Es cierto, mi vida, te corneo con todos... (10)

(con foto) Recibo muchas fotos, cielito, y una no es de hierro...

ES CIERTO, MI VIDA, TE CORNEO CON TODOS (10)

Por Mujer Dominante 4

Mujerdominante4@yahoo.com.ar

Suerte que vos no leés esta página, mi cielo, sino te enterarías de cada cosa

No es que no te interesarían los relatos eróticos, lo que pasa es que con el erotismo que yo te doy te alcanza y te sobra, te tengo tan loco que no te queda espacio para más, en esa cabecita obsesionada por mí.

¡Y menos mal que no conocés mi página, ni ves las cartas que llegan a mi casilla de e-mail…! Por algún motivo recibo muchas fotos de pollas, mi ángel. Y yo me mato a pajas. Porque una es sensible, ¿viste?

No es para menos, mi vida. La oferta de pollas es alucinante. A mi siempre me ha gustado verles las pollas a los tipos, y una anda pispando que habrá debajo de tantos pantalones, de todos los pantalones, bah. ¡Porque hay cada viejo que carga lo suyo…! Don Matías, por ejemplo. A sus ochenta años, no te imaginarías lo que carga, el hombre. Al final, un día lo acorralé en el cuartito de portería, y metí mi manita dentro del pantalón. ¡No sabés lo que me encontré! Y eso que no se le paraba del todo, pero se le puso dura. Y con el tamaño que tenía, no hacía falta más. Así que mientras le comía la boca le apretaba la trancota con todas las ganas.

La apretaba como para exprimirla, una y otra vez, y se le ponía cada vez más dura. Entonces, aferrándosela con toda la mano, le fui haciendo una paja cada vez más frenética. En el espejo del cuartito veía las sacudidas verticales que mi mano le estaba dando por debajo del pantalón. Yo subía y bajaba mi mano, sin soltarle la polla, en una paja cada vez más frenética, como si lo estuviera ordeñando. Hasta que me dio su leche, mientras yo aún seguía comiéndole la boca. El viejo tuvo algunos estremecimientos espasmódicos, mientras derramaba su leche como jamás habría supuesto que le volviera a ocurrir. Después tuvimos otros encuentros, claro.

No me iba a perder semejante pollón, ni él se iba a perder semejante budincito tierno. Y nunca sospechaste nada, mi ángel, y saludabas con todo tu respeto. "Que lo pase bien, Don Matías", le decías. "Pierda cuidado que lo estoy haciendo", respondía el viejo mirándome las tetas. Jamás habrías supuesto que Don Matías era amante mío. Aunque no terminaba de parársele, la pollota de Don Matías se ponía tan dura, que podía guiarla con mi mano al agujerito del culo, y el viejo me lo penetraba que era un gusto. Nadie hubiera imaginado que a tu mujercita el anciano acostumbraba a hacerle el culo con ese pollón que me lo dejaba tan abierto. Por eso, cuando te escucho decir que a los ancianos hay que respetarlos, refiriéndote a Don Matías, concuerdo con vos. Con semejante pollón, Don Matias me hacía sentir muchísimo respeto.

Bueno, pero como te decía, siempre les miro los pantalones a los hombres, adivinando que llevan debajo. Claro, con tantos bulto que una observa, se va convirtiendo en una experta. Y yo, siempre dentro de las posibilidades, claro, trato de verificar si mis suposiciones son ciertas.

A veces, mientras le coqueteo a algún vecino, o compañero de trabajo tuyo, puedo apreciar el grado de crecimiento de su bulto. Puedo detectar diferencias de milímetros, de un instante al siguiente. Claro que si me empeño el crecimiento es de centímetros. Y es un verdadero hobby para mí hacer que a tus amigos se les pare. Pero ¿qué problema hay? Si algún amigo tuyo se propasa, cuando no estás, me banco los pijazos del atrevido, y listo. A mí me gusta mucho, rodearles la cintura con mis muslos, para ofrecerles bien la conchita, y culearlos también yo con mis calientes nalgas. ¡La de amigos y compañeros tuyos que me he culeado de ese modo, cielito…!

Bueno, la cuestión era que me estoy volviendo loca con la montaña de fotos que me están mandando mis lectores. Pollas, las mejores pollas, pollas de todos los tipos. Cada vez que voy al cyber veo mi correo dentro de una cabina, con mi manita dándome gusto. Me imagino que tengo una de esas soberbias pollas dentro de mi boca, o que la voy recorriendo con la lengua en toda su extensión. Hay fotos que no me canso de volverlas a ver una y otra vez, mientras me pajeo frenéticamente.

Hay pijas tan rígidas y rectas que parecen a la medida de mi recto, capaces de llegarme bien hasta el fondo. Pijas como para enderezarte el recto, si lo tuvieras torcido, que no es mi caso… Creo que me estoy enamorando

Por eso, cielito, es una suerte que no leas esta página, ni veas mi correo, seguramente podrías ponerte celoso. Y yo no te culparía.

Mandame tus fotos, participa en el concurso "la polla que me enloquecería chupar", puede haber un premio para el ganador, y ya te imaginas cual sería: mujerdominante4@yahoo.com.ar