Es... un poco complicado (4)
Para que carajos apareciste otra vez?
Tragué muy fuerte, tanto como pude, su sinceridad me dejaba francamente sin palabras, su mirada atenta y directa a mi reacción me obligó a bajar mi cabeza, evadí el momento pagando la cuenta y luego sólo le dije que saliéramos.
Como era de extrañarse – en el sentido más irónico posible – la lluvia daba su mejor función cada vez con más fuerza, por lo que en el camino sólo pude atinar a ir lo más despacio para asegurarme que ninguna de las iba a correr riesgo. Por alguna razón, no quiso irse adelante conmigo sino por el contrario se ubicó atrás. Tuve tiempo de observar atentamente su rostro, sus facciones habían cambiado mucho, su mirada seguía igual pero se notaba un poco más mayor.
- -es increíble como pasa el tiempo, no?
Por fin cambió su mirada y encontró un lugar sobre la mía – que dices?
- -has cambiado mucho… te ves diferente
Sonrió tímidamente – me estás diciendo que estoy mas hermosa, o que decepciono tu percepción de toda la vida con mi supuesta belleza?
- -Ohh, pero si estás demasiado directa también – comenté
- -yo si lo puedo decir de frente, tu estás mucho más preciosa que antes
- -Gracias. – corté su comentario – cuéntame cómo te ha ido en la universidad?
- -voy bien, ya casi termino
- -lo sé
Apoyó su cabecita frente a la ventanilla, y empañó ésta con su respiración, hizo un pequeño corazón en ella y luego devolvió su mirada.
- -te extrañé mucho Tati – y eso se escuchó cómo lo más sincero que haya dicho antes – te perdiste tanto tiempo… te busqué incluso después de que fui a tu empresa, yo no quise que…
- -vale la pena hablar de eso?
- -dime por qué no conversarlo?
- -que sentido tendría ahora que las cosas terminaron?
Suspiró – está bien –
El resto de camino fue en silencio, y sólo me encargué de mirarla y darme cuenta que era muy peligroso desde mi sentido más cursi pasar tiempo junto a ella, aún me latía fuerte mi corazón.
Cuando llegamos, esperé a que Doña Gabriela le abriera para marchar de nuevo, pero la lluvia estaba tan fuerte que no me quedó más que asentir a quedarme en la casa. Muchos recuerdos me llegaron a la mente mientras me tomaba un cafecito para calentarme, cómo cuando llegábamos de alguna fiesta, hablábamos un rato con su madre y luego… luego terminábamos en su cama haciendo el amor.
Ella subió a su habitación, yo solo esperé que su madre me trajera cobijas para acostarme en otro cuarto, la mirada cautelosa pero demasiada sabia de la señora me hizo avergonzar, quizás yo estaba fingiendo lo suficiente para aparentar algo de la mejor manera, pero tampoco podía tapar el sol con un dedo, y ella se estaba dando cuenta. Quiso hablar del tema, pero no la dejé.
La próxima visión que pude apreciar fue el de su cuerpo en pijama, con un short tan hermoso como su cuerpo, y una pequeña camisa en conjunto con la prenda anterior… trajo almohadas, su carita denotaba cansancio, una sonrisita tierna pero nostálgica apareció de pronto, me entregó lo que traía entre sus manos
- -Mariana, tráele un pijama
- -ella duerme sin pijama Mamá – le respondió sin pensarlo, por impulso – o ya eso también cambió?
Bajé mi rostro y negué con mi cabeza – no, no ha cambiado.
- -Jum – mencionó Doña Gabriela – con razón al otro día después de qué venían, aún parecían sin dormir, ni me imagino lo que hacían desp…
- -¡Mamá! Suficiente – la calló y yo sólo pude reír
- -pues fíjese doña Gabriela que sólo dormíamos, solo que Mariana roncaba mucho y no me dejaba dormir, así que la despertaba
Las tres reímos, recibí por fin todo para poder dormir cómodamente, nadie sabe el sufrimiento de esa noche, querer escaparme y tan sólo acurrucarme entre sus brazos, pegar su espalda a mi pecho y dormir en esa posición toda la noche…
Mariana
Manuela me despertó con su sonora risa, he de decir que muy seguramente ya se había dado cuenta de Tatiana estaba en casa, la sentí correr y de pronto fui yo quien se sintió feliz. Así estuviera lejos de mi, estaba tan cerca… me miré en el espejo, reacomodé mi cabello, me di un chapuzón en mi rostro y aseé mis dientes, para después bajar.
Ya estaba lista, con su cabello mojado y desayunando, se quedó mirándome atentamente, Manu se vino sobre mi a saludarme y a llevarme de la mano donde la persona que mas quería y que yo mas amaba. Ignorando que fui yo misma quien la trajo.
- -Buenos días – le dije a ambas, me respondieron… Tatiana no pudo evitar bajar su mirada a mi cuerpo, y de hecho eso era lo que yo – a propósito obviamente – estaba buscando. Crucé mis piernas mientras la miré y luego recibí un caliente café de mi madre. – cómo dormiste?
- -Bien – terminó de comer – de hecho la cama está mejor que la tuya – sonrió
- -si, ya me lo habías dicho antes. Y te hice caso, la cambié.
- -en serio?
- -ajam, quieres verla?
- -Vamos – se levantó, dejamos a mi mamá en la cocina con su actitud de sabe todo entre ella y yo.
Tatiana subió primero, definitivamente me moría de ganas por tocar su cuerpo y hacerle el amor, se veía en un posición tan total de elegancia que sólo me interesaba verificar si ese era un disfraz para no dejarme acercar.
- -tu también cambiaste – expresé mientras terminamos de subir las escalas – ya eres toda una doctora, eh
- -lo dices por esto? – Señaló su fino traje – sabes que esto me toca por el trabajo, no soy una arquitecta de menos – lo dijo sarcástica
- -Uhhhhhhhh pero que duro me das, así que me mato estudiando tantos años para que una “buena suerte” me diga que soy una arquitecta de menos?
- -jajajaja, ya ves. – entró a mi cuarto, se quedó en silencio mientras observó atentamente la habitación, miró todo… casi nada había cambiado, y al lado de mi cama, en el cajón de noche, estaba la foto de las dos…
- -no la has quitado
- -Yo a ti no te dejé en mi pasado – se lo dije muy cerca, casi en un susurro, se que se estremeció con mi voz, iba a tomar su mano cuando Manu entró.
Se tiró en la cama, y Tatiana se puso a jugar con ella, me dio nostalgia ver ese cuadro como en los viejos tiempos, cuándo ella era mi novia y Manuela parecía nuestra hija, si pudiera cambiar el pasado, jamás la hubiera engañado y ni siquiera le permitiría que hubiera ido a ese tal viaje. Sentía tantas ganas – sé qué descaradamente – de reclamarle por qué, por qué con esa mujer…
Su celular sonó, miró la pantalla pero no pudo ignorarla, Manu se fue de pronto y yo no tenía la más mínima intención de irme.
- -hola… eh, luego te cuento… mmm – me miró y con su sonrisa intentó evadir la situación – Camila ya basta… después hablamos… - me di la vuelta y ya había colgado. – Mariana – me llamó, la miré… que frustración!! ¿por qué no puedo olvidarte Tatiana? – nos vamos juntas?
- -Si, dame 10 minutos. – sé que quiso decir algo más pero se arrepintió, me organicé rápidamente, y después cuando salí, ella seguía viendo la fotografía, apenas me vio, la dejó y se levantó.
- -Lista?
- -si.
Bajamos, y fue mi mayor sorpresa al ver a Silvia discutiendo con mi madre.
Tatiana
- -¿Qué haces aquí?
De repente, me miró a mí. No entendí bien que pasaba, Mariana la trató secamente y la mujer no quiso decir mucho por cortos segundos.
- -Mariana, Hablemos.
- -tengo que irme
- -¡¡Carajo!! – subió su voz – ves por que lo hice? ¡Tú me engañas! Que haces acá? – me preguntó a mi
- -Vino a ver a Manuela – le respondió Mariana – ahora si no es más, vete.
- -al diablo – la tomó de los brazos e inmediatamente, me alarmé. Doña Gabriela intentó separarla pero esa mujer en un impulso, la empujó. Sacudió tan fuerte a Mariana que no pude quedarme quieta más tiempo.
La tomé. Y la separé a la fuerza. La miré fijo a los ojos y le pedí que se fuera, pero parecía otra.
- -Hija de… - intentó decirme – tenias razón. Ella no iba a cuidar de mí, y tampoco lo volverá hacer contigo por que siempre va a querer jugar.
- -Lárguese de aquí. – le hablé con desprecio
- -vas a volver a Caer Tatiana, como caí yo, como caíste tú antes. – fue lo ultimo que dijo al salir así. Mariana cayó en lagrimas, me rompió le corazón verla así, me rompió el corazón no defenderla como lo habría hecho antes, me rompió el corazón que esa mujer hubiera hablado así de ella y yo quedarme en silencio... me sentí culpable de sus lagrimas, y lo peor es que seguía ahí parada viéndola… Doña Gabriela. La abrasó… Manu también lo hizo, mi celular sonó y para huir de mis incontenibles ganas de adaptarla a mis brazos; contesté.
- -Si?
- -Tatiana, donde estás?
- -Gaby, ya voy llegando. Estoy metida en un trancón grandísimo.
- -te doy 10 minutos, acá están los inversionistas esperándote.
- -mierrrrrrrrrda, se me olvidaba!
Colgó, sabia que estaba furiosa.
- -Vamos
Me dijo Mariana, me despedí de Doña Gabriela y de Manuela, abrí la puerta del auto del copiloto antes de que ella volviera a ubicarse atrás. Por qué? No se. Quería que se fuera a mi lado. Se subió, esperé a que sentara para cerrar la puerta y luego me subí yo.
Su silencio estaba diciéndomelo todo, esta maldita culpabilidad me obligaba a pedir perdón, pero por otro lado… mi maldito orgullo no me dejaba ceder.
- -fue ella quien te hizo esto, no? – acaricié su mejilla, se dejó llevar por la caricia y me miró con dulzura.
- -Si.
La maldecía por dentro, que ganas con verla de nuevo y patearle el trasero, acabarle ese rostro de muñequita plástica que tenia y dejarla sin palabras.
- -Vas muy rápido…
- -no va a pasar nada, tengo que llegar en 3 minutos – sonreí, era imposible pero debía intentarlo.
Nadie dijo más, al llegar a la empresa, ella tomó por su lado y yo giré por el mío… quise seguirla para decirle algo, lo más insignificante que fuera… pero decirle, estar a su lado… abrazarla… ¿por qué diablos no la defendí?
- -¡Tatiana! – gritó Gabriela
Subí rápido hasta la oficina y allí me esperaba un nuevo día.
Mariana
Por primera vez, veía a Gabriela acá en esta empresa, ¡Justo para rematar mi día! La vi hablando con Tatiana, en su mirada supe que la deseaba, como también me di cuenta que Tatiana no sentía lo mismo – aparentemente –
Busqué mil formas de hablarle en todo el día, pero a la vez no quise darle pie a ninguna, me sentí avergonzada con ella por lo que pasó en mi casa, Silvia me hizo quedar como Una cualquiera y lo peor fue que tenía razón en lo que había pasado antes.
Tuve tiempo también, de detallar de más a Tatiana, era muy seria y madura para su edad, capaz de enfrentarse a cualquier reto que se le presentara… su mirada lo decía todo, quizás lo que sus propios labios no eran capaces de decir.
- -Mari?
- -si?
- -Vamos de fiesta hoy?
- -oh – casi que dije que no cuando la mirada de todas, obligó a pensar bien en mi respuesta – hasta temprano – asintieron. Salí de mi área de trabajo un rato, necesitaba pensar bien que estaba pasando por mi mente, que estaba sintiendo en mi corazón… definitivamente
- -Ya di contigo
- -hola
- -hola
- -como que diste conmigo?
- -eres Mariana, no?
- -si, eso creo. – caminamos juntos, tenia un paso lento y manos muy suaves
- -fuiste la novia de Tatiana
- -si, gracias por recordármelo.
- -que haces acá? Trabajando en el mismo lugar?
- -cosas de la vida. Como sabes que soy su ex?
- -tiene una foto tuya
- -donde?
- -no importa – miró hacia el frente – por que le hiciste daño? – preguntó de pronto, girando su vista hacia mi – si Tatiana se fijara en mi, en lo ultimo que me dedicaría seria hacerla sufrir. Te has dado cuenta que de pronto, es una mujer como muy pocas?
- -si, lo sé.
- -entonces?
- -como te llamas?
- -Miguel.
- -te gusta ella?
- -me encanta – lo miré, se alertaron todos mis sentidos y luego sonrió – pero no sueño con imposibles
- -es cierto. Ella no tendría ojos para un hombre.
- -los tiene cuando está ebria
- -de que hablas?
- -ya me acosté con ella, pero lastimosamente no se acuerda – encogió sus hombros
- -me hablas en serio?
- -No – -aún la quieres, cierto?
- -si. Crees que tengo posibilidades?
- -por que me preguntas a mi?
- -Bueno, pasas mucho tiempo con ella, eres su secretario, no?
- -eso suena muy femenino, soy su asistente.
- -ok…
- -y respondiendo a tu pregunta… mientras exista ese motivo – señaló hacia el frente – no creo que tengas muchas
Seguí su mirada, la misma mujer con la que estaba el día de la fiesta, la misma con la que se besó, se acercaba.
- -a que viene?
- a dejarte claro que Tatiana es de su propiedad, así no lo sea. Si lo ha hecho con todo el género femenino, obviamente lo va hacer y más sabiendo quien eres.
Caminé, quizás mas despacio… pensaba lentamente en mi reacción si me decía algo, ella muy seguramente era la mujer que la vivía llamando, la misma que compartía su cama y muy probablemente le hacia el amor todas las noches… negué con mi cabeza y empuñé mis manos con fuerza, no iba a permitir que me dijera nada…
- -Con usted, tengo que hablar – dijo al fin, frente a mí.
- -en serio? – fingí sorpresa – dime
- -no, dime tu. Para que carajos apareciste otra vez?
(Un besototote, y muchas gracias por leerme.)