Esclava de mi clase

Esta historia está basada en una serie de relatos maravillosos de ricardowg que leí hace mucho tiempo. La saga se terminó tras el décimo capitulo, y al no poder ver como terminaba la historia, he decidido reescribirla.

Hoy escribo el primer capítulo de una historia que espero que dure por tiempo. Disfruto de las aventuras y de los protagonistas fuertes que terminan haciéndote sentir lo que ellos sienten. Disfruto de poder perderme en la historia, disfrutarla, sufrirla, excitarme con ella. Y para ello necesitaré lo más importante: a vosotros. Los lectores que espero que me guieis, que me digáis cómo queréis que la historia avance. Porque si creamos la historia juntos, haremos de esta historia algo inolvidable. Esta historia está basada en una serie de relatos maravillosos de ricardowg que leí hace mucho tiempo. La saga se terminó tras el décimo capitulo, y al no poder ver como terminaba la historia, he decidido reescribirla.

La historia narra las peripecias de nuestra protagonista Laura. A inicios de su primero de Bachillerato, Laura acababa de entrar a un nuevo colegio. Se había mudado a Barcelona Capital. Los primeros días transcurrieron sin ningún problema, había empezado a entablar amistad con algunos chicos de su clase y no había tenido problemas en engancharse al ritmo de las clases. Laura había tenido alguna que otra aventura con algún chico de su otro colegio. A su edad empezaba a experimentar los cambios hormonales, que la llevaron a hacer pequeñas locuras que todos hemos hecho. En concreto, se había estado escribiendo con un chico, con el cual había compartido fotos comprometedoras.

Un día en el patio del colegio Laurita, sentada con un grupito de tres chicos de su clase, se levantó para dirigirse a al baño. Laura se sentía integrada en ese nuevo grupo del que formaba parte. Por primera vez, al estar en una gran ciudad, nadie se sorprendía por que fuera vestida con shorts tejanos o camisetas de tirantes medio escotadas. Se sentía bastante liberada de los prejuicios del pueblo. Al salir del baño, se dio cuenta de que su móvil se había caído del apretado y pequeño bolsillo de su short. Medio nerviosa volvió hasta sus compañeros, mirando por todo el recorrido, a ver si encontraba el extraviado Smartphone.

De lejos vio a sus compañeros en corrillo. Al llegar Laura les preguntaba si habían visto su móvil y que lo había perdido. De golpe pudo darse cuenta como no había que preocuparse por el extraviado teléfono, ya que el corrillo se había formado alrededor de él. La joven protagonista alcanzó a ver como lo que estaban mirando en su móvil, eran esas fotos que había enviado a su antiguo compañero.

-       Chicos, ¡basta! Devolverme el móvil. ¿Quiénes os creéis para husmear mis conversaciones de whatsapp?

-       Rápidamente los compañeros, sonrientes, le devolvieron el Smartphone – Joder Laurita, eres tú la que envía esas fotos, ahora no nos eches a nosotros la bronca.

-       Basta, por dios, qué vergüenza… - decía mientras su cara empezaba a sonrojarse notablemente.

-       ¿A nosotros también nos enviaras fotitos de este estilo? – comentaban sonrientes, a modo de sarna y burla.

-       ¿Podéis parar por favor? Olvidemos esto, como si nunca hubiera pasado.

-       No seas aguafiestas Laurita ¿Si se las enviabas a ese chaval, por qué no las puede ver toda la clase? – Seguían burlándose y llevando a Laura en una situación de nervios y vergüenza que le costaba aguantar.

-       ¿Estáis de broma? Por favor parad ya de reíros de mi ¿Vale?

Fuera de todo juego, en la mente de uno de los tres chicos, Xavi, se gestaba un plan para conseguir lo que jamás había conseguido. Él sabía que nunca conseguiría una chica como Laura. La despampanante rubia, delgadita que vestía provocativa, pero que estaba lejos de darse cuenta de lo buena que estaba. La diosa de cabello largo y liso, pecho bien puesto, aunque no muy grande y muslos brillantes que sujetaban el, sin duda, mejor culo de la clase. Se sentía frustrado pensando que jamás estaría a su nivel. Y desde que la había visto por primera vez cría que se estaba enamorando de ella, mientras ella lo encajonaba directamente en la odiada friendzone. Por eso mismo, había sido el primero en enviarse esas fotos a su propia conversación de whatsapp, aún y las advertencias de sus otros dos amigos, que le decían que tampoco era necesario pasarse.

-       Ya paramos Laurita, ya paramos – dijo Alejandro, uno de los amigos.

-       Un segundo… A ver, Laurita. A mí no me gustaría tener que enviar esas fotos al grupo de la clase – soltó de golpe Xavi.

-       ¡Eh tío! Tampoco te pases – decían los otros dos.

-       Xavi no me jodas por favor, sabes que soy nueva, y me tomarían por la puta de la clase durante los dos años que quedan.

-       ¡Calmaros! No estoy diciendo de nada de loco, solo digo que podemos pasarlo bien, jugar un poco.

-       Xavi, por favor… Me vas a arruinar la vida.

-       Tranquila que yo no pasaré ninguna de las fotos, no soy tan cabrón.

Tras la conversación sonó el odioso timbre que anunciaba que el recreo había terminado. Laura preocupada agarro su bolsa de gimnasia y se disponía a ir a los vestuarios. Por otro lado los tres chavales hablaban sobre lo que acababa de ocurrir, y Alejandro y Jordi le decían a Xavi que se le había ido la puta olla. Pero Xavi no quería dejarlo estar, y quería demostrar a sus amigos, que se lo podían pasar muy bien con su nueva amiga.

-      ¡Laurita! Espera. Mira, haznos un favor y ven a clase de educación física sin sujetador.

-      Xavi tío… por favor… Ya tengo que ir con lo shorts de chándal y la camiseta blanca del uniforme este, que ya es suficiente vergonzoso.

-      Hostia, tampoco te quejes, que nadie te va a ver con la camiseta. No te pedimos tanto, y a parte, que yo no enseño las fotos, te lo prometo. Venga, tu hazlo, y tranquila que yo no se las envío a nadie.

Laura no pudo más que aceptar el humillante trato. En el vestuario acompañada de todas sus compañeras hizo tiempo para poder sacarse el sujetador cuando ya no quedara ninguna de sus compañeras en el vestuario. Al subir de nuevo al patío Xavi le advirtió de que no podría ponerse la camiseta por debajo el pantalón en toda la clase. Laura nerviosísima por la situación se sacó la camiseta del chándal y notó como sus piernas temblaban.

Al llegar a la clase el profesor anunció un examen, que consistiría en superar un seguido de pruebas físicas, un tras otra. Laura pudo ver como el primer ejercicio era el potro, y ya sufría pensando en tener que correr y saltar sin el sujetador. Para sus adentros pensó – Así que eso es lo que querías eh Xavi… ver como mis tetas bambolean sin control - Lo estaba maldiciendo.

Llega el turno de Laura, que mira a Xavi un segundo, viendo como los tres la miran atentos, y empieza a correr, notando su camiseta moverse y sus pechos bambolearse igual que su cabello. Salta con todo el cuerpo hacia delante, poniendo las manos firmes al potro y balanceándose su cuerpo cae recta en la colchoneta. Lo repite de nuevo sin problema, haciendo la actividad sin ningún problema. Pero percibe como más de un compañero le presta más atención de lo normal.

Al segundo ejercicio le toca la percha, una larga barra vertical que se tiene que subir. Laura tranquila la sube sabiendo que no tiene ningún problema en hacerlo, pero al bajar nota como el roce de la camiseta con la barra hace que se vaya subiendo hasta tal punto que se aprecia sutilmente su “ underboob ”. De golpe su cara se pone roja y para evitar que alguien se dé cuenta baja rápida sin pensarlo. No se termina de subir la camiseta del todo, con lo que Laura pletórica piensa: ¡Bien!

Y mientras espera, se fija en su nuevo ejercicio: la vertical. Ahora sí que no ve escapatoria. Gira la cabeza en busca de Xavi, quien le deja claro que ni se le ocurra ponerse la camiseta bajo el pantalón. La hora de la verdad llega, se acerca al ejercicio, estira, respira profundo, manos en el suelo y vamos. Nota sus piernas tocando la pared y como la camiseta baja de golpe, arquea la espala, y la camiseta se para a la altura del vientre bajando lentamente. El profesor recuerda en voz alta: Treinta segundos Laura, no flojees. Laura se pone nerviosa, nota sus brazos temblar, la camiseta baja. Cinco, cuatro. Respira profundo de nuevo. Tres. La camiseta pierde el punto de apoyo y sus pechos quedan expuestos a todo el mundo. Dos, Uno. Todos sus compañeros de clase se quedan boquiabiertos tras la imagen, lamentándose de no haber tenido el móvil a mano.

El profesor a grito pelado le dice a Laura que se ponga la camiseta bajo el pantalón y que jamás vuelva a venir sin el sujetador a una clase de educación física. Una conducta indulgente, seguramente debida a que es una chica nueva en el colegio. Laura es consciente que este accidente le costará una semana de comentarios inoportunos de sus compañeros.

El examen transcurre sin mayor problema al tener esta vez la camiseta correctamente amarrada al pantalón. Obviamente se percibe el bamboleo de sus tetas bajo la camiseta, y obviamente todas las miradas se ponen encima de Laura, pero al menos sabe que ya no ocurrirá nada peor.

Al terminar el examen Xavi se acerca a Laura y le dice – Laurita… Me has desobedecido. Al final de las clases nos vemos en el baño, pensaré un castigo hasta entonces.

Esto ha sido el primero de los capítulos de esta nueva historia. Quiero volver a remarcar que espero una gran colaboración en estos relatos. Con ello espero que me ayudéis con cada uno con ideas de lo que puede ocurrir en el siguiente. La idea: Hacer pasar a Laura situaciones cada vez más vergonzosas y humillantes. Para ello espero que uséis los comentarios, y si alguna prefiere enviarme sus comentarios e ideas a mi mail, podéis enviármelas a: relatosmascara@gmail.com