Escenas de Sexo 3 (Parte 17)
Nuestra casa huele a sexo. La verdad, no nos importa y seguimos grabando.
Aquí seguimos este fin de semana de grabación. Diviértanse.
Cuando salí de la ducha, me puse unos bóxer un pantalón corto y una camiseta de manga corta, ya que hoy teníamos una invitada. Pero cuál fue mi sorpresa, cuando salí al salón y encontré allí a las tres chicas desnudas y sentadas en la mesa para cenar.
-¿Qué haces con tanta ropa?- Me preguntó Ana.
-¿Y vosotras que hacéis desnudas?- Pregunté yo sin dejar de mirarlas.
-Es que como le has quitado la ropa interior a Teresa, pues nos hemos querido solidarizar con ella.- Respondió Cris juguetonamente, a la vez que las otras dos se reían. En mi pantalón, se podía notar una clara erección. -Venga Javi, desnúdate y ven a cenar.- Me dijo con total naturalidad.
Yo todavía sorprendido me fui al cuarto, donde me desnudé para volver a salir. Mientras me dirigía a la mesa, no pude evitar acordarme de aquel fin de semana lleno de sexo, lo que hizo que mi erección, ya a la vista, aumentara. Las tres chicas no apartaron su mirada de mi entrepierna hasta que esta quedó tapada por la mesa, una vez me senté.
-Os juro que me encantaría, pero no tengo fuerzas para nada hoy.- Les avisé algo disgustado conmigo mismo. -Además que mañana hay otro video que grabar.- Quise justificarme.
-Tranquilo Javi.- Me dijo Cris, acariciándome la mejilla con su mano derecha.
Fue una cena animada y normal, excepto por el hecho de estar todos desnudos. Ninguno escondía sus ganas de tener sexo ni las lascivas miradas que iban dirigidas a los cuerpos presentes. Tras estar un rato viendo la tele, las chicas se fueron a la cama y yo me quedé en el sofá para dormir. Justo antes de dormirme, creí escuchar algún gemido, pero según me prometió Cris al día siguiente, no hicieron nada más que dormir.
La mañana fue igual de normal que la noche, con la excepción de la desnudez. Ellas no decían nada, es mas parecía gustarles y yo obviamente no me quejaba. Con la ayuda de Teresa, preparamos todo para la grabación del tercer video del fin de semana y quinto video en total.
La amante
Como si fuera un día cualquiera Cris se despidió de mi, dejándome solo en casa. Estaba vestido con unos bóxer y un pantalón corto de pijama, ya que había salido un día caluroso. En cuanto escuché el ascensor bajar, cogí el móvil y marqué un numero.
-Estoy solo.- No hizo falta nada mas, para que mi remitente colgara y en cinco minutos tocara el timbre. Con cierto nerviosismo, aunque con ganas, le abrí y tras subir en el ascensor la vi.
Ana venia vestida con unos short vaqueros, chánquelas y una camiseta de tirantes blanca. En cuanto me vio, se lanzó contra mí y saltó para que yo la recogiera y nos empezamos a besar con frenesí. Mis manos la agarraban por su trasero y ella me abrazaba con piernas y manos, para no caerse.
-Cuanto te echaba de menos...- Me dijo completamente excitada mientras me dirigía hacia el cuarto tras a ver cerrado la puerta.
-Y yo a ti pequeña.- Le contesté.
Nada más llegar al cuarto, la posé en la cama y seguimos besándonos, mientras sus manos acariciaban mi torso desnudo. Con muchas ganas, casi con desesperación, le quite la camiseta y un sujetador verde y empecé a morder sus pezones mientras pellizcaba el que estaba libre. Entonces, comencé a bajar besando su vientre, hasta encontrarme con el short. Se lo quité y con él un tanga de color verde clarito, dejando a la vista su vagina.
-Follame ya...- Me suplico Ana, justo cuando iba a hundirme en su entrepierna, para saborear su vagina.
-Quiero comerte un poco el coño.- Le dije tratando de salirme con la mía.
-Por favor...- Volvió a intentarlo con una vocecita de niña pequeña, con la que consiguió su objetivo.
Me desnudé entero y me tumbé sobre ella, y mientras nuestras lenguas disfrutaban la una de la otra, apunté mi pene en su vagina. Lo humedecí lentamente, provocándole a Ana unos pequeños espasmos en las caderas, que la impulsaban contra mí para que la penetrara de una vez, y justo cuando iba a empujar contra ella un sonido nos detuvo.
-¡Cariño!- Gritó desde la entrada Cris, mientras abría la puerta.
Sin pensarlo mucho, Ana y yo nos miramos y esta recogió sus ropas excepto el tanga y salió disparada al baño del cuarto. Busqué apresuradamente una toalla y me la puse alrededor de la cintura justo cuando Cris aparecía en la puerta de la habitación. Para mi desgracia yo no repare en el tanga verde de Ana, pero al parecer Cris tampoco.
-¿Ocurre algo?- Le pregunté.
-Nada. Que se me ha olvidado una cosa.- Me dijo antes de darme un fino beso en los labios.
-Ah, vale. Bueno yo me voy a duchar.- Le avisé para entrar en el baño y así hacer que ella no entrara.
-Ummm... No me digas eso, que voy a llegar tarde.- Dijo recogiendo unos papeles. -Bueno me voy. Adiós.- Se despidió mientras yo entraba en el baño cerrando la puerta.
-Adiós.- Le grité, y contuve la respiración hasta que no escuché cerrase la puerta de la calle. -Bufff... Por que poco.- Suspiré algo aliviado. Entonces me di cuenta de que alguien había abierto la ducha. Allí estaba Ana mojándose bajo el grifo.
-¿Continuamos?- Me preguntó mordiéndose el labio.
-Nunca cambiaras.- Comenté para mi, mientras entraba en la ducha y comenzábamos a besarnos. Sin hacerle esperar, levante su pierna derecha dejando toda su vagina bien abierta y la penetré de golpe. Sus gemidos me excitaron y cada vez fue aumentando la velocidad y la fuerza de mis penetraciones.
-¡Dios! ¡Por fin!- Gritaba de placer mientras me arañaba la espalda.
Ni Ana ni yo la podíamos oír, ni tampoco verla, pero tras la puerta, ligeramente abierta, Ana y yo teníamos a una espectadora que había introducido una de sus manos bajo el pantalón y la otra bajo la camiseta y se encontraba jadeante y completamente excitada por la visión de su novio teniendo relaciones sexuales con otra chica en la ducha de su propio cuarto. Todo lo había sospechado al ver en el cuarto un tanga verde que no era suyo, pero nunca se imagino que aquello estaría pasando y que ella no podría dejar de mirar y de tocarse, sin hacer nada más.
Tras un buen rato, Ana alcanzó su primer orgasmo bajo la ducha. Solté su pierna y la deje recuperarse, pero ella en seguida se agachó y comenzó a lamer mi pene y a metérselo en la boca. Sus manos jugaban con mis testículos, mientras sus labios acariciaban todo mi pene y su lengua se restregaba por mi glande, llevándome al paraíso, mientras se masturbaba a si misma.
-Dame mas, Javi.- Me pidió levantándose y colocándose contra la pared, con el culo en pompa.
Yo obediente, me acerqué a ella y tras penetrarla de golpe, empecé a embestirla fuertemente sin darle un segundo de respiro. Ana gemía y gritaba como una loca a la vez que se apretaba uno de los pechos y el pezón fuertemente. Bajando un poco la velocidad de mis embestidas, pero no la intensidad y la fuerza de las mismas, acerqué mi mano derecha hasta su ano y gracias al agua de la ducha, pude introducir mi dedo pulgar.
-Aaaaa...- Grito mezcla del placer de mis embestidas y del dolor de su primera experiencia anal. Poco a poco, los gritos dejaron de tener esa connotación de dolor y todo era placer en ella. En menos tiempo que antes, Ana, alcanzó un segundo orgasmo más fuerte que el anterior. Jadeante se dejo caer de rodillas en la ducha.
Junto con el grito del orgasmo de Ana, nuestra espectadora también grito al haber alcanzado su propio orgasmo. No la escuchamos ya que el agua y el propio grito de Ana lo ahogaron todo. Al verme salir de la ducha, la espía se levantó corriendo y salió del cuarto.
-Cuando te recuperes, ven a verme.- Le piqué con una media sonrisa, tras darle un pequeño beso en los labios.
Tras secarme un poco con una toalla, salí del baño, no sin darme cuenta de que la puerta estaba abierta y yo la recordaba cerrada. Temí lo peor, pero no me preocupé, ya que no había rastro de que Cris nos hubiese visto y aun y todo no escuchaba la puerta de la calle así que me tumbe en la cama. Mientras esperaba a Ana, no pude evitar excitarme con la posibilidad de que Cris nos hubiera visto, aunque a la vez también sentía cierto miedo.
-¿Tanto te pongo que todavía no se ha bajado?- Me dijo Ana mientras se acercaba a mi mirando mi pene aun erecto, por culpa de mi imaginación.
-Ya ves.- Le mentí. Tampoco tenía porque contarle mis sospechas.
Ana se sentó a mi lado y sin decir nada más, lamio un poco mi pene para humedecerlo y se colocó a horcajadas sobre mí. Con cierta maestría, introdujo mi pene en su vagina sin necesidad de utilizar las manos y comenzó a cabalgarme rápidamente. Sus pechos botaban al ritmo de sus movimientos y yo estiré mis manos para amasarlos, excitando aun más a Ana, que gemía de placer.
-Chúpame los pezones...- Me pidió mientras se agachaba sobre mí, dejando sus pechos a la altura de mi cara, sin dejar de moverse. Pellizqué uno de los pezones mientras mordía y lamia el otro, provocándole a Ana nuevos gemidos de placer.
-Ana... Me corro...- Le avisé como pude entre sus pechos. Ella se levantó casi dando un saltó y comenzó a masturbarme mientras acercaba sus pechos. Yo aproveché que había dejado su vagina cerca de mi mano derecha y también la masturbé, hasta que ambos tuvimos un orgasmo, y yo eyaculaba sobre los pechos de Ana.
-¡Cuanto tienes!- Exclamó, al ver sus pechos completamente bañados de semen, para justo después introducirse mi pene en la boca y limpiar completamente mi pene y sacarme todo el semen que tenia. Después se restregó lo que tenía en los pechos como si fuera una crema, hasta que su piel lo absorbió todo y se tumbó a mi lado.
-Que recuerdos...- Suspiró Teresa mirándonos con ternura y apagando la cámara.
-¿Te ha gustado Teresa?- Le preguntó Ana, mientras se levantaba y comenzaba a vestirse. -Quizás he sobreac... ¿Javi y mi tanga?- Me preguntó sorprendida buscándolo por el suelo de la habitación.
-¿Buscas esto?- Preguntó Cris desde la puerta sujetando el tanga de Ana.
-¿Así que has estado espiándonos?- Le pregunté incorporándome en la cama.
-¿Como lo has sabido?- Quiso saber Cris.
-La puerta del baño. Yo la cerré al entrar y estaba abierta al salir y Teresa ya estaba dentro del baño cuando la he cerrado.- Le expliqué como si fuera un detective.
-Me has pillado.- Confesó ella, ante la atónita mirada de Ana, que se sonrojo. La verdad no tenia porque ya que lo habíamos hecho muchas veces, pero tener un "espía", sin que saber que estaba mirando era diferente. Incluso yo me había excitado al sospecharlo.
-Pero bueno, va a quedar muy bien, porque me he grabado mirándoos, así que...- Intentó escurrir el bulto, que lo consiguió con Ana. Aunque a mí tampoco me molestaba.
-De todas formas trae ese tanga, que me lo quedo.- Le dije mientras me levanta y estiraba la mano. -¡Ah! Y el sujetador Ana.- Le pedí a Ana, el cual se lo quitó sin decir nada y me lo dio al mismo tiempo que Cris me acercaba el tanga para cogerlo. Tras guardar mi premio me fui al salón y pude escuchar a las tres mujeres hablar y reír. No les hice mucho caso.
-Javi, ya están los videos en el ordenador. Cuando quieras puedes retocarlos.- Me avisó Cris mientras dejaba el portátil a mi lado en el sofá. Antes de que se fuera le agarré de la muñeca y la retuve para mirarla a los ojos.
-Te amo.
Y yo a ti.- Me contestó dándome un beso y se marchó con Ana y Teresa.
A diferencia de la noche anterior, Teresa si se marchó y aquello volvió a ser lo mismo que era antes de la aparición de Teresa.