Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (16)

No sabés lo que es que te coja un macho alfa, vidita. Bueno, en realidad es mejor que no lo sepas...

Es cierto, mi vida, te corneo con todos...(16)

por Mujer Dominante 4

mujerdominante4@yahoo.com.ar

Te lo voy a decir sin más vueltas, cielito, porque sino no sé como te vas a enterar:

tres o cuatro veces por semana, al mediodía, en el horario bancario, viene tu tío a casa cuando vos no estás y me da unas garchadas de toda la tarde que me dejan viendo pajaritos.

Yo te lo he ido insinuando porque aquello de "ojos que no ven, corazón que no siente" no me satisface. Es como que si no sabés las cogidas que están dándole a tu mujercita, porque nunca estás a esa hora, te estás perdiendo algo.

Es por eso que le sonrío a todos los tipos. Y me encanta que lo veas. Además no es cualquier sonrisa, mi vida, sino mi sonrisa de puta que cornea al marido.

Claro que para eso ayudan mis falditas breves y mis remeritas aún más breves, que me dejan la pancita al aire, hasta poco más del comienzo inferior de mis pechos, que también quedan un poco al aire, por debajo. Me costó un poco convencerte, mi vida, pero cuando me pongo mis tacos aguja te puedo. Creo que te gusta que me vea como una puta. Es decir, tu esposa, y la puta de todos.

Muchos son los tipos que me dicen cosas, aún andando juntos, especialmente cuando ven como muevo el culo. Sé que es un bochorno para vos, pero siempre creí que en el fondo te gusta.

Como cuando me acompañaste a comprar ropa inter¡or. Los vendedores se mataban para conseguir atenderme. Y todo ese alboroto de machos calientes por mí, no te podía pasar inadvertido. Al final se impuso uno al que inmediatamente clasifiqué como "macho alfa", de esos que dominan a todos. Así que le brindé mi mejor sonrisa de puta. El tipo era tan "macho alfa" que hasta vos te intimidaste, alma mía. Inmediatamente comprendiste que perdías en cualquier comparación con él. Así que ni intentaste entrar conmigo al probador. Él, por supuesto, sí entró. Llevaba consigo un montón de braguitas para probármelas.

Después de probarme la primera, corrió la cortinita para que vieras como me quedaba, y pudiste ver como el hilo dental de la braguita se hundía entre mis soberbios glúteos, con el apuesto macho a mi lado, sonriente. Seguro que te diste cuenta que para probármela había debido sacarme la que llevaba puesta, dejándome con la concha al aire. Pero no dijiste nada, claro. La seguridad que desplegaba ese macho era apabullante. Por mi parte, ni te miré, pero no era por vergüenza, sino porque me brillaban los ojos y sólo podía fijarlos en él. Luego, con una nueva sonrisa dedicada a vos, cerró la cortinita, y ya no volvió a abrirla. Así que, a partir de ahí, ya no pudiste vernos más.

Pero sin dudas escuchaste los gemidos y mis jadeos cada vez màs fuertes y agitados. Claro, mi cielo, cuando el tipo me tuvo nuevamente con el culo al aire no perdió un minuto. Comenzó a comerme la boca, acariciándome el coñito. Yo, loca de la vida, amorcito. Mientras el me despojaba de la remerita, yo le saqué la polla afuera, cerrando mi manita en torno, aunque sin poder cerrarla del todo. Así que mientras me amasaba los pechos, yo le pajeaba su enorme cilindro erecto. El tipo no había dudado ni por un momento que yo era una puta enteramente dispuesta a ser culeada delante de su marido, mediando tan sólo una cortinita. Y con ese pensamiento, el manoseo de las tetas, el modo en que me comía la boca, y las frotadas que yo me daba moviéndole la tranca ontra mi concha, no pude contener los jadeos y correrme entre gemidos. ¡

Y vos ahí afuera, mi vida, a menos de dos metros detrás de la cortinita...!

Pero el machazo apenas si había comenzado. Ciñéndome por la cintura me levantó el muslo, y agachándose un poco me embocó en la concha, enterrándomela un poquito.

"¿Cómo va todo, mi amor?" te oí pregundar del otro lado de la cortina.

En ese momento el vendedor me había entrado su gorda polla hasta la mitad. Pero igual me las arreglé para, con la voz ronca y entrecortada "¡va... to... do... de mara... vi... lla... mi... cie... looo..." responderte, eso sí, con un gemido final, cuando se la sentí totalmente adentro. Y ahí no hablé más, porque sólo quería devorarle la boca, con lengua y todo.

Y el tremendo machote que me estaba cogiendo, le dio a un gozoso mete y saca con, largos vaivenes que me dejaron bien en claro lo que es que te garche un verdadero macho alfa, mi cielo. Durante el polvo que me echó, me hizo echar dos, con la boca abierta durante los orgasmos, como cuando te hago chuparme la concha y me corro una y otra vez, mi ángel. Sentí su verga palpitándome con la fuerza de sus vehementes eyaculaciones. Y digo "eyaculaciones" porque sus chorrazos parecía que nunca iban a terminar.Al final me la sacó, y todavía chorreante, me arrodillé para chupársela, para que sintiera mi devoción de mujar agradecida.

Se la mamé, con todos los correspondientes chasquidos acuosos, que seguramente podían escucharse a través de la cortina, durante otros quince minutos, antes que lograr que me obsequiara con otra generosa entrega de su espeso semen, mi cielo.

Cuando salimos del vestidor, yo tambaleándome sobre mis tacos aguja, mirándolo con adoración te dije "¡quiero llevarlas todas...! Págale, mi vida"

El macho rey, nos acompañó hasta la salida del negocio. "estamos por recibir una nueva entrega de modelitos, señora. Si quiere recibirla dese otra vuelta pronto."

"¡Sí, claro que quiero recibirla, y como usted dice, la próxima vez me voy a dar vuelta para recibirla...!" Sospecho que no entendiste muy bien lo que le contesté al hombre, salvo que seguramente volvería al negocio, para que volviera a atenderme.

Pero vos ya estás acostumbrado al trato deferente que me dan los hombres.

Y yo creo que cada día te estás acostumbrando más.

Por eso me da pena que no puedas enterarte de los torrentes de semen con que me viene regando tu tío cuando vos no estás en casa. Pero yo hago lo posible para que vayas teniendo pistas, mi ángel. Para que puedas disfrutar bien de tus sospechas.

Gracias por escribirme, chicos. Y gracias también por las fotos. A los más agraciados los premiaré con una cita. A los que más me tienten, claro. Como siempre, escríbanme a mujerdominante4@yahoo.com.ar . Y cuentenmé sus sentimientos. Eso me resulta muy seductor.