Es pecado amar a otro hombre?

Alfredo conoce el amor con un guapisimo cura...

Con las piernas casi en el rostro, Alfredo recibía la potente verga que casi le llegaba a su estomago, Jaime su vecino de 18 años, dejaba caer su juvenil cuerpo sobre el culo abierto de Alfredo, ensartando hasta su pubis toda su verga que era atrapada por el tibio y estrecho canal de su amigo mientras un rictus de placer lo mantenía con los ojos cerrados imaginándose que se follaba a la chica mas popular del barrio, su grueso pene estaba cubierto por un condón muy lubricado que entraba y salía como furioso pistón del culo de Alfredo, mientras este se masturbaba frenéticamente hasta llenar su pecho de su abundante eyaculación.

No era la primera vez que hacia el amor con su vecino, pero en esta ocasión en especial Alfredo no lo estaba disfrutando, la boca le olía a verga y sus ojos se llenaron de lagrimas, no era eso lo que el deseaba, ser cogido por sus amigos y los amigos de sus amigos, lo disfrutaba, es verdad, pero no estaba satisfecho y un sentimiento de sentirse usado sexualmente por chico mayores que el, que apenas tenia 15 años y dos años de estarse enrollando con sus amigos quienes en un principio hacían burla de su condición de homosexual del barrio, las habilidades orales con las que había satisfecho a su mejor amigo después de haber visto una película triple X, corrieron como hoguera en su barrio y después de mamarle la verga a medio mundo no paso mucho tiempo para que un chico le pidiera las nalgas, muy bonitas por cierto, sin ningún vello y muy blancas…de adolescente, esa primera vez no fue nada agradable pues Raúl, que era el nombre del joven que le metió la verga por primera vez, no fue nada amable y sin lubricarle el hoyo, se masturbo con su ano para dejarlo en los baños del colegio con los calzoncillos en las rodillas y escurriendo semen y un poco de sangre de su adolorido culo.

Alfredo tenía la costumbre de masturbarse mientras se penetraba el mismo con el palo de la escoba al mismo tiempo que rezaba el rosario como una manera de pedir perdón.

Pero

¿Perdón de que?

¿De sentir placer…?

¿De que le gustaran los machos…?

¿De sentirse diferente…?

Mientras el vecino le pellizcaba un pezón, al mismo tiempo era penetrado de manera rápida y potente, la cama rechinaba en la solitaria casa de Alfredo quien era hijo único, por lo mismo sobreprotegido y mimado, demasiado mimado quizás.

A padre le gustaba apretarle las nalgas cuando salía de la ducha y ya en varias ocasiones en su boca adolescente el padre había descargado su potente verga… ¡chupa marica…que es lo que te gusta, chúpame la verga hasta que explote!

Todo esto a escondidas de la santurrona madre, su madre, como la odiaba…hipócrita, bien que estaba enterada de los encuentros entre padre e hijo pero se hacia la que no pisaba el suelo de tan santa, a pesar de que Alfredo la había oído gemir como perra con el plomero, mientras le partía en dos el coño, su madre era un ejemplo de virtud y recato en esa comunidad de la provincia mexicana, llena de morbosas historias detrás de la puerta.

Mientras Alfredo se dirigía a la iglesia de su barrio, no pudo evitar fijarse en un guapísimo hombre de unos 35 años aprox. que conducía un hermoso carro negro, un perfil como labrado en piedra de río, y un cabello rizado negrísimo enmarcaba un rostro muy varonil, casi como imán el hombre volteo a verlo y le dedico una enigmática sonrisa, Alfredo le devolvió el gesto y el hombre le hizo un ademán de que se acercara.

-"Hola, ¿me podrías decir donde queda la calle Río de la Plata?"

-Alfredo casi cae desmayado al escuchar esa voz de trueno.

-¡claro, queda a cinco calles de aquí!… ¿esta perdido?-

-"¿Cómo te diste cuenta?"- una hermosa risa varonil aturdió los oídos de Alfredo

-"¿no quieres acompañarme a buscar la dirección?"-

Aunque no era la primera vez que Alfredo subía al coche de un desconocido, en esta ocasión, un raro nerviosismo recorrió su cuerpo el sujeto lucia un pantaloncillo corto por lo que Alfredo pudo apreciar unas magnificas piernas velludas muy trabajadas en un gimnasio o en el trabajo, lo cierto es que sus ojos se deleitaron ante semejante visión, pero mas se turbo cuando vio la carpa que se formaba en el pantaloncillo corto, no sabia a ciencia si el tipo estaba excitado o era su imaginación pero tardo para despegar sus ojos de esa bella imagen.

-"mi nombre es Ángel… ¿y tu te llamas?-

-Alfredo-

Dicho esto Ángel le ofreció su mano a manera de saludo, el solo tocar esa mano Alfredo supo que tarde o temprano acabaría en la cama con ese bello ejemplar masculino y como una premonición supo que no podría borrarlo de su mente para siempre.

-¿y estas de paso?-pregunto Alfredo deseando escuchar lo contrario-

-"No amiguito, me cambiaron de plaza y me dirijo al domicilio que me ha asignado mi superior… ¿te habían dicho que tienes unos ojos muy hermosos?"-

Como un golpe Alfredo escucho estas últimas palabras y su corazón acelero sus latidos, su experiencia le dijo que no le era tan indiferente, así que sin pensarlo un instante puso su mano sobre el muslo del enigmático sujeto y lentamente la fue dirigiendo hacia la entrepierna que estaba mas gorda que hace un momento, pudo sentir claramente la dureza de esa bragueta y con el puro tacto quiso adivinar el grosor y largo de esa prometedora tranca adulta.

-"hey amigo…espera…que estamos con publico"-

Unas calles mas adelante llegaron a una hermosa casa con una fachada muy pintoresca con arcos y un tejado, al frente la propiedad estaba protegida por un enorme barandal, estacionaron el coche y Ángel abrió la puerta de la casa que tenia pocos muebles, Alfredo lo seguía embobado admirando la anatomía de Ángel que debía de andar por el metro y noventa, siguieron avanzando y llegaron la recamara en donde Ángel se acostó en la amplia cama matrimonial no sin antes despojarse de su camisa color perla, quedando únicamente con su pantaloncillo corto, calcetines y tenis deportivos de marca, eso fue una abierta invitación para Alfredo quien se desnudo en el acto y brincando a la cama abrazo a su nueva conquista posando sus labios en la boca de Ángel quien le respondió abriendo su boca para permitirle la entrada a la demandante lengua adolescente, los dos cuerpos rodaron abrazados por la cama, muda testigo de la pasión desenfrenada que invadía ambos cuerpos de un mismo sexo.

Ya en cuatro patas Alfredo recibía la gruesa verga que dilataba su aun adolorido culo, por lo sucedido en la mañana, pero esta vez era diferente o al menos eso era lo que el quería pensar, Ángel había sido muy tierno con el al momento de penetrarlo por primera vez y de vez en vez acariciaba sus pezones al mismo tiempo que le decía cosas dulces al oído:

-"mi niño"-

-"que rico culito estoy cogiendome"-

-"te quiero bebe"-

Casi al momento de acabar, Ángel tomo la verga de Alfredo y lo empezó a masturbar frenéticamente para que al momento de llenarle el culo de semen, Alfredo descargaba sus huevos en la palma de la mano de su adorado macho, quien de manera golosa bebió el semen de su poseído jovencito, para después compartir el semen con un profundo beso que los obligo a seguir follando parte de la tarde.

Al día siguiente mientras Alfredo se dirigía de nuevo a la iglesia, su culo aun estaba adolorido, por lo que no tomo lugar en ninguna de las bancas y se limito a escuchar misa recargado en la pared del templo sagrado, ansiaba que la misa terminara para poder confesarse con el padre sobre sus "debilidades" sexuales, aunque de antemano ya sabia los sermones del cura, quien le aconsejaría que se retirara de ese camino pecaminoso y escogiera la senda del bien.

Un anciano sacerdote anunciaba a los feligreses la llegada de un nuevo sacerdote por lo que pidió, que todos se pusieran de pie para recibirlo

Alfredo casi cae de espaldas, pues con una hermosa sotana negra sobre la cual caía una esplendida capa de una finísima tela color verde con vivos en color oro, su amado Ángel avanzaba hacia el altar para disponerse a dar la misa correspondiente.

Sobre la mente de Alfredo las imágenes del día anterior empezaron a cobrar vida y claramente pudo escuchar el cierre de la bragueta del pantaloncillo corto de Ángel cuando acostado en la cama matrimonial le ofrecía su gorda verga para que Alfredo le diera una mamada, pero sobre todo las ardientes y vulgares frases que provocaban que la piel se le pusiera de gallina:

"pónmela dura que te voy a romper el culo, chiquitín"

"te voy a dejar el culo liso de tanta verga"

"chupame los huevos…hhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa que rica boca tienes, eres toda una putita"

Al terminar la misa el nuevo sacerdote salio al patio de la iglesia para saludar a todos los feligreses que como borregos seguían todo sus movimientos, así de entre toda la gente salio Alfredo quien quedo frente a frente y viéndole al varonil rostro le dijo:

-"Padre…quiero confesarme"-

Ángel sin perder la compostura le pidió un momento, pues tenía que atender a toda la gente, que muy generosa besaba su mano en señal de total sumisión.

Mas tarde en la solitaria sacristía, Alfredo chupaba desesperado la inmensa verga que emergía de una negra sotana mientras en el rostro de Ángel escurrían pequeñas gotas de sudor por la fiebre de volver a poseer ese precioso cuerpo juvenil.

Mientras en la mente de Alfredo los remordimientos habían desapareció por completo pues estaba en paz con sus creencias y con sus ansias intimas de amar a un hombre.

Fin