Eros

Una noche, mucha complicidad, mucha gente, mucho morbo, mucho calor...

Aquella noche habíamos quedado para ir a una céntrica cervecería a ver la actuación de un conocido actor de monólogos que, en aquella época, se dejaba ver frecuentemente en varios programas de televisión. No era nuestra primera cita, pero casi, habíamos salido dos o tres veces antes de aquella ocasión.

Llegamos tarde, la actuación ya había empezado y el local estaba lleno, no encontramos lugar donde sentarnos, así que solo pudimos quedarnos de pie, en un lateral del pequeño escenario, con la particularidad de que estábamos mirando hacia el publico, solo podíamos escuchar el monologo que el actor declamaba, consiguiendo arrancar ruidosas carcajadas a todos los asistentes. Podíamos ver sus caras mirando atentamente al personaje sobre el escenario. Nos encontrábamos de pie, un poco a la izquierda del centro de atención de todo el publico...

Ella llevaba una falda larga de un tejido suave y vaporoso que caía hasta sus tobillos, mis manos se movían entre su cintura y su cadera y la fina y cálida tela me permitía sentir sus curvas como si no llevara nada, notando perfectamente el fino hilo de tela del tanga que llevaba puesto. Yo la agarraba por detrás, apretando su cuerpo contra el mio, los dos mirando de frente a todo el publico que tenía los ojos clavados en el actor sobre el escenario. Ella presionaba sus nalgas sobre mi, moviéndolas casi imperceptiblemente pero lo suficiente como para comenzar a provocarme una erección, comenzaba el juego...

Mientras mi mano izquierda reposaba sobre su cintura, deslicé la derecha por detrás de ella, entre su cuerpo y el mio y comencé a subir su falda poco a poco. Como el tejido era largo, la caída de la tela me permitía hacer esto sin que de frente se notara nada, nos encontrábamos delante de decenas de personas, mientras mi mano acariciaba sus nalgas y se colaba entre sus piernas, el hecho de que cualquiera de los allí presentes pudiera fijarse en nosotros me excitaba muchísimo...

Ella sonrió al notar mis primeros movimientos subiéndole la falda, perfectamente consciente de que nadie notaría nada a no ser que descifrara nuestras caras o nuestra comunicación no verbal, cuando mis dedos se paseaban entre sus piernas, dejó caer su cabeza hacia atrás buscando mi oído y me preguntó susurrando...

  • ¿Quieres jugar?...

Mientras me decía esto, deslizó una de sus manos por detrás de su cuerpo, acariciándome firme pero suavemente por encima de mi pantalón, entre mis piernas...

Las apuestas habían subido, así que aparté con mis dedos la delgada linea de tela del tanga para acariciar su sexo, húmedo, caliente...

Lejos de achicarse, vio mi apuesta y comenzó a desabrocharme con destreza el cinturón y seguidamente el pantalón, para meter la mano dentro del boxer y agarrar mi sexo con firmeza...llegados a este punto y delante de toda aquella gente, las apuestas se detuvieron ahí, retomaríamos el juego un poco más tarde, en el coche, en el garaje, en el ascensor, en el hall, en el pasillo, pero esa es otra historia...

Ni que decir tiene que no recuerdo demasiado el monologo.