Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (9)

Han sido tan sólo algunos deslices, cielito, que cualquiera puede tener. Yo, por ejemplo los tengo a cada rato. Por eso puedo comprenderte...

Es cierto, mi vida, te corneo con todos (09)

por Mujer Dominante 4

Mujerdominante4@yahoo.com.ar

A mi me enloquece chupar pijas, mi cielo. Aunque sean chiquitas, la cuestión es que sean pijas. Igual yo consigo ponerlas del mejor tamaño que puedan tener. Apenas le abro la bragueta a un tipo, empiezo a darle lengüetazas y a sorberle la tranca, tranquita o trancota. Si son trancotas, mejor, claro. Pero apenas les abro la bragueta, me abalanzo sin poder contenerme, por la ansiedad. Como anteayer, que entré con el vecino del sexto en el ascensor, sin esperar a que vos terminaras de entrar al edificio. Sé que estuve mal, mi cielo, pero vieras la mirada que me echó ese hombre. Tenía que mamársela ahí mismo. Es un cincuentón bastante pintón, que hace tiempo me venía mirando con ganas, como si no le importara que tuviera marido. Y no me equivoqué: no le importaba. Y cuando vio que yo no te esperaba para entrar al ascensor, el hombre captó la situación. Bajándome la cabeza, me puso la tranca a la altura de mi cara, sin siquiera sacarla del pantalón. No teníamos tiempo, cielo, así que se la empecé a besar a través de la tela del pantalón. Y respondió muy rápido. Creo que ya la tenía semi-erecta, o un poquito, al entrar al ascensor y ver que yo te dejaba atrás. Te preguntarás como tuvo una conducta tan atrevida, si apenas habíamos cruzado algún saludo. Pero debe haber oído algo de mí. Por el encargado, los muchachos del taller, o alguno de los vecinos. La cuestión es que se la noté semi-erecta cuando le cubrí el glande con la boca.

Y enseguida se le endureció del todo. Así que yo, meta chupársela a través del pantalón. El señor tenía ideas bien definidas acerca de que hacer conmigo en el ascensor. Y empezó a restregarme la polla contra el rostro. Me encantan los abusivos, mi amor. Y sentirme vejada así, como la más puta de las putas, me puso loca. Más que él sabía que yo era casada.

La cuestión es que el hombre no perdió el tiempo. Moviéndome la cabeza contra su tranca, me la siguió restregando en la cara furiosamente, hasta que se corrió en el pantalón. Y me tuvo sorbiéndole la acabada, hasta que le dejé el pantalón bien limpito. Y yo relamiéndome con la cara pringosa. Sólo detuvo el ascensor un par de minutos, para completar su copiosa descarga, antes de terminar el viaje. "La próxima vez la saco afuera, atorrantita, así me la mamás en directo", me prometió antes de salir.

Cuando llegaste al departamento, te recibí con mis más lujuriosos besos de lengua, de tan caliente que había quedado. Ni sospechaste que el gusto que tenía en la boca era el del semen del señor del sexto. Claro, cómo lo ibas a sospechar, si acabábamos de batir un record con el señor del sexto.

Pero te cogí con tantas ganas, mi cielo, que te quedaste turulato.

Pero yo te estaba contando como me gusta abrir braguetas y lanzar mi boca húmeda y caliente, dentro de la bragueta que sea, hasta que consigo la leche del macho en cuestión. Ni te imaginás los lechazos que ha tragado tu mujercita.

Mejor, tenerte con algunas sospechas, es bueno para nuestra pareja. Y si alguna que otra vez me has agarrado follando con otro, vaya y pase, siempre me lo has perdonado. Y me lo seguirás perdonando, mi vida. Pero mejor que no te enteres de cuantos fueron los lechazos. Y a lo mejor te incomoda un poco la fama que estás teniendo en el barrio. Pero yo, en tu lugar, no me ofendería. La de la fama de puta soy yo, pero a vos te gusta como soy, así de puta y todo. Pero claro que crees que sólo han sido algunos deslices. Y tu amor ha podido sobrevivir a ellos, mi ángel.

La que no me mira con buenos ojos es tu mamá, pero a mi me basta con la mirada de tus ojos, cielito. Y con la de tantos ojos masculinos que me miran con ganas. Al fin de cuentas a la familia una no la elige.

Y algunos miembros de tu familia me gustan. Y ya sabes en qué miembros estoy pensando… En los miembros masculinos… de tu familia, claro.

Mandame tus cartas para contarme lo que sentís sobre mi sensibilidad romántica y si te parece que podrías comprenderme, y que tendrías para ofrecerme para hacerme sentir bien. Mujerdominante4@yahoo.com.ar