Erotico

Simplemete sexo filial

erótico.

Nora salio del baño con una bata corta a media pierna y una toalla enredada en la cabeza. Se acercó a la sala del departamento, tomó un cigarrillo y lo prendió. Se arrimó al ventanal desde donde podía ver gran parte de la ciudad desde su séptimo piso. A sus treinta y ocho años era una mujer hermosa que no representaba más de treinta y dos, una mujer a la que todos los hombres volteaban a ver. De pronto mentalmente se dijo lo que todos los días se repetía ella sola desde hacia seis meses.

“es la ultima vez, esto es una locura que nos va a hundir”

Pero sabia que no era cierto, que volvería hacerlo día tras día, que no soportaba estar lejos de el, que la invadían unos enormes celos solo de pensar que otra estuviera con el, que ansiaba sus caricias, el olor de su cuerpo, sus besos, todo.

“nunca debimos haber iniciado esto, es contra todas las leyes, contra Dios, contra su felicidad”

Pero sabia que cada día era mas lo que lo unía a el. Pensó en como comenzó todo. Ese día el se había emborrachado porque su novia había terminado con el, llegó pasado de copas y a ella le cayó en gracia verlo así pues era la primera vez en su vida que lo hacia, hasta qué de pronto rompió a llorar como un niño. Quiso consolarlo y sin darse cuenta se besaron en la boca. Después todo se desencadenó como un torrente. Se fueron a la recamara y se amaron como desesperados hasta que amaneció. El tenia la disculpa de estar borracho, pero, ¿Y ella? ¿Ella que podía alegar en su favor? Simplemente amor, amor de madre, de amante, de mujer a un hombre. Vinieron las explicaciones, se pidieron perdón por lo que habían hecho y terminaron haciéndolo de nuevo.

Prendió su segundo cigarrillo y dejo ir la vista y la mente por el ventanal imaginándolo apurado por llegar a casa desde la universidad, lo vio corriendo, despidiéndose de sus amigos y evitando a su ex novia. En estos seis meses ella lo había buscado arrepentida, pero el ya no quiso saber mas de ella. Para el ya no existía nadie mas que su madre, con la que había conocido el placer en su máxima expresión. Ella lo complacía en todo, sabía sus fantasías y se las cumplía, sabía sus vicios y había aprendido los de ella. Si, lo imaginó subiendo por el elevador, tratando de sonreír a los vecinos, lo vio caminar por el pasillo hasta la puerta del departamento y escucho cuando metió la llave y la abrió, escucho su voz cuando le dijo.

-Ya llegué madre.

Ella continuo viendo el ventanal mientras el se acercó por la espalda de ella, le tomó los hombros y la besó en el cuello. Apagó su cigarro y aflojo el cuerpo. Sabia que venia como todos los días. Deseoso y ardiente. El deslizó sus manos por sus piernas acariciándolas y diciéndole.

-Mamá, no puedo estar lejos de ti, te amo tanto que el tiempo me pasa lentamente cuando no estoy a tu lado.

Ella solo pensaba muy adentro “ me gusta tanto que me diga mamá; mi bebé, mi amor, mi hombre” y disfrutaba la caricia. El levantaba la bata dejando al aire sus hermosas nalgas acariciándolas. Sabia que estaba desnuda debajo de la bata y la tocaba suavemente, con una mano le acariciaba atrás y con otra adelante mientras sus labios buscaban su boca, ella facilitaba sus maniobras correspondiéndole a sus besos. Si, sabían que lo iban a hacer ahí como todos los días, en la sala y frente a la ventana a plena luz del día. De pronto ella se escucho decir.

-Te he estado esperando, como todos los días.

El solo le contestó.

-Que rico hueles, me gusta que huelas a mujer, tu olor me ha acompañado toda la vida.

Ella cerró los ojos y disfrutaba con todos sus sentidos, también percibía los olores de el a sudor y saliva y los suyos propios después del baño, ahora mezclados con sus jugos pues se había mojado sin darse cuenta. Sintió como su hijo la despojaba de la bata y quedó desnuda ante el dándole la espalda, vio como caía la ropa de su hijo y de pronto el la abrazó por detrás y sintió la dureza de su pene que se acomodó entre sus nalgas. Sentir esa piel suave y sedosa que se deslizaba entre sus globos anales como buscando cualquiera de los dos orificios para entrar en el, la hacia sentirse plena y feliz, la excitaba, la volvía loca. Comenzó a besarla en la nuca y la espalda mientras ella se retorcía de placer, poco a poco la empujó hacia delante y ella se acomodó recargando sus brazos en el respaldo del sofá, el besándola fue bajando por su espalda hasta que llegó a sus nalgas, entonces las abrió y se quedó maravillado como todos los días al ver su ano color rosa, cada vez que lo veía, y eran varias al día, se maravillaba de ser el dueño de ese culo. Les agradecía a Dios y a su madre el haber descubierto el placer de besar un culo…………y lo besó, vaya que lo besó. Primero paseo la punta de la lengua sobre el, después lo besó como si fuera una boca y terminó metiéndole unos centímetros de lengua ante las eróticas quejas de su madre mezcladas con suspiros de placer.

-¡ahhhhh! ¡uffffff! ¡Ugggggg! ¡Nooooo……….te detengas mi amor!

para el era un gran placer hacerle esa caricia a su madre pues sabia cuanto lo disfrutaba, y fue ahí, exactamente en la punta de la lengua donde se dio cuenta que su madre ya estaba relajada del culo, que había cedido a su caricia y estaba lista para recibir su verga en el ano. Se levantó lentamente y apuntó su verga hacia el ano de su madre. Al verla si, sus delgados hombros, su cintura estrecha, sus hermosas caderas y su rosado ano lo volvía loco. Ella dejó ir la mirada sobre el paisaje de la gran ciudad sabiendo que iba a ser enculada, pero dejó su mente en blanco para disfrutarlo plenamente. Y de pronto los dos sintieron. El como el ano de su madre se aferraba al grosor de su pene, aprisionándolo, apretándolo, succionándolo. Ella como entraba el pene entre sus entrañas abriéndose camino, distendiendo sus carnes, llenándola, dándole un inmenso placer. Se quedaron quietos por un rato, y después empezó el mete y saca, y brotaron la exclamaciones, las quejas, los suspiros, los gritos de placer.

-¡Dios mío, como lo disfruto, no te detengas mi vida!

-¡madre, esto es la gloria, te amo!

-¡Dámela toda, quiero tu semen en mi culo!

-¡Si mamita, te lo voy a dar!

Aumentaron los olores. A sudor, saliva, jugos vaginales y seminales y ellos los disputaban cual si fueran deliciosos aromas. Y de pronto vino el estallido, nació en los testículos de el y al fondo de su ano de ella y se unió en su recto. Fue un mar de semen que brotó de su verga y ella recibió en su culo placenteramente. Los dos aflojaron los cuerpos y quedaron hechos un amasijo de brazos y piernas revueltos sobre el sofá. unos minutos después Nora le dijo a su hijo.

-mi vida, tenemos que hablar sobre nuestra situación, debemos poner un alto a esto, tu debes de volver con tu novia y yo buscar por otro lado.

-Si mamá, luego hablaremos y llegamos a un acuerdo.

Pero los dos sabían que no era posible. Que esa misma tarde descansarían, cenarían y en la nota repetirían lo mismo pero más completo. Con sexo vaginal, oral y anal hasta altas horas de la madrugada. Y así seria por siempre.

pacosuarez