Escapada Romántica con mi vecina II

Un paseo inesperado por la montaña

Hola todos y todas:

Soy Fer tengo 27 años, soy de un pueblo de Andalucía. Soy alto 1.86, moreno, 77kg, fornido, ojos miel claros.

Hoy les comentaré el segundo día con mi vecina en la escapada romántica.

Al cabo del rato me desperté, y vi a Juana mirando por la ventana a las montañas. No sabía cuánto llevaba dormido pero ambos seguíamos desnudos, me levanté y la abracé por detrás:

  • Hola amor, ya te despertaste?

+Sí, cuanto llevo dormido?

  • Un par de horas, se te veía tan bien dormidito que no quise despertarte.

  • Es precioso verdad?

  • Si, amor, muchas gracias por traerme.

  • Podríamos bajar al pueblo dando un paseo.

  • Me parece estupendo.

Nos empezamos a vestir, y salimos hacia el pueblo. Era un pueblo precisos, típico de la Sierra, pequeño, no más de 500 habitantes, obviamente todo el mundo se nos quedaba mirando mientras nosotros buscábamos un bar para tomarnos algo.

Al entrar nos pedimos algo y nos sentamos, notaba como los viejos del bar se comían a Juana con los ojos, y yo la verdad no estaba cabreado, todo lo contrario estaba orgulloso, ellos se la comían con la mirada, yo me la follaba.

Terminamos y salimos del bar para seguir viendo el pueblo:

  • Joder Juana un poco más y te follan los viejos.

  • Si amor, notaba como me miraban, pero yo solo soy tuya

  • No, si no estoy cabreado, todo lo contrario, me encanta ver cómo te desean y solo seas mía

  • no me digas? Te gusta que me deseen?

  • Claro ahora estarán hablando de lo buena que estás

  • Sí, seguro, pero yo solo soy tuya amor.

Continuamos caminando, casi ya nos salimos del pueblo, empezaba un sendero que llevaba al bosque.

  • Podríamos andar un poco por el bosque

  • La verdad que sí, parece muy bello - me contestó

Cogimos por el sendero, rápidamente los árboles nos rodeaban, era precioso, nuestra conversación era muy amena, sin nada en especial hasta que:

  • Esto es precioso amor.

  • La verdad es que sí, no imaginaba que esto fuera tan... grande

  • Sí, aquí puedes estar solo y no pasar nadie

  • (Reí) si hasta puedes follar sin que te vean

  • La verdad que sí, el pueblo es pequeño y no creo que venga mucha gente

  • Y menos los viejos del pueblo a follarte Juana

  • No creo que pudieran, y además con tu polla estoy más que satisfecha, amor

  • Eso estoy seguro, conmigo has descubierto en meses cosas que con tu marido eran impensables.

Se paró en seco:

  • Pues sí, con mi marido nunca hubiese deseado hacerlo en un bosque

+Cómo? - Dije sorprendido

  • Sentir a los viejos comerme con la mirada, y este bosque me han excitado

No dije nada

  • Tengo las bragas empapadas amor

Seguí sin decir nada, la cogí de la mano y apartandonos del sendero nos metimos un poco en el bosque. La apoyé contra un árbol y metí mi mano palpando su vagina:

  • Pues si está completamente mojada y voy a remediarlo ahora mismo.

La empecé a besar mientras le bajaba los leggins y bragas, empecé a darle unas palmaditas en la vagina mientras la besaba, notaba su respiración agitada, nerviosa, pero me bajó los pantalones y empezó a menearmela suavemente, quería hacerlo pese a su nerviosismo.

Le di la vuelta apoyando su cara casi contra aquel árbol, la cogí de la cintura para que se agachase un poco y su culo quedara en pompa a la altura de mi pene. Cogí mi pene y lo puse a la altura de su vagina, me pedía que la penetrara, lo deseaba y así hice, de una se la metí entera, grito de placer que se escuchó en todo el bosque, apoyo sus manos en el árbol mientras yo la embestía seguido, seco y fuerte. Ella pedía más y más, notaba como sus flujos empezaban a brotar por su vagina y caían hacia a mis testículos regando gota a gota aquel árbol que era testigo de nuestro amor, de nuestra calentura, de nuestra locura.

Yo seguía penetrando a Juana, ella estaba fuera de sí, estaba excitadísima, entre gemido y gemido, pedía más y más, yo le correspondía metiéndomela más y más fuerte, notaba como mis testículos rebotaban contra sus nalgas. Empecé a darle nalgadas secas, resonaban por el eco, ella se quejaba pero del éxtasis me pedía más fuerza, quería sentir mi dureza, mi hombría, mi dominación. Sus nalgas y mi palma de la mano rojas, su vagina, mi pene y testículos lleno de sus flujos, no paraba de tener orgasmos y correrse, y ahí estábamos a unos doscientos metros del pueblo, a escasos 20 metros del sendero follando como animales en celo y gritando de placer.

Juana, se venía una y otra vez, notaba su vagina contraerse en mi pene, algo que me encanta, notaba como le temblaba las piernas, notaba el calor de sus nalgas rojas, y yo seguía penetrandola y golpeando sus nalgas.

No podía aguantar más, notaba como me iba a venir, incorpore a Juana y casi de pie la empotré contra el árbol, su cara estaba pegada a la corteza y se la metí de una empezando a llenarla de mi néctar de la vida. Ella exhaló una bocanada de aire de satisfacción, mientras yo seguía llenándola su ser.

Al sacársela, su vagina goteaba con una mezcla de nuestros fluidos, se puso de cuclillas para facilitar ese cometido y yo aproveché para que me limpiara mi pene. Lo agarró y se lo metió en la boca lamiendo el capullo y absorbiendo los restos de semen. Una vez terminado se incorporó y nos subimos la ropa, al girarnos vimos que un persona nos había estado viendo, miré a Juana, me miró y nos empezamos a reír, había sido un buen polvo y la verdad no me importó que otra persona la disfrutase a distancia. Caminamos hacia el sendero, cruzandonos con ese hombre, al cual saludamos como si nada y nos fuimos al hotel.

Muchas gracias por los mensajes de apoyo, seguiré subiendo, cuando pueda más relatos con mi vecina

Un saludo