Errores y consecuencias. A las puertas del Inferno

Fran, un chico de 24 años se prepara para cumplir condena, aunque no se puede esperar nada de lo que está a punto de sucederle...Sucede en un lugar imaginario en España. Preámbulo.

No había vuelta atrás, lo hecho hecho está. No quería volver a pensar cómo había acabado así pero ahí estaba Fran, a punto de recibir el merecido que le correspondía por hacer algo que no debía. En realidad Fran nunca había sido muy propenso a semejantes conductas, aunque él sabía que eso era porque nunca había tenido oportunidad de conseguir tanto de un sólo golpe. Era mucho dinero. Quizás demasiado. "Mi mayor pecado no fue robar, fue la forma impulsiva con la que robé" Pensó Fran hacia sus adentros. No tenía escapatoria, El desfalco había sido impresionante, él mismo se asombraba de cómo pudo sacar tantísimo dinero de los fondos de la empresa sin que nadie se percatase. ¿Era acaso el nuevo Madoff pero en versión española?. Bueno Fran nunca se consideró un gran cerebrito pero sacar casi 30 millones de euros de las cuentas de una de las mayores petroleras del país tenía cierto mértito. Además ahora era un héroe para los ecologistas. Algo positivo y absurdo tenía que tener todo aquello. El caso es que había logrado sacarle partido al dinero pero de todos modos le acabaron pillando así que no se puede decir que Fran había dado el golpe de su vida. Ahora iba a un sitio donde iba a recibir un buen número de golpes o por lo menos eso temía.

Su familia le había dejado de lado, aunque en realidad eso sucedió ya antes de que Fran entrase en el departamento de tesorería de Cepsol. Al principio él no tenía interés de hacer algo así, no tenía un mal sueldo ni estaba resentido, en realidad estaba aburrido. Era un trabajo monótono, con poco ajetreo y escasa proyección para llegar más alto...Eso hizo que Fran se diese cuenta del inmenso tráfico de dinero que manejaba para la empresa, él y una compañera suya, María Josefina, una mujer ya mayor y más interesada en tejer y sus nietos que en controlar y cuadrar cuentas de una multinacional enérgetica. Fran alucinó cuando descubrió el modus operandi de Josefina, con poca prisa y mucha calma era como ella solía trabajar. En cierto modo sería porque la mayoría de la actividad financiera de la empresa se realizaba en Houston, en EEUU. Él prefirió quedarse en España e ir aprendiendo de una experta como María Josefina. Como debía ser el único que le prestaba atención, ella le acabó contando todo.Desde que entró en la empresa con 23 años, primero pasó 8 meses tranquilos en los que Fran se adaptó al puesto y congenió con su compañera de sección pero a partir del décimo mes ella empezó a ser más cercana, intimaron, aunque sin pasarse de la raya, y al final Fran fue descubriendo como esa adorable y "apacible" mujer había estado llevándose jugosas tajadas durante más de 20 años sin levantar sospechas. El truco lo descubrió enseguida, la técnica del goteo. Poco a poco, en un error seguido de un desajuste, combinado con unos cuantos cambios por aquí y por allá, un poco de maquillaje y PAM!, una tajada de unos cuantos miles. Josefina le comentaba todo eso simplemente porque toda su vida había sido una empleada resentida que nunca había ascendido pese a su más absoluta fidelidad a la empresa y porque no había tenido la capacidad de contar con un pene en un mundo machista como podía ser el trabajar en esa empresa. Una empleada ya mayor y de forma desinteresada había enseñado a Fran cómo ganarse una media de 20 "pagas extra" por año. Obviamente todo esto se arreglaba con hacienda finjiendo ser un inversor bursátil con mucho talento/suerte. Por supuesto para cuando llegó la "caída de Fran" Josefina estaba fuera de todo y sus pequeñas pero constantes tajadas le habían permitido un retiro dorado a las Canarias con la certeza de que ella estaba a salvo al prescribir y ser casi imposible de demostrar sus robos sistemáticos.

Pero Josefina no le pudo enseñar a cómo librarse de la cárcel. Ahí  estaba, en medio de un páramo conocido como Teruel. En medio de ninguna parte, un centro penitenciario donde Fran iba a estar recluido durante muuuucho tiempo. Por desgracia para Fran nadie le contó cómo sería la vida penitenciaria que le esperaba. Estaba a punto de conocerla por sí mismo. Quién habría dicho que el Infierno estaba en un lugar tan santo y devoto como Castilla.