Escenas de sexo 1 (Parte 15)
Ana, Cris y yo, empezamos con nuestra recopilación de sexo.
Seguid disfrutando tanto como yo. Gracias por vuestras valoraciones y comentarios.
El desayuno siguió con total normalidad, excepto por las sonrisas que se nos cruzaban de vez en cuando en nuestras caras. Pero fue Ana, la primera en romper ese silencio.
-Cris, antes has comentado algo de compartir a Javi en la cama, como que esta no fuera tu primera vez. ¿Que querías decir exactamente?- Quiso saber mientras untaba una de sus tostadas.
-Pues eso. No eres la primera chica con la que hemos estado en la misma cama.- Respondió directamente Cris. Aquello pillo algo de sorpresa a Ana.
-¿Cómo? ¿Con quién? ¿Cuántas veces?- Ana se agitó un poco sin llegar a imaginárselo.
-Buf...- Cris, parecía estar haciendo un cálculo mental. Yo por mi parte las miraba y seguía su conversación, esperando poder intervenir. -Más de cinco.- Ana abrió de par en par su boca completamente incrédula.
-Quizás esto te ayude.- Le dije mientras me iba. Poco después volví con mi móvil, y le enseñe una foto en la que salían Cris, Carla y Silvia, con las caras llenas de esperma.
-¿Y con más de dos?- Preguntaba sin dejar de mirar la imagen.
-Hasta con cinco chicas mas.- Contestó casi con orgullo Cris.
-Joder... Eso quiero probarlo.- Respondió imaginándoselo y sin soltar mi móvil. Aquella respuesta nos pillo un poco desprevenidos pero en seguida sonreímos.
-Excepto esa foto, las demás veces han sido por casualidades como la de anoche.- Contestó Cris.
-Yo tengo una idea, que llevó pensándola un tiempo.- Comenté para atraer su atención. -Me gustaría grabarnos mientras tenemos sexo, para luego verlo. Así, en vez de ver una peli porno, me veo a nosotros y listo.- Ambas se mordieron el labio inferior excitadas, imaginándoselo.
-¿Y si hacemos eso, pero con más gente?- Preguntó de pronto Cris.
-¿En plan orgia descomunal?- Quise saber.
-No, hacer como escenas de película o cortos donde tú te follas a una o a varias y así tenemos un repertorio mas amplio.- Sonrió, mientras seguía sin apartarlo de la mente.
-Ummm... Interesante.- Soltó de pronto Ana.
-¿En serio os apetece?- Pregunté algo extrañado, por su comportamiento.
-A mi sí.- Respondió Cris, y ambos miramos a Ana que parecía pensarlo.
-Y a mi.- Contestó finalmente con una sonrisa. -Tiene que ser excitante grabarnos y luego vernos. Además, que me apetece verte follar con otras. Si a Cris le gusta, a mí también me gustara.
-Pues decidido, a preparar nuestros cortos pornográficos.- Sentenció, Cris. -Pero antes, ¿Que os parece un buen polvo mañanero?- Dijo Cris levantándose y quitándose las braguitas.
-Excelente idea, Cris.- Respondió, Ana, haciendo lo mismo que ella.
-Tendréis que hablar con él.- Les dije, quitándome los bóxer, dejando mi pene al aire, completamente erecto. Ambas se miraron y con una sonrisa se acercaron hasta mi con movimientos sexis. Se agacharon y tras masturbarme un poco, comenzaron a hacerme una doble mamada. Yo agarraba sus cabezas, acariciándolas y disfrutando de las vistas. De pronto Ana se levantó y tras apartar un poco las cosas de la mesa se tumbó en la misma y abrió las piernas de par en par.
-¿Quieres mi desayuno?- Me preguntó a la vez que me guiñaba un ojo.
-Encantado.- Le contesté, mientras me acercaba a ella, sin molestar a Cris que seguía jugando con mi pene. Hundí mi cabeza en la vagina de Ana, y saboreé su húmeda vagina. Utilizaba mi lengua sobre su clítoris mientras introducía un par de dedos en su vagina. Sus gemidos pronto llenaron la cocina. Utilizaba sus manos para acariciarse los pechos y pellizcarse suavemente los pezones y de vez en cuando agarraba mi cabeza, hundiéndomela más en su vagina. Poco después, Ana, llenó mi boca con sus fluidos, en un sonoro e intenso orgasmo, y yo los tragué gustoso.
-Has tenido el primer plato. Ahora toca el segundo.- Dijo Cris levantándose. Ana le cedió su puesto, y yo me hundí en Cris, mientras Ana tomaba el puesto que había dejado Cris. Seguí el mismo procedimiento con Cris, y esta tardo un poquito más en alcanzar su orgasmo, y me deleite con sus fluidos.
-Ummm… Si estos son los primeros platos, quiero que llegue ya el postre.- Les dije. Ambas volvieron a mirarse y se apoyaron contra la pared con el culo en pompa y abriendo bien las piernas para que pudiese ver como sus vaginas chorreaban fluidos. Me acerque primero a Cris y la penetré lentamente. Para no dejar a Ana de lado, empecé a masturbarla con una de mis manos. Estaban tan excitadas y sus gemidos eran tales, que comenzaron a besarse, entrelazando sus lenguas.
-Javi… Dale a Ana, también… Que lo está deseando.- Me pidió Cris, y yo obediente saqué mi pene de su vagina y penetre a Ana, fuertemente arrancando un gemido intensó que puso la carne de gallina a Cris. Con solo meterle un dedo en su vagina, llego a un nuevo orgasmo. Tuvo que sentarse en el suelo para recuperarse y yo aproveche ese momento para agarrar de la cintura a Ana, y embestirla fuertemente. Sus gritos de placer me hicieron alcanzar mi limite y justo después de su orgasmo, saque mi pene y Ana se agachó para recibir mi esperma junto a Cris.
-Que rico desayuno, Javi.- Me dijeron las dos a la vez, mientras tragaban el semen que tenían en sus bocas.
Tras una hora de sexo todos acabamos agotados y nos duchamos para "vestirnos" (Simplemente íbamos en ropa interior) y sentarnos en el sofá y ver la tele mientras decidíamos lo que podíamos hacer para los cortos y planificar un poco la vida que se nos venía encima. Pasamos el día juntos y Ana volvió a quedarse en casa a dormir, que por casualidades de la vida, la cama nos permitía dormir a los tres a la vez. Había decidido, que el próximo día dejaría a Alex y hablaría con sus padres para avisarles que se venía a vivir con nosotros.
La prometida
-Hola, cari.- Cris acaba de llegar de clase. Vestía con unos vaqueros normales y una camiseta holgada de color azul, ya que hacía calor, además de unas zapatillas normales. Se le notaba cansada, casi arrastraba los pies. Se fue directa a la habitación y dejo las cosas en una esquina para tirarse sobre la cama. -¿Estas en casa?- Fue lo último que dijo antes de quedarse profundamente dormida. Al despertarse, notó que estaba solo con la ropa interior y dentro de la cama. “Habrá sido Javi.” Pensó tranquila mientras se levantaba. -¿Dónde estás?
-Estoy en el baño. Voy a darme una ducha.- Le contesté, y acto seguido encendí la ducha para entrar dentro. Algo me dijo Cris, que yo no escuché. Pero segundos después, Cris, apareció desnuda en el baño.
-Espera que me ducho contigo.- Dijo sonriendo, a la vez que entraba en la ducha. Según la vi desnuda, mi pene comenzó a ganar tamaño. Cris se dio cuenta y no tardo en agarrarme y empezar a masturbarme lentamente. El agua seguía mojándonos y mi manos ya buscaban sus pechos mientras nuestros labios se unían y nuestras lenguas se entrelazaban. Poco a poco deslicé una de mis manos a su vagina y comencé a masturbarla, provocando que ella aumentara la velocidad de su mano.
-Como me encantas, Cris…- Le dije, justo antes de que ella se agachara y se introdujera mi pene en la boca de golpe. Sus movimientos eran rápidos y estaban acompañados por una de sus manos. -No pares…- Cris no se detuvo ni un segundo, pero si bajo el ritmo, aunque mi grado de excitación seguía alto.
De pronto, se levanto y se colocó contra la pared y utilizó una de sus manos para separar una de sus nalgas dejándome ver su vagina y su ano. Yo me agaché y me hundí en su vagina, disfrutando de ella y machando su clítoris. Ella comenzó a gemir, mientras yo iba subiendo y bajando entre su vagina y su ano. Tras un sonoro orgasmo, me levanté y tras apoyar la punta de mi pene en su vagina, la penetré lentamente. Cris se dejó llevar por el placer y mis movimientos pronto pasaron a ser fuertes embestidas que le arrancaban gemidos de placer, mientras se pellizcaba uno de los pezones.
-Dame más fuerte, Javi… No pares.- Me provocaba ella. Y entonces, saqué mi pene de su vagina y lo encaré a su ano. -Rómpeme el culo, Javi… Hazme gritar…- Me pidió completamente excitada, y con un fuerte golpe, mi pene entró en su ano. Deje que su ano se acostumbrara al tamaño de mi pene, y lentamente empecé a moverme. Cris gritaba de placer, a la vez que aumentaba la intensidad de sus pellizcos en los pezones. Intercalaba fuertes embestidas con lentas penetraciones, que hicieron que alcanzara dos orgasmo.
Después de aquello salimos de la ducha y fuimos al cuarto, donde me tumbo al borde de la cama y se arrodillo entre mis piernas. Me regaló una de sus mejores mamadas, y para mi sorpresa, de pronto, cogió mi pene y lo metió entre sus pechos, masturbándome con ellos.
-¿Te gusta?- Me preguntaba mordiéndose el labio sin dejar de moverse.
-Me encanta... No pares...- Le pedía yo.
Sus pechos suaves y grandes, junto a su saliva hacían que mi pene resbalara perfectamente entre ellos, llevándome al séptimo cielo. Cuando Cris notó que me faltaba poco para terminar, sacó su lengua y cada vez que mi pene asomaba entre sus pechos, le pegaba un lametón que me daba un pequeño escalofrió que recorría todo mi cuerpo, hasta que finalmente alcancé mi limite.
-Cris... Voy a acabar...- Le avisé, pero ella no dejo de mover sus pechos y acabé eyaculando en sus pechos y su cara. Lo poco que tenía en la boca se lo tragó, mientras utilizaba una de sus manos para esparcirse por sus pechos los restos de semen y con la otra masturbarme lentamente.
-Y... ¡Corten!- Dijo Ana, riéndose, tras ver como Cris dedicaba un beso a la cámara con toda la cara y los pechos llenos de semen.
-¿Que tal ha estado?- Le preguntó Cris, levantándose y limpiándose la cara.
-Joder... En varios momentos casi salto sobre vosotros para disfrutar...- Se sinceró. -Tengo el coño que me echa humo.
-Pues tráelo aquí, que tengo hambre.- Le dije a un tendido en la cama. Ana no se hizo esperar y en un segundo se desnudo me puso su vagina en la cara para que hiciera mi trabajo.
-Yo voy a limpiarte esto.- Me dijo mientras agarraba mi pene, aun erecto y se lo introducía en la boca. Mientras nosotros estábamos con el sesenta y nueve, Cris sonrió al mirar y no pudo evitar excitarse y acariciarse un poco.
-Ana, tranquila, que pronto serás tu.- Rio, Cris, sin dejar de mirarnos.
-Espera... Déjame correrme una vez...- Decía entre gemidos, sin soltar mi pene. Poco después tuvo un orgasmo y yo bebí de ella, mientras esta se derrumbaba encima de mi jadeante. -Lo necesitaba...- Dijo aun con la respiración entre cortada. -Por cierto Cris, ¿Que tal esta que te de por el culo?- Preguntó repentinamente Ana, mientras se incorporaba lentamente.
-Increíble.- Su cara de placer y excitación al recordarlo, lo decía todo. -Esa mezcla de placer y dolor, me encanta.-Terminó casi con un gemido.
-Javi, ¿Me lo harás a mi?- Me preguntó un poco tímida.
-Si tu quieres, sí.- Le contesté con una sonrisa, que ella me devolvió y se lanzó sobre mí para besarme.
-Venga que tenemos que ir a hacer unas compras.- Nos metió prisa Cris, que acaba de mirar la hora. -Que nos cierran el súper.
Rápidos como el viento nos vestimos y bajamos a hacer las compras que necesitábamos, ya que ahora éramos tres. Ana ya había cortado con Alex y sus padres dieron el visto bueno sobre el tema de marcharse de casa. En la calle procurábamos comportarnos, pero en casa o en algún sitio donde no había mucha gente en seguida aprovechábamos, sobre todo ellas, para meternos mano. Obviamente yo no me quejaba. Tras mucho decidirlo, sabíamos que al final teníamos que empezar a llamar al resto de chicas y comentarles nuestro pequeño proyecto en mente, por lo que nos pusimos manos a la obra.
La cuñada
Iba camino de la casa de los padres de Cris, donde aun vivía Marta, ya que esta me había llamado por que tenía un problema con el ordenador. Toqué el timbre y tardó un poco en abrirme la puerta del portal. Una vez en la puerta tuve que esperar un poco más, hasta que finalmente Marta me abrió la puerta. Tenía todo el pelo mojado y únicamente tenia puesta una toalla.
-Perdona es que estaba duchándome.- Se disculpó dejándome entrar.
-Tranquila no pasa nada.- Le dije yo, entrando en la casa, no sin antes dejarme llevar por sus desnudas piernas. -¿Entonces qué dices que le pasa al ordenador?- Le pregunté mientras le seguía a su cuarto.
-No sé... Le dan unos errores y no me deja hacer nada.- Intentó explicarme, pero sabía que hasta no tener el ordenador en frente no podría saber cuál era el verdadero problema. Me senté delante del ordenador portátil y comencé mi trabajo de reparación con el escote de Marta pegado a mi cara.
-¿Me puedes traer un poco de agua, por favor?- Le pedí a Marta.
-Un segundo.- Me dijo y salió disparada a la cocina. En su ausencia me recreé en sus enormes pechos y arreglé el ordenador en un segundo. Cuando llegó vino hasta mi y se quitó la toalla quedando desnuda.
-Pero Marta...- Quise exclamar, pero agarró mi cabeza y la colocó en su estomago, con mi boca hacia arriba, pudiendo ver sus pechos. Con el vaso en la otra mano, derramó el agua por su canalillo y este entró en mi boca. Yo bebí, aunque algo siguió cayendo por su cuerpo.
-¿Que tal esta?- Me preguntó separándose de mi.
-Riquísima.- Y antes de darle tiempo, me lancé contra ella para lamer sus pechos y morder sus pezones. Con una mano agarraba el pecho libre y con la otra, fui acariciándole el cuerpo, hasta bajar a su vagina y comencé a masturbarla.
-¡Oh! Javi...- Gemía ella dejándose llevar por mí.
-Ahora quiero beber de aquí.- Le dije separándome de ella. Marta, se tumbo en la cama y abrió las piernas de par en par. Yo comencé a besarle las piernas, la parte interior de los muslos y finalmente llegue a hasta su vagina, a la cual le di un largo lametón, para ensañarme con su clítoris a la vez que introducía un par de dedos por su vagina.
-No quiero tus dedos… -Me riño entre gemidos. -Quiero tu poya.- Me pidió justo cuando alcanzaba su primer orgasmo.
-Eso tendrás que ganártelo cuñada.- Le piqué mientras me ponía de pie.
Ella rápidamente se arrodillo ante mí y sacó mi erecto pene de su prisión y comenzó a masturbarme mientras lamia mi testículos. Poco después y tras ensalivar bien el tronco de mi pene, se lo introdujo de golpe en la boca y comenzó con un buena mamada. Sus labios recorrían todo mi pene, mientras que su lengua jugaba con la punta del mismo y sus manos acariciaban mis testículos.
-¿Qué te parece esto, cuñado?- Bromeó después separándose un poco, pero seguía masturbándome.
Le hice levantarse y comencé a besarla agarrándole de su trasero. Y tras un pequeño tirón que ella entendió, la elevé y ella me abrazó con sus piernas. Me acerqué hasta la cama donde la dejé tumbada boca arriba y yo lo hice sobre ella. Acerqué mi pene a su vagina y la penetré muy lentamente, disfrutando del calor, la humedad y el abrazo de su vagina, mientras veía la cara de excitación de Marta. Una vez toda dentro, comencé a moverme haciendo que la respiración de Marta se entrecortara y poco después empezara a gemir.
-Me encanta tu coño, cuñada.- Le susurré al oído sin dejar de moverme.
-Y a mi tu poya, cuñado.- Me contestó entre suaves gemidos.
Decidido a dejarla a gusto, cambié mis lentas y suaves penetraciones, a fuertes y rápidas embestidas, que transformaron sus gemidos en gritos de puro placer. En poco tiempo tuvo un nuevo orgasmo, pero yo no me detuve hasta que volvió a tener un tercer orgasmo. Después, la hice colocarse de lateral, sobre su costado izquierdo, y yo me coloqué detrás suyo. Acaricie mi pene en su vagina, y la volví a introducir suavemente. Le levanté la pierna derecha y ella giró su cuello para comenzar a besarnos mientras volvía a la carga.
-Eres increíble, cuñado.- Me felicitó entre gemidos de placer mientras pasaba su brazo por detrás para acariciarme la cabeza.
Continuamos así, entre gemidos y besos, hasta que tuve las irrefrenables ganas de eyacular. Justo cuando notaba que iba a alcanzar mi orgasmo detuve mis movimientos, saqué mi pene y lo acerqué hasta su cara donde comencé a masturbarme hasta que mi esperma baño el rostro de Marta. Tragó lo que tenía en la boca y limpió mi pene hasta sacar todo el semen que tenia.
-¿Que tal he estado?- Le preguntó Marta a Cris, después de que esta apagara la cámara.
-Súper bien. Va a ser buen material.- Rió Cris, lo que provocó que Marta y yo también lo hiciéramos.
-¿Me enseñareis como habrá quedado todo?- Nos preguntó Marta mientras se limpiaba la cara.
-Claro.- Le contesté. -Cuando tengamos todo bien hecho, daremos una copia a cada una de las participantes y haremos un estreno en casa.- Le sonreí.
-¡Guay!- Exclamó Marta. -Bueno, me preparó que me tengo que ir.
-Nosotros también, que Ana estará esperándonos.- Me indicó Cris, a lo que yo también me empecé a vestir para salir.
Llegamos a casa y allí nos esperaba Ana. Ya habían pasado tres días desde la decisión que tomamos, y teníamos dos videos. Todavía faltaban muchos pero aquello era un principio.