Erin - Pelirroja con habilidad
Erin me comprueba que si es pelirroja de verdad al tiempo que intercambiamos mamadas en la alberca...
El 4 de Julio había llegado y era el turno de Jim y Erin. Ellos serian los anfitriones de la fiesta del barrio. Poco a poco los vecinos llegaban a la fiesta donde disfrutaríamos de carne asada, ensaladas variadas, bebidas que incluían cerveza, vino y una que otra botella de whiskey, brandy y tequila.
La casa de Jim y Erin era bastante amplia y en su patio lucia una alberca donde podríamos refrescarnos. Mientras la carne se asaba, algunos invitados hacían uso de la alberca para mantenerse frescos en este día caluroso.
Era un placer el ver que las mujeres vestían trajes de baño que incluían trajes de una pieza, bikinis tradicionales e incluso un par de tangas brasileñas; de esas que apenas cubrían los pezones y las panochitas de sus dueñas.
Erin era una de ellas que llevaba una tanga color negro. Este hacia buen contraste con su cabellera pelirroja. El top era apenas dos triángulos que apenas si tapaban sus aureolas y pezones que parecían ya duros por la fricción con el agua, o tal vez porque la anfitriona era una cachonda. Mi verga se comenzó a responder a lo que mis ojos veían.
Desde joven me intrigaban las pelirrojas. Recuerdo que en la escuela los chicos bromeaban que "a ninguna se puede confiar, excepto a las de pelo castaño"; y " Me pregunto si su alfombra es igual que sus cortinas?", refiriéndose al color del pelo Siempre había sonado con echarme una algún día.
Pase por la orilla de la alberca y de repente me sentía mojado. Alguien me había echado agua desde la piscina. Al voltear, me di cuenta que había sido ella.
Miguel, acaso no te vas a meter al agua? Esta deliciosa.
Tal vez después de una cerveza mas
Entonces te baño allá afuera.
De nuevo me mojo tomando una buena cantidad de agua con sus dos manos. Esto no se podía quedar así. Rápidamente me quite la camiseta que llevaba puesta, lo mismo hice con las sandalias. Y me tire al agua para hacer una bomba. Me tome las rodillas al tiempo que saltaba y al entrar en el agua a escasos dos pies de distancia de Erin, se creo un chapuzón de grandes proporciones, dejando a Erin casi sin respirar por tanta agua que se estrellaba contra su cara a la vez.
Estábamos en un área de la alberca donde podíamos pararnos y el agua nos llegaba al pecho. Nos limpiamos la cara del agua que inundaba nuestros ojos.
Así me querías tener? Dentro de la alberca, no?
Que bárbaro, casi haces que me ahogue con el chapuzón.
No, si quisiera hacerte ahogar, lo haría de otra manera
Me volvió a salpicar con agua y, como niños, creamos una pequeña batalla en medio de la alberca. En una de esas, me acerque para hacerle la tarea más difícil. Ella se quería escapar de allí pero estuve muy pronto tras de ella. La abrase por detrás para aprisionarla. Sin querer, mi mano quedo sobre su pecho izquierdo la otra sobre su abdomen bien esbelto.
Ella se estrujaba para escaparse pero no podía. Yo apretaba más y sentía que el pezón bajo mi mano estaba mas duro que una piedra. Mi mano izquierda llego resbalando hacia su panochita, frotándola como si por accidente. Mi verga ya dura se sobaba contra su culo en el forcejeo. Estoy seguro que ella lo notaba.
Me rindo! Me rindo ya! Tú ganas pero te aseguro que me la vas a pagar
Cuando quieras y donde quieras, le dije con doble sentido.
La fiesta continúo por un par de horas más. Los asistentes seguían comiendo y bebiendo y a poco, varios de ellos anunciaban su despedida. La cerveza casi acababa y nuestro anfitrión decidió ir por más. Los que quedábamos allí nos reunimos en la sala de la casa para platicar. Habíamos solo cinco personas; Mi esposa y yo, Bobby y Julia (eso es otro relato) y Erin.
Erin, lista para la revancha?
Claro que si. Vamos.
Alguien más nos acompaña?
Los demás se negaron. Querían seguir la charla.
Erin y yo nos salimos y brincamos dentro de la alberca. Era solo para nosotros. Sabíamos que Jim se tardaría por lo menos unos veinte minutos en regresar. Empezamos por salpicar el uno al otro y, a la medida que acelerábamos el volumen de agua que estrellaba en nuestras caras, tome la ofensiva. Me abalance contra ella y la abrace otra vez. Ahora era de frente. Cruce mis brazos en su espalda y con mis manos le apreté sus nalgas. La estruje contra mi cuerpo. Mi verga chocaba contra su vientre.
Así te quería tener. Te rindes de nuevo?
El que se va a rendir eres tu! Me decía desafiante. Te voy a desarmar. Ya veo que tienes una espada contra mí ya veras
Su mano se deslizo por mi cuerpo y llego hasta mi verga parada. Metió mano bajo mi short y empezó a bombear. Al mismo tiempo me daba su lengua en un beso. Correspondí al beso y nuestras lenguas comenzaron su propia batalla.
La paja que me daba por debajo del agua surtía efecto. Mi verga estaba mas dura y larga, convirtiéndose en la espada que ella había nombrado antes. La abrace y la levante sacándola del agua. Quedo sentada a la orilla de la alberca. Puse mi cara entre sus piernas y al mover el pequeño trozo de piel que cubría su monte Venus, vi mi premio. Al fin seria poseedor de una panocha pelirroja.
Así fue. Cuando su panocha quedaba al aire libre, note su pelo rojo, bien cuidado. Era apenas una rajita de una pulgada que nacía donde su clítoris y subía un par de pulgadas hacia su vientre.
Lamí su monte Venus. Mordí su pelo rojo que había sido fantasía mía desde mi adolescencia. Lo besé. Le di lengüetazos. Note que su cuerpo vibraba. Ella esperaba que me fuera a su raja inmediatamente pero, al jugar con su monte Venus, la volvía loca.
Miguel, cómeme ya, por favor! Me tienes loca. Mi panocha es toda tuya. Cómeme ya!
Mi lengua salió y se puso a trabajar. Comencé por meterle la lengua en su agujero que ya estaba muy mojado pos su néctar de mujer. Le metí la lengua lo mas que pude y ella lanzo un grito. Recorrí su raja de sur a norte, llegando a su botón pasional. Aquí me detuve un poco. Le di un pequeño mordisco y esto la mando a otra dimensión. Su cuerpo se arqueo, sus piernas me atraparon la cabeza. Con sus manos me apretaba más contra ella.
Mientras se dedicaba a disfrutar de la mamada que le daba, metí mi mano entre sus nalgas, apoyando un dedo en su culo. Lo movía en pequeños círculos alrededor de este, mandando shocks eléctricos por todo el cuerpo de Erin. Introduje mi dedo en su culo lentamente. Se acomodaba para recibirlo y sentir aun más las sensaciones que llenaban todo su cuerpo.
Mmmm! Mmmm! Ay Miguel! Que has hecho? Me vengo! Me corro!. Nunca antes había sentido así Que rico! Cómeme, cómeme!
Se corrió en el más potente orgasmo. Su néctar cubría mis labios y mi lengua trabajo duro para capturar lo más posible. Mientras la comía, me había estado masajeando mi verga bajo el agua. Estaba a punto de explotar también.
Ahora te toca a ti, dijo.
Se metió al agua. Donde estaba parado, apenas me llegaba el agua al ombligo. Se dejo caer y, metiendo la cabeza bajo el agua me deslizo los shorts hasta las rodillas, liberando mi verga. Inmediatamente se dedico a chupar con destreza. Sus manos jugaban con mis huevos y, como dije anterior, estaba a punto de explotar.
Se metía toda mi verga en su boca. Sentía su garganta con la punta de la cabeza. Su lengua se movía cual serpiente a lo largo y sobre toda la superficie como si al mismo tiempo. Era una de las mejores mamadas que había recibido hasta hoy.
No se que hubiera hecho si de repente saliera alguien desde la casa. Por lo que sentía, era como si estuviéramos solos Erin y yo en una isla desierta. En ese momento no pensaba en nada más que las sensaciones que me brindaban su lengua sobre mi verga.
Al tiempo que me mamaba, su mano derecha apartaba mis nalgas y uno de sus dedos jugaba con mi ano. Le daba sobaditas circulares que se sentían de maravilla. Luego hacia movimientos como si me lo fuera a introducir. La sensación fue más de lo que esperaba. Cerré mis ojos, listo para ver estrellas, supernovas en acción.
Erin, se que no me puedes escuchar bajo el agua pero, espero que estés lista para recibir mi leche! Estoy a punto de correrme. Ahhhh!
Mi verga empezó a correrse. El primer chorro se estrello con su garganta y Erin seguía chupando. Luego vino otro y varios más. Su boca se lleno de mi leche. Por fin la soltó y salió del agua. Al hacerlo, su legua ya limpiaba sus labios. Me fije que no había dejado escapar nada.
Como dije antes, esto lo hizo debajo del agua. No habían pasado más de 40 segundos desde que su cabellera pelirroja se desaparecía debajo del agua. Par a mí, parecía que habían pasado minutos enteros. Wow! Que experiencia.
Se acerco a mí y me dio un beso que le correspondí con placer.
Creo que es mejor que nos reunamos a los demás.
Si. Creo que es buena idea.
Pero, esto no queda aquí habrá otra oportunidad?
Claro, Miguel. Tu herramienta tendrá que ponerse a su mayor utilidad. Ya buscaremos la manera de ponerla en acción de nuevo.
Me encanta como vez las cosas. Me encanto tu panocha también, al igual que tus tetas, tu culo, tu boca. Cuando desees, estoy a tu disposición.
Nos pusimos nuestros trajes de baño de nuevo y entramos a la casa. Mi esposa pregunto:
Quien gano la batalla esta vez?
Yo creo que Erin. Es una buena guerrera.
No Miguel. Francamente creo que quedamos en empate. Yo por mi parte, satisfecha de mi esfuerzo.
Creo que tengas razón, Erin. Yo también satisfecho con el resultado.
La fiesta seguía