Es imposible seguir
Una relación imposible que sabe a gloria.
Hola! Esta semana ha sido complicada, ha habido mucho estrés en el trabajo lo cual me ha permitido no pensar demasiado en ti, tal vez pueda distraer mi mente en el trabajo pero mis sentidos están alerta. Mis ojos tratan de no buscar los tuyos pero si los encuentran sienten que han cumplido con su tarea y como celosos guardianes no quieren dejar de verse reflejados en la profundidad de tus ojos. El sentido que más fascinación ha despertado en mi ser ha sido el olfato, ese perfume maravilloso que has estado usando lo tiene embriagado, le encanta descubrir tu perfume pero le agrada más el saber que con un simple roce, un beso o un abrazo parte de él se queda impregnado en mi ser.
El recuerdo de nuestro último encuentro es mejor que cualquier de mis sueños, sobretodo ahora que sabemos que nuestros encuentros furtivos no pueden seguir porque así lo hemos decidido los dos, por ser un amor prohibido, recuerdo como entramos al departamento que rentamos no hace mucho tiempo pero por lo menos intentamos amueblarlo decentemente.
Cruzamos la puerta y al cerrarla los dos nos quedamos viendo, sintiendo como una corriente eléctrica va recorriendo nuestros cuerpos logrando que nuestras almas quieran tocarse y fundirse en un abrazo lleno de pasión pero sobre todo de amor, de saber que la persona con la que estamos es ese alguien especial que estábamos esperando. Es en ese instante cuando mi nariz detecta tu perfume y se hunde en la profundidad de tu cabello y en la longitud de tu cuello, mi nariz sabe que de ahí emana el rico aroma que la está cautivando y cuando no puedo más comienzo a besar tu cuello tratando de robarme tu aroma con mis besos.
Sigo la ruta que me marca el perfume en tu cuello y la ropa comienza a ser un obstáculo, por un momento rehúsas quitarte la sudadera que cubre aquellas zonas que no te gustan de tu cuerpo pero al final dejas que mis manos logren quitarte la prenda, traes una blusa blanca de encaje muy sexy que me permite reconocer más de tu piel morocha, tú tratas de distraerme diciendo que hay no contamos con mucho tiempo pero sabes que nuestro encuentro no puede acabar así, que a pesar de todo deseas que siga capturando tu aroma. Mi boca trata de hacer un salto mortal de tu cuello a tu abdomen, pero por instinto te retiras te embarga la frustración de no tener unos kilos menos, para mi eso no es importante, lo que importa es que me dejes ir descifrando el aroma que cubre tu cuerpo.
Nuestro deseo es mayor conforme pasan los minutos y mis manos te toman por la cintura, sentimos que la fuerza que ata nuestros destinos es más fuerte, la atracción es evidente, tu mirada adquiere un brillo singular, tu alma parece querer salir por ellos y decirme lo que por costumbre, privación o educación jamás dices. Las palabras no salen pero ya no interesa, el brillo en tus ojos te ha delatado. Mis brazos se extienden a tu alrededor sujetándote con mayor fuerza para que no escapes, para ese entonces sé que no lo harás porque deseas que te cubra de besos y que recorra todo tu cuerpo con mis manos. Caminamos abrazados hasta un pequeño sillón donde te pido que te sientes, me pongo detrás de ti, con un movimiento lento retiro los tirantes de tu blusa, no te la quito, ya que sigo perdido recorriendo tu cuello desde tu oreja ha tu hombro y de vuelta, me acerco a tu oido y te susurro lo que no puedo decirte frente a los demás.
Recorro tu espalda y descubro que estás tensa, como siempre pero pcoo a poco comienzas a relajarte, quiero que aligeres la carga que traes en la espalda. El masaje continua pero mi nariz y boca siguen aferrados a tu cuello, lentamente comienzo a detectar que tu perfume ya es parte de mi piel y eso acelera más mi corazón, el deseo se apodera de mi, sin pensarlo mucho comienzo a quitarte la blusa y tú cooperas levantando los brazos, te quedas en corpiño, linda lencería de encaje, estás estrenando ese conjunto, por un momento me has tomado por sorpresa pero sigo adelante.
El clima en la habitación es templado pero tu piel parece indicar que estamos en un clima demasiado caluroso, te sonrojas cuando recorro tus brazos y tus senos, eso no hace otra cosa más que acelerar la excitación que me embriaga y me indica que todo lo que he hecho ha rendido frutos, ya no solo son caricias, miradas, besos sino también palabras, sabes que no puedo parar de hablar y te digo palabras de amor.
Es inevitable, nuestros cuerpos se han convertido en prisioneros de la pasión, las prendas exteriores salen sobrando, solo nos hemos quedado en ropa interior, ya en nuestro cuarto te pido que te recueste mientras mis manos y boca siguen explorando tu anatomía, descubro zonas que te dan cosquillas y amenazas con terminar todo si intento hacerte màs cosquillas, sè que es una mentira pero continuo queriendo apoderarme de tu perfume, de tu esencia de mujer. Mis manos recorren tus muslos, me gusta su texturas, se que es la ruta hacia uno de tus tesoros más preciado.
Ya no solo yo actúo, ahora tu devuelves las caricias, vas reconociendo mi cuerpo y descubres que tampoco es perfecto, que lo que importa son las sensaciones que cada quién despierta en el otro. Ahora nos abrazamos en la cama, nos decimos palabras de amor, cariño y comprensión porque después no hablaremos más, simplemente actuaremos por instinto al estar completamente desnudos. Mi mano derecha sube por tus muslos y llega tu concha, recorro tus labios que ya están húmedos, la textura de tu humedad es deliciosa, los toco con suavidad y tú reaccionas encorvando tu espalda, me pides que toque tu clítoris, yo llevo el ritmo así que tendrás que esperar hasta que sea momento, mis dedos reconocen todo tu tesoro, juegan un poco con tu vello y después de unos instantes atacan tu clítoris con suaves movimientos circulares que te hacen temblar.
MI cuerpo comparte tu excitación, tú decides actuar y tomas mi pene para sentir mi excitación, compruebas que es total, que es solo cuestión de tiempo para que esté dentro de ti, detienes tus caricias sobre mi pene cuando mis caricias sobre tu clítoris son más ràpidas, me ruegas por un beso, pero mi boca esta ocupado en tus senos, mi lengua los recorre e identifica el sabor de tu perfume, me agrada y después dedico mi atención a tus pezones que son suaves botones café que demuestran tu excitación.
Sucede lo inevitable, por lo que hemos trabajado desde que comencé a besarte, nuestros cuerpos se unen, nuestras almas ya no solo se reconocen sino que se pueden tocar. Te penetro con suavidad, mi pene entre en tu vagina sin muchas complicaciones ya que está completamente húmeda, mis embates son lentos al principio pero luego los dos nos comenzamos a mover con mayor rapidez y fuerza.
Decides tomar la iniciativa y ahora tú estás sobre mi conduciendo la relación, ahora tu controlas la penetración mientras yo toco tus senos y trato de besarlos lo más que puedo, enredo mi lengua en tus pezones. Después de un rato comienzas a cansarte y decido ayudarte en tu movimiento con mis manos sobre tus nalgas, lo agradeces reclinàndote para darme un beso, yo me aprovecho de esto para apretar tus nalgas y recorrer todo tu trasero incluso uno de mis dedos ubica tu ano y le da unos leves masajes.
Continuamos fundiendonos en un solo ser, en una bestia amorosa de dos espaldas, sabiendo que estamos pròximos al climax, mis jadeos y tus gemidos se unen para expresar que hemos culminado lo que empezamos y es en ese instante cuando sé que he estado con un ángel disfrazado de mujer y que toco el cielo cada vez que hacemos el amor.
Permanecemos abrazados, exhaustos pero felices, comenzamos a platicar de los sucedido y sin quererlo volvemos a comenzar con más fuerza que al principio.