Esa fantasía

La esposa recatada, la hermana menor y los maridos en orgía incestuosa.

Esa Fantasía

Mi esposa Silvia siempre había sido muy recatada. Nos casamos hace ya más de 10 años y con el paso del tiempo nuestra vida sexual fué poco a poco necesitando algunos ingredientes adicionales para seguir manteniéndola en buen nivel. Hace aproximadamente un año, yo, que he sido bastante aficionado al internet desde hace tiempo, empecé a mostrarle páginas pornográficas las cuales hacían que el nivel de excitación subiera mucho más. Al principio ella se mostró un poco indiferente, pero al poco tiempo le agarró también el gusto. Hace poco empecé a mostrale páginas de incesto, creí que ella se disgustaría pero para mi sorpresa le excitaba muchísimo ver a un padre (real o figurado) cogiéndose a su hija , o a una mamá chupándole la verga al hijo y aún más una mamá chupándole el coño a su hija, ahora, casi siempre antes de una buena sesión de sexo vemos un rato algunos sitios pornográficos y a ella, a mi esposa seria y recatada le encantan las más depravadas, toda la familia cogiendo junta, el papá mamándole la panocha a la hija, la hja y la madre besándose, hasta algunas donde el padre le mama la verga al hijo, etc

Hasta hace poco nunca habíamos hablado de alguna fantasía relacionada con un miembro de nuestra propia familia, comenzé a tantear el terreno y le pregunté que si nunca había pensado en algún miembro cercano de su familia en alguna acción sexual, después de mucho insisterle me confesó que sí, que había un primo que le atrae mucho y al cual se ha imaginado que se la mama y que se la coge, esto desde antes de casarnos. A mí, lejos de molestarme me excitó tremendamente la idea y empecé a contarle fantasías en donde le pedía que se imaginara un pariente mucho más cercano, cogiendo con él, por supuesto que no hay ya parientes más cercanos que sus hermanos, (curiosamente parece que le excita más la idea de chuparle el coño a una de sus hermanas que mamarle la verga a alguno de sus hermanos) eso lo sabemos bien ella y yo, nunca mencionabamos nombres hasta que un día le pregunté que a quién le había chupado y lamido la vulva tan rico, (por supuesto que yo ya sabía) y ella me dijo todavía con alguna pena que a su hermana Paola, pero que no le preguntara ya que le daba mucha pena, sobre todo porque en esa ocasión, ella se vino casi sin acariciarla, y derramó una cantidad inusual de líquidos de su vagina.

Como yo le platicaba mucho ella poco a poco se fué deshinibiendo también y me contaba sus fantasias, en una ocasión le pregunté cual era la situación más excitante que ella se imaginaba conmigo, para mi sorpresa me dijo que le gustaría verme mamándole la verga a otro hombre y que después entre ambos nos la cogiéramos a ella.

Yo siempre he estado convencido que cualquier hombre en una situación de gran excitación, no importa que tanto lo niegue, es capaz de entrarle a una buena mamada de verga y quizás hasta una cogida mutua, sin que implique absolutamente nada respecto a su hombría. Hasta ese momento todo era pura teoría.

A partir de ahí ya hablábamos un poco más abiertamente del asunto.

Hace unos días finalmente decidimos que intentaríamos de la manera más discreta y sin tomar ningún riesgo, hacer algo. Invitamos a su hermana y su marido a una reunión en nuestra casa. Nosotros no tenemos hijos, por lo que todo se facilita. Los hijos de ellos, que son pequeños, estaban pasando unos días en un campamento de verano.

Ese viernes , como a las 8:00, llegaron mi cuñada y su esposo (Paola y Rubén) y empezamos a tomar unas copas y a platicar de las actividades de esa semana, alrededor de las once ya estábamos todos bastante mareados y decidimos de manera unánime que jugaríamos dominó de parejas, Yo con Paola, y Rubén con Silvia, mi esposa, quién deliberadamente no se había puesto pantis, la pareja que ganara pondría un castigo a la otra, finalmente ganaron mi esposa y Rubén y llegó la hora de castigo, cual no sería mi sorpresa cuando él propuso que nos diéramos un beso en la boca. Al principio yo no dije nada hasta ver la reacción de mi cuñada, la cual aceptó con mucho desenfado, Yo me acerqué a ella y la besé al principio solamente con los labios pero ella abrió la boca de tal manera que casi de manera natural mi lengua se introdujo profundamente, estuvimos jugueteando un momento y propusimos que jugaríamos la revancha. Silvia abría un poco las piernas esperando que su hermana o su cuñado notaran que no traía nada debajo y diéran alguna señal de su disposición, esto por supuesto excitaba a Silvia quién en muy poco tiempo ya tenía empapados los muslos y era casi imposible no darse cuenta.

El siguiene partido lo ganamos nosotros y como yo ya había visto buena disposición propuse que Rubén le agarrara las nalgas a mi esposa, que las tiene bastante grandes y apetecibles. él, ni tardo ni perezoso se las agarró con las dos manos y se las apretó casi me podía imaginar que le estaba doliendo, pero no dijo nada, al contrario le sonrió y le plantó un beso en la boca. A partir de ahí se desató prácticamente todo, como si a un mismo tiempo todas las barreras hubieran sido superadas.

-¿ Por que no pasamos a la recamara?, les dije

  • Tomé de la mano a mi cuñada y la conduje sin esfuerzo a la recamara , al llegar nos empezamos a besar y a tocar por todos lados, en un minuto nos desvestimos y estábamos en la cama, rápidamente ella tomó mi verga en sus manos y la empezó a mamar de una manera salvaje, al mismo tiempo llegaban Silvia y Rubén quiénes empezaron también a desvestirse. Nuestra cama es bastante grande por lo que cabemos los cuatro, un poco apretados. Rubén le empezó a mamar la panocha a mi esposa mientras Paola me mamaba a mi la verga, yo veía a Silvia y ella me sonreía feliz, parecía mentira que se hubiera hecho realidad nuestra fantasía. Cambiamos posiciones y mientras yo le mamaba la panocha a mi cuñada, ella le acariciaba las bolas a rubén quién estaba siendo magistralmente mamado por mi esposa. Rubén, tiene una verga no muy larga pero bastante gruesa y cabezona, por lo que Silvia estaba feliz succionando aquel pedazo de carne

De repente, hubo un cambio en el rumbo de la situación, estabamos tan juntos que las pieles se tocaban continuamente Rubén y yo estabamos lado a lado pero en sentido inverso y nuestros muslos chocaban, extrañamente eso empezó a inquietarme un poco, para mi sorpresa, casi casualmente Rubén rozó con su mano mi verga, no pareció ponerle atención, pero un minuto después lo volvió a hacer y una tercera ocasión ya no se aguantó y me djo,

-¿ Puedo?

  • ¿Que? le dije yo sorprendido,

  • ¿Que si puedo agarrarte la verga, la tienes bien buena. No nos vamos a hacer gays por un poquito de diversión.

A mi no me disgustaba tanto la idea.

-Órale le dije, sírvete

Para mi sorpresa, él ni tardo ni perezoso se me fué encima y me agarró la verga con fuerza y se la metió en la boca como si fuera el último bocado en el mundo, empezó a succionar tan fuerte que parecia me dejaría seco,

Silvia ante esa escena, casi se viene en se momento, una de las fantasías de ella era precisamente verme con otro hombre, Yo estaba tremendamente excitado por ser la primera vez y se sentía rico, también el hecho de pensar en que era el esposo de mi cuñada, padre de mis pequeños sobrinos, quién me la estaba mamando me excitaba tremendamente.

-Paola le decía entretanto a Silvia, - Le gusta mamar verga a este cabrón, y a mi me gusta verlo mientras lo hace, ¿Tu marido nunca te ha dicho que le gustaría hacerlo?

  • Algunas veces le he preguntado y no me dice ni si ni no, realmente yo creo que no le disgustaría, le dijo mi esposa, - A mi me gustaría ver como se la mama a otro hombre y como se la meten en ese culo peludo que tiene.

-y Tú, nunca has mamado una panocha? le dijo Paola

  • NO, Nunca, aunque he pensado a veces en eso.

  • ¿No quieres aprovechar?- le dijo Paola abriendo un poco las piernas para dejar ver su panocha peluda, con el agujero del coño un poco abierto entre los dos labios que se abrían escurriendo sus jugos- al fin y al cabo no nos van a hacer caso un buen rato.

  • Peeero, somos hermanas! ¿me estas diciendo en serio? - Silvia fingía resistirse, aunque reprimia apenas las ganas de lanzarse sobre la vulva jugosa y peluda de su hermana.

  • Hermana, sé que eres bien caliente desde que estabamos chicas, además te veo las ganas en los ojos, así que no te reprimas y ven comerte el bizcochito de tu hermanita menor.

Silvia, mi esposa, era la señal que estaba esperando, ya totalmente deshinibida, le dijo - Así que somos un par de putas que nos gusta ver como nuestros maridos se maman la verga mientras tu y yo, que somos hermanas nos chupamos nuestras panochas,

  • Pues si, hermana, yo si soy bien puta en la cama, y a mucha honra, me gustan que me cojan por todos lados, y me gusta tanto con hombres como con mujeres, chupar tetas, panochas, ya te contaré otro día lo que hemos hecho Rubén y yo para no aburrirnos.

  • Sin esperar más se empezaron a besar, acariciándose con sus lenguas de una forma tan lasciva que su saliva escurría por las comisuras de sus bocas, se colocaron entonces en posición contraria y empezaron a lenguetearse cada una la rajada de la otra

  • Silvia, que era la primera vez que chupaba el sexo de otra hembra, sentía un calor intenso que la llenaba toda, sobre todo por saber que estaba probando los jugos de su propia hermana.

  • Órale hermanita chúpame bien fuerte - Oía que le decía Silvia a Paola- lámeme, cómeme el biscocho, méteme tu lengua hasta dentro de mi vagina.

Después de unas lamidas en la panocha, Paola se trasladó hacia las nalgas de su hermana mayor.

  • Hay hermana, que buen culo tienes, lo tienes bien peludo como yo, aunque más grande -Decía Paola mientras le daba tremendas lengüetadas entre las dos grandes nalgas de Silvia- Tu sabor a culo me excita. - con las dos manos abrió las nalgas de Silvia y lamió con fuerza el ano de su hermana.

  • Eso .- decía Silvia- déjamelo bien limpiecito - mientras metía tres dedos en la rajita de Paola-

  • Méteme más dedos hermanita, todos los que quepan - le decía Paola - mientras continuaba lamiendo y tratando de meter su lengua lo más profundo que podía en el ano de su hermana, el cual tenía ese excitante sabor acre que bien conocen todos los que han lamido antes un ano.

Mientras tanto, Rubén me estaba dando una mamada que duró no menos de 10 minutos, me lengüeteaba desde los huevos hasta la punta del glande, luego se lo metía todo y succionaba. Las dos hermanas se volvieron hacia nosotros y Paola se sentó en mi cara, y mientras yo le lamia la panocha y el ano, mi esposa se colocó atrás de Rubén y empezó a lamerle las nalgas, acercándose poco a poco a su ano, -el es bastante lampiño por lo que tiene un ano rosado y casi sin pelos- entonces se clavó entre sus dos nalgas dándole una lamida de culo que incluyó meterle la lengua entre los pliegues del ano hasta abrirlo e introducir su lengua los más profundo que podía.

Unos instantes después Silvia se levantó y me dijo que Paola y ella querían vernos haciendo un sesenta y nueve. Eso por supuesto implicaba que yo también se la mamara a él, dude un segundo y me decidí a complacer a mi esposa. Tomé la iniciativa y me acerqué gateando a la verga palpitante de Rubén quién me veía con ojos expectantes. Tomé con una mano aquel pedazo de carne caliente y me lo metí en la boca iniciando un movimiento de succión, mientras con la mano subía y bajaba la piel de aquella verga. Rubén se metió debajo de mi y empezó a hacer lo mismo

Paola y Silvia se colocaron cada una detrás de su marido y nos empezaron a meter, lubricándonos con saliva, primero un dedo en el ano, después dos y así hasta que al poco rato ya tenían tres o cuatro metidos hasta dentro de nuestros rectos. No pudiendo aguantar más y casi al mismo tiempo, Rubén y yo terminamos, derarmando una gran cantidad de semen dentro de la boca del otro, yo traté de tragar lo más que pude pero era tal la cantidad que una parte se derramó sobre las sábanas, Rubén con más experiencia casi lo tragó todo.

Esa noche hicimos de todo, ambos las penetramos a las dos por la panocha, por el ano. Al otro día todavía no podíamos creerlo y anduvimos unos dias con un poco de culpa, aunque esta se fué disolviendo con el paso de los días, el resto de la familia no sospecha todavía lo que pasó esa anoche.