo"
Y así fue, no me podía ni sentar, pero valió la pena. Además, Bernardo se desvivió todo ese día en atenderme como si fuera una bella y delicada dama, je, je, je.
Esa fue la primera vez de mi amigo, el padre de mi alumno. Hubieron muchísimas más, nos hicimos 2 amantes que se miraban furtivamente entre las sombras. Y sobre si logré o no inaugurarle el culo también, pues se los contaré en la otra
Continuará
Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.
Juan Carlos.
(Garganta de Cuero).