Esclavas europeas para africanos (1)

Una lesbiana enamorada de su dominante Ama nos irá contando su terrible experiencia en la que se ve inmersa al ser coaccionada con revelar, a sus conocidos y familiares, sus aventuras denigrantes.

Capitulo 1.- Humillantemente controlada, lavada y enjaulada.

Personajes:Rachel: nuestra ama perversa.

Britt: lesbiana esclava sumisa, enamorada de Rachel.

July: lesbiana enamorada de Britt.

Tarik: capataz encargado de las sumisas de Rachel.

Musim: joven ayudante de Tarik.

La conversación que estábamos teniendo Rachel y yo era fuerte y se desarrollaba en estos términos:

  • “Rachel, no… No voy a pasar por todo eso nunca más... ¡Nunca!”, le dije llorando desesperada.

  • “Sí lo harás, Britt… ​​Si eso es lo que quiere el cliente que contrata y está dispuesto a pagármelo muy bien, lo volverás hacer.”

  • “Pagará generosamente bien, pero yo nunca veo ni un penique.”

  • “Claro, Britt… ​​Y ​​nunca lo verás… Eres sólo mi esclava y las esclavas no cobran.”

  • “Pero es mi cuerpo el que se usa y soy yo la que tiene todo el dolor y el sufrimiento.”

  • “Sí, pero tienes impuesta una maternidad no deseada y has de ser utilizada para la cría forzada con esa maternidad… Eso forma parte de la mucha humillación y vejación que debe sufrir una esclava.”

  • “¡No… No lo haré!... ¡No puedes obligarme hacerlo!”

  • “Sí que puedo, Britt... Te lo he hecho hacer antes y haré que lo vuelvas a hacer las veces que yo quiera.”

Mientras hablaba, Rachel abrió el cajón de su escritorio y sacó unos sobres grandes ya dirigidos y estampados conteniendo esas fotos y videos vergonzosos que ella conocía muy bien.

  • “¿No es así, Britt?”... Me estremecí, porque sabía que los sobres que me mostraba contenían cosas que vergonzosamente hice para complacer a Rachel y a sus clientes también lesbianas... Sus rostros estaban ocultos, pero el mío, no.

Ella me mostró algunas fotografías... Me estremecí aún más, porque sabía lo que me enseñaba… Una foto era la que yo estaba siendo denigrantemente apareada… Otras fotos eran primeros planos de mi posterior encarcelamiento en la jaula de cría de Rachel con mi vientre bastante hinchado y finalmente una foto, avergonzada, junto a mi pequeña progenie.

  • “Sí, Britt… Te ves muy guapa con el vientre tan hinchado”, se rio cruelmente.

Rachel sabía demasiado bien que si alguna vez se lo enviaba a mi madre o a mis amigos, vecinos  y parientes, entonces nunca más podría volver a verlos, ni quedarme en la zona donde vivía y tendría que marchar lejos, totalmente sola y despreciada por todos.

  • “Sólo recuerda, que todo está listo para enviarse si tratas de desobedecerme… Estas completamente en mi poder para hacer todo lo que digo… ¡¡¿No es así?!!”, me gritó.

  • “Sí, señora”, susurré impotente.

  • “Y vas a hacerme ganar mucho dinero al ser ofrecida de nuevo para otra reproducción forzada a un nuevo y rico mecenas, ¿no es así?”

Sólo asentí con la cabeza, sin atreverme a decir una palabra de protesta… Y, por supuesto, el dinero iría todo para ella y lo malo todo para mí.

  • “Y cuando de nuevo lo tenga todo arreglado, estarás fuera del país durante varios meses… Así que comienza a pensar que pronto te estaré usando para mis nuevos propósitos de apareamiento.”

  • “¡Oh, no!”, protesté.

  • “Oh, sí, Britt… Creo que no pasará mucho tiempo antes de que vuelvas a tener, de nuevo, una hermosa barriga bien hinchada… Pero esta vez será en un entorno bastante inusual sin saber exactamente lo que te está pasando y ser completamente incapaz de hacer algo al respecto”, respondió Rachel con brillo en sus ojos.

Me estremecí al escuchar estas palabras pues sabía que, de hecho, no había nada que pudiera hacer para evitar lo que sería el destino que Rachel había planeado para mí.

  • “Y ahora, te vas a casa mientras yo me voy al extranjero por un mes a concretar algunas ofertas muy especiales para un cliente extranjero muy especial”, continuo.

  • “¿Ofertas muy especiales?”, repetí nerviosa.

  • “Sí, Britt, ​​sobre tu nuevo apareamiento… Cuando regrese te avisaré para que vuelvas aquí otra vez.”

  • “¡Oooh!”, jadeé.

  • “Y recuerda que mientras estoy lejos, Tarik estará yendo cada semana a tu casa para verificar que tus cordones de pureza siguen estando bien y apretados.”

  • “Pero, por favor, ¿tengo que estar atada?... ¿No puedes quitarme los cordones y el candado?... ¡Por favor!... Es muy embarazoso eso.”

  • “¡Por supuesto que será así, Britt!... No vas a masturbarte a mis espaldas, ni divertirte y follar con un hombre… De eso, nada… Además, vas a quedarte con leche en tus pechos para mi cliente especial… Es probable que quiera una chica con pechos cargados de leche y con buenos pezones para que puedan sacártela fácilmente apretándotelos y succionándotelos”, le aclaró Rachel.

  • “Oh, no, por favor… Más humillaciones, no”, supliqué.

  • “Oh, sí, Britt… ​​Y ​​aunque no te dijeron para qué era, ya te puso el doctor una inyección para que continúes produciendo leche… Además, Tarik te dará pastillas todas las semanas para mantener tu leche fluyendo de tus mamas… Además, te dará un sostén de lactancia para que evites que cualquier fuga de leche marqué tu ropa... También te dará una pequeña bomba de vacío y una botella para que puedas ordeñarte varias veces al día y así mantengas la leche fluyendo y puedas continuar teniendo tus pezones bien alargados.”

Oh Dios,ella lo tiene todo organizado mientras está fuera ’, pensó Britt.

Luego, cambiando de tema, pregunté toda nerviosa:

  • “¿Pero a dónde me llevarás?... ¿No será a ese horrible castillo de nuevo?”

  • “¡Oh, no… Muy lejos de allí… Pero no te importa dónde te he de llevar… Simplemente ahora vete a casa y descansa… Piensa y estate preparada para tu próxima aventura”, se rio Rachel.

Unos días más tarde tomé, una mañana, un tren de cercanías a Londres que iba abarrotado, porque no me atreví a llegar tarde a casa de Rachel… Mientras viajaba en él, no pude dejar de pensar en lo sorprendido que estarían mis compañeros de viaje si supieran la verdad sobre a donde iba.

La atractiva mujer joven que viajaba con ellos, iba camino a prestar servicios en el burdel de lujo discreto de Rachel para damas lesbianas ricas, damas que disfrutaban de dominar a chicas más jóvenes.

‘¿Qué pensarían ellos si supieran que iba a mostrarse desnuda en una de las jaulas de su Ama, con un número humillante pintado en su frente para facilitar la identificación.”

Me estremecí cuando pensé que, al mostrarme así, probablemente no pasaría mucho tiempo antes de que Rachel y el misterioso cliente me llevarían al extranjero para aparearme con quien haya elegido este mecenas que pagó por mí.

Por supuesto, yo sería follada en el preciso momento en que estuviera lista para concebir, después de haberme pinchado una inyección de un suero especial que, evitaría que mi cuerpo rechazara a las ‘ pequeñas criaturas’ que crecerían dentro de mí.

Mis compañeros de tren se sorprenderían también si supieran que un sujetador de lactancia escondía mis pechos cargados de leche, listos no para alimentar a un niño, sino para complacer la lujuria de las amigas lesbianas y de los clientes especiales de mi Ama Rachel.

Además, ahora mis pechos se sentían incómodos porque, sabiendo que serían inspeccionados a mi llegada, no me había atrevido a usar la pequeña bomba de vacío desde la noche anterior, porque lo tenía prohibido hacerlo siempre que debía ir a su casa.

Por supuesto, no tenía otra opción más que obedecer las ordenes de Rachel… Me preguntaba si mis servicios ya habrían sido reservados por una gorda, vieja y horrible lesbiana o por ese misterioso cliente extranjero... También me pregunté nerviosa si los servicios que le pagan incluirían golpearme, sólo para su diversión.

Al llegar a la casa de Rachel en Chelsea, informé de mi llegada al joven Musim… Ya era bastante denigrante tener un corpulento hombre negro que se haga cargo de mí, sino también obedecer las órdenes de un joven negro desagradable, con la mitad de mi edad… Era demasiado… Sin embargo, lo había asumido… El joven, sabía manejar muy bien su pequeño látigo sobre el cuerpo de una mujer causándole mucho dolor… Y, además, siempre estaba ansioso por encontrar una excusa para hacerlo.

Sonriendo, el chico me puso en el cuello un collar con una etiqueta marcada con el número "7"... Odiaba tener que usarlo… Como estaba previsto, me hizo sentir como un animal,... o una esclava.

Metiendo una cadena en el anillo en la parte posterior del collar del cuello, Musim me llevó pegándome en el culo con su pequeño látigo escaleras arriba hacia la oficina de Tarik en el ático, al lado de las jaulas de exposición.

Tarik estaba sentado en su escritorio, vestido con su ropa habitual, el uniforme de mayordomo negro… Me mordí los labios cuando vi que sobre su escritorio estaba mi muy temida, larga y flexible caña con un mango curvo como los de los bastones.

Me sonrojé cuando, parada torpemente frente a él, silenciosamente me miró de arriba abajo… Cómo odiaba y temía a este negro horrible, grande y fuerte, con sus crueles ojos inyectados en sangre... ¿Por qué Rachel lo empleó?... Mi actitud hacia ella era confusa… Yo medio amaba y medio odiaba a mi despiadada Ama… Me resultaba excitante y a la vez aterrador estar en su poder, pero Tarik siempre me provocaba miedo y terror.

  • “¡Desnúdate y cuelga tu ropa en el armario!”, me ordenó, levantando el bastón... Qué horrible era para mí, ser insultantemente denigrada por un hombre negro.

Yo dudé… Era muy embarazoso tener que desnudarse frente a un hombre y un joven.

  • “Desnúdate, de una vez”, dijo el chico, dando un golpe aterrador sobre el escritorio con su pequeño látigo.

Vi a Tarik mirar con aprobación a su joven ayudante y luego, sonrojándome, me desvestí apresuradamente y colgué mi ropa en el armario… Yo no estaría, lo sabía, con ellos mucho tiempo.

  • “¡Atención!”, me gritó Tarik.

Apresuradamente, estiré mis brazos hacia abajo y miré hacia el frente, tocándome los tobillos, mi pecho sacado y mi barriga hacia dentro todo lo posible, como si fuese un soldado en un desfile… Mi corazón estaba en mi boca cuando Tarik silenciosamente pasó la punta de su bastón sobre mis caderas... No me atreví a moverme.

  • “Fíjate que grandes caderas tiene… Espero que esta barriga pronto esté bien hinchada de nuevo”, le comentó a Musim al tiempo que pasaba su bastón sobre mi desnuda barriga.

Yo quise gritar en voz alta como protesta, pero mordí mis labios y callé porque en caso contrario me hubiesen pegado, seguro.

Luego, señaló mis pechos dolorosamente cargados de leche y dijo:

  • Tienes que mantenerlos así… Quiero que cualquier cliente que venga vea tu leche casi rezumando por tus pezones… ¿Está claro?

Yo, amargada, asentí con la cabeza pues había estado pensando que Tarik me ordeñaría para aliviar la presión… Tener tanta leche me provocaba mucho dolor en mis mamas.

  • No trates de aliviar la presión de tus pechos, ordeñándote… Si yo veo una gota de leche en el suelo de tu jaula, te daré quince golpes de bastón por desobediencia… ¿Entiendes?, me volvió a repetir Tarik.

Asustada por la amenaza de un azote, volví a asentí con humildad.

Se volvió hacia Musim y le comentó:

  • Ahora nº 7 tiene la jaula impecablemente limpia y así debe permanecer… Ama Rachel espera un cliente extranjero especial que viene hoy… Así que la llevas al baño, la metes en la ducha y comienzas a lavarla… Yo iré pronto a comprobarlo todo.

‘¿ Cliente extranjero especial?... ¿Sería el que Rachel me había hablado de él?... ¡Oh Dios !’,… pensé asustada.

Por experiencia, también sabía que Tarik era muy quisquilloso y le gustaba que sus chicas debían estar absolutamente impecables cuando se les muestran a un cliente, pero fue muy embarazoso para ella escuchar cómo se lo comentaba a Musim.

Ella vio como Tarik la daba una pequeña llave a Musim, diciéndole:

  • “Aquí está la llave del candado… La necesitarás.”

Dándome un fuerte golpe en mi culo con su pequeño látigo, el joven me llevó al baño… En el centro de la habitación había una pequeña mesa y, sobre ella, un bozal de un cuero negro con hocico que reconocí con terror… El número "7" estaba pintado sobre el hocico.

Sabía de cuán efectivos son estos bozales de Tarik... Se ajustan firmemente debajo del mentón y sobre las fosas nasales, por lo que es casi imposible abrir la boca… En el interior tienen un corto pero grueso pene de goma que llena la boca y presiona hacia abajo la lengua… Una vez puesto, todo lo que podías hacer era emitir ruidos de gemidos pero apenas audibles... Los bozales se mantenían en su lugar mediante correas apretadas y se abrochaban con un pequeño candado detrás del cuello... Incluso con las manos libres, no podría quitármelo.

Pero eso no fue todo, porque también vi sobre la mesa, un irrigador para hacer una ducha vaginal, un par de esposas unidas por una cadena corta para las muñecas y otro par similar de esposas para los tobillos… Vi también al joven poner la pequeña llave sobre la mesa,  esa llave del candado que me había estado manteniendo pura y frustrada.

Mientras tanto, Musim estaba preparando un baño caliente... Vino a mí y me exprimió un pecho y luego el otro, alternativamente, sonriendo mientras veía salir un pequeño chorro de leche de cada uno.

  • “¡Bien!”, exclamó.

Luego cogió la llave y me ordenó:

  • “¡Agáchate!… ¡Piernas separadas!... ¡Frente en alto!... Quédate quieta o te doy un latigazo”

Nuevamente me sonrojé por las órdenes humillantes del chico, pero asustada de recibir un golpe del látigo, obedecí apresuradamente.

El chico se puso detrás de mí… Sentí su mano entre mi piernas, corriendo por la línea de los cordones que apretaban mis labios vaginales... Entonces lo vi recoger la llave, escuche un pequeño clic y volvió a poner la llave y el candado sobre la mesa.

Sentí que los cordones se aflojaban y luego el chico comenzó a sacar el largo cordón pasado en zig-zag de los pequeños ojales de plástico insertado a lo largo de mis labios vaginales externos… Entonces comencé a sentir como los labios, que antes habían estado muy apretados, ahora empezaban a abrirse como los pétalos de las flores.

  • “¡Levanta las muñecas!”, ordenó Musim… Y con las esposas trabó mis muñecas a una corta cadena.

  • “¡Tobillos juntos!”... De manera similar, unió mis tobillos.

Este tratamiento me hacía ver, más que nunca, como una sumisa o esclava a los ojos de una adinerada dama, cliente de Rachel, y en especial al extranjero visitante que esperaba recibir hoy.

Pasó su mano sobre mi liso y sin pelo pubis y labios vaginales… Todas las chicas de Rachel eran mantenidas completamente depiladas.

  • “El nuevo láser que te aplica Tarik es muy bueno… Sólo unos pocos pelitos comienzan a verse… Pero hoy yo usaré contigo el viejo sistema”, me dijo.

Me estremecí, porque sabía lo que eso significaba.

  • “¡Cruza las manos detrás del cuello!... Cabeza arriba y piernas separadas y flexionadas!”,… ordenó el horrible joven, poniéndose un par de guantes quirúrgicos de goma y recoger un frasco de la crema depilatoria irritante favorita de Tarik.

Mordiéndome los labios, me enderecé, miré hacia adelante y separé mis piernas y las doble… Sentí las manos del joven frotando con la crema irritante mi pubis y mis labios vaginales... Momentos después me retorcía de dolor cuando la crema empezó hacer su trabajo.

Quise bajar mis manos y quitarme la crema, pero Musim sostenía su pequeño látigo, tocándolo como advertencia contra la palma de su mano.

  • “¡Quédate quieta!”, me advirtió.

Pasado unos minutos de dolor, por fin quedó satisfecho y me limpió con una esponja, la crema del pubis... Luego sus manos recorrieron mis labios vaginales para completar la limpieza.

  • “Ahora si que está suave", murmuró para sí mismo... Pero lo peor venía a continuación.

  • “Date la vuelta y dóblate,… Mantén la cabeza arriba”, me ordenó.

Por el rabillo del ojo, vi que el chico recogía el irrigador vaginal e instantes después sentí que mis labios vaginales se separaban y que el tubo del irrigador se metía dentro de mi coño... El chico apretó la perilla de goma, y ​​tuve un pequeño escalofrío al notar como un líquido perfumado y enjabonado penetraba en mi interior.

Luego lo removió y me ordenó ir a ponerme en cuclillas al bidé del baño… Mi coño quedo bien lavado interiormente y él volvió a rellenar el depósito con agua jabonosa para una nueva aplicación.

Ahora, horrorizada, sentí el dedo del joven en mi orificio anal.

  • “¿Has cagado, hoy?”,… fue su pregunta embarazosa.

Sonrojándome, asentí afirmativamente.

  • “¿Bien?”

  • “Sí, señor”… Cómo odiaba tener que llamar a este joven, de señor.

  • “Pronto lo veremos.”

Sentí que el irrigador vaginal se insertaba en mi culo... De nuevo apretó la perilla y luego retiró el irrigador de dentro de mi culo.

Mirada por el chico, me permitió vaciarme en el inodoro… El chico estaba satisfecho… Yo estaba limpia y vacía.

  • “Ponte de pie en la ducha”, ordenó el chico.

Cogiendo una esponja, comenzó a lavarme todo como si fuera un bebé, levantando mis pechos y brazos para llegar mejor a cualquier rincón de mi cuerpo... Una vez más, me mordí los labios para protestar pero de nuevo, no me atreví y me dejé hacer lo que él quiso.

  • “Manos atrás… ¡Frente en alto!”, volvió a ordenarme.

Sin atreverme a mirar hacia abajo, lo sentí como me lavaba mis labios vaginales... Qué horrible es que algo tan íntimo sea hecho por este joven muchacho… Pero debía obedecer a todo… Luego se me permitió recostarme en la bañera y disfrutar del calor del agua.

Tarik entró al baño y se sentó en un taburete... Apresuradamente me levanté, con respeto y como sabía que debía hacerlo… Me volví para mirarlo y me puse cerca de él en posición de Atención.

Pude sentir a Tarik mirando mi cuerpo desnudo de arriba-abajo... Yo todavía era una de los más hermosa chicas de Rachel, con mis ojos azules y pelo rubio que colgaba sobre mis hombros.

Tomó una pastilla de jabón y pasó su mano cuidadosamente sobre mis pechos.

  • “Mira, Musim, tiene unos pechos grandes, firmes y cargados de leche… No le ha quedado ninguna señal en ellos tras haber alimentado a sus cachorros”, lo escuché decir con aprobación.

Palpó mis prominentes pezones que tenía, tan vergonzosamente alargados por las horribles sesiones diarias que me hacía con su pequeña bomba de vacío sobre cada pezón, incluso antes de mi apareamiento anterior, para más adelante poder alimentar a mi pequeña hambrienta progenie y obtener una buena mamada... ¡Qué vergüenza sentía al escuchar todo esto!

Pasó sus manos enjabonadas por mi vientre.

  • “Ahora ya se recuperó completamente de la situación de forzada maternidad a la que fue obligada y su figura ya volvió a la normalidad... Evidentemente, ella está llevando a cabo los ejercicios que le ordené que hiciera en casa, bajo amenaza de una buena paliza si no los hace”, le explicaba a su joven ayudante.

  • “Hace sólo dos meses, esta barriga que ves tan lisa estaba muy hinchada, por la camada que llevaba para su mecenas, que fue quien pagó por ello”, dijo riendo Musim.

Bajó las manos hacia abajo y le ordenó:

  • "¡Piernas separadas, dobla las rodillas!”

Una vez más, mordiéndome los labios con vergüenza, obedecí y Tarik corrió sus manos, resbaladizas con jabón, sobre mi pubis liso y sin pelo… Luego, lo vi apuntar al pequeño candado que yacía sobre el mesa y cruelmente sonrió.

  • “El candado puede desempeñar un papel clave en cualquier futura maternidad pues evita que ella interfiera o se deshaga de cualquier pequeña progenie que está llevando en su vientre en contra de su voluntad”, continuaba explicándole a su ayudante.

Nuevamente se rió y dijo:

  • “Como ya has visto, Tarik, su funcionamiento es muy simple… Se abre el candado para facilitar aflojar suficientemente el cordón que cierra los labios vaginales y quitarlo… De este modo se permite que un consolador de Ama Rachel o el de una de sus clientes se la folle si le apetece o incluso meterle la polla de un perro elegido para penetrarla profundamente dentro de su coño, soltar el semen y preñarla en contra de su voluntad.”

  • “¿Y para el parto, qué?”,… escuché preguntar al joven.

  • “No hay problema… Abrimos el candado, quitamos los cordones y permitimos que la progenie salga… Luego, cuando todo ha terminado, volvemos a colocar los cordones, los apretamos de nuevo y colocamos el candado... De esta manera Ama Rachel guarda el control de su cuerpo, que es lo que le gusta”, fue su respuesta.

Sí, de hecho , eso es exactamente lo que a mi Ama le gusta hacerme’, pensé con tristeza.

Mientras pensaba en ello, sentí bajar sus manos desde mi pubis hasta mis labios vaginales, igualmente sin pelo y tirar de los ojales de los cordones.

  • “Fíjate, Musim… Estas dos líneas de ojales dan gran placer a las señoras clientes presionando sus propios labios vaginales sobre estos labios apretados” le explicó al chico que miraba con los ojos abiertos.

“Verás que no hay signos de labios interiores sobresaliendo… ¿Y sabes por qué?... Porque la doctora Anna se los cortó cuando le colocó las dos líneas de ojales de plástico en sus labios vaginales… No tiene labios interiores… Y ahora vas a ver su clítoris”, agregó

“Si lo miras detenidamente, lo ves acurrucado entre las partes superiores de los dos labios vaginales.... Pero ¿sabes lo que pasa si lo acaricias?”

Yo estaba horrorizado de que mis intimidades se mostraran de este modo tan cruel a un joven… Pero no pude evitar emitir un pequeño gemido de placer mientras lo acariciaba suavemente… Todavía de pie en posición de Atención, no me atreví a mirar abajo.

  • “Te das cuenta… Todavía responde a signos de placer”, oí gruñir a Tarik.

  • “Y mojarse”, dijo el niño mientras me sentí sonrojada una vez más.

  • “Es una lástima… Si al mismo tiempo que le cortamos los labios internos que sobresalen, se nos permitiera cortar el clítoris, esto pondría fin a muchos de los pequeños trucos que Britt pretende utilizar para darse placer… Y también ganarían mucho las clientes que debe atender pues al estar capada no tendría miedo al látigo y se entregaría totalmente porque no encontraría placer ella misma”, murmuró Tarik.

  • Pero entonces, ¿por qué no se hizo?,… escuché preguntar al joven.

  • Porque, por desgracia, capar a las mujeres es ilegal aquí en Inglaterra, aunque está permitida en otros países,… Es sólo una pequeña operación y luego ya no siente nada de placer... No más placer, no más masturbaciones... Solo siente placer cuando es penetrada por una polla o por el consolador de una cliente... Esto haría que se desesperase por ser penetrada”, agregó Tarik en un tono sombrío y riendo tan cruelmente que me hizo temblar mientras escuchaba con la boca abierta lo que estaba diciendo.

“Ama Rachel es muy cuidadosa y sólo se lo hace a las chicas en el extranjero.”

¡Ir al extranjero para ser capada!... Rachel siempre estuvo amenazándome con hacerme esto… Era otra espada de Damocles colgando sobre mi cabeza… Si me lo hubiera hecho tendría que buscar placer suplicando ser follada… ¡Qué horror!

Tarik, se levantó y le dijo a Musim:

  • “Pásale los cordones y asegúrate de que quedan apretados y coloca el candado de nuevo... Luego le esposas sus muñecas y tobillos y la pones en jaula 7.”

“¿Jaula 7?... Mi jaula habitual era la número 4... ¿Qué había sucedido para hacer que cambiaran mi jaula… ¿Quién estaría en ella ahora ?, me pregunté.

  • “Y no te olvides de marcarla", agregó Tarik.

Vi que Musim estaba sonriendo… Cómo disfrutaba humillándonos a las mujeres blancas… Me estremecí.

Sabía que mi nuevo número, "7", estaría pintado en mi frente y en  mi bozal... Esto no era sólo para tener una referencia fácil, complementando la etiqueta que llevaba ya en mi collar, sino también para hacer un "Informe" sobre mí rendimiento sexual, cuando me ofrecieran a una cliente, tal vez al misterioso cliente especial.

Era muy humillante tener que estar ante Tarik, como una colegiala traviesa a la que se le había dado una nota para llevar a su Directora... Tenía que mirarlo, nerviosa, cuando abría el sobre, excepto que, a diferencia de la colegiala, yo era una mujer adulta y estaba desnuda, de pie en posición de Atención… Y no delante de una directora, sino frente a un bestial y corpulento gran negro.

Sus ojos se iluminaban de placer si dentro del sobre habían 20 libras para él como recompensa por mi trabajo satisfactorio… Él entonces me daba unas palmaditas en mi nalga como agradecimiento por mi degradación, antes de ordenarle a Musim que retocase con lápiz labial mi maquillaje y me cepillase el pelo hasta que quedase perfecta, antes de encerrarme una vez más, lista para mostrarme a otra cliente.

Pero también sabía que sus ojos se inyectaban de sangre si el Informe de mi rendimiento sexual contenía alguna crítica como como ‘ el número 7 fue lenta para chupármela’ , o ‘ El número 7, protestó al ordenarle que me lamiera el ano cuando me senté sobre ella.’

Y cuando esto sucedía, me agarraba por el pelo, me hacía inclinarme para recibir veinte golpes muy dolorosos con su bastón.

Una paliza así era suficiente para que aprendiera que la próxima vez me comportase como la sumisa más eficiente de Rachel, independientemente que la cliente fuese fea, gorda, africana,… con tal de evitar recibir una nueva paliza.

Además, también lo llevaba pintado en el dorso de mis manos para servir como recordatorio constante, mientras gateaba en mi pequeña jaula, de total impotencia en el poder de Rachel.

Mi pensamiento fue interrumpido por la voz de Tarik que le decía desde lejos a su ayudante:

  • “Y no te olvides de amordazarla… Ella se sorprenderá cuando vea quién está en la jaula de al lado?", añadió, señalando el hocico marcado con el "7" que estaba sobre la mesa.

Me preguntaba qué quería decir, y más aún cuando él agregó:

  • “Así que no quiero que comiencen a intentar susurrarse nada la una a la otra... Ambas están aquí para ser mostradas al visitante especial, no para conversar entre ellas.”

Musim me llevó a la jaula como una perra, con una cadena al cuello, amordazada, gateando a cuatro patas y con grilletes en mis muñecas y tobillos.

Cuando entré en el almacén vi las diez pequeñas jaulas numeradas, en línea y elevadas un metro del suelo… Me sorprendió que todas estaban ocupadas pues normalmente Rachel sólo mantenía a algunas chicas en las jaulas.

´¿De dónde habían venido esas chicas si Rachel, como de costumbre, las traía de Europa del Este con engaños y las mantenía encerradas en jaulas bajo la vigilancia del feroz Tarik o eran de otro país pero las engañaba haciéndoles firmar un contrato voluntario para usarlas como ella deseara? ’, pensé intrigada.

Pasé por delante de una joven bastante bonita y asustada chica rubia, que estaba en la jaula 1, arrodillada y aferrada a los barrotes de su jaula… También llevaba el collar, la mordaza con el número 1 pintado en su frente y en el hocico… Y estaba desnuda con esposas en sus muñecas y tobillos.

Jadeé cuando me di cuenta que estaba embarazada, lo que Tarik y Rachel considerarían como una bella panza curvada... Además, vi que llevaba una bolsa de malla brillante que apretaba sus labios vaginales y la sujetaba con dos pequeñas cadenas a sus caderas por delante y con una cadena que pasaba entre sus nalgas… Estas tres cadenas estaban engarzadas a otra cadena en el bajo vientre cerrada por un candado… Reconocí que era el terrible cinturón de reproducción de Tarik.

Al igual que con todas las jaulas, una correa colgaba de un gancho fuera de ella como un recordatorio constante a la chica que está dentro, que si la necesitan la sacarán y ella no ofrecerá resistencia.

Luego, al pasar por la jaula 2, vi una chica rubia de ojos azules que también estaba embarazada… Y la chica de la jaula 3 también estaba embarazada pero mucho más, con un vientre curvo más grande.

Cuando pasé por la jaula marcada como “4”, me detuve en seco... Allí había un joven rubio… ¿Qué estaba haciendo aquí?... Al igual que el resto, él estaba desnudo, con collar, encadenado, amordazado y esposado… La única diferencia era una pequeña bolsa de castidad, de cuero fuertemente atada a su hombría y testículos... Vi que estaba bloqueada con un candado su espalda... La bolsa tenía pequeños agujeros en el fondo, presumiblemente para permitir salir la orina.

Lo vi mirándome ansiosamente sobre su hocico mientras yo me arrastraba más allá de su jaula.

Las siguientes dos jaulas, las 5 y 6, tenían dos rubias más… Eran extrañamente muy similares en apariencia y muy guapas... Una parecía mayor que la otra.

Dios mío, ¿serán madre e hija? ’, pensé.

Miré de nuevo a la mujer un poco más mayor en la jaula 5 y en la más joven en la jaula 6… Y luego al joven en la jaula 4… Había entre ellos un parecido familiar muy notable.

‘¿Será el joven de la jaula 4 el hijo de la mujer y hermano de la chica en jaula 6? ’, pensé de nuevo… De ser así, Rachel no sólo había traído a una madre y su hija sino también a su hijo.

Sin embargo, no tuve más tiempo para pensar sobre esto porque, con un chasquido de su látigo de perro en mi culo, Musim señaló con impaciencia a la jaula aún vacía, marcada con el número 7.

Mientras me abría la puerta de la jaula, miré a la hermosa chica rubia en la jaula más allá de la mía, la número 8… Me quedé sin aliento a pesar de que su cara estaba medio oculta por su hocico… Ella me resultaba familiar.

De repente, reconocí a July... Sí, ella era July!... Mi amante hasta que Tarik nos encontró juntas haciéndonos el amor apasionadamente en mi casa... July, al igual que yo, buscábamos encontrar un poco de alivio sexual en estas pésimas condiciones en las que nos tenía Rachel cayendo una en brazos de la otra.

Furioso, Tarik nos llevó ante Rachel para castigarnos por ser infiel a nuestra enfurecida Ama.

El castigo que siguió para ambas fue tan doloroso y tan horrible que ninguna de las dos volvimos a vernos y ni siquiera hablarnos más.

Continuará....