Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (7)

Me gustó mucho la salida al cine que hicimos con ese tío tuyo tan guapo, cielo, por esas cuadras oscuras... A la salida nos dijo que pasaría a visitarnos, pero lamentablemente en ese horario de los bancos nunca estás. De cualquier modo, esa salida me preparó para futuras entradas de tu tío.

Es cierto, mi vida, te corneo con todos...(7) por Mujer Dominante 4

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No te voy a negar, mi cielo, que cuando sentí el primer roce sobre mis nalgas, me gustó. Pero pensé que era casual. Al fin de cuentas era tu tío el que nos acompañaba, ese que siempre te comento que me parece tan viril y que en tu cumpleaños no dejaba de mirarme el culo. Pero como estábamos camino al cine, y bastante próximos por el frío, interpreté ese roce de su mano en mis nalgas, como un hecho casual y sin importancia.

Y lo mismo con el segundo rozón. Aunque me pareció un poco curioso que su mano había llegado al mismo punto que antes. Pero bueno, esas casualidades ocurren.

Pero cuando el rozón de su viril mano, encontró el mismo lugar en mi apetitoso culo, empecé a prestar atención. Como veníamos charlando animadamente durante las cuadras del cine, esos rozones podían haber pasado desapercibidos. Pero la precisión del lugar, volvió a llamar mi atención.

Y cuando los rozones de la mano de tu tío comenzaron a repetirse con cierta insistencia, caí en la cuenta de que la cosa podía ser intencionada. Pero el primero en caer en la cuenta fue mi culo. Esa mano era un halago difícil de rechazar.

Así que decidí dejarme tocar el culo por tu tío, y comencé a disfrutarlo, mi cielo.

Le eché una mirada con mis ojos llenos de vivacidad, y tu tío entendió el mensaje.

Y me puso su mano plena sobre la raya del orto, en una irresistible caricia sobre mis glúteos.

Por suerte faltaban unas cuantas cuadras para llegar al cine, y la calle era más bien oscura. ¡Pero qué trabajito comenzó a hacerme tu tío en mis sabrosas nalgas! Como ya era evidente que me estaba dejando y que además me gustaba, su caliente mano me sobaba el culo que era un gusto...! Y saber que estabas a mi lado ignorándolo todo, me hizo mojar como una loca, mi alma.

Cuando paramos para esperar el cambio de luces del semáforo, tu tío insinuó un dedo entre mis nalgas. Y yo debo confesarte que abrí el culo lo más que pude. Ese dedo fuerte se hundió entre mis glúteos arrastrando la tela de la pollera. Y yo no pude evitar un suspiro. Tu tío sabía lo que hacía, mi cielo. Ese hombre sabía como hacer sentir bien puta a una mujer.

Cuando reanudó el semáforo, su dedo abandonó mi orto, pero su mano siguió masajeándomelo a través de la pollera. Yo estaba de todos los colores. Y no pude reprimir un suave gemido, por la sabiduría con que ese hombre estaba homenajeando al culo de tu mujercita. A esa altura yo ya estaba para cualquier cosa, y no podía evitar que se me notara el deseo en la mirada. Y la mano que seguía sobándome y sobándome los redondos glúteos de mi firme trasero. Ambos varones seguían animadamente su charla, pero yo sólo pude seguirlos en silencio, tratando de reprimir los gemidos, con la respiración a cien. Tenía los pezones erectos de la excitación, y el culo hecho un caldero.

Justamente en esos momentos vos le estabas diciendo a tu pariente que a mí me gustaban muchos esas salidas al cine. Y él, hundiendo nuevamente su gordo dedo en mi culo, asintió: "estoy seguro de eso, sobrino".

Cuando nos íbamos aproximando al siguiente semáforo, tuve que aminorar la marcha, tal era la calentura que tenía. Y al detenernos en el semáforo, ese dedo enloquecedor comenzó a serrucharme el culo entre los glúteos, y a través de la delgada telita. Con tanto entusiasmo que me corrí, con los ojos bizcos. Cuando volvió a cambiar el semáforo, yo arranqué con pasos algo tambaleantes. Y tu tío seguía sobándome las nalgas a gusto. A mí me caía la saliva por un costado de la boca. Jamás hubiera supuesto que me iría a recibir semejante cogida manual, por parte del pariente, en mi soliviantado culo. ¡Y eso caminando, y con vos al lado, vidita!

Cuando finalmente arribamos a la ventanilla de venta de entradas, mientras vos las sacabas, tu tío se acomodó en ángulo recto a mí, y me apoyo su caliente polla en la mano. Estaba durísima y vibrante. Fue un momento nada más, pero en ese instante comprendí que hasta que no tuviera esa tranca en mi orto no pararía.

Vimos la película con el tío entre nosotros, y a la salida nos comentó, sabiendo que yo era toda oídos, que algunas veces a la semana andaba cerca de casa, por los trámites bancarios. Luego de lo que acababa de ocurrir entre nosotros, eso equivalía a un aviso de visitarnos. Pero ninguno de los dos te aclaró nada, cielito. ¡Pena que en ese horario no ibas a estar en casa...!

Hay cosas que a veces tardo en contarte, mi amoroso, porque prefiero reservarlas para mí, o al menos para más adelante. Por eso, cuando mis lectores me escriben enviándome fotos de sus erecciones en mi honor, me babeo de gusto, porque siempre adoro el verles las pollas a los otros hombres, pero no te cuento nada para que no te envicies, cielito. Pero mis amigos pueden escribirme a mujerdominante4@yahoo.com.ar .