Esclavas europeas para africanos (3)

El mercader de esclavos realiza una detallada inspección antes de llevar a cabo la compra

Esclavas europeas para africanos (3)

Capitulo 3.- Inspeccionada y vendida

Personajes:Rachel: nuestra ama perversa.

Britt: lesbiana esclava sumisa enamorada de Rachel.

July: lesbiana enamorada de Britt.

Tarik: supervisor encargado de las sumisas de Rachel.

Musim: joven ayudante de Tarik.

Fadil: traficante de esclavas.

Pensaba que todo habría acabado y que Rachel, Tarik y el traficante de esclavas, Fadil se iban a ir, cuando escuché aterrada, tras las cortinas de mi jaula, decir a Fadil:

  • “Me gustaría ver otra vez a estas dos esclavas... Las de las jaulas siete y ocho.”

  • “Números siete y ocho... ¡A los barrotes!”, oí decir a Tarik desde más allá de las cortinas cerradas de mi jaula… Y también escuché un chasquido de advertencia de su látigo.

Hubo un traqueteo apresurado de cadenas de mi jaula y la de July, y ambas, obediente y silenciosamente nos arrodillamos en nuestras jaulas aún oscuras, con nuestras manos esposadas juntas detrás de los cuellos y cuerpos desnudos presionados contra las barras de nuestras jaulas sacando nuestros pechos cargados de leche a través de los barrotes.

Nuestro silencio estaba, por supuesto, garantizado por el degradante bozal de cuero negro sujetado sobre nuestras bocas… Las cortinas se separaron y nos mostramos, de nuevo, humillantemente postradas de ese modo, iluminadas, ahora si, con la luz que se proyectaba desde el techo de la jaula.

Vi que Rachel estaba sonriendo con aprobación por la postura tan indecente que mostrábamos... A ella claramente le gustaba la forma en que Tarik mostraba a sus chicas: humillantes, esposadas, encadenadas y amordazadas.

El vendedor de esclavos, grande y gordo, se adelantó para sostener la palma de su mano experimentada contra mis ofrecidos pechos... Vi que Tarik había levantado un poco su bastón como si me advirtiera... Sabía que él no soportaría que cualquiera de sus chicas mostrasen dudas cuando estaban siendo inspeccionadas por un cliente... Rápidamente presioné mi pecho en la mano del hombre.

  • “Agradable y firme… Y aún con leche”, comentó el traficante.

  • “Sí, señor… Así es como mantenemos a las chicas con leche para los clientes después tener progenie”, dijo Tarik con orgullo, tocando su temido bastón de caña contra la palma de su mano… Él se sentía muy orgulloso de sus chicas y de la forma en que mantenía a las mujeres blancas completamente subordinadas.

Cuán vergonzoso era hacer todo esto’ , pensaba yo, mientras escuchaba la insensible forma en que todos ellos discutían sobre nosotras.

El traficante de esclavas bajó su mano y palpó mis prominentes pezones que Tarik, antes, le había dicho a Musim, que para alargarlos, utilizase esa misma mañana, su pequeña bomba aspiradora... No había nada como eso, para estirarlos y lo utilizaba en todas las chicas… Le explicó que eso les daba a estas arrogantes mujeres blancas el aspecto de animales.

Esta era una opinión que el tratante de esclavas evidentemente compartía, porque se volvió hacia Tarik y le dio un pequeño asentimiento de aprobación con la cabeza.

Él levantó mi otro pecho con su mano experimentada, cómo si lo sopesara… Luego lo apretó… Un chorro de leche salió fuera de la jaula.

  • “Esto es realmente, excelente”, dijo.

Luego bajó sus manos hacia mi vientre y señaló las estrías todavía existentes en mi barriga y dijo:

  • “Puedo ver que este animal ha tenido una maternidad reciente… A mis clientes les gustará ver esto como un signo de su probada fertilidad.”

  • “Sí, ella estuvo llevando cachorros en su vientre y hace dos meses parió la numerosa progenie que llevaba dentro.”

  • “¡Cachorros!… ¿Exitosamente?”, repitió el gordo con una carcajada.

  • “Sí… Con Tarik supervisándolas, raramente hay algún problema.”

  • “¿Y ella no intentó deshacerse de ellos?

  • “Ella no puede hacerlo, señor... Miré aquí", respondió Tarik respetuosamente señalando unos fuertes cordones que se enhebraban a través de las dos líneas de pequeños ojales de plástico, uno a cada lado de mis labios vaginales… El efecto era como los cordones entrecruzados en un zapato.

  • “¡Piernas separadas!... ¡Dobla las rodillas!... ¡Cabeza arriba!... ¡Mirada al frente!”, ordenó.

Sin atreverme a mirar hacia abajo, me sonrojé al mirar por el rabillo del ojo y ver a Tarik señalando hacia abajo y explicando al árabe la forma inteligente en que el pequeño candado colgando entre mis piernas mantiene los cordones tensos y por eso mis labios vaginales se mantienen siempre cerrados muy juntos.

‘Y siempre permanecen cerrados y juntos para mi desgracia’ , pensé.

‘¿Cuántas veces intenté separarlos, especialmente cuando cargaba mi progenie no deseada?... Muchísimas.’

Recordé el alivio que tuve, cuando parí mi progenie, al tener por fin el candado desbloqueado y sin cordones para facilitar salir a mi pequeña progenie deslizándose entre los labios vaginales, ahora liberados.

Y luego, cuando todo terminó, sufrí de nuevo la humillación de Tarik colocándome apretado de nuevo los cordones y bloqueando el candado.

  • “Hasta tu próximo apareamiento”, me dijo.

¡Quedé horrorizada!

Me sonrojé una vez más cuando escuché a Tarik explicar cómo me cortaron las puntas de mis labios vaginales internos, para que ya no se salieran por fuera de los dos labios vaginales externos, que ahora podrían mantenerse juntos por los cordones, como los de una niña pequeña.

  • “Por desgracia, aquí es ilegal cortar el clítoris”, agregó Tarik.

Mi corazón estaba en mi boca cuando el traficante de esclavos respondió con una desagradable sonrisa:

  • “Pero no es ilegal en mi país... Allí se puede hacer.”

Me estremecí ante sus palabras.

  • “Estudiaremos esa posibilidad”, dijo Rachel.

Y yo quedé horrorizada.

Tarik continuó explicando, tras este terrible comentario que se hizo:

  • “Como pueden ver, los cordones mantienen escondido su precioso clítoris debajo de sus labios vaginales y ella no puede tocárselo… Y entonces se mantiene pura y frustrada.”

‘Me mantengo frustrada?... ¡Claro!… ¡Y desespera por tocarme!’ , pensé.

El traficante de esclavos estaba pasando su mano sobre los ojales de plástico en mis labios vaginales.

  • “Si una señora-cliente quiere usar esta chica para su placer, ella tiene la opción de frotar su coño contra los ojales de plástico o, si le gusta usar un consolador con ella, le desbloqueo el candado y luego le quito parte de los cordones para permitir que el consolador penetre dentro del coño de la esclava, sin liberar su clítoris, a menos, por supuesto, que le guste darle por el culo a la esclava y entonces no es necesario nada de esto”, escuche a Tarik explicar de nuevo.

  • “¿Así es como sus clientas usan su ganado blanco?”, le preguntó riendo el horrible tratante de esclavos.

  • Si y todas mis chicas se mantienen atadas de esta forma... Las hace más serviles y dóciles, incluso a la siempre rebelde Britt… ¿No es así, Britt?”, me preguntó Rachel.

Incapaz de hablar, asentí apresuradamente... Era muy cierto, por desgracia, que al mantenerme atado mi coño de esa forma, se producía un efecto extraño en mi personalidad y me desesperaba por ser elegida por una cliente visitante para su placer, especialmente una conocida que le gustase usar un consolador conmigo.

El comerciante corrió sus manos, a sabiendas, sobre mis caderas.

  • “A pesar de que esta delgada, está bien abierta de caderas… A mis clientes les gustará”, comentó.

  • “Sí, haber llevado una cría de tamaño medio es muy bueno para abrir las caderas… Y crías, al ser pequeñas, salen sin problemas… Incluso pudimos retrasar el nacimiento unos diez días para hacer que salieran más grandes y más fuertes y no hubo problemas en el parto”, explicó Tarik.

  • “¿Diez días?... Debieron haber salido realmente grandes”, dijo sorprendido el traficante.

  • “Compruébalo tú mismo”, le respondió Rachel.

Ella metió de nuevo la mano en el sobre de plástico que colgaba de mi jaula y entregó al traficante algunas de las fotos grandes que yo no había visto antes... Una vez más, las reconocí como aquellas que Rachel tenía en su escritorio, listas para enviar a mi familia, vecindario y amistades, que quedarían horrorizados al verlas.

Vi a Tarik señalando una fotografía mía, desnuda, tomada sólo el día antes de que pariera mi desconocida progenie.

Me veía muy guapa con mi cabello bien cepillado y brillante, mis labios pintados con lápiz labial escarlata y mis ojos bellamente contorneados.

Estaba parada frente a mi jaula en la posición de Atención con la cabeza en alto, mirando al frente, con mis manos esposadas cruzadas detrás de mi cuello y mis tobillos también esposados, muy juntos... Mi barriga enormemente curvada... Mis pechos, firmes, pero muy hinchado, y mis pezones extraordinariamente largos.

  • “Es interesante ver cómo la madre naturaleza, en estos casos, siempre parece compensar en cantidad de leche lo que una chica le falta en número de pezones”, comentó Rachel.

Pero lo que realmente llamó la atención del vendedor de esclavas fue una foto tomada de lado y mostrando mi entonces enormemente barriga curvada... Obviamente tuve que inclinarme hacia atrás para contrarrestar el peso en mi vientre.

  • “Esto es lo que a mis clientes les encantará ver”, dijo con una sonrisa, poniendo esta foto con las que ya le habían dado.

  • “Estoy segura... Les dirás, que si alquilan a la chica, pronto se podría arreglar para poder verla lucir así de nuevo”, dijo Rachel con una pequeña sonrisa cruel.

  • “Sí, por supuesto”, dijo el traficante.

  • “ Y también te gustaría enseñarles a ellos esta foto de ella en la que se ve que no tiene problemas en dejar caer su progenie... Hay seis y se ven sanas y bonitas”, añadió Tarik señalando otra fotografía mía arrodillada a cuatro patas sobre una canasta con media docena de pequeños cachorros amamantándolos.

En la foto se veía sentada cómodamente a Rachel y, a su lado, a mi mecenas y sus amigos, todos evidentemente disfrutando de lo que veían… Esa vergonzosa fotografía me trajo recuerdos horribles.

  • “Sí, mis clientes seguro que disfrutarían de esto también”, se rió el traficante Fadil con otra risa cruel.

Al escuchar todo esto, me sentí abrumada por la vergüenza... Estaban hablando de mí como si fuera sólo un animal… Qué terrible era estar de nuevo en poder de Rachel... Y qué horrible que se me hizo, por miedo al bastón de Tarik, ganar dinero para Rachel, utilizando mi cuerpo… Y ser tratada, como las otras chicas, como una puta para mujeres y todo lo que ella quisiera.

Ahora para avergonzarme aún más, Tarik le entregó al vendedor de esclavos mi Libro Rojo... Estaba marcado no con mi nombre, sino con mi nuevo número "7"... Tarik tenía un Libro Rojo similar para cada una de las chicas de Rachel.

Vi al traficante Fadil abrirlo y pasar las páginas cuidadosamente… No pude evitar sonrojarme al hacerlo, porque sabía que contenía no sólo un registro sobre mi estatura, peso y medidas de mi pecho y cintura, sino también mis ciclos menstruales.

  • “Muy regular”, comentó el traficante de esclavas a sabiendas.

  • “Sí, me gusta controlar a todas las chicas así”, respondió Tarik con orgullo.

El traficante Fadil buscó la página en donde estaban los listados de mis principales castigos, con diez golpes y más, juntos con la fecha y la ofensa que había cometido.

  • “Mantengo a las chicas bien disciplinadas”, comentó Tarik.

Luego señaló las páginas que enumeraban todo el dinero que había ganado para Rachel, complaciendo a una o más de sus clientes, o ser entregada por un destino horrible, como es ser esclava-criadora.

  • “Ella esta siendo una fuente de dinero para mí... Mis clientas disfrutan con el cuerpo de la mujer joven y viciosa que es”, dijo Rachel.

  • “Y ella, ¿cuanto obtiene de lo que gana?”, pregunto el traficante.

  • “¡Nada!… Ni pensarlo!... Tengo a mis chicas entrenadas por Tarik para ganar dinero para mí, no para ellas”, exclamó Rachel con fuerte tono de voz.

‘Cuan cierto era eso… Sería una mujer rica si ahora tuviera sólo una cuarta parte de lo que había ganado para Rachel’ , pensé tristemente.

El horrible árabe estaba ahora examinando de cerca las páginas del final del libro... Me sonrojé nuevamente al recordar cómo en páginas separadas había detalles de mi reciente maternidad forzada, junto con la fecha de haber sido cubierta, el nombre del padre, la fecha de mi primer malestar matutino y más fotografías del progreso de mi vientre hinchado y los pechos y del parto de mi progenie, junto con la fecha y su número.

También había registros, como los de una vaca, sobre mi lactancia, juntos la producción de leche y la fecha de la subida de leche.

El horrible árabe tuvo un interés similar y entusiasta mirando a July y luego pasó a mirar a otras chicas rubias en las jaulas más allá de ella, antes de volver a mirar a July y a mí otra vez y luego a la madre y la hija.

Pero fue en la jaula del hijo donde al pararse frente a él, dijo:

  • Si va a ser vendido como esclavo semental, debo ver primero que puede realizarlo correctamente”, escuché decir al traficante Fadil.

  • “¡Por supuesto!... Britt tiene experiencia en masturbar a clientes hombres... Lo hace por poco dinero y es lo único que le permito hacer con hombres… Sugiero que la usemos”, se rió Rachel.

Yo no sabía si estar orgullosa u horrorizada al escuchar estas palabras.

  • “Lo prepararé de inmediato”, dijo Tarik, yendo a la jaula del chico.

Poco después vino hacia mi jaula y desabrochó la cadena unida a la parte posterior de mi collar y el candado que mantenía cerrada la pequeña puerta con barrotes.

  • “¡Fuera!”, me ordenó Tarik.

Salí gateando… Mis esposas resonaban y aún me arrodillaba mientras él sujetaba la cadena que colgaba de las barras para mi collar… Me ordenó darme la vuelta y mirar hacia la jaula del chico.

Vi que estaba arrodillado, agarrando los barrotes con sus manos esposadas detrás del cuello... Se mantenía erguido y me fijé que la bolsa que antes llevaba cerrada sobre su hombría había sido eliminada y su gran polla estaba colgando justo detrás de los barrotes.

  • “¡Usa tus manos para despertarlo!”, me ordenó Tarik, pero ya la mera visión de mi cuerpo desnudo, tan cerca de él, había causado el efecto deseado.

Metí mis manos a través de los barrotes y comencé a acariciar el pollón, ya erecto… Al mismo tiempo, el sacó las manos por los barrotes y acarició mis pechos, gimiendo de placer y excitándose debajo de su hocico como máscara.

  • “¡Adelante!... Haz que se corra”, me ordenó Tarik con un golpe seco de su bastón en mi culo desnudo.

Pronto, gracias a mis atenciones, la virilidad del chico fue saliendo entre los barrotes... Tarik desabrochó el hocico de detrás de mi cuello y me ordenó:

  • “Ahora, lámelo y chúpalo.”

Me sentí muy avergonzada de tener que hacer esto frente a Rachel y Fadil, que me estaban observando, pero el bastón de Tarik me obligó… Todavía sosteniendo la virilidad del chico muy tiesa con mis manos esposadas, la tomé en mi boca y pude sentir que estaba a punto de eyacular.

De repente, Tarik me echó la cabeza hacia atrás con mi correa y el chico se corrió en mi cara.

  • “Sí... Es una demostración muy satisfactoria”, escuché al gordo y repugnante traficante de esclavos, decirle a Rachel.

  • “¡De vuelta a la jaula!”, me ordenó , amarrando mi bozal de nuevo.

Una vez dentro de mi jaula y cerradas las cortinas que la cubren, podía escuchar vagamente a Fadil y Rachel al parecer regateando algo.

Hablaban de dinero... Las cifras que se barajaban parecían ser extraordinariamente altas pero no las pude oír con claridad.

‘¿Eran sobre nosotras dos?... ¡Que horrible! ’, pensé.

Estaba aún más horrorizada cuando oí decir al gordo árabe:

  • “Y además de esta cantidad, te daré el veinte por ciento de lo que gane por el alquiler de estas dos, así como la reventa de las demás... Y esto es muy por encima de lo que te estoy ofreciendo.”

  • “¡Hecho!”, dijo Rachel, evidentemente frotándose las manos.

  • “Sólo hay un pequeña cosa que me gustaría aclarar sobre estas dos... Antes de revender a las demás, cosa que haré, por supuesto, pero me gustaría,.....”

Entonces bajó la voz y no pude escuchar lo que les estaba diciendo… Pero supuse a Rachel asentir con su cabeza al escuchar risas.

  • “Puedes hacerlo con estas dos, también”, le dijo Rachel.

  • “Serán muy populares entre mis clientes cuando lleguen... Y, por favor, que las dos sigan teniendo leche como hasta ahora”, comentó el traficante de esclavas Fadil.

  • “Así será... No hay problema alguno”, respondió Rachel.

Dirigiéndose hace Tarik, el traficante de esclavas le dijo:

"Mi personal se hará cargo de todas las esclavas cuando lleguemos a nuestro destino, pero tú serás responsable de ellas hasta entonces... ¿De acuerdo?”

  • “No se preocupe... Yo nunca he perdido una chica”, asintió sonriendo Tarik.

  • “Podrías perder esta”, intenté gritar desde debajo de mi hocico.

Y sacudí los barrotes de mi jaula, desesperada por salir y escapar… ¡Pero todo fue en vano!

  • “¿Quieres que viajen en burkas como mujeres musulmanas?, escuché que preguntó Tarik.

  • Sí, por favor… Siempre es mejor si se parecen a las mujeres musulmanas… Para evitar que el personal masculino las mire, los pasaportes de las mujeres musulmanas nunca son examinado de cerca”, respondió el terrible traficante de esclavos

‘Ir vestidas cómo mujeresmusulmanas ’, me pregunté asustada jadeando bajo mi hocico.

De nuevo me preguntaba dónde nos iban a enviar... Qué terrible era no saber a donde nos enviaban, pero sabía que sólo tendría que hacer lo que Rachel haya decidido.

  • ¿Puedes darme los pasaportes de las chicas para que yo pueda ir y sacar los visados?, pregunto el traficante Fadil.

Sabía que Tarik tenía mi pasaporte, para evitar que huyera de Rachel.

Pero, ‘¿sacar visados?... ¿Visados para donde?’ , pensé asustada.

Yo escuché a Tarik entrar a su oficina y regresar casi de inmediato, presumiblemente volvería con un montón de pasaportes... Una vez más, nuevamente mi mente estaba en un torbellino mientras me preguntaba dónde iba a ser enviada.

Entonces escuché a Rachel hablar mientras salía con el traficante fuera del ático... Ella parecía muy complacida consigo misma y ​​también el traficante.

Pero yo me quedé temblando de miedo... Antes, normalmente, Rachel nunca me había dicho lo que me iba a pasar... Pero esta vez sabía que estaba a punto de ser trasladada al extranjero para ser alquilada por unos meses por un traficante de esclavos blanco.

Una vez más, sabía que gracias a la amenaza de Rachel de enviarle horribles videos y fotos a su madre, familiares, amigos y vecinos, no había nada que pudiera hacer al respecto, sino obedecer.

Además, aunque sólo iba a ser alquilada durante un período de varios meses y no me vendiera, probablemente se me iba también hacer otra forzada maternidad para la diversión de los ricos árabes que me alquilasen.

Y todo para ganar más dinero para la ya rica Rachel.

¡Cómo la odiaba por todo lo que me estaba haciendo!

Continuará...