Escapada a la montaña con mi madre X

Tras volver a casa después de nuestro apasionado encuentro en nuestro coche familiar mi madre comienza a usar su turno de dominación.

Hicimos todo lo posible por dejar el coche bien limpio, ya que no podíamos dejar un solo indicio de aquella depravada imagen incestuosa que habíamos plasmado en nuestro coche familiar de toda la vida. Tras esto volvimos a casa, aparcando a la puerta y entrando rápidamente para refugiarnos de la lluvia.

Fueron apenas unos segundos los que estuvimos bajo el agua, pero suficientes para llegar completamente empapados. Eso sumado a que nuestros cuerpos estaban bien sudados y todavía llenos de nuestros recientes y calientes fluidos, nos hizo meternos en la ducha nada más llegar. Sin pensármelo dos veces, y ya casi como una costumbre familiar, fui directo detrás de mi madre para meterme con ella en la ducha, sin recordar que ahora mismo estábamos en su turno, y obviamente ella no me pondría a las cosas fáciles, ya que sabía lo mucho que le gustaba jugar y hacerse de rogar. Efectivamente así fue, después de quitarme la ropa en mi cuarto me dispuse a meterme en el baño con ella, pero para cuando llegué ya había cerrado con pestillo la puerta. Con ese pequeño gesto fui consciente de que mi madre había empezado a usar su turno. Me tocó ir al otro baño, el cual tenía una ducha mucho más pequeña, pero lo justo para una persona. No os voy a mentir, ya casi por costumbre pensé en masturbarme, pero razonando unos segundos caí en que era mucho más divertido dejar que mi madre eligiera al cien por cien lo que hacer conmigo, por lo que me di una ducha rápida y fui a mi habitación a vestirme. Por el camino me encontré con ella envuelta en su albornoz y con una toalla anudada al pelo, recién salida de la ducha.

-¿Qué tal mamí? ¿Te sentó bien la ducha?

-Uy genial cariño, no veas el frío que traía. Una pena que se pusiera a llover tan fuerte, yo que quería tomar el sol un poco antes de la cena.

-Bueno no te preocupes, que esta tiene pinta de ser de esas tormentas rápidas de verano. Además, seguro que se nos ocurre algún plan mejor -yo no lo dije con ningún tono insinuante, pero obviamente el doble sentido estaba sobre la mesa-.

-Algún plan mejor eh... Uy eso me recuerda a que ahora estamos en mi turno ¿verdad? -como si no lo supieras tú bien, pensé yo-.

-Pues ahora que lo dices sí que lo es sí, es tu momento de hacerme sufrir.

-Anda anda no digas esas cosas burro -ambos reímos-. Yo sería incapaz de hacerle algo malo a mi pequeñín -dijo con voz maternal mientras me pellizcaba la cara entre risas-.

-Vale vale tendré que creerte, pero que sepas que no me fio ni un pelo. ¿Tienes algo en mente ya?

-Oye pues ahora que lo dices sí que se me ocurre una cosilla.

-Soy todo oídos -me hice el serio, pero por dentro ya empezaba a notar ese morbo y esa euforia esperando alguna perversa propuesta-.

-Quiero que me enseñes el resto de mis regalos.

-¿Cómo? ¿Y por qué debería hacerlo?

-Anda mira el niño, que se acuerda de lo que quiere. Si no recuerdo mal dijimos que el turno servía para ordenar cualquier cosa, ¿no? Pues esto es mi primera orden.

-Serás... -efectivamente estaba en lo cierto, ya que la noche anterior habíamos acordado que los mandatos no se ceñirían solo a cosas sexuales, por lo que esto se ajustaba perfectamente a la norma-. Vale pues no me queda otra, déjame ponerme algo de ropa y te daré tus regalos.

-Bieen -reía ella dando suaves saltitos de alegría-. Pues yo voy a a cambiarme también. ¿Nos vemos en el salón?

-Perfecto ahora mismo bajo.

No podía negar que mi madre astuta era un rato. Se notaba también que era una mujer adulta, por lo que es obvio que sus órdenes no fueran tan depravadas como las mías, un chico joven recién salido de la pubertad y con las hormonas por las nubes. Ahí me di cuenta de que no me esperaba tanta caña como yo me imaginaba, simplemente disfrutaría puteándome un poco y ya está. Esto me desilusionó un poco, pero al menos todavía me quedaba un turno por aprovechar, por lo que no todo iba a ser malo.

Llegué a la habitación y me puse como de costumbre un pantalón corto y una camiseta, ya que hacía algo más de frío. Saqué los regalos de el armario donde los había escondido y me puse a hacer un leve recuento. Esposas, pack de dominación, lencería y lubricantes, eso era lo que me quedaba después de haberle dado el vibrador a control remoto. En ese momento se me ocurrió una idea, la cual iba un poco en contra de las normas establecidas, pero que vi necesaria. Mi turno hubiera sido muy aburrido sin alguno de estos objetos como sorpresa, por lo que decidí ocultarle un par de estos. De esta manera lo que le daría ahora serian las esposas, el pack de dominación con la lencería que incluía y los botes de lubricantes para anal y el normal. De esta manera me reservé el otro conjunto de lencería y el lubricante especial para retardar el orgasmo.

Tras guardar estos últimos metí el resto en sus bolsas y baje al salón, donde me encontré a mi madre ya sentada en el sofá. Iba con uno de esos nuevos conjuntos que se había comprado, ya que nunca lo había visto. He de decir que era bastante sencillito, formado por un camisón y un pantalón corto, ambos color morado.

-Bueno pues aquí estoy -dije sentándome a su lado y poniendo las bolsas en la mesa-.

-A ver a ver, que vayan saliendo esos regalitos.

-Ya te he dicho que no son para tanto eh, no te esperes algo al nivel del que te di en el restaurante.

-Uf no me lo recuerdes que me pongo mala. Si todos los regalos fueran como ese ya es que me caso contigo cariño -yo sabía que era una frase hecha, pero algo en mí se revolvió al escuchar esas palabras salir de su boca-.

-Bueno pues entonces ahí los tienes. ¿Quieres abrirlos tú o te los voy pasando?

-Mmm... Va dámelos tú que me hace ilusión.

-Allá vamos pues -dije sacando primero los dos botes de lubricante-. Como ya te dije es una tontería, pero me pareció curioso.

-Esto es lubricante como el que ya tenemos, ¿no?

-Bueno este grande sí que es parecido, pero está centrado para dar masajes. Además es de mucha mejor calidad del que tienes tú, me lo recomendó la chica que me atendió en el sex shop.

-Así que sex shop eh pillín. Yo fui a una tienda de esas para comprar el juguetito que ya conoces, pero tuve que ir a la ciudad de al lado claro. Imagínate que me cruzo a alguien conocido. ¿Oye y este pequeñito que diferencia tiene?

-Ah pues mira ese ya es algo más especial, está pensado para sexo anal.

-¿Sexo anal? Uy cariño a esto ya sí que no se que decirte.

-Nunca lo has probado imagino, ¿no?

-Cielo no me había hecho ni sexo oral en la vida... -ambos reímos-

-Bueno me lo imaginaba jajaja. Igualmente no te preocupes, lo compré por si surgía la cosa, por eso pillé el pequeño. Además como estos días hemos... ya sabes hemos experimentado un poco por ahí.

-No, si he de admitirte que es una buena compra. Y tienes razón, estos días me ha gustado mucho cuando... -otra vez salía su versión más pudorosa-.

-¿Cuando te metí algún dedo?

-Sí... Es algo que ni yo misma había probado, y he de confesar que se siente bastante bien.

-Me alegro de que te gustara. Además he de decir que tienes bastante facilidad, o sea las primeras veces es complicado hasta meter un dedo.

-¿En serio? ¿Tú lo has hecho así con alguna chica entonces?

-Bueno con una medio novia que tuve hace un tiempo sí que lo intentamos, pero no había manera. Le dolía mucho y no dilataba nada, aún usando lubricante y de todo.

-Vaya que pena. Pues sí que es verdad que a mí no me ha dolido para nada -tras esto unos segundos de silencio comenzaron a mostrar la tensión sexual que se estaba creando de nuevo-. Bueno va enséñame el resto.

-Ah sí. Mira abre este, es algo atrevido y dudé si comprarlo o no pero bueno -dije mientras le pasaba la bolsa con el pack de dominación y las esposas-.

-Anda unas esposas. Pues mira con estas cosas sí que estoy perdida del todo. O sea las he visto en pelis y siempre me han dado curiosidad, pero nunca me ha dado por probar unas, y mucho menos proponérselo a tu padre claro está. ¿Y esto qué es? -decía mientras sacaba el pack-

-Eso me lo describió la chica como un pack de dominación. Tiene cosas parecidas a las esposas, por ejemplo ese collar. Pensé que como te gusta que te agarren del cuello y esas cosas esto te podría gustar también.

-Uy qué rara me siento cuando me dices esas cosas hijo. Si ya de normal me da cosa imaginarme así que me lo digas tú...

-¿Bueno pero es verdad que te gusta no?

-Hombre mentiría si te dijera que no, solo que ahora es la primera vez que lo exteriorizo con alguien. ¿No sé si me entiendes?

-Si claro, entiendo que a papá nunca le dijiste nada así.

-Uy no no, me hubiera llamado loca o algo por el estilo -dijo entre risas-. Empecé a hacérmelo a mi misma mientras usaba alguno de mis juguetes, pero pedírselo a una persona es algo muy distinto.

-¿Con distinto quieres decir mejor?

-Puede ser...

-Bueno entonces algo he acertado, ¿no?

-Pues sí que has acertado sí. Obviamente el primer regalo ha sido el mejor con diferencia, pero estos me han gustado mucho cariño -dijo mientras se alargaba para darme un cariñoso pico en los labios-.

-Me alegro de que te guste amor -llamar a mi madre de esas maneras de forma normal era algo que todavía me costaba, pero que cada vez me gustaba más-. Pero todavía te queda un regalo eh, de hecho es algo que venía junto al pack.

-Ay cariño pero esto es demasiado, ¿cuanto dinero te has dejado?

-Oye que esto es un regalo, está feo decir el precio. Además no te preocupes, todas estas cosas no son demasiado caras. Si tuviera novia estaría todo el día probando tonterías de estas con ella.

-¿Yo no te sirvo? -casi me da un vuelco al corazón escucharla decir eso mientras ponía morritos-. Es broma tonto, mira que cara se te ha puesto -ambos reímos, aunque yo algo más incómodo que ella-. Bueno pues a ver qué tenemos aquí.

-No sé si será tu talla, pero creo que te puede quedar muy bien -dije mientras sacaba el conjunto que venía con el pack de dominación, aquel conjunto blanco de encaje al que se le podían sacar algunas piezas para dejar la vagina y los pechos al aire. Me estaba volviendo loco de solo pensar como le quedaría eso-.

-Pero cariño... -dijo sorprendida con llevándose la mano a la boca-. Es precioso cielo. Siempre he querido comprar lencería de este estilo, pero para cuando me quise animar ya era demasiado mayor, y me daba vergüenza que tu padre me viera así.

-¿Vergüenza? Vamos mamá pero si tienes un cuerazo de escándalo. En cuanto lo vi en la tienda supe que te quedaría de lujo.

-Tanto decírmelo me lo voy a acabar creyendo -decía ella sonriente sin quitar ojo del conjunto-.

-Bueno pues no hay mejor manera de creértelo que viéndolo con tus ojos. Va vete a probártelo a ver si te gusta.

-No me lo digas dos veces.

Tras esto se levantó y subió directa a su cuarto con todas las bolsas. Yo me quede en el salón, sin parar de pensar ni un segundo en lo que estaría pasando ahí arriba. Mi madre desnudándose, poniéndose las medias mientras acariciaba su piel, encajando cada liguero mientras se miraba al espejo. Mi polla por supuesto comenzó a empalmarse, y las ganas de subir tras ella y hacerle de todo eran inhumanas. No se ni como aguanté unos diez minutos, minutos que para mí fueron horas, cuando comencé a escuchar sus pasos bajar por la escalera a mi espalda. Nervioso como estaba me giré para llevarme una sorpresa, y no precisamente la que me estaba esperando.

-Pero mamá, ¿y el conjunto?

-Ay cielo ya me lo he probado. ¡Me encanta! Al principio me parecía un poco exagerado y se me hacía raro verme así, pero he de reconocer que me veo bastante sexy con él.

-Ah bueno, me alegro mucho de que te gustara pero, ¿por qué te lo quitaste?

-Hombre no querrás que ande por casa con eso puesto como si fuera una cualquiera, y encima delante de mi hijo.

Ahí entendí lo que estaba pasando. Mi madre quería jugar conmigo, hacerse la loca hasta que yo rogara por deleitarme con ella, prácticamente como yo había hecho esa misma mañana. He de admitir que me pareció un poco cruel por su parte, pero luego me comenzó a invadir un morbo que difícilmente puedo explicar. ¿Quería jugar conmigo? Pues entonces yo iba a ser el mejor juguete.

-Tienes razón mamá, hay que ver qué cabeza tengo. Pedirle a mi madre verla en lencería. No se como se me ha ocurrido la verdad.

-Bueno si te portas bien puede que te deje ver algo más tarde -dijo entre risas sentándose a mi lado en el sofá-. Oye ya que no podemos hacer mucho más, ¿te apetece que pongamos una peli hasta la cena?

-Va me parece genial, ¿tienes alguna en mente?

-Pues no la verdad, vamos a echar un ojo a ver qué encontramos.

Y así hicimos, encendimos la tele y fuimos pasando por varios canales. Después de un rato encontramos peli una que acababa de empezar, uno de estos típicos telefilms sobre unos chicos que se mudaban a una universidad o algo así. La verdad que apenas recuerdo nada de la película, ya que mi mente estaba en otro lado. En cierto momento de esta hubo una escena en la cual los protas se colaban en una fiesta y acababan jugando a verdad o atrevimiento, obviamente rodeados de gente popular y un poco obligados por la situación. Sí, como podéis ver era la típica americanada más bien cutre.

-Hay que ver estos americanos, vaya juegos más raros que hacen en las fiestas -dijo mi madre-.

-Hombre eso precisamente no es tan raro, yo alguna que otra vez he jugado con mis colegas.

-¿En serio? ¿Pero no preferís bailar o cosas así?

-Hombre eso también se hace claro, pero la noche es muy larga y hay momentos que también mola un poco de relax.

-Pues no estoy viendo mucho relax que digamos -dijo ella mientras en la peli se veía como un chaval saltaba desde el tejado de la casa-.

-A ver no a tanto no llega -dije entre risas-. Normalmente son retos tontos, como besar a alguien o mandar un mensaje o cosas así. Pero bueno lo que más se suelen hacer son preguntas, que es lo que más juego da.

-Entiendo entiendo. Oye y qué tal si jugamos nosotros.

-¿Nosotros? ¿Ahora?

-¿Por qué no? La peli no es muy allá, y me llama bastante la atención.

-Bueno por mi vale pero, ¿como lo quieres hacer? Porque normalmente se hace con más gente y bebiendo.

-Bueno pero con dos seguro que también se puede. ¿Te apetece una cerveza? -dijo levantándose hacia la cocina-

-Va ahora que lo dices una me tomaba. Y mira para hacerlo rápido podemos jugar con una moneda a cara y cruz. El que pierda tiene que recibir pregunta o reto del otro.

-Venga me parece divertido.

Ella abrió las cervezas mientras yo fui en busca de una moneda. La tarde por fin comenzaba a ponerse interesante, pero sabía que tenía que haber algún tipo de trampa, ya que estando en su turno no tenía sentido que se dejara mandar pruebas por mi. Después de unos segundos pensándolo decidí que lo mejor sería tirar más por preguntas, ya que tenía el presentimiento de que si me pasaba con algún mandato, ella se vengaría de alguna forma. Además, tenía su morbo poder preguntarle cualquier cosa. Una vez eso decidido baje al salón, donde ella se encontraba en el sofá con las dos cervezas ya servidas.

-Aquí estoy. Bueno antes de empezar, ¿quieres poner algún tipo de norma? -dije sentándome a su lado-

-¿Norma? ¿A qué te refieres?

-Pues no se, algo que quieras vetar, como un tema o algo así.

-Uy no no, que entonces el juego no tiene gracia. Va yo por mi empezamos.

-Miedo me das. Venga pues no se hable más, yo elijo cara.

-Pues me toca cruz.

De esta manera comenzamos a jugar. Al principio íbamos bastante parejos, más o menos ganamos cada uno unas tres o cuatro veces, y fueron todo preguntas. Eso sí, estas no fueron nada comprometedoras, simplemente tonterías sin mucho trasfondo. Ahí empecé a pensar que en verdad no conocía demasiado de mi madre. O sea obviamente sabía de su vida y tal, pero no la conocía como puedo conocer a una amiga o pareja. Supongo que es lo que tienen las relaciones madre e hijo, que parecen muy cercanas pero al final suelen caer en unos roles muy específicos. Después de este pequeño razonamiento decidí que ya era hora de poner el juego algo más comprometedor, y justo una victoria hizo que fuera mi turno de jugar fuerte.

-Vale es mi turno mamá. Acuérdate de que si no quieres contestar tienes que beber eh.

-Mmm... Con eso ya me imagino que no va a ser una pregunta fácil.

-Bueno bueno yo solo aviso.

-Ya ya... Pues venga la vas a hacer hoy o qué.

-Oye tampoco te pongas así -ambos reímos-. Va allá va. ¿Con cuántos hombres te has acostado?

-Serás cabrón...

-Acuérdate de que si no te atreves a contestar puedes beber.

-No no, tranquilo que te voy a contestar. Eso sí, con acostado te refieres a... ya sabes...

-Sí, con penetración y todo.

-Ya veo... Pues en ese caso con seis.

-¿Con seis? Oye pues si te soy sincero me esperaba menos.

-Bueno tu madre es recatada, pero tampoco una monja eh.

-A mi me lo vas a decir sí... -tras esto ella me dio un suave codazo entre risas-.

Después de volver a tirar la moneda fue ella la que salió victoriosa. Su pregunta fue exactamente la misma a la mía, y mi respuesta fueron 4 chicas. La verdad que no hubo mucha conversación en lo referente, ya que es una cifra muy normalita para alguien de mi edad. Después de esto las preguntas se fueron tornando más y más comprometidas, comenzando a conocer más de nuestra vida, sobretodo en lo referente a sexo.

Seguimos jugando y yo tuve la suerte de acertar dos seguidas. Las preguntas no fueron demasiado explícitas, ya que supuse que sí tornaba el juego demasiado incómodo ella decidiría cortarlo en algún momento. Después de que ella respondiera volvimos a tirar la moneda, y este sí o sí era momento de empezar a calentar más aún la cosa.

-¡Bien, volví a ganar! -dije yo después de que cayera la moneda-

-No me lo puedo creer, estaba segura de que esta iba a salir cara.

-Bueno bueno no lo pienses más que ahí va mi pregunta, y te aviso de que esta viene fuerte.

-Veras...

  • Va ¿Alguna vez le has sido infiel a papá? Y antes de que digas nada, yo obviamente no cuento.

-Cariño no sé si quiero hablar de estos temas contigo.

-¿Eso es que sí?

-No por dios no, ya hemos hablado de esto. Yo siempre he estado muy enamorada de tu padre, ni se me ocurriría acostarme con otro hombre -obviamente sonaba brutalmente ilógico, teniendo en cuenta todo lo que había pasado entre nosotros. Igualmente esa charla ya la habíamos tenido, por lo que decidí no hacer ningún comentario al respecto y seguir con la pregunta-.

-A ver si dices que no quieres hablar de eso es que algo pasó. Ademas, por mí no te preocupes mamá. Se perfectamente que quieres a papá, y nada de lo que me digas va a cambiar la imagen que tengo sobre vosotros.

-Ya hijo, se que tú en este aspecto eres muy comprensivo, de hecho diría que demasiado -dijo ella ya algo menos tensa pero todavía cortada-. A ver digamos que una vez hubo algo, pero supe pararlo antes de que las cosas se descontrolaran.

-Ves, sabía yo que algo si había. Pero no me puedes dejar así eh, ahora tienes que contarme la historia.

-¿En serio tengo que contarte todo?

-Oye que yo no diseñé el juego -dije encogiéndome de hombros-.

-Bueno está bien. A ver esto fue hace algunos años, cuando todavía jugabas a baloncesto.

-Pues si que hace tiempo sí, porque lo dejé como en tercero o cuarto de la ESO, así que yo tendría unos catorce o quince años.

-Por esa época sí. ¿Te acuerdas de un chico con el que jugabas? Javi creo que se llamaba.

-Mamá, ¿me estás diciendo que....

-¡No hombre no! -dijo ella alzando la voz-. Su padre, iba a hablarte de su padre.

-Tranquila mujer que sólo era una broma -dije yo entre risas, aunque su cara dejaba bien claro que la broma no había sido precisamente graciosa-. Bueno sí me acuerdo de Javi sí. Su padre era el chico este alto, ¿no? ¿Mateo puede ser?

-Ese mismo sí. Bueno la cosa es que él estaba divorciado, y claro lo típico que en los partidos hablas con el resto de padres, lo normal vaya.

-Si claro. Recuerdo que tenías muy buena relación entre todo el grupo en general.

-Sí la verdad es que todos nos llevábamos bien, pero con Mateo la cosa fue un poco más allá.

-Soy todo oídos.

-Al principio hablamos como con el resto de padres, pero poco a poco empezamos a hablar un poco más de nuestras vidas privadas. Además como tu padre casi nunca venía porque siempre estaba trabajando, la mayoría de las veces acababa hablando con Mateo. Incluso algún día quedamos para tomar un café.

-Claro e imagino que empezaste a sentir algo por él.

-Que va, yo siempre lo vi como un amigo, supongo que por el hecho de estar casada. Pero claro él era soltero, entonces pasado un tiempo comenzó intentar ligar conmigo y a hacerme alguna insinuación.

-¿Y si no te gustaba por qué seguiste hablando con él?

-Bueno ahora con los años lo pienso y supongo que siempre me gustó, porque de no ser a sí hubiera sabido cortar en ese momento como tú dices. Bueno la cosa es que él siguió detrás de mí durante varios meses, y claro yo no cedía pero tampoco le paraba los pies. Incluso alguna vez llegó a escribirme por WhatsApp y a mandarme alguna que otra foto algo provocativa.

-Imagino que esas fotos eran más que “algo provocativas”.

-No te voy a mentir, el hombre sabía que armas usar a su favor, y esta no era precisamente pequeña -dijo indicando con las manos un gran tamaño-. Total que la cosa siguió así un tiempo, hasta que un día él se cansó de insinuarse y decidió pasar a la acción.

-Mamá he de decirte que se está poniendo un poco turbia la cosa.

-No cariño no te preocupes, era sólo una expresión. Puede que Mateo pecara de provocador, pero siempre fue un caballero conmigo y nunca se pasó de la ralla.

-Bueno me alegra saber eso, me deja más tranquilo la verdad.

-Aww cielo gracias por preocuparte por mi -dijo cogiéndome la mano y poniendo cara tierna-. Bueno va que si no nunca acabo. Un día tú tenías partido, y como de costumbre yo fui a verte con el resto de padres. Mateo obviamente estaba allí, y ese día pude notar que sus comentarios eran un poco más subidos de tono de lo normal. Yo no quise darle importancia, y en uno de los descansos fui al baño. Mi sorpresa vino cuando casi nada mas cerrar la puerta él entró detrás de mi, cerrando y echando el pestillo. Era uno de estos baños grandes e individuales, por lo que nadie nos molestaría. Antes de que yo apenas pudiera preguntarle qué estaba haciendo, él se abalanzó sobre mí y me besó sin previo aviso. Yo al principio obviamente me sorprendí, pero sin darme cuenta reaccioné devolviéndole el beso, por lo que comenzamos a... morrearnos -dijo ella con cara de culpa, probablemente esperando una mala reacción mía, cosa que obviamente no iba a tener-.

-Wow parece que Mateo se cansó de esperar eh. Y dime dime, qué más pasó.

-Emm bueno... Después de eso yo me separé y le dije que no podía, que esto no estaba bien y que teníamos que parar. Esto él obviamente ya lo tenía en cuenta. Me dijo que me deseaba más que a nadie, pero que sabía que nunca sería suya, y que lo respetaba, pero que sólo quería una cosa antes de dejarlo pasar.

-Una mamada, ¿verdad?

-Espera ¿Cómo lo has sabido? -su cara era de sorpresa total-.

-No se me lo suponía. No te lo tomes a mal mamá, pero tienes cara de dar muy buenas mamadas, y obviamente puedo confirmarlo -dije yo entre risas, haciendo que ella se riera también un poco y rebajando la tensión que se había formado-.

-Bueno pues así fue, esa fue su petición.

-Supongo que no tengo que preguntarte lo que pasó después.

-Si te digo la verdad ese fue uno de los momentos que más cachonda me he puesto en mi vida. No se si por la situación o por el hecho de que era algo que no debería estar pasando, pero nada más me lo dijo no pasaron ni dos segundos y yo ya estaba arrodillada ante él -yo no quise cortarla, rezando para que me siguiera contado esa historia que tan caliente me estaba poniendo-. Tras esto le baje los pantalones y pude confirmar lo que había visto en fotos, por lo que ni me lo pensé y ahí que fui, directa al lío. Empecé a chuparsela sin reparar en preliminares, directamente intentando metérmela entera en la boca, ya que nunca había tenido delante algo de tal tamaño.

-¿Tan grande era?

-Y tanto que sí, más que la tuya incluso, y eso que no es que tú vayas poco armado precisamente.

-Vaya ahora me vas a crear complejo -dije yo haciéndome el deprimido de broma-.

-Uy calla calla, de complejo nada. En ese momento me sorprendió por la novedad, pero ya te digo yo que no quiero una de esas ni regaladas. Vamos porque tenía que metérmela en la boca, que si llega a ser en otro sitio salgo corriendo.

-Vaya supongo que grande no siempre es mejor -dije yo mientras ambos reímos-. ¿Pero en ese momento podemos decir que lo disfrutaste no?

-Bueno y tanto. Supongo que te puedes imaginar como estaba yo de mojada en ese momento. Claro que yo no quise tocarme ni nada por el estilo, ya que sabía que si daba indicios de querer ir más lejos la cosa hubiera ido muucho más que lejos, por lo que me dediqué a hacer mi trabajo e intentar que el tipo acabara pronto. Él por su parte se notaba que llevaba esperando esto bastante tiempo. A ratos era él el que me follaba la boca prácticamente sin que yo hiciera nada, incluso cogiéndome alguna vez del pelo para ayudarse. Si te digo la verdad esa fue de las primeras veces que me hicieron algo así, y no sabes lo cachonda que me estaba poniendo. De hecho hubo un momento que estuve a punto de mandarlo todo a la mierda y dar un paso más, pero justo él me sorprendió corriendose sin previo aviso. Después de esto se tuvo que sentar en la taza del wáter para recuperar el aliento, mientras yo me tragaba y recogía de mi cara los restos de semen. Tras esto no dijimos nada, yo me levanté y me arreglé un poco mientras él, todavía desnudo de cintura para abajo, me admiraba sin soltar palabra a la vez que yo abandonaba ese baño. Sé que esto va a sonar un poco egocéntrico, pero en ese momento me sentí, no se, poderosa.

-Wow mamá, sí que tuvo que ser toda una experiencia. Y egocéntrica para nada, piensa que un hombre estuvo rogando por tus huesos hasta el punto de conformarse con una simple mamada. No todas las mujeres pueden decir que han vivido eso. ¿Oye y después de eso que pasó? ¿Seguisteis en contacto?

-Bueno mantuvimos el contacto que teníamos todos los padres, pero nunca hablamos de lo que había ocurrido ni volvimos a quedar a solas. Después de eso yo obviamente borré todos los mensajes y las fotos, así que ambos nos olvidamos del tema.

-Estoy seguro de que él no se olvido tanto...

-Anda tonto corta el rollo -dijo de broma-. Bueno creo que he respondido con creces tu pregunta, así que venga que el juego no pare.

Mientras acababa la frase cogió la moneda y la tiro al aire eligiendo cara antes de que cayera, con tan mala suerte de que finalmente salió cruz. Y digo mala suerte obviamente para ella, por qué para mí era todo un regalo. En ese momento decidí que era momento de dejar de jugar y pasar a algo serio de verdad. Si la anterior pregunta había sido tan fuerte esta tenía que serlo mucho más, por lo que no me corte ni un pelo y le solté una que llevaba pensando desde el día que llegamos a esa casa.

-No voy ni a darte tiempo para que te quejes -dije cortando el inminente comentario que se venía por volver a perder-. Ahí va pues ¿Alguna vez has fantaseado con acostarte conmigo?

-Bueno y yo que pensaba que la pregunta iba a ser más difícil. Desde que estamos aquí apenas pienso en otra cosa -dijo ella con algo de timidez-.

-No no, me refiero a antes de estas vacaciones, antes de que pasara todo esto entre nosotros.

-Cielo creo que no debería contestar a eso... Prefiero beber...

-Lo respeto mamá, pero creo que beber es un castigo muy suave para lo fuertes que están siendo las preguntas, ¿no crees?

-La verdad es que yo también lo creo, aunque en este momento me joda admitirlo. ¿Alguna propuesta?

-Mmm... Se me había ocurrido que si uno no quiere responder a una pregunta, el otro debe mandarle un reto el cual debe de cumplir sí o sí.

-Qué miedo me das cuando piensas estas cosas... Pero bueno la verdad es que me parece justo, al fin y al cabo en algún momento me tocará a mí preguntar a mí. ¿Tienes ya el reto pensado?

-Y tanto que lo tengo. Quiero que te pruebes de nuevo la lencería, pero esta vez quiero verte con ella puesta -desde que empezó el juego tenía pensado proponerle esto como uno de los retos, y creo que no pude elegir mejor momento-.

-Así que te quedaste con las ganas eh.

-Claro, y bien que lo sabes.

-Bueno pues supongo que debo hacerlo -dijo mientras se levantaba en dirección a las escaleras-.

-No tan deprisa -dije yo levantándome a la vez-. Se me ocurre que mejor podríamos seguir jugando en el piso de arriba. Te espero en mi cuarto mientras te cambias. ¿Te parece bien?

-No veo por qué no. Dame un par de minutos y estaré lista.

Tras esto cada uno nos dirigimos a nuestros cuartos. El momento que llevaba toda la tarde esperando por fin estaba a punto de llegar. Mi cuarto era prácticamente igual al de mi madre, con una gran cama y un sillón junto a la ventana, por lo que decidí sentarme en este a esperarla. No pasaron ni diez minutos cuando unos tacones me despertaron de mis fantasías y me devolvieron a esa habitación, habitación donde en apenas unos segundos mi madre iba a entrar ceñida en una lencería digna de las mejores actrices porno. Y eso, fue exactamente lo que pasó.

La puerta se abrió lentamente y pude ver una de las imágenes más imponentes de mi vida, una que de seguro no se me olvidará hasta el fin de mis días. Poco a poco pude observar como aquella bomba sexual entraba contoneando las caderas en mi habitación, mientras yo observaba cada detalle de su cuerpo. Llevaba un par de tacones blancos, ninguna locura pero lo justo para realzar sus preciosas piernas. Piernas embutidas en unas finas y blancas medias, las cuales llegaban hasta la mitad de sus muslos, haciéndolos aún más jugosos y apetecibles que de costumbre. Unido a estas medias llevaba un par de ligueros de encaje, los cuales conectaban con unas braguitas que apenas llegaban a cubrir sus anchas caderas. Según se iba acercando dio una vuelta sobre sí misma, los cual me sirvió para apreciar como ese fino tanga se perdía entre sus grandes pero firmes nalgas, dejando ese culo que tanto me gustaba prácticamente desnudo. Finalmente, y ya casi a mi lado, se volvió a poner de frente, ofreciéndome una perfecta visión de la parte de su cuerpo que más me gusta, ese precioso par de tetas. Apenas cabían en un sostén también de color blanco, el cual por sus fina tela trasparentaba al nivel de prácticamente verle a la perfección sus oscuros pezones, los cuales se notaban ya bastante duros, como era costumbre.

-Wow mamá... Estás... -dije yo levantándome y acercándome poco a poco-

-Alto cariño, no vayas tan rápido -dijo ella parándome en seco y poniéndome contra en armario con un leve empujón en el pecho-. He estado pensando y creo que el juego se ha acabado. He decidido que es hora de que mami empiece a mandar en esta casa...

En ese momento mi corazón se aceleró a tal punto que creía que se me saldría por la boca. Sin duda mi madre había tomado las riendas de la situación, y escucharla decir esas cosas con un tono serio y sexy hizo que me encendiera a unos niveles inimaginables. Tras esto me ordenó que me desnudara y, a continuación, me tiró las esposas que yo mismo había comprado, obligándome a ponérmelas detrás de la espalda. Una vez hecho esto me vendó los ojos con antifaz que ella usaba a veces para dormir, impidiéndome desde ese momento ver nada de lo que pasaría en esa habitación. Lo siguiente que pude notar fueron caricias, mi madre recorriendo todo mi cuerpo de arriba a abajo, rozando por breves momentos también mi erecto pene, el cual llevaba duro como una roca desde antes de su adúltera historieta.

-Hijo que sepas que no te has portado nada bien con mamá estos días -me dijo cerca de la boca, ya que podía notar perfectamente su cálido aliento-.

-¿Que no me he portado bien? Y eso por qué, si se puede saber -yo ya estaba metido del todo en el rol-.

-Porque me has hecho hacer cosas muy malas.

-Pues yo creo que te han encantado esas "cosas malas", como tú las llamas. De hecho creo que las deseabas aún más que yo.

-¿Ah sí? ¿Eso crees? ¿Crees que a mamá le gusta hacer cositas sucias con su propio hijo? -su voz se tornaba susurrante su aliento cada vez se aproximaba más a mi boca, sintiendo por momentos incluso leves roces entre nuestros labios-.

-No lo creo, sé que a mi madre le encanta hacer cosas muuy sucias con su hijo. ¿Y sabes por qué lo se?

-¿Por qué?

-Por lo mismo que le hiciste una mamada a aquel hombre, porque eres una puta -dije con algo de miedo por la gravedad de la palabra, pero al mismo tiempo desafiante, esta vez siendo yo el que se acercara a su boca-.

-¿Eso piensas de tu madre? -dijo ella agarrándome suavemente del cuello y poniéndome de nuevo contra el armario- En ese caso sólo me queda una cosa por hacer.

Tras esto pude sentir como se separaba de mi, sin saber muy bien lo que sucedería a continuación. Después de unos segundos que se me hicieron eternos, noté de golpe su cálida boca envolviendo mi pene prácticamente es su totalidad. Sin darme un respiro y con mis piernas casi temblando, comenzó a chupar dándome una mamada de esas que sólo ella sabía hacer, no lenta pero tampoco brusca, haciéndome sentir cada rincón de su boca y de su garganta. Tuve que apoyarme de espaldas en el armario, ya que por momentos pensaba que no aguantaría de pie con las chupadas que estaba recibiendo. No se si fueron varios minutos o apenas un par, pero sí se que llegó un momento que no aguante más, y todo lo acumulado esa tarde fue directo a parar a su garganta. Note como varios chorros salieron de mis entrañas mientras oía perfectamente como ella intentaba tragar tanto como podía, eso sí sin sacarse mi polla de la boca en un solo momento.

Mi sorpresa vino cuando, una vez dejé de eyacular, mi madre siguió chupando, y no de una forma lenta, sino al mismo ritmo que antes. Me estaba volviendo a hacer una mamada sin pausa entre la anterior. Esto en un principio me puso bastante tenso, ya que todos sabréis lo sensible que queda el pene una vez eyacula, haciendo que cada roce se sienta mil veces más. Debido a esto estuve a punto de rogarle que parara, pero pasados unos segundos esa mala sensación se fue reduciendo poco a poco, dando lugar a un placer que nunca antes había experimentado y haciendo que literalmente me retorciera del gusto. No hicieron falta más de diez chupadas para que, sin aguantarme ni un segundo más, me corriera de nuevo en su boca, esta vez acompañado del orgasmo más intenso que he sentido en mi vida. Debido a esto caí rendido sentándome en el suelo, y lo siguiente que pude sentir fue mi madre besándome con una pasión increíble. Pude sentir perfectamente restos de mi propio semen en su boca, cosa que por otro lado no me importó lo más mínimo, ya que en ese momento solo podía sentir mi polla palpitando y su lengua recorriendo mi boca de arriba a abajo.

-Dios mamá… Eso… Eso ha sido… -yo apenas podía respirar de la excitación-

-Lo se cariño… No hace falta que digas nada… -ella también se notaba agitada- Dios me moría de ganas por volver a chupártela, y eso que solo hace unas horas desde la ultima vez.

-Pues ya sabes que soy todo tuyo siempre que quieras.

-Ya lo sé ya, menudo estás hecho. Madre mía dos corridas en apenas unos segundos.

-La verdad es que me has sorprendido cuando has seguido después de la primera, de hecho casi te pido que pares, pero luego…

-Ya perdón por eso cielo… No se que me ha pasado pero no he podido parar.

-Tranquila mamá porque me ha encantado. De hecho ha sido el mejor orgasmo que he tenido en mi vida.

-¿En serio me lo estás diciendo?

-Claro que te lo digo en serio. Contigo he tenido el mejor sexo de mi vida mamá, eso te lo puedo asegurar.

-Ayy cielo eres un amor. Yo supongo que no hace falta que te lo diga, pero tú también has sido el mejor amante que he tenido.

-No sabes lo feliz que me hace oír eso mami. Oye por cierto, ¿me puedo quitar ya esta venda no? -dije comenzando a subirla-

-Noo no no. Espera un momento, que ahora tengo una sorpresa para ti.

-Buf me has pegado tal meneo que me he tenido que tirar al suelo mamá, no sé si estoy yo para más sorpresas -de nuevo ambos reímos-.

-Tranquilo mi amor, que por hoy ya te he hecho sufrir suficiente. Mira tú siéntate aquí -dijo guiándome hasta el sillón- y espera un poquito a que yo prepare todo.

Una vez sentado en el sillón pude oír un poco de movimiento por la habitación, incluso noté como mi madre salió y entró un par de veces de esta. Igualmente yo estaba bastante ocupado pensando en lo que acababa de pasar, y sobretodo pensando en lo mucho que había cambiado nuestra relación en menos de una semana. Apenas hace unos cuantos días ni siquiera me hubiera lanzado a hablar sobre alguna novia o rollete con mi madre, y ahora ella me contaba sus experiencias más intimas. Y no solo eso, sino que la tenía esposándome y dándome órdenes cual esclavo sexual. Estos pensamientos revolvieron algo en mi interior, pero sobretodo hicieron que me empezara a excitar de nuevo. Sigo sin entender de donde me salía todo ese aguante y esa calentura, ya que si bien nunca he sido precoz o de durar muy poco en la cama, tampoco he sido de los que aguantan más de dos rondas sin tomar un buen descanso para recuperar fuerzas. Con mi madre sin embargo siempre tenía ganas, a los minutos o incluso segundos estaba de nuevo cargado y listo para la guerra. Después de un par de minutos perdido en mis pajas mentales (nunca mejor dicho) oí como entraba en el cuarto y se dirigía hacia mí.

-Bueno parece que ya está todo listo.

-Miedo me da pensar lo que has preparado.

-No te preocupes amor, ya te he dicho que voy a ser buena. De hecho te voy a dar un regalo muy especial.

-La verdad es que no suena nada mal -dije divertido mientras me mentalizaba para lo que se me venía-.

-Pues ven aquí, que te voy a quitar las esposas. Eso sí, no puedes quitarte la venda hasta que yo te lo diga. ¿De acuerdo?

-A sus órdenes señora.

No pasó ni un minuto cuando pude escuchar su suave voz dándome permiso para destaparme los ojos, y si os soy sincero, tuve una de las mejores vistas con las que me he topado nunca. Mi madre a cuatro patas sobre la cama, con el culo apuntando directamente hacia mi, y con el bote de lubricante anal justo a su lado. He de admitir que me puse malo con solo un segundo de esa maravillosa imagen. Estaba todavía con la lencería puesta, todo menos el tanga obviamente, con esas medias que realzaban aún más su prominente culo, el cual me tenía totalmente hipnotizado.

-Vaya vaya… Pues sí que es una sorpresa… -dije acercándome poco a poco a acariciar sus piernas-

-Este es mi regalo para ti cariño. Te voy a regalar la virginidad de mi culito.

-Mami no se que decir. ¿Estás segura?

-Y tanto que lo estoy cielo. No hay mejor persona que tú para estrenarme en esto.

-Es todo un honor cariño. Te juro que voy a estar a la altura.

No acabé mi frase cuando ya estaba casi arrodillado frente a ese manjar. Su culo se veía perfecto, pero mis ojos iban como siempre directos a ese precioso coño, bien empapado y pidiendo a gritos ser comido, por lo que sin pensarlo dos veces quise comenzar por ahí. Hundí mi lengua entre sus labios y empecé a lamer de arriba a abajo, rozando con la punta su clitoris y saboreando esos ricos jugos que emanaban de su interior. Ella comenzó a derretirse del gusto, aumentando su respiración y cayendo rendida sobre una almohada que había colocado bajo su cabeza. Esto hizo que su culazo quedará aún más en pompa de lo que ya estaba, por lo que decidí dar un paso más y subir hacia su apetecible ojete. Cuando comencé a acercar mi lengua hacia la zona, pude notar un olor muy perfumado, lo cual delataba que mi madre se había preparado a conciencia para este momento. No alargué más la situación y empecé a chuparlo, con calma pero manteniendo la lengua algo dura, haciendo que este poco a poco se ablandara ante mí. Así estuvimos unos minutos, conmigo intercalando lamidas entre su culo y su coño, mientras ella se tocaba de vez en cuando y disfrutaba soltando algún que otro gemidito.

-Qué me dices mami, ¿crees que estás lista para ir un poco más allá?

-Estoy deseándolo cariño…

Tras esto me puse de pie, quedando a la altura perfecta para la ocasión. Cogí el bote de lubricante y me eche un poco sobre un par de dedos para poder esparcirlo por la zona. Una vez este quedó bien repartido, mezclándose incluso con mi propia saliva, comencé a introducir muy suavemente algún dedo, abriendo espacio con el índice para, más tarde, meter también el corazón al mismo tiempo. De esta manera comencé un suave mete y saca, el cual hizo que la zona se relajara bastante, al igual que mi propia madre, la cual se masturbaba mientras se dejaba hacer.

No pasó mucho tiempo cuando decidí que era momento de pasar a mayores. Me eché algo más de lubricante sobre el pene y comencé a restregarlo por toda la zona, encaminando mi glande poco a poco hacia esa pequeña, oscura e inexplorada cueva. Después de varias pasadas probé a meter simplemente la punta, para ver cómo respondía ella. Poco a poco comencé a introducir cada vez más, a lo que mi madre sorprendentemente no puso ninguna objeción, es más, diría que lo estaba disfrutando bastante y que incluso era ella misma la que se echaba hacia atrás, haciendo que la penetración fuera cada vez más profunda. La verdad es que he de admitir que es una sensación algo extraña, sin duda diferente de cómo se siente una vagina. Aquí todo era más apretado y ofrecía más resistencia, dejando claro que ese agujero no está hecho para hacer esas cosas, aunque, en mi opinión, eso precisamente es lo que le da morbo a la situación.

-¿Que tal mamá? ¿Te sientes bien? -dije mientras poco a poco iba abriendo camino, con mi polla introducida ya casi hasta la mitad-.

-Si cielo no te preocupes… Es una sensación un poco, rara, pero creo que no me disgusta.

-Vale pues voy a probar a meterla un poco más, pero si te duele o quieres que pare dímelo eh.

-Tú tranquilo cariño. De hecho, creo que es momento de que me la metas entera.

-¿Estás segura? Igual es mucho para la primera vez.

-No te preocupes hijo, estoy preparada. Además, me muero de ganas. Así que vamos, desvirgame cariño.

Esas palabras me dieron motivo suficiente para despreocuparme y pasar de una vez por todas a la acción. En verdad me resultó bastante cómico el hecho de que mi propia madre me pidiera que la desvirgara, aunque más que hacerme gracia me puso como una moto. Tras esto comencé a dejar de empujar tan lentamente, intercambiándolo por un suave mete saca, el cual iba haciendo que mi polla se clavara un poco más cada vez que la metía. Al principio iba con mucho cuidado, pero pasados unos minutos la cosa empezó a fluir mejor, su ojete comenzó a ensancharse y mis embestidas empezaron a tomar algo más de ritmo, dando inicio a una follada anal en toda regla.

La experiencia era algo totalmente nuevo para ambos, y eso se pudo ver reflejado en varias cosas. Una por ejemplo era que apenas hablábamos ni nos comunicábamos, algo que a mí personalmente me encanta en el sexo, y sé de buena mano que a ella también. Esta vez los dos parecíamos estar concentrados en hacerlo bien, como una joven pareja perdiendo la virginidad en su primera vez. Eso sí, no puedo decir que la cosa fuera incómoda o seria, ni mucho menos vamos, ya que no nos hacían falta palabras para demostramos lo mucho que estábamos gozando. Ella estaba totalmente acostada sobre la almohada, alzando bien el culo para poder recibir mis penetraciones mientras a ratos se masturbaba. Obviamente todo esto acompañado de unos gemidos los cuales poco a poco iban subiendo de volumen. Yo si es verdad que estaba un poco más cohibido, ya que estaba seguro que si me ponía a bombear como de costumbre le acabaría haciendo daño. Igualmente me lo estaba pasando en grande, y no solo por el factor de estar desvirgando en culo de mi propia madre (lo cual a día de hoy me sigue pareciendo una locura), si no porque la sensación era de lo más placentera. Aunque si me preguntáis a mí la verdad es que prefiero hacerlo por delante, ya que todo es más suave y más "espontaneo" por así decirlo.

No pasó mucho tiempo hasta que sus gemidos me dieron a entender de que estaba a punto de correrse. Su primer orgasmo mientras le rompían el culo, y era yo, su propio hijo, el que se lo estaba rompiendo. Sin duda un acontecimiento histórico que no se si se habrá dado en muchas familias. Así fue pues, sus gemidos se tornaron prácticamente en gritos mientras chorros de corrida comenzaron a salir de su coño, manchando el colchón a la vez que yo la penetraba sin cortarme apenas un pelo. Tras esto cayó rendida boca abajo sobre la cama, haciendo que mi pene saliera de golpe de su culo. He de decir que me sorprendió que saliera totalmente limpio, ya que, no voy a entrar en detalles, pero todos sabéis lo que suele pasar en estas situaciones. Por lo visto mi madre no solo se había asegurado de perfumarse la zona, si no que la había dejado bastante preparada para la acción.

Ella se quedó un buen rato tirada sobre la cama intentando recobrar el aliento, por lo que yo decidí acostarme a su lado para acompañarla en su recuperación. Se notaba que apenas podía decir palabra, por lo que me dediqué a acariciarle el pelo y darle suaves besos por toda su sonrojada cara.

-Iba a preguntarte si te había gustado, pero supongo que es un poco tontería, ¿no?

-Dios hijo… No… No se como describirlo…

-Confirmo entonces que te ha gustado -dije divertido mientras le acariciaba el cuerpo-.

-Gustado se queda corto. Es una sensación que nunca había sentido… Es como… Como…

-Tranquila tranquila, creo que me hago una idea -de nuevo ambos reímos mientras ella se incorporaba-.

-Cariño lo has hecho genial. Me alegro que mi primera vez haya sido contigo.

-¿En serio? ¿No te he hecho daño en ningún momento?

-No no no cielo en serio. Al principio sí que lo notaba raro, pero luego ha ido todo genial. Es lo que tú decías, como si…

-…como si nuestros cuerpos encajaran a la perfección -dijimos ambos a la vez para luego mirarnos a los ojos unos segundos-.

-Ay cielo pero mira como estás -decía ella señalando mi todavía efecto pene, ya que a mi no me había dado tiempo a correrme-. Me he centrado tanto en mí misma que ni me he molestado en si tú acababas o no.

-Tranquila mamá, no te sientas mal. Normalmente es el chico el que deja a la mujer a medias, por una vez que sea al revés no va a pasar nada -dije de broma para quitarle importancia-.

-Pero es que me siento mal -ella acariciando mi duro pene-. Creo que voy a tener que encargarme de esto.

-Bueno eso será si yo te dejo, porque te recuerdo que te has corrido, lo cual quiere decir que estamos en mi turno -dije yo con voy desafiante, lo cual hizo que ella se sonrojara aún más y se mordiera el labio inferior-.

-¿Y te vas a negar a que mamá te haga sentirte bien? -dijo ella volviendo a usar su clásica voz de niña mala mientras se acercaba aún más hacia mi-.

-Sería tonto si me negara, pero también sé que si acepto perderé muy rápidamente mi turno, ¿verdad? -ella no respondió, simplemente sonrió dejando claro que ese era su plan-. Por eso mismo te propongo un trato.

-¿Un trato?

-Exacto. Aunque bueno, más que un trato sería una tregua. Te propongo que esta noche hagamos un parón en el juego, el cual se reanudaría mañana por la mañana.

-¿Y se puede saber por qué debería aceptar esa tregua?

-Porque llevo desde que llegamos a esta casa deseando follar contigo durante toda una noche mamá. Quiero que tengamos una noche de pareja, una noche de amantes…

-Cielo…

Ella no dijo más y se abalanzó a comerme la boca. Estuvimos un buen rato besándonos y acariciándonos, efectivamente igual que dos novios que alquilan una noche de hotel para dar rienda suelta a sus deseos. Íbamos moviéndonos por toda la cama, masturbandonos el uno al otro y mirándonos a rato a los ojos, para más tarde seguir con nuestros lentos pero apasionados morreos. En un momento dado ella hizo amago de intentar desabrocharse el sostén, por lo que yo la corté rápidamente.

-Espera amor no te lo quites. Mira no te lo había dicho, pero esta lencería tiene algo muy curioso.

Me levanté de la cama y le extendí la mano para que me siguiera, llevándola directa frente al espejo de la habitación y poniéndome detrás de ella. Comencé a desabrochar los botones que unían la parte del sujetador que cubría los pechos con el resto del sostén, dejando así al aire esos preciosos melones. Si ya con la lencería completa estaba preciosa esto era otro nivel. Sus tetazas quedaban de lo más resaltadas, estando un poco más firmes que totalmente desnuda debido a las correas que las sujetaban, y con unos preciosos lacitos reposando sobre la parte alta de estas. Sin duda parecía toda una princesa, pero no una de Disney, sino de la mejor peli porno de la historia.

-Dios hijo nunca había visto una lencería así… -decía ella acariciándose mientras se degustaba con su figura reflejada en el espejo-.

-Mamá llevo todo el día pensando en lo bien que te quedaría esto, pero sin duda superas mis expectativas. ¿Te gusta?

-¿Que si me gusta? Amor me encanta. Me pone muy cachonda llevar las tetas así… -decía mientras empezaba a acariciar suavemente su entrepierna-. Dios me pone muy cerda….

-Mas cachondo me pone a mi verte -dije yo dándole la vuelta y abalanzándome sin poder aguantar ni un segundo más a comerle esas blanquitas tetazas que tanto me estaban llamando.

De esta forma comenzó la que posiblemente fue la mejor noche de mi vida. Pusimos en práctica todo lo que habíamos hecho la última semana. Solo con deciros que ni siquiera paramos para cenar creo que os podréis hacer una idea de lo entregados que estábamos el uno con el otro a nuestros deseos más primitivos. No hubo momento en el que nos quedáramos sin hacer nada. Cuando ella se corría yo apenas le daba descanso, penetrandola sin casi bajar ritmo. Cuando era yo el que me corría, me tiraba directamente a comerle el coño para hacer que ella acabara a los pocos segundos. Me corrí en su boca, en sus tetas, en su coño, en su culo, en casi todos los rincones y agujeros de su cuerpo, y claro, ella soltó sus calientes jugos por todos los rincones del mío. Nos besamos, nos acariciamos, follamos en todas las posturas posibles y nos dijimos las mayores barbaridades que se han dicho nunca entre una madre y un hijo. La cama acabó hecha una piscina, llena de corridas, semen, sudor y, en general, fluidos de ambos, dejando un olor a lujuria propio del peor burdel.

En un momento de la noche ella se acababa de correr después de que yo le hiciera un oral, ya que minutos antes era ella la que me hacía eyacular después de regalarme una rica cubana, dejando sus tetas bien llenas de lefada (aunque para ese momento ya habían recibido más de una corrida).

-Ven aquí mamá -dije sentándome en la cama y poniéndola encima mío-.

-Dios cariño… ¿Ya la tienes otra vez dura? Pero mira como me has puesto hace nada… -decía ella sentada sobre mis piernas mientras se restregaba los restos de semen por todos sus melones-.

-Contigo sabes que tengo energía para esto y más.

Tras esto la agarreñé por el culo y la dejé caer suavemente sobre mi pene, ensartandola con una facilidad pasmosa y haciendo que sus cálidas y jugosas paredes abrazaran de nuevo mi erecto miembro. Nuestros cuerpos quedaron bien enganchados, yo sentado con las rodillas algo flexionadas y ella rodeándome con sus piernas la cintura, quedando así nuestras bocas a la altura perfecta para comenzar a morrearnos de la forma más guarra posible. Su boca sabía a mi semen, y la mía seguramente a sus corridas, cosa que obviamente a ambos encantaba. Por momentos nuestras lenguas jugaban a llegar lo más hondo posible, haciendo que hilos de saliva cayeran de vez en cuando de nuestras bocas.

-Mmm mamá me encanta como besas…

-Cielo y a mi como besas tú… Aaghh… Además me pone mucho besarte después de que me comas el coño…

-Pues yo… Aaghhh… Yo estaría todo el día comiendotelo… Ufff es el coño más rico que me he comido nunca…

-¿Ah si? Mmm… Y dime cariño… Qué es más rico, ¿comerle el coñito a mami follartelo?

-Sabes que follarte es lo que más me gusta en este mundo… -dije yo comenzando a moverme con algo más de ganas, haciendo que sus tetas empezaran a botar suavemente rozando mi pecho-.

-Aaghhh así… Así cariño… Ufff ven aquí, comeme las tetas mientras me follas amor… -dijo agarrando sus ricos melones y poniendo sus pezones en mi boca, pezones que empecé a chupar con delicadeza mientras aceleraba mis penetraciones-.

-Mmmm… Aghhhh joder mamá me encantan las tetazas que tienes… Ufff además así vestida pareces… Aaghh pareces…

-¿Una puta amor? Parezco una puta, ¿verdad?

-No pareces una puta no… Pareces MI puta -dije apretando una de sus tetas mientras aceleraba aún más el ritmo-.

-Aaaghhhh sí cariño sí… -Dijo ella besándome y mirándome fijamente a los ojos-. Soy tu puta amor… Agghhh por favor folla a tu putita y haz que se corra…

-Aaaghhh… Seguro que querías que Mateo te hubiera follado así aquel día eh…

-No…. Agghhh no…. Yo le soy fiel a tu padre….

-Claro… Y por eso ahora estás follandote a tu propio hijo… Aaghhh… Eres una cerda incestuosa mami…

-Aaghh sii… Soy una mami muy cerdita.. Pero mi hijo es un depravado que lleva años pajeandose con su propia madre…

Al oir esto yo no me corté un pelo y la agarre del cuello, como siempre con suavidad, pero acercando su boca hasta la mía y moviéndome con aún más ganas.

-Aaaghhhh así bebe así… Sigue así que estoy a punto… -dijo rodeándome con sus brazos y sus piernas, aplastando sus tetas contra mi pecho y gimiendome al oído-.

-Vamos correte para mí mami… Follate bien a tu hijo y haz que tu coñito se corra… ¡Aaghhh! -yo aceleré tanto cuanto pude, abrazándola también y embistiendo como si lo hubiera un mañana, frotando nuestros sudados cuerpos y haciendo que el cabecero de la cama chocara contra la pared, como si esta se fuera a derrumbar-.

  • ¡Uy uy uy así así! Ufff joder follame así de rico nene… ¡Aaaghhh me corro!

-Vamos mami correte para mi… ¡Aaghhh joder yo estoy casi a punto!

-¡Me corro hijo! Uff que rico amor… ¡Que rico que rico! ¡Aaaghhhhh me voy! ¡ME VOY ME VOY ME VOYYY ¡AAAGGHHHHH!

Y así lo hizo. Mi madre se empezó a correr como si ni hubiera un mañana, aferrándose a mi cuerpo con todas sus extremidades y clavando sus uñas en mi espalda. Pude sentir perfectamente como su coño se contraía entre espasmos de puro placer, estrujando mi polla entre los fluidos que intentaban escapar de aquella húmeda cueva. Yo estaba a punto de correrme, pero en el último momento me contuve, ya que después de haberme corrido un par de veces dentro de ella esa misma noche, esta vez me apeteció acabar en otro sitio. Sin pedirle permiso la agarré y la puse de rodillas en el suelo. Esto hizo que al sacar mi pene ella comenzara a liberar sus corrida sobre la alfombra, lo cual me puso más cachondo imposible. Yo no aguanté más y me puse enfrente de ella, arqueando un poco mis piernas y masturbándome rápidamente sobre su cara. Aquí ella comprendió mis intenciones, y sin decir nada abrió la boca tanto como pudo, sacando su lengua mientras sonreía y cerraba los ojos. Pocos segundos fueron los que me hicieron falta para comenzar a eyacular por toda su cara. Era ya como mi sexta corrida de la noche, por lo que la cantidad de semen que solté no fue de lo más abundante, pero si lo suficiente para llenar gran parte de su sonrojada y preciosa cara de una extensa corrida bien caliente.

La noche obviamente no acabo ahí, sino que después de eso seguimos unas cuantas horas más. Fue la primera noche de sexo desenfrenado de toda mi vida, y estoy seguro que nunca volveré a vivir algo como eso, al menos con una mujer que no sea mi madre…

Continuará…