Esa clienta me mira raro
Cuando la mujer de tu cliente, una mujer explosiva y lasciva, se encarga de pagarte el servicio prestado suele cobrar su comisión...
Me pongo en contacto con vosotros para contaros lo que me ha pasado hace una semana. En primer lugar voy a contaros cómo soy: moreno, atractivo, pero no mucho, y soltero después de una relación bastante tormentosa. Me encanta, cuando cierro la oficina, ponerme a cotillear las páginas de relatos que me gustan. Además tengo una fantasía que hasta hace una semana no he visto cumplida: poder hacer el amor con una mujer casada y madura.
Bueno, a lo que iba, y para no extenderme mucho, un día, hace un mes, vinieron a mi despacho una pareja ya madurita, él tenía más de 50 y ella rondaba los 40 y tantos. Él calvete, bien vestido y muy educado, empresario y con un problema que le debía arreglar yo. Ella era explosiva, una mujer con todo lo que hay que tener. Unas tetas enormes (como me gustan) y vestía muy provocativamente. Además para su edad se conservaba estupendamente.
Cuando me expusieron el problema, les dije que debíamos estar en contacto diariamente para poder resolverlo en buenas condiciones. Por ello me dijo, el marido, que su mujer, que llamaremos Alba, sería la que se encargaría de todo, porque él se debía desplazar dos meses fuera de España. Eso en mi libido y lujuria hizo saltar algo en los pantalones, ya que ella, desde el principio, me miraba de manera extraña. Pero yo me decía: "¡coño, cómo va a ser posible que esta señora quiera ligar conmigo!".
Al marcharse me quedé más quemado que los palos de un churrero. Esa noche, al volver a casa, me tuve que masturbar como un mono simplemente pensando en mi clienta explosiva.
Al día siguiente había quedado a última hora, para poder empezar a trabajar en este caso (no sé si lo he dicho antes, soy abogado). En esto llegó mi clienta, quizás más explosiva que el día anterior. Llevaba debajo del chaquetón un vestido de gasa vaporoso y cortito, de flores en tonos pastel, y con un escote que dejaba ver a la perfección su canalillo. Las piernas eran largas y regordetas, cubiertas por unas medias negras que me quitaron el hipo con la cortedad de su falda y el bamboleo de la misma.
Era una mujer súper sencilla y enseguida conectamos los dos.
Ese día no pasó nada, ni en un mes, pero cada vez que venía, llegaba vestida más excitante que el día anterior y cada vez se acercaba más a mí, hasta la semana pasada. Vino nada más que a traerme el cheque de la minuta de aquel mes, le vi un brillo raro en los ojos, pero le di dos besos como siempre, ¿como siempre?. Lo dudo. Casi nos dimos un beso en la boca, además de mancharme de carmín las mejillas. Al darse cuenta y echando el pecho hacia delante, se dedicó a limpiarme el carmín.
En un momento, se sentó de frente a mí y al cruzarse de piernas me fijé que llevaba, en vez de pantys, medias con liguero y un tanguita diminuto, pero tampoco era el momento de mirarlo fijamente.
Me dijo: -Mi marido me ha dicho que te dé el cheque de este mes. Pero estoy pensando que no te lo has ganado suficientemente.
-¿Qué? -pregunté yo. Sí, mira -me dijo- llevamos trabajando juntos desde hace un mes y todavía no he conseguido que me folles cómo un hombre.
-¡Joder! -dije yo- sólo tenías que haberlo pedido, sin cortarme.
En esto se levantó y me dijo: -Hasta mañana no voy a volver a casa, porque quiero que me folles hasta que nos desmayemos y, por ahora, el cheque se va a quedar entre mis tetas. Además, siempre he querido hacer una cosa y es: meterme debajo de la mesa de mi abogado y que me folle así. Sin dejarme decir nada se metió debajo de la mesa y me bajó la cremallera del pantalón, sacando mi polla que estaba a reventar.
Me la empezó a chupar y mi polla cogió sus 20 cm, en nada de tiempo. Mientras yo escuchaba sus grititos de alegría y sus "borderías", como lo de ¡vaya pollón, cómo me lo voy a pasar!, ¡fuera las putas bragas!, etc...
En un momento dado, se dio la vuelta, me tiró de las piernas y se la metió en su coño, yo sólo veía su culo y los jadeos de los dos, que eran bastante fuertes. Me dijo que quería que me corriese en su boca y cuando me iba a ir se lo dije, se dio la vuelta y la leche salió disparada para su boca, pelo y cara.
Salió de debajo de la mesa, estaba con las tetas al aire, se sentó encima de mí y me dijo: -Oye me ha encantado y quiero hacerlo contigo todas las veces que venga.
-Por supuesto -le dije- y mucho más.
Ella seguía encima de mí y yo empecé a comerle sus pezones pequeñitos, en esto me dijo: -Quiero hacer una orgía, que me follen un montón de tíos, ¿me acompañas?. Por supuesto que le dije que sí y le pregunté si quería que llamásemos a unos putos, me respondió: -No, vamos a algún pub liberal de esos. Yo, por supuesto, estaba encantado, aunque no había estado nunca en ninguno.
Cuando llegamos las luces eran débiles, pero vimos a un montón de gente que se estaba metiendo mano unos a otros. Nos atendió la relaciones públicas, que estaba para chuparse los dedos. Nos presentó a otra pareja, que estaban entraditos en años y carnes. Ella me besó en la boca y me tocó el paquete delante de todos, poniendo los ojos en blanco y diciéndole a su pareja: -¡Hostia Carlos, vaya tranca que usa el pijo!. Alba, para no ser menos, empezó a tocarle la polla al tal Carlos y dijo: -¡Oye pues el tuyo también tiene una buena tranca!. Pero ella necesitaba más pollas, así que como era jueves había tíos sin pareja, los llamé y les dije a todos: -¡Mi chica quiere todos los agujeros ocupados!. Aquello fue el pistoletazo para que los tres tíos, los dos que yo había llamado y el tal Carlos, dejasen desnuda a Alba. Y allí mismo se lo empezaron a hacer. Le dieron por el culo, le abrieron bien su coño, mientras que yo, con la otra chica, los miraba mientras ella me la chupaba, sentados ambos en un sofá.
Mi acompañante se sentó encima de mi polla, mientras miraba la fiesta que tenia montada Alba. ¡Joder, cómo se movía y tenía unas tetas caídas y grandísimas!.
Yo veía cómo gritaba Alba cuando no tenía una polla en su boca. Además, hubo otros tíos que se acercaron y para todos tenía.
Me corrí dentro del coño de mi acompañante y vi cómo, cuando se iban a correr los otros, se pusieron alrededor de Alba y se corrieron como si estuviesen locos, llenándola de semen.
La noche continuó, pero eso es otra historia que os contaré próximamente...
Para cualquier cosa, mandadme correos a jesmemix@mixmail.com
Un beso.
Ja...