Esclava de fin de semana

Tras madurarlo en mi mente decidí buscar un amo para un fin de semana

Llevaba un tiempo dándole vueltas al asunto, me apetecía mucho ir más allá de lo que había vivido del s/m y saber lo que era ser una esclava sexual durante unos dias. Por eso me armé de valor y puse unos anuncios en una sección de contactos. El éxito fue más allá de lo que me pudiera haber imaginado, y recibí decenas de mensajes, aunque bien es cierto que muchos únicamente buscaban un polvo o a lo sumo estar follando durante todo el fin de semana. Aún así tenía a siete candidatos... ¿qué hacer? Podría haber organizado una subasta económica, posiblemente hubiera sacado una buena pasta, pero no quería dinero de por medio, así que les dije que me contaran sus planes para el fin de semana y el que mejor me pareció fué el elegido.

Tenía que estar en una casa de campo el viernes a las siete de la tarde, y he de confesar que desde el jueves por la noche que quedamos estaba tan mojada con sólo pensar en el fin de semana, que sólo la promesa hecha a mi futuro amo evitó que me masturbase en más de dos ocasiones. Anduve todo el viernes como tonta hasta que llegó la hora de meterme en la ducha y dejarme limpita por todos lados. Lo más desagradable fue la limpieza anal, tuve que quitar la alcachofa de la ducha, y me metí con cuidado la goma en el culo, abrí el grifo y noté como se me inchaba la tripa, aguanté unos minutos y fui a evacuar. Así repetí la operación un par de veces más hasta que ya sólo salía agua limpia. Me vestí, monté al coche y fuí siguiendo las instrucciones hasta la casa de campo donde me convertiría en la esclava putita personal de mi Amo.

Las órdenes eran claras, debía pasar con el coche por la puerta que me encontraría abierta, seguir por un estrecho camino hasta llegar a la casa, rodear la misma hasta llegar a la cochera que había detrás, meter el coche, cerrar el portón, desnudarme dejándome únicamente el tanga negro que llevaba y el sujetador, llamar en la puerta que daba acceso a la casa desde la cochera, ponerme un pasamontañas con un único agujero a la altura de la boca y esperar de rodillas.

Con el frío que hacía en ese momento lo único que deseaba es que no tardase mucho en pasarme a la casa o podría coger un resfriado que arruinase el fin de semana que tanto deseaba... en esos pensamientos estaba cuando oí la puerta abrirse y cómo alguien se me acercaba. Me asió del brazo y me dijo "hola perrita, llegas puntual y lo has hecho todo como te ordené. Ahora entra en la casa, yo te guío". Entré en la casa, ¡qué bien! estaba calentito. Me hizo ponerme de rodillas y me dijo "lo primero que harás como buena esclava es besarme las botas". Yo guiándome con las manos me orienté y me puse a besarle las botas, entonces me sugirió que no sólo las besara si no que también las lamiera, que quería disfrutar de la visión que le ofrecía mi culo al estar en esa postura, de rodillas, agachada a ras de suelo y los cachetes abiertos dejando ver mi oscuro rosetón anal a los lados del hilo del tanga. Una vez consideró oportuno, me hizo que siguiera besando sus piernas por encima del pantalón hasta que llegué a su entrepierna, entonces me cogió por la nuca y aplastó mi rostro contra sus genitales diciéndome "perra olfatea a tu dueño" y aa continuación sacando su polla me dijo "ahora abre la boca, a ver si es verdad que sirves para algo" y me la ensartó hasta la garganta, me hizó dar alguna arcada mientras unas lágrimas bañaban mi rostro y así estuvo un rato alternando movimientos de bombeo con penetraciones profundas, haciendo cada vez un poco más duraderas estas últimas.

A continuación me hizo poner en pie, y me guió hacia alguna habitación de la casa, donde me hizo abrir las piernas y poner mis brazos elevados con las manos tras mi nuca. Con una tijera cortó mi sujetador primero por los tirantes haciendo caer las copas y dejando mis pechos al aire y tras darme un ligero pellizco en cada pezón lo terminó cortando por el medio y lo dejó caer al suelo. Seguidamente cogió el tanga por los lados y tirando de el hacia arriba hizo que se me clavase la tela entre mis labios vaginales me pidió que cerrara las piernas y tras cortar los laterales tiró del tanga desde atrás haciéndome sentir algo de quemazón en mi chochito... la fiesta iba tomando cuerpo.

Después me izo poner otra vez de rodillas, con la cara contra el  suelo y sentí que empezó a embadurnarme el culito con algo para luego ir penetrándolo con un dedo que una vez metido hasta el fondo se dedicó a girarlo en mi interior. Yo pensé que sí tenía prisa en sodomizarme, pero cuán equivocada estaba, porque lo que sentí después fué cómo algo plástico me abría el orto, siéndo cada vez más ancho, llegando a doler su intrusión debido al grosor y de repente ¡flop! entró algo más de un centímetro, sentí cerrarse mi agujero y cómo aunque eso quería entrar más dentro de mí, había un tope que se lo impedía. Entonces me dijo "esta será tu primera prueba, lo llevarás hasta mañana, te lo quitaré antes de que vayas a la ducha", me llevó a la cama, me ató mirando al techo con los brazos y las piernas bien abiertos, me puso unas pinzas en los pezones que me hicieron ver las estrellas, se puso encima mío y sin más preámbulos me penetró bombeando con fuerza, no obstante estaba tan mojada que agradecí el regalo que me estaba haciendo, pero al ver que estaba disfrutando demasiado, se dedicó a tirar de las pinzas según marcaba el ritmo de la follada y cuando se iba a correr, la sacó de un golpe y rápidamente me la enchufó en la boca bien profunda dándome como cena todo su néctar.

Para acabar la jornada me dijo "Ahora se buena chica y duérmete, si te haces pis, tienes dos opciones, aguantarte o hacerlo ahí mismo, bajo las sábanas hay un plástico que evitaría manchar el colchón y con respecto al pasamontañas todavía no te has ganado conocer a tu amo. No creo que pases frío, pues la temperatura de la casa es bastante caliente" Y cuando creía que me iba a dejar las pinzas para toda la noche, me las quitó, masajeó mis pechos con sus manos para a continuación darme un beso en cada pezón y despedirse.

CONTINUARÁ...