Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (15)

Creo que no te conté, vidita, que a veces al mediodía viene tu tío a visitarnos. Pena que nunca estés, cielito, pero él lo sabe y no le molesta...

Es cierto, mi vida, te corneo con todos...(15)

por Mujer Dominante 4

mujerdominante4@yahoo.com.ar

Hoy al mediodía vino tu tío, vidita, en el horario de bancos. Vino a visitarnos porque dice que sos su sobrino favorito, y que ahora que tiene que pasar más seguido por la zona de bancos, va a aprovechar para visitarnos más seguido. Pena que vos en ese horario nunca estás, mi ángel. Pero él lo sabía y no se hizo problema. Y bueno, como tu fiel esposita, atendí a tu tío con todo el cariño que me inspira.

De entrada nomás, el abrazó que me dio con todo el cuerpo, fue tan fuerte que me hizo sentir cuan grande era su cariño. Hay que reconocer que tu tío es un hombre muy guapo, para sus casi cuarenta y dos años, pero sobre todo muy afectivo. Me estuvo abrazando, cuerpo a cuerpo, durante unos cuantos minutos, de modo que pude sentirle bien el afecto. Sí, mi cielo, me lo hizo sentir muy bien. Más aún, porque con su estilo protector me estuvo dando cariñosas palmaditas en la espalda. Bueno, sí, en la parte más baja. Como hace uno con los niños. Sin dejar de abrazarme, le estuvo dando palmaditas a mi cola todo el tiempo. Yo me sentí como cuando era una niña y tenía un vecino al que le gustaba darme palmaditas en mi culito. Y yo, con toda mi inocencia infantil, lo disfrutaba. Y ciertamente que aquel señor sabía como hacer que una niña disfrutara. Bueno, tu tío también, amor.

Con la ventaja de que luego de ese ratito de palmaditas, seguramente por temor a haberme enrojecido las nalgas, cambió a darme tiernas caricias circulares, como para calmarme la irritación que podían haberse producido con tantas cachetaditas. Yo me quedé un ratito recibiendo las halagadoras caricias en mi colita, bien agarradita contra su cuerpo, pudiendo sentir muy bien la enorme emoción que lo embargaba. El cariñoso abrazo, duró así, mi cuerpo contra el suyo, bien pegaditos, durante algunos minutos. Unos cuarenta o cuarenta y cinco minutos, mi vida. Cuando abandonamos el abrazo, mi vida, me costaba tenerme en pié, tanto era el afecto que me había estado dando tu tío. Pero él, amor, ¡no se podía creer lo firme que se mantenía!

Yo me había vuelto a sentir así desde que era niña, salvo el otro día cuando fuimos al cine con tu tío entre vos y yo, bien amarritos, por el frío que hacía. Pero he de confesarte, mi cielo, que después de unas cuadritas ya se me había pasado completamente el frío.

Bueno, que después de darme ese confortante abrazo, tu tío encargó comida china, y un rico vinito borgoña. Lástima que vos no estás en ese horario.

Después de comer, me acompañó a la cocina mientras yo limpiaba los platos, con él detrás, bien cerquita. De modo que nuevamente me hizo sentir su presencia protectora, mi cielo. Estaba empezando a adorar a ese hombre. Y eso que mas de una vez lo había sorprendido en tu cumpleaños mirándome el culo. Pero hay que comprender que yo estaba removiendo mi intimidad contra la polla de tu primo el menorcito, dándole una vista difícil de resistir. En esa ocasión pude ver una notable erección en el pantalón de tu tío, pero a vos te estaba preocupando más la erección que portaba tu primo mayor cuando nos metimos en el dormitorio.

Ese recuerdo me vino a la mente mientras tu tío me brindaba su apoyo detrás de mí, en la cocina. Y ahí me vinieron los rubores, vida, porque sentí la clase de apoyo que me estaba brindando tu tío. Y para disimular los sentimientos, moví juguetonamente mi colita, como si le estuviera diciendo que no, con ella, al apoyo que estaba haciéndome sentir tu tío. Pero la verdad es que no le estaba diciendo que no, mi amorcito, sino todo lo contrario.

Es que tu tío me estaba haciendo sentir muy en confianza. Al fin de cuentas es tu pariente, y es una persona muy cálida, no sabés cuan cálida es.

Y bueno, mi ángel, si tu tío quería darme su apoyo, lo aceptaría. Y para que no hubiera dudas de mi buena voluntad, levanté la parte de atrás de mi faldita, de modo que tu tío pudiera sentir mejor mi caliente acogida. Y hablando de "acogida" cielito, no te imaginás la acogida que le brindé luego de desabrocharle los botones, liberé su afectuoso instrumento, y lo acogí luego de qué tu tío me corriera la tirita de la tanguita. Y levanté las nalgas, para que tu tío pudiera entrar por el lugar que más apetecía.

Y yo creo que si aferró mis pechos desde atrás no fue con mala intención sino para afirmarse mejor en las embestidas que me daba. Debo confesarte, mi vida, que en ese momento, mientras tu tío me daba por el culo, pensé en como disfrutarías la situación, cuando te la contara. Espero haberlo estado haciendo de un modo delicado, con todo el respeto que siento por tu tío, que a su vez me hizo sentir varias veces los suyos.

Al final, yo me estaba babeando y diciendo incoherencias, mi cielo. Porque hay que ver lo que calza tu tío, y lo bien que lo mueve.

Así que poco a poco me fui diciendo "ma sí, que me coja y me recoja y me recontracoja", dejando que se hiciera un festín con mi culo, y después con mi conchita, y después entre mis tetotas, y finalmente me la diera a mamar.

Bueno, que me sentí muy reputa, mi ángel. Y ya no me importaba si era tu tío o cualquiera de los machos que me garchan cuando no estás. Y un poquito cuando estás, también, mi precioso.

Fue una visita breve pero grata, ya que a las siete de la tarde tu tío levantó campamento, así que habíamos pasado tan sólo unas cinco horas. Pero ya lo repetiríamos, ya que yo se lo pedí fervorosamente, para que siguiéramos pasando tan buenos momentos de afecto filial.

Cuando se fue tu tío me fui a buscarlo a Cacho, el del gran cacho, porque me había quedado con un poco de ganas de no sé bien qué. Pero Cacho enseguida se daba una idea, y me ponía bien contenta.

Mandame tus comentarios –y si tienes fotos lindas, también- a

mujerdominante4@yahoo.com.ar . Besos.