Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (4)
Justo me agarraste, mi cielo, cuando mi nuevo amigo Cacho, me estaba por enterrar su gran cacho. Me quedé paralizada, pero disfrutando del suspenso... Tenías que verte la cara, angel mío...
Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (4) (Un beso muy largo...) Mujer Dominante 4
¿A vos te parece mal que una chica y su amigo se den un beso?
Naturalmente no podías decir otra cosa que "no". Más, estando Nicolás con nosotros. Nico es un amigo de cuando hacía la secundaria. Y siempre había agasajado con cálidas miradas las voluptuosidades que me adornan. Y debo reconocer que sus miradas despertaban algo muy lindo en mí, me refiero a ciertos picores íntimos.
Tomándolo de la mano, confirmé: ¿Ves Nico? Te dije que a mi marido no podría molestarle un beso entre amigos.
Y pegando mi boca a la suya, te ofrecí una clara visión de nuestro beso. ¡Ahí te tenía, viendo como delante de ti otro besaba a tu mujercita. Seguramente la cosa te estaba perturbando un poco, y era evidente que a la noche te tocarías. Pero yo no pensaba detenerme enseguida. Ese beso entre amigos iba a durarme un buen rato. Ante tus ojos azorados puse a trabajar mi boca. Estabas a un par de pasos de nosotros, de modo que podías ver como mis carnosos labios se abusaban de los de Nico. La cosa ya había pasado el minuto largo, y apenas había comenzado.
Cuando Nicolás sintió mi lengua revolviendo su boca, lanzó un débil gemido. Y no estoy segura, pero me pareció que fue seguido por otro tuyo. Bueno, me habías dado permiso para un beso, y no habías especificado la duración.
Claro, a medida que nuestro beso crecía, mis brazos rodearon la cabeza de Nico, y las de este mi cintura, apretándome contra él. Para mi diversión sentí su bulto a pleno, contra mi cuerpo. Pero vos debías de estarlo viendo, y seguramente ya se te había parado. Ver a tu mujercita apoyada por su amigo y en medio de ese beso lujurioso, te debía haber puesto el nabo tan tieso como el que estaba sintiendo.
La respiración de Nico se estaba lanzando, y la mía iba subiendo como un eco. Pero habíamos dicho "un beso" y todavía no nos habíamos detenido.
Inconcientemente mi mano se introdujo entre nuestros cuerpos y acaricié su picha, entretanto continuaba con el beso.
Con mi otra mano te hice un simpático saludito. Y continué aferrada a la tranca de Nico, dándole apretones apasionados. Por su parte, mi amigo, había comenzado a hacerme un fuerte trabajo en mi coñito.
Como sentí que ya me iba camino a los cielos, pelé su tranca y comencé a pajearla con todos los honores. Y cuando sentí que estaba llegando al desborde de semen, abandoné su boca y le rodeé la tranca con la mía. Te quedaste de una pieza, cuando viste como me estaba tragando su semen, delante de ti.
Cuando me recuperé, luego de chuparle hasta la última gota, levanté mi vista, sonriente, mientras terminaba de tragar su leche, relamiéndome: "Eso no fue un segundo beso, mi vida. La última parte fue chupar y tragar." Usé mi más inocente sonrisa, pero me podría haber ahorrado el trabajo, ya que estabas acabando en el pantalón, con los ojos turbios bajo los poderosos apretones que te estabas dando en el tronco.
Bueno, como quiera que sea, me di un beso con mi amigo, y fue un solo beso, mi cielo, aunque creo que no te esperabas el resultado. Dos porongas chorreando semen y mi boca todavía con manchas pringosas.
Otro día voy a pedirte permiso para darme un beso con Rogelio, mi cielo.
La vez que casi me agarraste in fraganti.
La primera vez que casi me agarraste in fraganti no me lo esperaba. Y mi nuevo amigo Cacho tampoco. Justamente habíamos bromeado sobre su nombre. Cuando me enteré de que se llamaba Cacho, le dije que esperaba que fuera una buena persona. Porque a mí me interesaban "los buenos cachos". Y broma va, broma viene, cuando lo invité a nuestro departamento, vino sin vacilar. Yo, por mi parte, ya le había echado el ojo, por su pinta. Y porque se acomodaba a cada momento el bulto, lo que a mí me resulta muy seductor en un hombre. Claro que con tanta acomodada de bulto, este le había ido creciendo, y eso me resultaba todavía más seductor. Cuando le dije que estaba casada, las tocadas a su bulto se hicieron contínuas. Así que reanudé el tema de mi gusto por los cachos grandes. Seguramente para darme gusto, Cacho, ofreció mostrarme el suyo. Y así, una cosa fue trayendo la otra y nos pusimos en bolas. Y justo cuando estaba por montarme en su estupendo pedazo, llevaste vos.
Nos quedamos paralizados. Cacho, con su enorme pedazo a punto de ensartarme, y yo, con él en la mano, a punto de guiarlo a mi excitada intimidad. En cuanto a vos, también te quedaste paralizado. Nunca me habías pescado con algún macho culeándome.
Así que, sin soltar la tranca de mi amigo, busqué algo para aliviar la tensión. "Hola, mi cielo" dije mientras aún seguía acariciando inconscientemente la tranca de Cacho. "Espero que no interpretes mal esta situación, mi vida" Yo sentía la proximidad de su nabo a mi caliente intimidad, pero por eso mismo no atinaba a hacer nada. Por un lado tenía ganas de enterrármela de una buena vez, pero por otro lado, algo me paralizaba y no me atrevía. La única que se seguía moviendo era mi manita, que se había aferrado a la caricia en la caliente tranca de Cacho, que disfrutaba de la apasionada caricia de mis suaves dedos, que iban y venían. Tus ojos iban y venían de la tranca a mi culo, engolosinados por el espectáculo. "Cacho es un amigo que conocí hoy, y me pareció que podía invitarlo a conocer nuestro departamento..." Acerqué un poco más la indefensa pollota de Cacho, a los calores de mi culo, mientras mi mano arreciaba con la caricia, que mi nuevo amigo recibía con agitados gemidos.
No se me escapó la erección en tus pantalones, a la que respondí contorneando el culo instintivamente. Sabía que verme en esa situación, a punto de ser ensartada y totalmente desnuda con un amigo, debía de estar haciendo estragos en tu moral. "La situación no tiene nada de malo, mi cielo", dije usando la mano que aferraba su pollota, para acentuar los gestos de mi explicación. Pero, claro, la situación, el calor de mi culo, la paja de mi manita y los gestos de énfasis con su polla, fueron demasiado para Cacho, y de su glande comenzaron a surgir grandes chorros que se estrellaron contra mi expuesto culo, salvo uno o dos que fueron a parar en tu cara. "¿Ves, mi cielo? Cacho no llegó a penetrarme. Seguramente habrás pensado que estaba por serte infiel", agregué, viendo como las gruesas gotas del semen de Cacho iban lentamente resbalando por tu rostro. Sentí que mi deber de esposa estaba por encima de todo lo demás. Y arrodillándome frente a tu polla, la saqué del pantalón y te hice una paja con mamada, mientras Cacho nos miraba con su polla todavía goteando. Me llevó menos de dos minutos hacerte sacar toda esa leche, al final de los cuales Cacho había desarrollado otra poderosa erección. Y ahí sí, bajo tu mirada desvaída, me agaché ofreciéndole el culo, en el que Cacho se enterró entusiastamente. "Ahora sí, mi vida, Cacho me está culeando, pero no creo que a esta altura te moleste."
Pero al menos esta vez no nos habías agarrado in fraganti.
Si quieres contarme que tal te ha ido con este relato, escríbeme, mencionando el título a mujerdominante4@yahoo.com.ar . Me encantará mamar tus comentarios, cielito.