Esclavizado por mi novia y su madre 2

-Mira Pamela, la zona de las nalgas es algo, digamos entretenida… jajajaja… no, miento, la más entretenida es la de los genitales, pero nos vamos a divertir… lo haremos con cera.

Siempre he sido bastante velludo, así que sabía que iba a pasar bastante tiempo acostado, y no podía hacer nada por evitarlo, pasaban los minutos y podía sentir como Cristina pasaba la esponja por mis piernas, después sentía el rastrillo, y después un chorro de agua, nunca me había depilado, así que sentía algo de temor, pero ellas como sin nada charlaban de ropa y demás cosas frívolas, lo más duro vino cuando llegaron a mis glúteos.

-Mira Pamela, la zona de las nalgas es algo, digamos entretenida… jajajaja… no, miento, la más entretenida es la de los genitales, pero nos vamos a divertir… lo haremos con cera.

Al escuchar eso de inmediato reclame.

-No Cristina, la cera noooo…

Pero a Cristina no le importaron mi suplicas y respondió dándome unas fuertes nalgadas, mientras me decía.

-Cállate Ernesto, si no, lo haremos con las pinzas.

Así que decidí mejor callarme y dejarme hacer, sabía que Cristina era capaz de todo y solo respondí.

-Si Cristina, como digas…

-Jajajaja… no que no, ahora cállate y relaja las nalgas, bueno Pamela, te toca hacer la cera.

-Claro, será un placer… jajajaja.

Pamela también lo comenzaba a disfrutar, y eso no me gustaba, durante los siguientes minutos solo escuche como Cristina le daba instrucciones a Pamela acerca de la cera, le decía que debía de quedar bien espesa y que tenía que aplicármela bien caliente para que funcionara mejor, hasta que al fin escuche decir a Cristina.

  • Bien Pamela, ya está, y tu Ernesto, relaja las nalgas para que todo sea más rápido para ti, y no te muevas.

Acto seguido pude sentir como Cristina tomaba mis glúteos con sus manos y los separaba, y Pamela comenzaba a aplicar la cera y después de algunos segundos, un fuerte ardor inundaba mi trasero, y no pude evitar gritar y moverme, pero Cristina rápidamente me dijo.

-Bueno Ernesto, tú lo buscaste,

Cristina le dijo a Pamela que se detuviera un momento, que iba a ir por algo, sin duda había hecho enojar a Cristina y no sabía lo que me esperaba, Cristina salió del baño y durante algunos segundos todo fue silencio, intente voltear a ver a Pamela, pero ella me dijo que no, que ni se me ocurriera, en esas estábamos, cuando cristina volvió a entrar al baño, así que me volví a voltear, tratando de no hacerla enojar más, solo escuche como Cristina habría una bolsa de plástico y Pamela de inmediato dijo.

-En serio lo vas a hacer mama…???

-Claro pame, Es mejor que se vaya acostumbrando, sepárale las nalgas, ahora veras como si se esta quieto,

Pamela separo mis glúteos y segundos después, sentí un fuerte dolor en mi ano, Cristina me estaba metiendo el dedo, Intente rogarle, pero a ella no le importaron mis suplicas.

-Bien Ernesto, esto es para que aprendas a hacerme caso, si te digo quieto, es quieto, entendiste,

-Si Cristina, lo que tú digas… pero ya saca el dedo,

-No Ernesto, debes de aprender a obedecernos, de hoy en adelante las cosas van a cambiar para ti, entendiste,

-Si Cristina… entiendo… pero ya saca el dedo por favor,

Como se imaginaran Cristina no me Hizo caso y al contrario, comenzó a meter más su dedo a la vez que hacia pequeño giros.

-Jajajaja…ya ves Pamela, que bien se porta…

-A ver Ernesto, ¿quienes son tus dueñas?

-Ustedes Cristina… ustedes,

-¿Quien es el putito sumiso de Pamela?

-Yo Cristina, yo soy el putito sumiso de Pamela,

-Jajajaja… que bien te estas portando Ernesto,

-Quien es mi putito sumiso...

-Yo Cristina...

-Tu que Ernesto…!!!

-Soy tu putito sumiso… Cristina... pero ya por favor, saca tu dedo…

Durante algunos minutos Cristina estuvo jugando con mi trasero, metía y sacaba su dedo y me hacía preguntas, se veía que le fascinaba hacerme sufrir.

-Espero que haya sido suficiente Ernesto…

-Si Cristina...ya fue suficiente,

-Bien pues continuemos Pamela.

Y de nuevo comenzaron a aplicar la cera, Pamela separaba mis glúteos y Cristina la aplicaba y la arrancaba, el ardor era tremendo, además después de que arrancaban la cera Cristina me daba de nalgadas, haciendo peor el castigo.

-Bueno, pues ya acabamos con sus nalguitas, ahora falta sus huevitos, y te voy a pedir Pamela, que me dejas hacer el trabajo a mí,

-Claro que si mama, está en tus manos, estoy ansiosa por aprender como lo haces.

-Bueno, pero ahora lo pondremos sobre la mesa de bronceado, recuerdas la mesa alta,

-Claro que la recuerdo, la de la azotea.

-Sí, esa, necesitamos tenerlo con sus huevitos bien expuestos… jajajaja.

Las palabras de Cristina retumbaron en mis oídos.

-Bueno Ernesto, ahora ve al cuarto de servicio y trae la mesa.

No quise siquiera hacer algún comentario, me levante y rápidamente salí del baño, atravesé la sala, entre a la cocina y salí al pequeño patio y lo atravesé como pude y entre al cuarto de servicio y tome la mesa, era algo grande, como de aluminio, muy parecida a la de los hospitales, de nuevo atravesé toda la sala y entre al baño, acomode la mesa y Cristina me ordeno subirme en ella, pero quedando casi al borde la mesa, después tomo mis piernas y las acomodo en ambos lados, quedando así con mis testículos expuestos, Cristina tomo un banco y se acomodó entre mis piernas, los movimientos de Cristina eran tan naturales y seguros que se veía que ya lo había hecho antes, y yo no aguantaba la pena, desde que me case con Pamela no había estado desnudo frente a otra mujer y además lo que me había hecho ocasiono que no pudiera soportarle la mirada, y ella de inmediato lo noto y como era su costumbre, lo iba a usar en mi contra.

-Que pasa Ernesto, sientes pena al verme… jajajajaja… en unos minutos la pena va a ser lo menos que te preocupe.

Después de decirme esto, comenzó a explicarle a Pamela como ponerme la cera, pude sentir como tomaba mi pene y comenzaba a agitarlo, mientras decía.

  • Es mejor que lo tenga un poco erecto, asi lo podré sujetar mejor.

Y si, a pesar de la incómoda situación en la que estaba, los movimientos de Cristina habían logrado sacarme una erección, y una vez que me tuvo en esas condiciones, con una mano sujeto mi miembro llevándolo hacia atrás, mientras que con la otra pasaba la cera alrededor de mi pene y después de unos segundos, sentí un fuerte ardor, lo que hizo que me moviera de la mesa.

-Ernesto, quédate quieto, no quieres sentir mi dedo de nuevo verdad, y ahora va a ser peor,

No quería averiguar qué tan peor podía ser, así que intente no moverme, Cristina sujetaba fuertemente mi pene con una de sus manos, mientras que ponía la cera con la otra mano, el tiempo se me hizo eterno ya que entre cada aplicación dejaba pasar algunos segundos, y además cada vez que retiraba la cera, apretaba fuertemente mi miembro, aumentando bastante el dolor. hasta que después de varias aplicaciones Cristina soltó mi pene y le dijo a Pamela,

-pues ya está listo, ahora si vamos a ponerle su ropita nueva.

Pamela me tomo del cabello y me forzó a levantarme de aquella mesa, para después conducirme de nuevo al cuarto de Cristina y me colocaron de frente al espejo, y las dos se acomodaron a mi lado.

-ya ves Pamela, quedo excelente, un poco irritado pero ya se le pasara.

-sí, se va a ver maravillosa, con todos esos vestidos que le trajiste… jajajaja…

-si, va a ser una putita muy sumisa, quería vestirse de mujer, pues lo va a hacer.

-¿con que vestido lo vamos a estrenar en su nueva vida mama...?

-mmhh… no lo sé pame… quisiera seguir castigando sus nalgas para que se vaya acostumbrando… mmhhhh… creo que algo corto estaría bien, si, vestido corto con medias y tacones para que se acostumbre.

-wowoww… Mama lo vamos a hacer toda una mujercita,

-Claro pame… eso va a ser, una mujercita…

Continuara...