Esclava de mis compañeros de clase (7)

Sabado en Casa de Mónica, que le tendran preparado sus compañeras para este nuevo día.

ESCLAVA DE MIS COMPAÑEROS DE CLASE

(VII Parte)

Esta bien, ahora vístete y lárgate de nuestra vista, mañana ven a casa a las 10 de la mañana, pasaras el día aquí.

Sí, Ama.

Subo a su cuarto, me visto, y salgo por la puerta, ¿excitada?, No puede ser, tengo miedo, he sido humillada y mañana lo seré aun más, pero, porque en vez de pánico siento ese hormigueo, ¿será que realmente soy una guarra?, Ya tengo algo en que pensar esta noche.

Sábado por la mañana, no he dormido nada bien, son las 8 y hasta las diez no he de ir a casa de Mónica, me doy una ducha y me quedo ahí un buen rato, salgo de la ducha y me visto, no me preocupo demasiado por la ropa que me pongo, al fin y al cabo me la tendré que quitar enseguida, así que

A las nueve y media salgo hacia casa de Mónica, sin saber lo que me espera, aunque con una clara idea en la cabeza, sea lo que sea no me va a gustar demasiado.

Llamo a la puerta, me dicen que esta abierto, entro y las encuentro ahí en el salón viendo la tele, todas en camisón y pijama, parece que han dormido todas en la misma casa, cierro la puerta tras de mí.

Buenos días Amas.

Me quito la ropa, es decir el chándal que me había puesto y la ropa interior, quedándome allí desnuda, a la espera de ordenes.

Muy bien Laura, veo que aprendes rápido, corre anda que te estábamos esperando, haz café para todas, luego unas tostadas integrales y unos zumos.

Sí, Ama

Me dirijo a la cocina, tardo un poco en localizar todo lo necesario, mientras las tostadas se calientan voy exprimiendo los zumos, en unos 15 minutos lo llevo todo al salón, y espero de pie, mientras ellas desayunan lo que les he preparado.

Laura, a que esperas, sube a mi habitación y ordénala, que esta hecha una pocilga, cuando acabes baja aquí debajo de nuevo.

Subo a su habitación, y lo me encuentro es algo terrible, efectivamente han dormido todas juntas, mantas y sabanas por el suelo, ropa tirada por todas partes, botellas y envases de comida tirados por ahí, bufff, parece mentira que puedan generar tanta suciedad, me pongo a la faena, intento separar la ropa según su dueña, cojo todas las botellas, bolsas y envases y los meto en una bolsa de basura, doblo y recojo mantas y sabanas, hago la cama de Mónica, barro el suelo, y bueno, esto ya es otra cosa.

Bajo las escaleras, y me las encuentro charlando amigablemente, Mónica va a revisar su habitación, mientras las otras se duchan por turnos y se van vistiendo.

Oigo a Sonia que me llama a gritos.

Subo corriendo arriba, esta allí, frente al montón que supuestamente contiene su ropa doblada.

Laura, que mierda has hecho, has liado toda nuestra ropa interior.

Lo siento mucho Ama.

De lo siento nada, ¿a ti te gustaría ir por ahí con las bragas de otra?, Bueno, a ti seguramente si, pero al resto de nosotras te aseguro que no, eres una inútil Laura, apártate de mi vista.

Sí, Ama

Me quedo abajo recogiendo lo del desayuno y lavando los platos ensuciados, cuando acabo me las encuentro a todas detrás de mí.

A que esperas estúpida, ponte el chándal rápido que nos vamos de compras.

Sí, Ama

Cuando recojo mis bragas para ponérmelas inmediatamente salta Mónica.

Laura, ¿creo que no te he dicho nada de bragas, verdad?, Creo que te he dicho exactamente que te pusieras el chándal, pero no recuerdo haber mencionado nada mas, ¿o me equivoco?.

No, Ama, lo siento mucho.

Me pongo el chándal, voy a coger las zapatillas, pero de pronto pienso que no quiero volver a cometer un error, así que espero a que me digan algo.

Esta bien, cálzate y vámonos.

Ellas salen, y yo me pongo las zapatillas y salgo detrás de ellas cerrando la puerta.

Camina detrás nuestro, no queremos que nadie piense que eres amiga nuestra.

Van caminando, riendo y charlando, y yo las sigo unos pasos por detrás, de pronto se detienen.

Toma este dinero, ves a la farmacia y compra condones.

Me quedo un poco sorprendida, me acerco a la farmacia, nunca he comprado condones, hasta ahora siempre los habían llevado ellos, así que como comprenderéis me da bastante corte, y aun más cuando veo que el dependiente es mas bien joven, bueno, tengo que hacerlo, así que adelante.

¿Buenos días, que desea?.

Preservativos, por favor

La voz me sale bastante baja, estoy colorada, parece mentira que después de todo lo que he pasado, me pueda dar tanta vergüenza comprar condones a un desconocido, lo que me tendría que preocupar realmente, es para que son los condones que estoy comprando.

¿Cuantos quiere?

No sé, ¿12?

Bien, ¿de algún tipo en especial?

Normales por favor

De acuerdo, aquí los tiene.

Pago a toda prisa, los cojo y salgo de ahí, fuera me esperan ellas, que se ríen al verme tan apurada por la situación.

Joder Laurita, tan puta que eres y tan vergonzosa, no hay quien te entienda, venga sigamos que aun tenemos que comprar mas cosas.

Cogemos un autobús, me hacen quedarme de pie aunque el autobús esta prácticamente vacío, ellas van sentadas tranquilamente charlando como si yo no existiera.

Bajamos en plaza Cataluña, y vamos al Corte Ingles, planta de moda joven, están un rato ojeando ropa, varias dependientas nos preguntan que queremos, ellas sistemáticamente dicen que están mirando, hasta que finalmente un dependiente les hace la misma pregunta, Mónica responde sonriendo.

Pues mira, queremos cambiar un poco el look de nuestra amiga, mira como va vestida, crees que nos puedes ayudar?

Supongo que si, a ver, que teníais pensado.

Pues algo más provocativo, esta noche tiene una cita, y tiene que estar impresionante.

Bueno, pues a ver, me mira de arriba abajo, y luego dice, esperadme un segundo.

Se aleja y recorre varias secciones, finalmente vuelve, con una cantidad respetable de ropa, que reparte entre todas, allí al fondo están los probadores, si necesitáis cualquier cosa, estaré por aquí.

Laura, entra y desnúdate, te iremos pasando la ropa que tienes que probarte, Eva entra tu con ella.

Entro en el probador junto con Eva, me desnudo, ella coge el chándal y lo saca fuera, al rato entra con la ropa que tengo que probarme, lo primero es una blusa y unos pantalones elásticos muy ajustados, mientras me estoy cambiando oigo voces fuera, parece que son Mónica y Sonia que hablan con el dependiente, cuando estoy acabando de abrocharme la blusa se abre la cortina.

Venga Laura, mujer que no tenemos todo el día.

Joder, el dependiente estaba allí fuera, me doy la vuelta y termino de abrocharme la blusa como puedo.

A ver, sal aquí para que veamos como té queda

Salgo fuera, realmente no me sienta demasiado bien, los pantalones muy ajustados, y la blusa demasiado florida para mi gusto, me hacen posar para ellas y para el dependiente, que no pierde detalle.

No sé, dice Mónica, los pantalones no me convencen, que tal una faldita, y por arriba, una camiseta de tirantes, a ver que tal le sienta.

Vuelo va entrar en el probador, Eva me hace desnudar de nuevo, me mantiene allí un rato, desnuda, hasta que vuelvo a oír la voz del dependiente, en cuanto la oye, abre la cortina y sale como si nada, el dependiente lo flipa, cierro la cortina inmediatamente, mientras oigo una sarcástica disculpa por parte de Eva.

Huy, lo siento, Laura.

Pero la muy cabrona al entrar me hace exactamente lo mismo, esta vez me traen lo que Mónica había pedido, me visto, esta vez sin problemas, y salgo a fuera para que juzguen.

Mhhh, si, esto esta mejor, pero yo probaría con una talla menos de camiseta, no sé, tienes que aprovechar esas tetas, ¿no crees?

Esto se lo ha preguntado al dependiente, quien afirma rotundamente con la cabeza, mientras va a por la nueva camiseta, yo entro, y me quito la camiseta, esperando que no me vuelvan a hacer una jugada como la de antes, por si acaso me sitúo de espaldas a la cortina, al rato me pasan la nueva camiseta, que por cierto, es bastante mas pequeña, tanto que realmente me es difícil ponérmela, finalmente lo logro, y lo hago a tiempo, ya que abren la cortina de golpe y del todo, salgo a fuera, y me hacen dar la vuelta, y posar de nuevo, le vuelven a pedir opinión al dependiente.

Yo creo que es demasiado provocativa, quizás con sujetador le quedaría más discreto.

Carcajada general.

No, si es que a nuestra amiga no le gusta llevar ropa interior, Esto lo ha dicho Sonia, al tiempo que me ha levantado la falda un instante para demostrarle que es cierto lo que dicen, el dependiente me mira con cara rara, mis pezones han saltado de golpe por la excitación haciéndolos mas evidentes que nunca a través de la camiseta.

Estamos un buen rato mas, probándome cosas, vistiéndome y desnudándome, ellas se dedican a hacer que el dependiente pueda ver mi cuerpo, creo que por partes, ya me ha visto enterita, como hace bastante rato que ya se que es eso lo que pretenden, he dejado de esconderme, si me abren la cortina, me quedo ahí, tal y como este, vistiéndome o desnudándome como si nada, algunas otras personas también me habrán visto, novios de chicas, las chicas que están mirando ropa, en fin, que todo aquel que ha pasado por delante de mi probador en el momento adecuado se ha llevado su pequeña sorpresa, un trozo de mi cuerpo.

Bueno, pues nos llevamos lo que lleva puesto, Laura, entra y cámbiate.

Entro en el probador, con el chándal en las manos, me quito la ropa y me visto lo antes posible, cuando salgo me están esperando, nos dirigimos a la caja, donde el dependiente nos cobra, al final Laura dice.

Muchas gracias por todo, Laura, dale las gracias al dependiente por su atención.

Muchas gracias por tu ayuda.

De nada, ha sido un placer, dice, mientras me hecha un ultimo repaso.

Salimos de la tienda, yo con mi nueva ropa en una bolsa, que por cierto ha pagado Mónica.

Bueno, y ahora a la ultima tienda, perfecto, aun podremos llegar para comer a una hora decente.

Caminamos como antes, yo detrás de ella, no tardamos mucho rato en dentarnos ante una tienda con los cristales tapados, un sex-shop, bufff, lo que faltaba, Abren la puerta, y esta vez me hacen entrar primero, Mónica es la que toma enseguida la iniciativa, se acerca al mostrador, donde sorprendentemente hay una chica, yo creía que en estos sitios atendían siempre chicos, hecho un vistazo a la tienda, y veo que no estamos solos, un grupito de chicos de unos 25 años, alguna persona mayor mirando por la zona de videos y dvd’s, y también alguna pareja, nunca había imaginado que estuvieran tan concurridas.

Mónica saluda con un par de besos a la chica, y se ponen a hablar entre ellas.

Hola cielo, que, ¿qué tal te fue el juguetito?

Perfecto, (esto lo dice mientras me mira con esa sonrisa que me hace temblar). ¿Esta Alex?, Es que creo que os necesitaremos a los dos para atendernos.

Si claro, echad un vistazo mientras voy a buscarlo.

Mientras hablaban, no me ha costado demasiado llegar a la conclusión de que juguetito al que se referían era el vibrador con mando a distancia que me dio Mónica.

La chica desaparece pos una puerta que hay tras el mostrador, y yo me quedo ahí quieta, mirando lo que tengo a mí alrededor, mientras mis compañeras, lo miran todo con curiosidad.

Al cabo de un rato sale la chica, junto con un tío enorme, cuando ve a Mónica se acerca a ella y le da dos besos, me sorprende la agilidad de sus movimientos a pesar del enorme tamaño que tiene.

Hola Alex, mira he traído a unas amigas, y venimos buscando algunas cosillas para esta, Laura, acércate anda.

Me acerco a ellos, Mónica me sitúa entre los tres, y puedo sentir las miradas de los dos dependientes como nunca jamás las había sentido, profundas, casi como si pudieran ver bajo mi ropa, incluso bajo mi piel, agacho la cabeza con vergüenza, nunca había sentido algo así, no sé cuanto tiempo estamos así, pero si me dijeran que han sido horas, me lo habría creído sin duda, de pronto el silencio se rompe.

No esta mal, ¿qué es lo que estas buscando para ella?, El que ha hablado es Alex, quien me ha sacado de mi ensimismamiento.

Un uniforme, y algo para castigarla, no sé, a ver que me podéis recomendar.

Bueno, el uniforme, depende de lo que busques, ¿qué utilidad le vas a dar?.

Había pensado en algo de criada.

Seguidme por favor, a ver que tenemos.

Nos guía hacia unas estanterías llenas de uniformes, me mira de nuevo, y saca un paquete

Creo que este es de su talla, Mónica, ¿quieres que se lo pruebe, a ver que tal le queda?

Por supuesto.

Tu, acompáñame.

Ha dicho esto en un tono que no deja lugar a dudas, lo tengo que obedecer, de hecho ni tan siquiera me planteo lo contrario, le sigo por un pasillo largo y oscuro, que demonios estoy haciendo, estoy siguiendo a un hombre al que no conozco de nada, a un rincón oscuro de una sex-shop.

Pero justo cuando me he planteado esta pregunta, se detiene frente a una puerta, la abre y me hace pasar, ahí puedes dejar tu ropa, yo te estaré esperando aquí mismo, date prisa.

Primero abro el paquete, veamos que es lo que hay, unas medias blancas, un par de ligas, una faldita muy breve, un delantal y una cofia.

No hay mas remedio, así que adelante, me quito el chándal, y comienzo por las medias y la liga, luego la falda, y finalmente el delantal y la cofia, me miro al espejo, por delante y por detrás, la falda apenas queda un dedo por debajo de mi culo, y el delantal deja ver mis tetas por los laterales, y por supuesto quedo con la espalda totalmente descubierta.

Lentamente abro la puerta, y tal y como ha prometido, ahí esta, me mira de nuevo, me hace dar una vuelta sobre mis talones, y me sonríe de un modo aprobador.

Tal y como imaginaba, como anillo al dedo, sígueme.

Desandamos el camino, y de golpe se me ocurre la idea de que me van a hacer salir a la tienda con el modelito ante toda la gente que pueda haber por allí, me quedo parada, congelada, el se gira, se pone a mis espaldas y me dice un vamos, acompañado con un fuerte azote en el culo, mierda, no se que tiene su voz, que no puedo resistirme a obedecerle, o será por el azote, en cualquier caso ya hemos llegado a la tienda.

Para colmo me hace dar una vuelta por la tienda buscando a Mónica y compañía, que están en una sección diferente a la anterior.

Cuando pasamos por delante del grupo de chicos me siento observada de nuevo, pasamos de largo, pero me parece que siguen observando, incluso se han movido un poco siguiéndonos.

Llegamos a donde están ellas, todas me miran, me hacen dar vueltas sobre mi misma.

Bien vamos a probar esto.

Mónica es quien ha hablado, mientras me ha levantado la parte posterior de la falda con algo duro largo y fino que no atino a ver, dejando mi culo al descubierto.

Laura, pon las manos sobre esa estantería, separa las piernas, bien, Eva, levántale bien la falda.

Alguien puede imaginarse la vergüenza que estoy pasando, veo de reojo como la chica que estaba con su pareja se lo lleva a rastras de la tienda, mientras el no pierde detalle de lo que me esta pasando. AAAAAAY.

Joder, eso a dolido, un golpe cortante y sonoro ha golpeado mis nalgas, mientras me quejo se suceden unos cuatro o cinco mas.

Silencio, y una mano que recorre mis nalgas, giro la cabeza, y veo que es Alex.

Perfecto, la marca justa, duradera pero no permanente y por los gritos creo que el dolor también es correcto.

Si, yo también lo creo, supongo que también querréis unos zapatos, ¿collar y cadena, no?

Esto ultimo lo ha dicho la chica.

Eso es, bueno, eso y algo mas que ahora te comento.

Mónica y la chica desaparecen, y me dejan en compañía del resto de compañeras, Alex, y los chicos que miran desde la distancia.

Sonia parece que los acaba de ver, me mira y los mira.

Eh, chicos, venid aquí, por favor que necesitamos vuestra opinión.

Ellos se quedan donde están, se miran unos instantes entre ellos, de pronto uno comienza a caminar hacia nosotras, y a el le siguen los demás, se sitúan a un metro de nosotros, en semicírculo sobre mí.

¿Que tal le queda?.

Joder Laura, no seas rancia chica, enséñales bien tu uniforme.

Doy una vuelta, y noto la mirada de todos, Sonia hace que me ponga de perfil, mostrándoles una clara visión del lateral de mis pechos.

Y bien, ¿cual es vuestra opinión?.

Responden con un sí casi al unísono.

No sé, quizás la falda un poco larga, ¿qué opináis?, A ver Laura, agáchate un poco.

Esta vez Sonia, no me ha dado tiempo a pensármelo, me ha hecho doblar mi cintura, mostrando la que seguro es una perfecta visión de mi culo y lo que se pueda vislumbrar desde atrás de mi coñito con la poca luz que hay.

Toma Laura, ponte estos zapatos.

Esta ha sido la voz de Mónica, a la que no he oído llegar.

Los zapatos que me ha tendido Mónica, son de una aguja altísima y finísima, me cuesta horrores ponérmelos, casi me caigo un par de veces, la falda se me ha subido y bajado varias veces, me he tenido que agachar, y una vez que he hecho un amago de sentarme en una silla para facilitarme la tarea me ha caído un azote que me a hecho desistir.

Cuando finalmente los tengo puestos me hacen caminar por la tienda, los chicos siguen observando la escena con una excitación evidente, cuando Mónica se ha cansado, se acerca a mí, y me pone un collar al cuello, es negro, unos tres centímetros de grueso, con cristales, y una argolla, a ella le ata una cadena corta, de un metro mas o menos.

Laura, bájate las medias hasta los tobillos.

Ya con lagrimas en los ojos por la permanente humillación a la que me están sometiendo la obedezco, lo cual me obliga a agacharme completamente, ahora si, mostrando mi culo perfectamente y durante un largo rato.

A cuatro patas.

Comienzo a llorar, no pasa desapercibido para nadie, es un modo de llorar discreto, pero inconfundible, me pongo a cuatro patas tal y como me han ordenado, Mónica comienza a tirar de la cadena, llevándome por la tienda como a una perra.

De pronto se detiene, coge algo de una estantería y se sitúa a mis espaldas, noto algo que se introduce en mi Ano, es fino, no duele prácticamente, pero es muy molesto, me sigue haciendo caminar a cuatro patas, hasta volver ante mis compañeras, los chicos y los dependientes, y un llanto fuerte y sonoro sale de mi boca cuando todos ellos estallan en sonoras carcajadas al verme, la dependienta me sitúa frente a un espejo de perfil, y me muero de vergüenza y humillación cuando veo un plumero saliendo de mi culo como si de un rabo se tratara, no puedo aguantar mas, de dejo caer sobre el suelo, me hago un ovillo y me pongo a llorar.

Esta bien, se acabo el espectáculo, largo de aquí chavales.

Esta parece ser la voz de Alex, la dependienta me ayuda a levantarme, extrae suavemente el plumero de mi culo y me acompaña a los vestuarios, a las chicas las oigo reírse aun desde el fondo del pasillo.

La chica me tiende un pañuelo, mientras trata de consolarme, shhht, no es nada, tranquila, ya ha pasado, pero nada de lo que me dice me consuela, porque sé que aun no ha pasado, soy consciente de que cada puede ser peor que el anterior, y que esto no es nada en comparación de lo que me puede pasar la semana que viene, o la otra, o la otra.

Me deja en el vestuario, con un paquete de cleenex, y me dice que me cambie, que no hay prisa.

Tardo unos cinco minutos en recomponerme mínimamente, lo justo para dejar de llorar y tranquilizarme un poco, lentamente me voy quitando la ropa, me lo quito todo, collar cadena uniforme, zapatos, y me pongo de nuevo el chándal, me quedo ahí un par de minutos, y salgo dispuesta a afrontar lo que quieran hacerme.

Allí me espera la chica con la cara sonriente, una sonrisa benévola como hacia tiempo que no veía, comprensiva, me pide que la espera un instante, mientras recoge toda la ropa del vestuario, y me acompaña hacia fuera.

Se acerca hacia el mostrador y lo envuelve todo menos el collar, lo pone en una bolsa negra sin ninguna inscripción, y se lo tiende a Mónica junto con el collar.

Me pone el collar al cuello, mientras me susurra al oído que lo lleve siempre en todo momento, es un susurro suave, casi amable, que se rompe con una orden seca.

Sígueme, vamos a casa.

Mónica (dice Alex)

¿Sí?

Ves con calma o la quemaras.

Ya veremos, gracias a los dos y hasta otra.

Salimos y vamos de camino a casa de Mónica, hago todo el trayecto en silencio, y ellas tampoco hablan demasiado, no sé si será por lo que ha dicho Alex, o porque están pensando su siguiente paso, en cualquier caso en el autobús aprovecho esos minutos para relajarme y tratar de olvidar lo que ha sucedido.

Finalmente llegamos, al entrar me desnudo, como de costumbre, y Mónica me da el delantal que me pongo inmediatamente, me ordena hacer la comida, así que me voy a la cocina y las dejo en el salón, hasta ahora no había caído, ni esta mañana ni ahora he visto al enano, bueno, mejor, tampoco pienso preguntar por el.

Como no me han dicho lo que tengo que preparar preparo algo sencillo, y lo pongo sobre la mesa, me quedo ahí de pie, llenando vasos y llevando y trayendo platos de la mesa a la cocina y viceversa, al acabar, me dan permiso para comer algo en la cocina, y luego me ordenan limpiar la cocina.

Por la tarde me dejan descansar salvo alguna cosa que me ordenan, pero sobre las ocho me ordenan hacer la cena, esta vez para dos menos, ya que Gema y Eva se han marchado a media tarde, así que repito el proceso de servidumbre, al acabar me hacen limpiarlo todo de nuevo, me dejan cenar y disfruto de un rato mas de descanso antes de que me sorprendan con la frase.

Laura, dúchate y ponte la ropa que te he comprado esta mañana, esta noche salimos las tres.

Muchas gracias a l@s que me habéis animado a seguir con esta saga, tanto con vuestras ideas como con vuestro apoyo.

Sigo esperando ideas y comentarios, ya sea por correo electrónico o a través de vuestros comentarios. Este relato lo hacemos entre todos.

Muchas Gracias.